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A cup of tea. three times two-shots. por black_phenix

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Notas del capitulo:

Como todo escritor, tenemos entendidos que mamashi kishimoto rulea, a parte de que es el dueño de naruto. Este fic es un three shot que tengo terminado, pero pienso subirlo con intervalos de una semana. ¿aque soy malo?

 

 

 

Just a cup of tea.

 

 

 

 

 

 

“La mente es el Ávalon del ser humano: donde podemos regocijarnos en nuestros pensamientos.”

Black.

 

 

 

 

 

 

 

 

Siempre, cuando encuentro tiempo en mis tardes libres, las expendo en la biblioteca: adelantando clases, y terminando trabajos antes de las fechas límites. (Es decir, el mismo día que los ponen). Es algo tedioso para mí, pero soy así, no puedo hacer nada para cambiar algo que he sido toda mi vida. Mis padres siempre se han esforzado para darme una buena educación; trabajando dos y hasta tres turnos para lograr ingresarme en una buena academia. En retribución a su esfuerzo, de pequeño decidí que haría lo mejor para dar fruto a todo su arduo trabajo. Soy el número dos en el top ranking de los mejores estudiantes. Uno de los favoritos de los profesores, e incluso soy quien mejor se lleva con la directora.

 

 

 

 

 

 

Podrían decir que soy un chupa-medias (nombre exclusivo para los lameculos que expenden su tiempo alabando a los profesores para adquirir buenas notas). Por supuesto, no soy nada de eso. Es simplemente que mi mentalidad es más adulta que la de los mediocres críos que se la pasan pensando en fiestas, novias, conciertos y demás. Los únicos adecuados para tener una conversación civilizada donde la palabra sexo, alcohol, mujeres y buenos culos no entraran a colación son  las personas mayores. En otras palabras; los profesores.

 

 

 

 

 

Eso no quiere decir que no tenga amigos, y buenos amigos, pero no ando siempre con ellos. La mitad de estos se la pasan mencionando las cosas que detesto. Y no es como si no estuviera interesado en alguna chica  o en salir de parranda: pero, si las cosas se ponen en un orden cronológico, diría que existen prioridades en todas las situaciones. Y para mí, mi vida y futuro es la prioridad. Quiero adquirir en algún momento  un buen trabajo donde tenga muy buenos ingresos, adquirir una casa donde pueda dejar a mis padres descansar por fin de sus atareadas vidas, quizás un auto; en fin, la cuestión es que quiero hacer algo con mi vida antes de unirme a una mujer y tener hijos.

 

 

 

 

 

Muchos dicen que soy un aburrido, que soy un ratón atrapado en un laberinto. Y que debería de disfrutar más de mi vida (esos son mis amigos). Mis respuestas son siempre las mismas para todos ellos: Si me dicen que puedo perder el tiempo parrandeando y hablando de basura mientras me emborracho en una fiesta, diría que prefiero perderlo llenando mi cabeza de conocimiento y adelantar grados para realizar mis deseos. Mis amigos siempre me miran extraño cuando les digo esto, pero no me importa cómo me miren, siempre seré el mismo de siempre. Seguiré siendo Uzumaki Naruto.

 

 

 

 

 

 

 

Me he preguntado muchas veces en la oscuridad de mi cuarto las razones del porqué de mi ser, llegando rápidamente a la conclusión cuando veo a mis cansados padres entrando en ella, mirándome con esos azules ojos llenos de sombra por el insomnio, sólo para darme las buenas noches con una sonrisa. Son los momentos que más me duelen y alegran. Puede que suene contradictorio a su significado, pero me alegro de que, aun después de tanto tiempo en el que la pasamos separados, ya sea por la escuela y los trabajos, siempre actuamos como una familia unida. Yo, particularmente, los amo demasiado. Y sé que el sentimiento es reciproco.  Ellos se la han pasado toda su vida sacrificándose por mí, y lo único que puedo hacer es estudiar para tener un buen futuro.

 

 

 

 

 

 

En esos momentos me encuentro en la biblioteca adelantando un trabajo de matemáticas del profesor Morino.  Ciertamente, es la persona más odiada entre los profesores (mentira, ahora que lo pienso mejor, ese es el profesor Orochimaru). Pero la cuestión es que este profesor en particular es muy difícil de llevar, al menos para los otros. Su actitud es arrogante, y cada que tiene tiempo le gusta probar las mentes de sus estudiantes con pruebas muy difíciles. Para ser más exactos, de más de cuarenta alumnos que hay por clase, sólo tres logran acertar todas sus preguntas. Eso me incluye a mí.

 

 

 

 

 

En fin, como iba diciendo, estaba adelantando el trabajo que consistía en una bibliografía de algunos de los historiadores matemáticos de la antigua Grecia.  Estaba en el fondo, la mesa más alejada de todos y en la que me sentía más cómodo. Siempre la ocupaba, y siempre estaba reservada para mí. Shizune, la bibliotecaria, siempre me tiene ese puesto reservado. Me agrada mucho, es alguien realmente tranquila y especial, en especial porque es la única persona que puede poner en cinta a la directora. Nadie se mete con sus decisiones por esta razón. (Incluso, he escuchado rumores entre los estudiantes de que ella es quien dirige todo en las sombras: algo bastante gracioso, debo añadir).

 

 

 

 

 

Ese lugar es mi favorito porque da a los jardines traseros de la edificación. Una magnificencia que me hace olvidar las presiones del día. Casi siempre logra sacarme una sonrisa por lo bello que se muestra cuando la mediana tarde cae. Lanzo un largo suspiro y cierro el libro al terminar de poner la última palabra. Añado mi firma, pongo la fecha en que fue hecho, y añado alguno que otro comentario jocoso sobre los personajes investigados en una hoja en blanco aparte. Al profesor siempre le ha gustado mi humor negro; siempre, cuando recibo los trabajos de regreso con las notas puestas, encuentro algunas cosas puestas en los espacios dejados deliberativamente para ello.

 

 

 

 

 

 

Mientras me dispongo a guardar todos los implementos escolares que había estado utilizando, uno de mis amigos se me acerca y se pone frente a mí, poniendo esa cara de mil penas que siempre hacían cuando querían algo. Esta vez, era Kiba a quien le tocaba rogarme por alguna cosa extraña a la que terminaría declinando si era muy alocada. La última vez fue Sai, y sus sugerencias me dieron muchos escalofríos y muchas noches de pesadilla. Hice un mal gesto con el rostro al notar el mal estado en que su uniforme era portado. Tenía la camisa por fuera, dos botones de arriba desabotonados y la corbata atada al cuello, dejando las solapas de la pulcra prenda al aire. Parecía un completo punk.

 

 

 

 

 

 

— ¿Qué es lo que quieren ahora? —Pluralizo la pregunta por qué es fácil de identificar cuando no es sólo uno de ellos quien quiere algo. Kiba ríe tontamente  y se rasca la cabeza de manera nerviosa, como si no supiera poner en palabras lo que quería pedirme. Yo, por supuesto, ruedo los ojos al ver que las negociaciones serian para largo rato. Me quito los lentes y los coloco sobre la mesa. Los he usado desde los cinco años, cuando me comencé a dar cuenta de que tenía miopía progresiva; aunque sólo era con la lectura cercana. Silenciosamente saco la silla y me pongo frete a frente, cruzando las piernas y acariciándome el puente de la nariz.

 

 

 

 

 

 

—Como sabrás, Naruto, la vida es…—Y aquí comienza una larga lista de enunciaciones sobre que la vida es para disfrutarla, que tenemos sólo cien años y muchos morimos antes de los cincuenta, que el sexo es bueno, que un buen cigarrillo después de un gran polvo te calma el día… como sabrán, he hecho oídos sordos a toda la insensatez que trata de meterme en la cabeza. Asiento absorto pensando en los diagramas celtas encontrados en Gran Bretaña en un profundo y antiguo bosque hasta ahora explorado. Cuando me doy cuenta de que la conversación está llegando al punto requerido, hago como que pongo un marca página en mi cabeza y vuelvo a la realidad, en el preciso momento donde la verdad de todo se me revelara—… por lo que, como buen amigo que eres, no puedes negarte esta vez. Por el amor de Dios, por lo que más quieras, incluso me inclino y te beso los pies; te rogare como perro si así lo deseas, pero, por favor, sólo por esta ocasión, acompáñanos. Los chicos, como tus amigos…—cierto, se me había olvidado la serie de estupideces sobre lealtad y compañerismo que me iba a soltar como medio de extorción para que hiciera lo que me iba a pedir. Parpadeo un par de veces haciendo como que no le entiendo nada de lo que me pide, de esta forma calla y procede a, al fin, decirme para qué mierda me quieren—. Bueno, la cuestión es que los chicos hemos organizado una salida en grupo, pero resulta ser que las chicas con las que quedamos no saldrán con nosotros si no es a un lugar en específico, y que seamos la misma cantidad que ellas.

 

 

 

 

 

 

—Por lo que me estas pidiendo que me haga parte de su grupo porque no tienes suficientes personas para que los acompañen, ¿es eso, verdad? —Lo miro de forma vacía, e inexpresiva, como si me estuviera pensando las cosas.

 

 

 

 

 

 

—Sé que te negaras, lo veo en tus ojos. Siempre haces esa mirada. Pero, como amigo nuestro que eres, Naruto, debes ayudarnos en esta ocasión. —Pone esos mismos ojos que Akamaru me hace cuando ando con un paquete de sus galletas favoritas. Debo aclarar, que este Akamaru es el perro de Kiba. Uno pequeño y de pelaje completamente blanco. Es muy tierno, pero comparte ciertos rasgos extorsionistas con su amo—. No me mandes con nadie más, por favor, Naruto. Eres nuestra última esperanza de conseguir novia. Somos lee, Konohamaru  y yo, y nos hace falta uno más. No se lo pedimos a Sai porque has de imaginarte como terminara todo antes de siquiera empezar. Además él es gay. A Shikamaru ni muertos, Temari nos enterraría vivos por usar a su novio como peso de carga. Gaara nos fusilaría con una de esas miradas asesinas suyas antes de echarnos al mar con zapatos de sementó, Chouji no es una elección a tomar, Neji es demasiado serio y cree que su único papel en  la vida es siempre vivir al pendiente de Hinata como para darse cuenta de que otros existen. Maldito complejo de primo incestuoso suyo. Kankuro con su complejo de otaku nos aguaría la  fiesta cuando empezará a hablar de sus muñecas.  Por lo que, la única opción fiable serias tú, Naruto.

 

 

 

 

 

Debo decir que, guau, en verdad se han tomado el tiempo de planear como engatusarme esta vez. Y debo decir que todos sus argumentos son válidos. Exceptuando el ultimo, yo no tengo mucha gracia o buen fijar para que alguien se interese en mí.

 

 

 

 

 

—Kiba… realmente, esta vez, me gustaría ayudarte. Pero sabes bien que no puedo, ni se llevar una conversación con alguien que no sea cercano a mí. Tampoco es que sea muy guapo como para llamar la atención de la chica en cuestión, que imagino es la líder del grupo con la que te reunirás. —Me infla los cachetes y me mira de forma infantil.

 

 

 

 

 

— ¿Cómo que no tienes buen ver? —Me cuestiona mientras se levanta. Le hago un gesto silencioso con el dedo, recordándole que estamos aún en la biblioteca como para que ande exaltándose de esa manera—. Lo siento. Mira, Naruto, Eres alguien bastante guapo, si no te quieres dar cuenta es tu problema. ¡Con decir que tienes más de media academia detrás de tus huesos!, pero como siempre estas estudiando y más pendiente de los profesores que de los estudiantes que te rodean, nunca te das cuenta. —Lo miro de forma extrañada. Nunca me he dado cuenta de algo así, y nunca me daría cuenta como Kiba me asevera. Estoy más pendiente de mis estudios que de los otros.

 

 

 

 

 

 

Lanzo uno de esos suspiros derrotados que tiendo a tirar cuando algo no me sale bien. Kiba sonríe con alegría y me da uno de esos abrazos súper efusivos suyos. Al instante logro darme cuenta de algo que me dejo descolocado, la mayoría de los chicos que estaban en la biblioteca le clavaron los ojos como si de dagas se tratasen a la espalda de mi amigo. Como si estuvieran celosos de que le permitiera abrazarme de esa manera. Al realizar que las habladurías de mi amigo no eran del todo erradas, comencé a preocuparme de alguna manera.

 

 

 

 

 

—Es hoy—me explica mientras me suelta—. Las chicas con las que nos reuniremos eligieron el local en el que nos encontraremos. Es un sitio donde venden té y postres, un lugar bastante concurrido por no sé qué cosas y por lo bueno del té. Es a las cinco, por lo que te quedan dos horas para prepararte, yo te recogeré. —Se queda esperando a que replique de alguna manera. Estaba planeando hacerlo, pero recordé que había prometido ayudarle, silenciosamente.

 

 

 

 

 

—Tienes suerte de que haya terminado mis clases por hoy, porque si no, te hubieses tenido que ir a buscar a otro. —Me vuelve a dar otro de esos abrazos de oso y me comienza a dar vueltas. Miro a Shizune entre una de las vueltas que me da Kiba, y la veo con una sonrisa en los labios. Creo que no nos expulsa porque es una de las pocas veces que me ve reír divertido, y más a pulmón puro. Para aclarar, siempre ando con una expresión seria y displicente. Casi nunca sonrió a menos que sea entre los libros que tiendo a leer, y que cubren mi rostro impidiendo que alguien las vea.

 

 

 

 

 

 

 

—1—

 

 

 

 

 

 

 

 

Al llegar a casa con expresión cansada, me encuentro con los zapatos de mis padres en el recibidor. ¿Qué hacían tan temprano en casa? Ellos siempre salían muy tarde de sus trabajos y apenas llegaban tomaban un rápido baño y comían conmigo. Por supuesto, yo era el cocinero designado por tener más tiempo libre que ellos. En las mañanas preparaba el desayuno, y volvía en la tarde para prepararles la comida antes de que llegaran del trabajo para su hora de la comida. Me quito mis zapatos y los dejó junto a los de mamá, introduciéndome de inmediato en el pequeño departamento. Era un 2DLK. Era cómodo y lo suficientemente espacioso para los tres. Cuando llego a la sala me los encuentro sentados en el sofá, mirando un viejo video mío de cuando tenía unos tres años. En aquella época siempre estaba pegado de la falda de mamá.

 

 

 

 

 

 

— ¿Ha ocurrido algo en el trabajo? —Digo, haciendo que se volteen a verme. Ambos me sonríen con cariño, lo que hace que mi corazón se sienta lleno.

 

 

 

 

 

—No—me dice papá, apagando la videocasetera—. Hoy nos dieron el día libre a tu madre y a mí. El jefe tenía una reunión importante con unos accionistas que deseaban unirse, según nos informó, a la compañía. Y en la tienda que trabaja tu madre cerraron temprano porque fueron a hacer una visita al hospital en conjunto, por lo del nacimiento de su nieto. ¿Y tú? ¿Por qué tan temprano en casa?

 

 

 

 

 

—Las clases de la tarde se suspendieron por una broma gastada en el salón de química. Los productos usados se extendieron por la ventilación hacia las otras aulas del mismo piso, que resultaron ser los salones en los que me tocaban clases hoy. La directora suspendió las clases por que podrían tener un efecto toxico la mezcla de esos químicos. Aproveche y me fui a la biblioteca, termine varios trabajos puestos en la mañana, y dejar hechos los atrasados. —Les explique al tiempo que dejaba mi mochila a un lado del sofá, luego me encargaría de subirla a mi habitación, ahora era momento de disfrutar del tiempo que teníamos en familia. Me subo al sofá  y me pongo en medio de ambos.

 

 

 

 

 

 

—Bueno, tal parece que los tres tenemos suerte hoy—comento mamá, con una de esas hermosas sonrisas suyas. Su pelo resplandeció por la luz de la tarde colada por la ventana, dándole esa tonalidad sangre característica de su lado de la familia. Por mi parte soy rubio. Al parecer los genes de papá eran más dominantes; pero ciertamente había algo que compartíamos los tres, nuestros ojos azules—. ¿Algo que quieras comentar, cariño?

 

 

 

 

 

 

—Bueno, sólo que hoy en la tarde tendré una cita—papá giro abruptamente su rostro y mamá parecía que se soltaría en cualquier momento en llanto. Y yo me sentí como rata de laboratorio. Me estaban viendo de manera analítica y… ¿picara? —. No me malentiendan. Kiba organizo una reunión en grupo con algunas chicas y le faltaba alguien, por lo que me pidió que los acompañara. Sólo accedí porque no tenía a nadie más a quien pedírselo, y como tenía el día libre. —Me encogí de hombros, pero no pareció que convencí a mis padres de que era solamente una reunión social. Yo no pensaba ligar con ninguna chica. Sólo estaba de relleno en el asunto.

 

 

 

 

 

—Mamá—dijo con dramatismo papá, mordiendo el borde de uno de los cojines—, nuestro bebé se está volviendo todo un hombre. —Mamá negó riendo bajito, y yo puse cara de ofendido. Aunque debo de aceptar que fue gracioso. Los tres nos echamos a reír. Esos eran los momentos que más disfrutaba en su compañía. Como vivíamos casi siempre sin compartir, los pequeños espacios que lográbamos adquirir entre los fines de semana (ya que ellos tenían otros trabajos en esos días), los pasábamos como debía de ser: en familia.

 

 

 

 

 

 

—Ya sabes cómo debes de comportarte frente a una dama, hijo—me recordó mamá, preparando algún aperitivo en la cocina—. Educado en todo momento aunque resulte que es una loca salida de manicomio. —Le asiento cuando saco la cabeza para ver mi respuesta—. Las jóvenes hoy en día no conocen lo que es el respeto. Esas ropas tan llamativas y todo ese exceso de maquillaje; prácticamente están diciendo que son prostitutas. —Añadió con un sinfín de quejas más. Mamá detestaba a esa clase de chicas majaderas que en lo que pensaban siempre era en como montarse a un tío nuevo y bueno. Como eran la mayoría de chicas de Tokio.  El abuelo Jiraiya me había comentado una vez que mamá tenia tendencias marimachas cuando pequeña, y con quien pasaba más el tiempo era con su compañero de juegos y bromas, Minato. O sea, papá.

 

 

 

 

 

 

—Y ya sabes, hijo—dijo papá en tono jocoso y comprensivo—, aunque sea linda y todo eso, e incluso que lleguen a crear un lazo o relación, no olvides los estudios. Tienes todo un brillante futuro por delante.

 

 

 

 

 

Mamá asintió en acuerdo trayendo una bandeja con algunas cosas simples para almorzar.  Yo, por supuesto, no tuve más que darles la completa razón. Siempre he creído que el mantener una relación con otra persona en el transcurso de tu vida estudiantil es algo malo. Tus notas decrecen y en lo único que piensas es en que estará haciendo tu novia, o viceversa. Aunque hay ciertos casos que excluyen estas ideas, un claro ejemplo de eso lo eran Shikamaru y Temari. Esos dos eran genios natos, pero se la pasaban holgazaneando todo el rato porque la escuela les resultaba aburrida.

 

 

 

 

 

 

 

 

—2—

 

 

 

 

 

 

 

 

Después de dejar a mis padres en la sala de estar, y anunciarles que debían aprovechar ese día para descansar y recuperarse del cansancio de toda la semana, me encerré en mi habitación, preparando algunas prendas nuevas que nunca había decidido ponerme para luego tomar una larga y refrescante ducha. No sabía quién era la chica con la que tendría que estar quien sabe cuántas horas, pero si conocía a Kiba como lo conocía, sé que no será por mucho tiempo. A la menor brevedad, si todo marchaba como él quería, se marcharían él, Lee y Konohamaru con las chicas que hayan elegido a dar una vuelta. Dejándome en claro que debía de encargarme de la líder del clan. Sólo esperaba y deseaba que no fuera una de esas estúpidas chicas que únicamente piensan en maquillaje y chicos. Sería demasiado problemático para mi salud mental.

 

 

 

 

 

 

 

Simplemente tarde media hora en salir del baño. Como era una tina, no tenía que preocuparme por desperdiciar el agua. Estaba algo cansado y mi cuerpo se sentía sobreexplotado. Había veces que me sentía de esa manera, más bien cuando tenía muchas tareas por delante que realizar. Gracias a Dios no hay clases los fines de semana, sino, no sabría cómo manejar mi vida y mis estudios. Cuando empecé a ponerme la ropa, que consistía en un conjunto en negro, escuche el timbre. Cuando mire la hora, sólo pude pensar que el tío estaba loco al venir tan temprano por mí. Me vestí rápido, acicale un poco mi cabello y me di una vista al espejo.

 

 

 

 

 

Mis facciones no habían cambiado mucho desde los 14, y eso que tengo dieciséis. Tengo la cara de una muñeca, y nunca me ha gustado esa parte de mí. Nací con algo particular; los doctores jamás lo identificaron, por lo que lo clasificaron como una marca familiar comenzada en mí: tres marcas de bigotes a cada lado de las mejillas. Papá siempre se burlaba de mí llamándome con motes cariñosos y raros como mi zorrito.  Me di una vista de perfil y me sentí más mal todavía. Mi cuerpo era casi femenino. Joder, no entendía por qué tenía que parecer casi una mujer, y no un hombre como lo que era. Ahora que me fijo bien, creo que he dado en la razón del porque los chicos me miran tan extraño últimamente. Como asevero Kiba que hacían.

 

 

 

 

 

Suspiro resignado, realmente espero volverme más masculino dentro de un par de años. No quiero tener problemas con acosadores. Y no es que crea que soy lindo ni nada de eso, más bien pienso que soy extraño. Como un bicho raro (aunque los demás piensen diferente). Después de darme unos toques más, salgo al encuentro de mi amigo, que ha de estar pensando que quiero declinar la invitación.

 

 

 

 

 

 

 

—3—

 

 

 

 

 

 

 

 

Habíamos salido de casa con un montón de indicaciones por parte de mis padres. Fue divertido ver a Kiba con cara de estúpido cobarde cuando mamá comenzó a decirle un montón de cosas sobre que debía tener cuidado, que debía usar condón si llegaba, por asomo alguno, a entablar algo más que amistad con la chica que elegiría. Definitivamente mi madre es la mejor.

 

 

 

 

 

—Digas lo que digas, tu familia es de miedo—lo escuche decirme. Le sonreí y negué con la cabeza. Ahora que me fijo, Kiba iba demasiado presentable para la reunión  aquella. Debo decir que le quedaba a la perfección el conjunto en blanco. Llevaba un abrigo de cuello alto, en color negro; por encima tenia puesto un chaleco en blanco. Y todo el conjunto terminaba de igual manera.

 

 

 

 

 

— ¿Adónde se supone que vamos? Sólo tengo entendido que es una tienda que ellas eligieron, ¿Por qué tanto misterio? —Le pregunto lleno de inquietudes y curiosidad. No me gustaba no saber a qué tipo de lugares me dirigía. Kiba hizo un gesto pensativo y luego me miro, encogiéndose de hombros.

 

 

 

 

 

—Ni idea, hermano, ni idea. Estamos completamente iguales. Ellas nos dijeron que nos encontraríamos en el centro, y de allí partiríamos a la tienda. No te pongas como espía en apuros que ellas no son las villanas de una de esas novelas románticas que tanto te gustan. Nosotros no acostumbramos a ir a tiendas de chicas, y esto es solamente por darles el gusto y tener alguna oportunidad con ellas. A decir verdad, el sitio de reunión fue elegido por su líder. —Lo miro algo azorado, ¿Cómo es posible que ni siquiera tenga idea de cómo es el lugar al que iremos? Me acaricio el puente de la nariz, sintiendo que una jaqueca me atacara en cualquier momento. Esos son los increíbles momentos donde mi paciencia se pierde, y tengo ganas de asesinar a alguien. Particularmente si este tiene el nombre de Kiba. Suspiro resignado, ¿qué podía haber esperado de ese cabeza hueca? Ciertamente, su cabeza parecía estar más centrada en sexo, mujeres y alcohol, y en cómo se las arreglará para seguir soltero, que en los estudios y en su futuro.

 

 

 

 

 

 

— ¿Qué piensas hacer con tu vida, Kiba? Porque con lo que a mí respecta veo un oscuro y desolado camino en tu futuro. —Kiba tiene la gracia de echarse a reír de esa forma tan lobuna característica de él.

 

 

 

 

 

 

—Bueno, la vida es corta y prefiero disfrutar de mi libertad mientras pueda. ¡Estamos en nuestros últimos años de preparatoria! Aún nos queda la universidad, y de ahí un largo camino hasta conseguir lo que cada uno desea ser. —Realmente, este chico es algo grande. Pasó mi brazo por su cuello y sonrió  como sólo podría hacerlo con un buen amigo. Realmente, no hay nada mejor que encontrar a alguien con el que te lleves tan bien como lo hacemos Kiba y yo. Al final de cuentas, nos conocemos desde el jardín de infancia.

 

 

 

 

 

 

 

—4—

 

 

 

 

 

 

 

Debo decir que me lleve la sorpresa más grande de todas con el grupo de chicas con el que nos reuniríamos.  Una andaba en un traje chino, con unas coletas; realmente preciosa, debo dictaminar.  Su nombre venía siendo Ten-Ten, quien tenía a su lado a mi amigo Konohamaru.  La otra chica parecía ser américo-japonesa; vestía un traje morado que le quedaba muy bien. Era rubia y de ojos azules; su nombre era Ino. A esta fue Kiba quien se le engancho del brazo una vez arribábamos. La que casi me causa un infarto es una chica con todo fuera de lugar. Bucles, cara redonda y el cuerpo parecía que sufrió alguna colisión en algún accidente muy grave de tránsito. Sé que no debo discriminar a las personas por su apariencia, pero es que, guau… Y por supuesto, fue Lee quien termino atado a  ella. Su nombre era Himawari. Siento pena por Lee. 

 

 

 

 

 

 

La última chica parecía algo salido de otro mundo. No lo digo en sentido galáctico de belleza, pero ese pelo rosado. Ciertamente estaba lastimando a mis muy hermosos ojos. Esta andaba con un traje de igual color, que debo decir le quedaba bien. Si tomamos en cuenta que su color de pelo es rosa, y ella viste de rosa… ¿Kiba habrá tomado en consideración mis gustos? Claro que no. joder, era extraña y me estaba mirando como si hubiera trazado todo un plan para algo muy raro.

 

 

 

 

 

 

Bueno, no me queda de otra. Me le acercó y le sonrió: —Mucho gusto, mi nombre es Naruto. —No me gusto para nada la manera en que me vio. Es como si me considerara poco menos que una basura, y eso era una terrible ofensa para mí. Planeaba mandarla al demonio y regresar a mi casa, pero la mirada de los chicos me hizo resignarme.

 

 

 

 

 

 

—Yo soy Sakura—nada más. Suspiro varias veces calmando mis ganas de arrancarle el cuello y comienzo a caminar tras ellos, puesto que había emprendido la marcha sin que me hubiese dado cuenta.

 

 

 

 

 

 

 

—5—

 

 

 

 

 

 

 

No nos tomó mucho tiempo llegar al lugar al que nos dirigíamos. Era un café simple, bueno eso lo era desde fuera, porque por dentro era de infarto, parecía restaurante cinco estrellas.  Su nombre era la estrella de media noche, Akatsuki. Nada más entrar, un bello chico pelirrojo nos sonrió de manera tal que hasta puedo jugar que la chica llamada Sakura tuvo un orgasmo en la puerta. Ahora entiendo por qué ella eligió el lugar. Si las cosas no iban como lo deseaba, al menos tenía como regocijar su vista. El mesero nos guía a través de las mesas hacia un lugar desocupado. La tienda parecía muy atareada ya que había un montón de personas por todo el lugar esperando su turno. El mesero nos hace una reverencia.

 

 

 

 

 

— ¿Desean que alguien en particular los atienda? —Sakura es la que hace la sugerencia, tal y parecía que ese era su refugio. Le susurro algo al pelirrojo, este sonrió con amabilidad y se retiró. Logre notar un cambio rápido en sus facciones cuando se introducía a lo que parecían ser las cocinas. Había hecho una cara de asco. Bueno, bueno, al parecer la chica no era muy bien recibida.

 

 

 

 

 

 

Los chicos estaban haciendo muy buenas migas con las muchachas que los acompañaban. No tuve más que colocar una sonrisa. Incluso Lee parecía que se la estaba pasando bien conversando de que se yo que cosas con la señorita que le toco. Al menos valía la pena tener que aguantar a tan huraña flor. Planee entablar una conversación con Sakura, pero esta ignoraba toda palabra que le decía y se dedicaba a mirar entre lapsos de tiempo hacia la puerta trasera. Tsk, prefiero dedicarme a observar el menú, pero me doy cuenta de que no hay, y el chico de antes no nos dejó la cartilla.

 

 

 

 

 

Como no veo a Sakura reclamar por nada, abogo por el silencio. Quizás y el otro chico nos las traería. Me dedico a observar a los meseros y a los clientes. Realmente es un ambiente lleno de tranquilidad y armonía entre ambos. Puedo notar que muchas de las chicas presentes estaban sólo por el hecho de que había chicos guapos por todos lados atendiéndolas como si de sus novias se tratasen. No hago más que poner una sonrisa de lado, es un lugar bastante cómodo si lo que buscas es pasar desapercibido. Además la decoración me daba esa misma sensación que tenía cuando miraba hacia los jardines de la escuela.

 

 

 

 

 

 

Cuando me vine a dar cuenta, ya teníamos a nuestro mesero delante de nosotros. Y debo decir, ¡que mesero! Era increíble. Mis ojos parecían haberse desorbitado. El chico en cuestión era alto, moreno, pelo oscuro y de mediano tamaño. Le llegaba hasta el cuello. Sus ojos eran oscuros y su rostro desdeñaba completa molestia. Y no era su belleza lo que me impresionaba, era quien era esa persona.

 

 

 

 

 

 

Era Uchiha Sasuke, el top del top en los rankings escolares. El chico más caliente, según las opiniones críticas de las chicas, en toda la academia. Por supuesto que cualquiera lo conocería, puesto que es el heredero de la fortuna Uchiha, los más grandes grupos comerciales de todo Japón. Por esa razón estoy pasmado, ¿Por qué demonios está trabajando en esa tienda? Observo la expresión de molestia en su rostro y me doy cuenta de que Sakura está flirteando con él de manera descarada.

 

 

 

 

 

 

Suspiro, esa sería una larga cita

Notas finales:

Espero les guste.


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