Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Soy humano! por Enea

[Reviews - 131]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Lo siento por tardar tanto!!! pero es que la inspiración se fueee!! además de que tenía cosas que hacer!! Soy una persona muy ocupada xD

 

Bueno, sólo aclarar que cuando esté en cursiva es un flash back ^^

 

Cap 2: Colmillitos

 

 

Cómo explicar a tu amigo que te has desmayado de pronto era fácil, ahora, lo que era difícil era el inventarte una historia del porqué tenía una herida desde el hombro hasta la muñeca. Tampoco podía decirle con una sonrisa de oreja a oreja “No, si es que os he estado engañando todos estos años y la verdad es que soy un licántropo y un vampiro me ha atacado, dejándote a ti inconsciente durante la pelea”.

La mente de Naruto iba a cien por hora. Nunca se había caracterizado de imaginativo ni de mentiroso, así que en ambos ámbitos estaba un poco pez. Por eso, en esta ocasión estaba más que nervioso. No sabía si le entraría la risa o si le daría un tic o algo así. Vale, había estado engañando a todo el mundo sobre su condición, pero una cosa era eso y otra muy distinta era contarle una historia totalmente falsa. Porque lo que él hacía con su secreto en verdad era ocultar información, no mentir a la gente.

El dolor del brazo iba en aumento. No tenía ni idea de si por el echo de que se lo había provocado un vampiro significaba que no se le iba a curar o algo por el estilo. Por eso mismo le urgía ir con Iruka, aunque tuviese que irrumpir en su casa.

¿Cómo había podido estar tan despistado para no esquivar el golpe que le lanzó aquél asqueroso ser con olor a muerto cocido?

 

 

-Vaya, un chucho, ¡qué sorpresa!-se escuchó una voz.

Naruto escrutó la oscuridad, buscando el dueño de aquél siseo casi inaudible. Lo encontró al lado del cuerpo inconsciente de su amigo. Un hombre alto, de tez pálida, tan pálida que Naruto podría haber jurado que no conocía ni el calor del sol, un rasgo característico en su especie. El pelo lo tenía engominado hacia atrás, corto. A Naruto le recordó a los cuadros del siglo XIX por la forma en la que vestía, sólo le faltaba el bastón, pero nada de esto le importaba al rubio. Sus ojos estaban puestos en su amigo y la cercanía que mantenía el vampiro con él. No le gustaba, le estaba poniendo nervioso. El mosquito asqueroso con olor a muerto podría perder los estribos y matar a Cris.

Ante la atenta mirada del chupasangre, Naruto se dispuso a correr hacia la dirección contraria. Si iba detrás de él, lo mejor era apartarlo de Cris y en un momento de despiste por parte del agresor, volvería a por él y saldría por patas.

-Quieto-ordenó el vampiro.

Naruto sonrió de oreja a oreja y siguió corriendo. Sabía que el señor colmillitos no se movería hasta un par de segundos, cuando saliera del shock al ver que un ser inferior como él no le hacía caso, ni siquiera titubeaba. Eso para él sería nuevo...

-Eres un chucho, no se te permite desobedecer-siseó, aparentando tranquilidad.

-¡Qué pena que sea un humano!-sonrió el rubio permitiéndose mirarle directamente a aquellos ojos lilas que le observaban estupefactos.

Aceleró el paso al escuchar como una rama crujía bajo los pies del vampiro, lo que le alertó que ya iba tras él. Como bien había dicho, él era humano y como tal, no corría ni la mitad de rápido que un vampiro así que se empezó a desesperar al ver que no iba ni a poder salir del parque, aunque ya veía las puertas y gente pasar, ignorando todo lo que ocurría a unos metros de distancia.

Naruto tuvo el impulso de gritar por ayuda, pero no lo hizo. No quería cargar en su conciencia más de una muerte inocente. Con que él muriese ya le bastaba.... aunque... ¿Quién decía que iba a morir?

Cuando notó que el vampiro le agarrá del brazo, recordó las miles de clases y clases que tanto Iruka como Kakashi le habían proporcionado para saber defenderse de un vampiro si llegase la ocasión. Y en ese momento hizo lo que su instinto le llevaba gritando desde que había percibido aquél apestoso aroma; luchar.

Cogió la mano pálida, se dio la vuelta para quedarse frente a frente de aquél ser, vislumbró los colmillos aún en proceso de crecimiento, le dobló el brazo y sonrió con frialdad al ver como en su perfecto rostro se formaba una mueca de dolor y desconcierto. Con agilidad se posicionó tras él aún con el brazo retorcido y haciendo presión con el cuerpo del vampiro, se lo rompió, dejándolo en un angulo anormal, a la vez que le pegaba una patada en la rodilla con tal fuerza que se la dislocó.

Los alaridos de dolor el vampiro eran música para los oídos del rubio, quien parecía fuera de sí. Asustado de sí mismo por estar disfrutando demasiado de aquella salvajada, se alejó del apestoso, para ordenar sus ideas, las cuales sólo instaban al rubio a matar a quien ahora se retorcía de dolor.

Naruto se giró y miró a su amigo, recordando cuál había sido su objetivo en un principio. Se precipitó hacia Cris y observó que sólo estaba desmallado. Suspiró, aliviado. El vampiro no le había...

-¡Argg!-rugió Naruto.

De la nada había aparecido otro vampiro, éste más joven físicamente que el anterior, pero aún así igual de pálido. Sus ojos negros, al igual que su cabello, le miraban desafiante.

Naruto se miró el hombro y vio una raja que iba desde el hombro hasta la muñeca. Con una mueca de dolor, se levantó, llevándose con él a su amigo. Ahora sí que iba a huir. Con uno, vale, pero con dos... y sobre todo con semejante herida que quemaba a más no poder. Era como tener fuego dentro de la piel que se iba expandiendo poco a poco.

-Señor Sasuke-se escuchó entre jadeos. El vampiro que estaba aún en el suelo había hablado. Éste volvió a abrir la boca pero el recién llegado se adelantó.

-Chucho, suelta al humano-ordenó, prepotente. Naruto volvió a sonreír-. ¿No me has escuchado, perro pulgoso?

-Señor Sasuke, no obedece. Dice ser humano.

Naruto, aún con Cris cargado como una bolsa de patatas, observó como el tal Sasuke lo miraba con odio.

-Dudo que sea humano. Huele como un chucho, aunque la fragancia sea más leve. Además, Henry, mira como te ha dejado.

-Cazador-siseó el tal Henry.

Al ver que no iban a actuar, Naruto decidió cortar el rollo. No podía soportar más el olor a muerto, el peso de su amigo y el dolor de su herida. Así que, sin saber muy qué hacía, se precipitó hacia la salida y se sorprendió al ver como Sasuke se hacia a un lado.

-Nos volveremos a ver, chucho-advirtió el vampiro cuando pasaba por su lado con una sonrisa torcida que daba a entender que hablaba enserio.

 

 

Y ahí estaba, esperando a que su amigo se despertase. Después de salir por patas de allí, se lo había llevado a un lugar bastante concurrido de gente. Estaba asustado e irritado. No dejaba de mirar a los lados, esperando ver a aquellas sabandijas, aunque en el fondo sabía que ya estaba a salvo. Todo lo a salvo que podía estar.

Un quejido por parte de su amigo le advirtió que éste ya se estaba despertando, poniéndole a él nervioso. Tenía que actuar y era lo que peor se le daba y a la vez lo mejor. Pero cuando sabía que estaba actuando se ponía nervioso, por eso, siempre cuando era pequeño y estaba en las obras del colegio, tartamudeaba o se caía de bruces o decía alguna estupidez o simplemente se iba corriendo hacia algún lugar incierto.

Pero ahora no podía hacer ninguna de esas cosas. Tendría que poner su mejor sonrisa, reírse de su amigo, hacer algunas bromas... en definitiva, ser él.

-¿Ya estás despierto?-preguntó con voz divertida, aunque en el fondo estaba deseando morderse las uñas del puro nerviosismo.

-¿Na-Naruto?-llamó su amigo en un susurro-. ¿Qué ha pasado?

-No sé. De repente te estaba haciendo cosquillas y ¡bang! ¡Te desmallas!-Cris se estaba incorporando mientras miraba a su amigo que hacia gestos con las manos para dar más énfasis a sus palabras-. Tío, menudo susto me has dado. Pensaba que te habías muerto y encima a los cinco segundos aparece el guardia del parque diciendo que teníamos que irnos. Así que, como un príncipe llevando a su princesa, te he traído aquí.

Cris sólo bufó ante el hecho de que le haya llamado princesa.

-Que raro...-murmuró-. Recuerdo todo y no me sentía ni mareado...-miró de nuevo al rubio y esta vez se detuvo a observarle más detenidamente. Asustado, le cogió el brazo herido-. ¿Qué te ha pasado?

-Ajajajajaja-rió nerviosamente Naruto a la vez que se llevaba la mano libre a su muñeca-. Bueno, no pesas lo que se dice poco y a habido un momento en que casi te me caes, así que para que no te pasara nada he tenido que amortiguar el golpe... Consecuencias de ser tan buen amigo-rió.

-Joder, tío, lo siento-se puso en pie y Naruto lo siguió-. Vamos al hospital. Tiene mala pinta. No para de sangrar...

-No, tranquilo. Estaba esperando a que te despertaras para irme con Iruka. Ya sabes, es medio doctor-sonrió por su propia broma privada.

-Pero...

-¡Qué no pasa nada!-exclamó Naruto con una sonrisa de oreja a oreja. En esas ocasiones cuando sus amigos se veían preocupados por él se sentía malignamente feliz.

A regañadientes, Cris dejó ir a Naruto, pero le obligó a prometer que le llamaría para informarle si empeoraba. También le advirtió que le llamaría al día siguiente para saber cómo se encontraba. Y el rubio no pudo hacer más que sonreír, feliz.

Aunque ese sentimiento le duró poco. Nada más perder de vista a su amigo, se centró en lo que acababa de ocurrir. Llevaba más de diez años fuera del mundo sobrenatural, por llamarlo de alguna forma, y esta había sido la primera vez que se había topado de nuevo con un vampiro. Y para rebasar el límite de lo inimaginable, encima con dos. ¡La suerte estaba de su lado!

Naruto tenía muy presente que cualquier persona podía ser un vampiro y pasar perfectamente desapercibido por su olfato. Había vivido sus cinco primeros años con los vampiros, junto a sus padres. Éstos eran los esclavos de una familia respetada entre los chupasangre ya que, según recordaba, eran de las escasas que quedaban, donde cada vampiro era un pura sangre, lo que significaba que nacían siendo ya vampiros, como le había pasado a él mismo. Al igual que los licántropos, los chupasangre tenían el serio problema de haber dejado de tener hijos por algunos problemas que hacia que el hombre no estuviera bien dotado para procrear. Había escasos vampiros de raza pura y los que existían, eran tratados como la propia realeza.

Lo mismo pasaba con los hombres lobo, aunque la realeza de esta especie era más pobre y menos venerada, ya que tenía que servir a los vampiros cual esclavo. Y lo mismo le pasó a Naruto. Él había nacido del amor que se tenían sus padres, ambos licántropos, con grande fuerza de voluntad, pero aún así, esclavizados y odiados por sus amos, golpeados, torturados... Kushina y Minato, así es como se llamaban. Felices en su pequeña y desgastada casa , infelices fuera de ella. Pero el pequeño Naruto no se daba cuenta de nada de eso. Ni siquiera se planteó el por qué tenían que obedecer a aquellos seres que olían tan mal.

Cuando cumplió los cinco años, el mismo día, fue obligado a ir donde estaban los señores de la casa, junto con sus padres. Era una especie de ritual que pocas veces se hacía ya que tampoco había muchas camadas de los hombres lobo. Éste consistía en la primera orden que el pequeño tendría que obedecer, haciendo así que el lazo dueño-esclavo se forjase para siempre. Sus padres estaban nerviosos, lo notaba. Él sabía que no había sido un hijo normal desde siempre. Nunca se había transformado y sólo estaban aquellas marcas en sus mejillas que demostraban que era hijo de licántropos. Por todo lo demás, era un humano normal y corriente. No tenía super fuerza, ni super velocidad, ni nada por el estilo. Aunque sí que tenía super oído, como le gustaba llamarlo él. Y super olfato, para su desgracia en ocasiones, una gran bendición en otras.

Por ese motivo, sus padres no se alejaron de su hijo y no lo hubieran hecho aunque se lo hubiesen ordenado. Temían que Naruto no fuera como ellos. Que no fuera un hombre lobo, sino que sólo tuviera algunos rasgos. Aunque esto, obviamente, no podían decírselo a sus amos puesto que matarían a su hijo al segundo. Por eso mismo, le habían insistido una y otra vez que, por muy descabellada que fuera la orden, tendría que obedecer aunque no tuviera el instinto de hacerlo. El pequeño, aún sin comprender muy bien qué pasaba, hizo su mejor esfuerzo pero al escuchar al maloliente que tenía delante, lo único que pudo hacer fue negarse. ¡No iba a pegar a su propia madre con un látigo!

Y ahí empezó el principio del fin. Los señores se enfurecieron y los padres de Naruto intentaron a apaciguar su ira diciendo sus cavilaciones, pero eso no hizo más que enfadarles. ¿Si no era un licántropo, para que lo querían? Y tan crueles como se esperaban, ordenador a sus esclavos su ejecución.

Minato y Kushina al escuchar eso, tuvieron la urgencia de matar a su propio hijo, pero su amor era mayor que su instinto y se negaron, sabiendo que esa negación acarrearía la muerte.Pero no se imaginaron que los iban a matar delante de su hijo... el cuál desde entonces odiaba a aquellos seres que se llamaban a sí mismo superiores. ¿En qué? ¿En su hijo putismo? Porque en otra cosa no sería.

Tocó a la puerta varias veces, más específicamente seis. Era un código que tenía con Iruka. Si tocaba seis significaba que era una urgencia, si tocaba tres que necesitaba consejo y si era una sólo estaba allí para una visita.

No pasó ni cinco segundo cuando un apurado hombre con una cicatriz que le cruzaba el rostro apareció de golpe. No llevaba camiseta, así que Kakashi tendría que ser el culpable de eso.

-¿Qué pasa?-casi gritó.

-Colmillitos-respondió Naruto a la vez que entraba y le mostraba la herida-. ¿Es normal que duela tanto?

-Bueno, al ser un licántropo y que el único ser que te puede matar con un solo toque sea el vampiro, ya responde tú pregunta, ¿no?-murmuró analizando la herida.

-Soy humano.

-Sí, pero aún así tienes sangre de lobo-se escuchó decir a Kakashi. Éste había aparecido también sin camiseta, pero, como siempre, con una especie de máscara que tapaba desde su nariz hacia abajo. Solo Iruka sabía lo que había abajo.

-Bueno, ven, siéntate que te voy a curar y mientras cuéntanos qué te ha pasado-ordenó mi tutor.

Así lo hicieron. Mientras Iruka estaba desinfectando la herida, Naruto explicaba lo ocurrido, diciendo hasta el último detalle. Kakashi e Iruka se alertaron cuando dijo que el tal Sasuke le había dicho que se volverían a ver, pero el rubio aseguró que no tenía miedo, que podría con él con todo lo que le habían estado enseñando durante esos años. Aún así no se tranquilizaron.

Naruto para ellos era como un hijo. No les importaba el echo que de vez en cuando se comportase de una manera extraña y que pareciese que tuviera pulgas, o que cuando paseaban por la calle, los perros se volviesen locos al verlo. Era algo que les parecía divertido. Ni siquiera se molestaban con él cuando, en las lunas llenas, se ponía más insoportable de lo normal. Como bien sabían, él era más humano que cualquier humano, pero aún así, eso no quitaba el hecho de que sus padres no lo eran y que por sus venas corrían los mismos instintos de transformarse cuando la creciente luna se alzaba en el cielo. Las ansias de aullar, de correr por el bosque, de alimentarse de carne cruda... de ser libre era demasiado, pero él podía con eso. Aunque las consecuencias eran bastantes...

Después de intentar convencer a Naruto para que se quedara esa noche a dormir con ellos, se marchó de allí. No había otra cosa que le apeteciese más que estar en su cama, con sus paredes conocidas, con sus olores... pero algo lo alertó nada más llegar a su barrio. Agudizó el oído, pero no oyó nada... tampoco se veía nada. Las calles estaban desiertas y el parque estaba tan vacío que daba hasta grima. Pero su olfato no le engañaba... había uno de ellos. Más específicamente a uno ya conocido. Había reconocido su aroma. Aquél que sabía que no se olvidaría jamás.

Era dulzón, fuerte, tenía toques de flores pero todo se estropeaba cuando venía el amargo olor de su raza. Olor a sangre. Metálica y asquerosa sangre.

Siguió el aroma, cada vez más asustado al percatarse de que se dirigía a su piso. Subió las escaleras casi a paso tortuga paralítica, cogió las llaves y abrió la puerta a la vez que un bufido se le escapaba.

¡Su preciada casa olía a muerto!

Miró a todas partes intentando encontrar al responsable de eso, pero como no vio a nadie, encendió la luz y se adentró a la aventura, no sin antes cerrar la puerta. Se fue a dar a vuelta pero se quedó paralizado al sentir unos colmillos rozar su cuello a la vez que una respiración tocaba su piel, poniéndole los bellos de punta.

-Nos volvemos a encontrar...

Notas finales:

Bueno, espero que os haya gustado!!! Este ha sido más largoo!!

Bueno, vuelvo a hacer publicidad xD Entrar en mi perfil y mirad Muy Adentro, que puede que os guste ^^ también es un NaruSasuNaru(tampoco sé si es un narusasu o un sasunaru xD)

 

Comentarios TT_TT o bombas o ajos para matarme o algo!!! TT_TT


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).