PRESS STOP
Naruto.
Capítulo único.
Sasuke volteó a ver el reloj digital, el monologo del jefe empresarial había dejado de importarle hacía mucho, no perdía nada realmente, ese plan de negocios que explicaba, ya lo conocía, él lo había elaborado. Palmeó el pie repetidas veces en el suelo, se sentía impaciente, ansioso, descruzó los brazos y tamborileó la mesa con los dedos, escuchó su nombre ser mencionado en voz alta, levantó la cabeza, observando a su jefe a la cabeza de la enorme mesa de la sala de juntas, sin saber cuál fue la pregunta que le ejecutaron, vio nuevamente el reloj digital, por encima de la cabeza de su presidente de compañía, asintió ausente y el hombre se vio satisfecho, sin darse cuenta que era completamente ignorado.
Dos golpes se escucharon en la puerta de la sala, ese fue el momento en que Uchiha Sasuke tensó su cuerpo, no por nerviosismo, no por precaución o malestar, sino por anticipación, pero sobre todo, emoción de lo que ocurriría, mucho después de esa odiosa junta. El jefe empresarial, que estaba en medio de la explicación, frunció el ceño de verse interrumpido, pero le dio el pase a quien quiera que estuviese afuera.
– Adelante – Dijo entre dientes, obtuvo pronta respuesta al ver entrar una cabellera rosada, adornada en un peinado sencillo, en cuanto Haruno Sakura, asistente del jefe, entró, a Sasuke casi se le levantaron las comisuras de los labios con una sonrisa, no por ver a la chica, sino por saber la noticia que ella traía consigo.
– Con su permiso, y lamento la interrupción señores, pero el señor Uzumaki Naruto ha llegado para la junta – Anunció con una afable sonrisa, en la sala hubo murmullos de comprensión y asentimientos.
– Muy bien, reténgalo cinco minutos señorita Haruno, después hágalo pasar, por favor – La mujer asintió y después cerró la puerta tras ella, la presentación se vio momentáneamente pospuesta, el jefe empresarial apagó el cañón y tomó asiento al lado derecho del presidente de la compañía, el cual inmediatamente tomó la palabra.
– Muy bien, señores. Como todos saben, nuestra empresa está interesada en la bonificación en terreno de los medios de comunicación, pero para ello, necesitamos un poco de ayuda, ¿Qué mejor que una empresa líder, y estamos hablando de Comunicaciones NAUZ? – Cruzó las manos encima del escritorio, hubo un ligero siseó dentro de la oficina, el hombre asintió, comprensivo– Está claro que, durante años hemos tenido una rivalidad notoria, incluso para los consumidores del medio, está bien estar un poco desconfiados, después de todo, nunca se sabe que es lo que ocurrirá en el futuro, y que, aunque el señor Uzumaki, parece de entera confianza, recuerden que es uno de los más valiosos inversionistas de Comunicaciones NAUZ, hijo del presidente de la compañía y, futuro líder de la empresa. Cuidado con esa cara de póker, es más astuto de lo que muestra ser, gracias a él comunicaciones NAUZ absorbió a otro gran líder; SUNA Comunications, y todo comenzó, igual que con nosotros, con un ligero interés en la alianza de empresas.
Sasuke se cruzó de brazos nuevamente, cada junta era la misma advertencia, no era que desacreditara lo que su jefe decía, era cierto, a pesar de que, a primera vista Uzumaki Naruto no parecía más que un tonto con traje, era astuto, a su manera, sus habilidades radicaban, en su gran poder de persuasión, y te llegabas a enterar de él, cuando era demasiado tarde.
– Diré lo mismo que cada semana, señores. No quiero a nadie a solas con el señor Uzumaki – Volteó a ver a dos de sus hombres en específico– Sobre todo a ustedes dos; Nara, Uchiha. Como jefe empresarial y jefe de planeación, respectivamente, son los puntos más fuertes de nuestra empresa, y cualquier blanco principal para cualquiera que quiera derrocarla, ¿Entendieron?
Ambos asintieron, guardando un gesto incomodo, se sentían iguales a niños con cada advertencia que su jefe realizaba, eran hombres con un gran peso de responsabilidad sobre sus hombros al ser los que decidían que llevaría a Sound Inc. Al siguiente paso. Pero eso le daba igual a Sasuke, sus motivos para ver a Naruto eran completamente externos de la compañía para la que trabajaba, para la empresa que Naruto representaba, para su jefe, para los Namikaze y los Uzumaki, para todos completamente, se escuchó nuevos golpes en la puerta y todos se reacomodaron en sus lugares para aparentar tranquilidad, en cuanto escuchó el pase libre, un joven hombre rubio se adentró a la oficina, como siempre, luciendo una esplendorosa sonrisa.
– Buenos días, señores. – Caminó, rodeando la mesa para ocupar el sitio a la izquierda del presidente de la compañía, asintiendo con la cabeza a cada uno de los miembros en una especie de mudo saludo, cuando detuvo sus ojos en Sasuke, giró la cabeza para prestar atención al hombre mayor a la cabeza de la mesa, ignorando al Uchiha.
Sasuke sonrió de medio lado y también concentró su mirada en la carpeta que tenía enfrente, tomándole la misma importancia que los demás a lo largo de la mesa, nula.
Siempre era así, no importaba que tan impaciente estuviera de verlo, una vez que estaban en la misma habitación, no les quedaba de otra que ignorarse, ellos no se conocían, eran completos extraños, solo sabían de sus nombres por presentaciones frías y superficiales, eran empresarios de compañías distintas, de empresas en competencia, eran rivales, enemigos.
Vivian en puntas distintas de la ciudad, trabajan en horarios diferentes, frecuentaban sitios incompatibles, en todo el mundo, no había una sola posibilidad de que ellos se conocieran, ni por casualidad. Al menos, esa era su fachada.
Sasuke salió de la sala de juntas una vez que los miembros ya no eran necesarios para los acuerdos que tenían pendientes los actuales representantes de las dos compañías, se dirigió a su oficina y pidió a su secretaria un café irlandés. Movió el mouse de su computador para revisar los documentos que tenía pendientes, alzó su mano para ver la hora en su reloj de pulso, tenía tiempo, podría avanzar un poco a su jornada del día antes de… tomarse un descanso.
Entre propuestas, planes de mercadotecnia, nuevos asociados, solicitudes de las empresas para poder requerir sus servicios en publicidad, Sasuke de tanto en tanto volvía a mirar el reloj de su muñeca, había días en la que la espera le parecía eterna, pero en esta ocasión tenía muchos proyectos en marcha, así que no era tan arduo como en otras ocasiones, ese día se fijaba en su reloj, más que para apurar los minutos, fijarse que no se haya sumergido en su trabajo lo suficiente como para perder su oportunidad, aquella que se le daba únicamente una vez a la semana.
Revisó por segunda vez una solicitud de ascenso a uno de los empleados, había sacado el historial completo; Puntualidad, asistencia, eficiencia, logros laborales, revisó el presupuesto y la disponibilidad de puestos, entonces guardó todo en un archivo y escribió rápidamente una carta para enviarla a el encargado de recursos humanos, dando el visto bueno de aquella solicitud, esa clase de trabajos sin importancia y fuera de su rama, era los que solía dejar al final, un movimiento de su mouse hizo que la barra de estado subiera, sus ojos localizaron el reloj y entonces hizo su silla hacia atrás, era hora.
Caminó hacia el final del pasillo y tomó el ascensor más alejado, espero a que llegara y abriera sus puertas, había dos empleados, subió en él y oprimió uno de los pisos superiores al percatarse que se dirigían hacia allí, conforme sentía que el aparato se movía, una ligera sensación cosquilluda le inundó la boca del estomago, nuevamente la anticipación se hacía presente, esta vez de forma más fuerte, el numero de piso setenta y tres se iluminó y los dos empleados bajaron, dejando en el ascensor solamente a Sasuke que, volvió a oprimir el botón de su piso, La puertas se cerraron y no pudo contener una sonrisa.
Su corazón palpitó con mayor velocidad, incluso sintió un hormigueo en la palma de las manos, recargó su espalda en una de las esquinas y llevó su mano al nudillo de su corbata, moviéndola de un lado al otro para que se aflojara un poco, esperaba que nadie más subiera en ese piso, solo tendría una oportunidad, levantó los ojos para ver como los números se iluminaban conforme bajaba el ascensor, como si fuera una especie de cuenta regresiva, una que él seguía de forma muy seria, el timbre casi lo sobresaltó y fijó sus ojos serios hacia las puertas del ascensor, casi juró que estas se habían abierto con más lentitud de la normal, todo para dejar ver a Naruto, que en ese momento no prestaba atención por estar viendo la hora en su celular.
Naruto casi respingó al sentir las puertas abrirse, vio el interior y el tripulante, dio una rápida mirada a su alrededor y entonces entró al ascensor, colocándose en la esquina contraria a la que estaba Sasuke, viendo hacía el frente, ignorándose mutuamente, aguardando esos treinta segundos críticos, aquellos en los que alguien más podría aparecer para abordar el aparato antes de que las puertas se cerraran y arruinar por completo su plan, pero nadie entró, y las puertas se cerraron, al tiempo en que un doble suspiro había sido liberado por ellos, pero aun no estaban a salvo.
– Llegas tarde, Dobe – Murmuró Sasuke sin moverse de su lugar y con la vista en los números superiores, esperando que nadie más hiciera llamado al aparato, al menos no antes del numero de piso que él necesitaba, escuchó un bufido por parte de Naruto.
– El anciano maldito de tu jefe es quien tiene la culpa-ttebayo, por más que le daba la indirecta de “Tengo que irme” volvía a sacar conversación – Sasuke sonrió de medio lado al escuchar ese “Ttebayo”, era una de las tantas manías de Naruto, pero que, obviamente, cuando estaba con la máscara de hombre de negocios, tenía que omitir, por mas difícil que le fuera, porque para él, hablar sin su “Ttebayo” era lo mismo que hablar en un idioma distinto– Creo que fui grosero con él, la alarma de mi celular estaba sonando y él seguía hablando tonterías, le dije “Mucha gracias por su tiempo, pero tengo que retirarme, con permiso”, ni tiempo le di a que me dijera algo.
– Siempre eres tan imprudente, después no sabes qué hacer con las consecuencias de lo que haces – Luchaba por que su boca no sonriera mas, necesitaba fingir seriedad en caso de que alguien detuviera el aparato, Naruto rió melodiosamente.
– Para que estés aquí, no eres muy digno de hablar de prudencia, Teme – La sonrisa de Naruto se volvió ladina y sus ojos observaron de refilón a Sasuke que seguía intentando no sonreír– Practica lo que predicas – Sasuke perdió, se le escapó una ligera carcajada, eso era verdad, con todas sus letras, por más serio que fuera en su trabajo, eficiente y poderoso, solo le había bastado conocer a alguien tan loco como Naruto como para que el tornillo que tenía saliera disparado hacía algún lado, aquello que llevaban a cabo cada semana, era completamente imprudente, pero al demonio, adoraba sentirse tan loco como para intentarlo.
El suspenso dentro del aparato aumento a medida que los pisos bajaban, estaban por llegar a la “Zona cero”, el piso cincuenta y tres, si pasaban de él sin que alguien necesitara el elevador, entonces ya nada importaría de ahí en adelante, al menos durante la próxima hora. Afilaron la vista, cincuenta y nueve, cincuenta y ocho, Sasuke apretó los labios con nerviosismo, Cincuenta y seis, cincuenta y cinco, Naruto vio como se iluminaba su piso y esperó solo un poco mas y, antes de que se iluminara el numero cincuenta y dos, se abalanzó a oprimir el botón de “Stop”, en un movimiento violento, el ascensor se quedo quieto, suspendido entre los dos niveles. Por unos segundos se hizo la oscuridad, antes de que las luces de emergencia se encendieran cubriendo aquel pequeño espacio en rojo puro.
– Sasuke… – Gimió Naruto dejando caer su portafolios, antes de siquiera sentir a esas manos quitarle el saco y arrojarlo hacia la cámara de vigilancia que, bien sabían, no funcionaba, pero la cubrían por si en algún momento la hayan reemplazado sin que Sasuke se enterara.
Sasuke lo abrazó por la espalda y lo apegó contra su vientre, no había mucho tiempo, menos de una hora antes de que el vigilante regresara de su hora de comida y viera que uno de los ascensores estaba detenido, ese era el piso más indicado, ya que estaba a la mitad del enorme rascacielos, si los guardias se enteraban, no importaba si eran de la caseta superior o inferior, aun así les tomaría tiempo llegar a ellos.
Con manos ansiosas, le desató el lazó de la corbata, al mismo tiempo en que le daba repetidos besos en el cuello, Naruto llevó sus manos hacía la cabeza de Sasuke para acariciarle el cabello, moviéndose al compas para que su trasero en cada movimiento rozara de forma sinuosa la pelvis del moreno.
No era la primera vez que hacían aquello, Naruto había estado visitando la empresa de Sasuke alrededor de tres meses, fueron doce semanas de locura y sabían, para su regocijo, que aun quedaban más. Sasuke comenzó a desabotonar la camisa de Naruto mientras ambos seguían moviendo sus caderas de atrás hacia adelante, meneándose con la intención de encontrar un alivio temporal a la apremiante urgencia que los invadía, la sensación de peligro y el hecho de saber que lo que pasaba en ese ascensor no era correcto en muchos aspectos, les llenaba el cuerpo de adrenalina, explotando sus corazones y hormonas en una candente casi asfixiante.
Naruto no reprimió el suspiro que escapó de sus labios, no había forma de que alguien los escuchara, se dio media vuelta, casi empujando a Sasuke para deshacerse de su camisa de una vez por todas, la colocó en el barandal para que no se arrugara, pues cuando salieran de aquel sitio, tenían que salir como si nada hubiera ocurrido, no tenía la paciencia de deshacer la corbata de Sasuke, así que se la sacó por la cabeza, le despojó del sacó y comenzó a desabotonar la camisa.
– Naruto… – El rubio levantó la cabeza para besarlo, no había suficiente prisa ni peligro como para que les despojaran el antojo de besarse, y a Naruto le gustaba besar demasiado. Abrieron sus bocas para lamerse sus labios, atrapándolos de vez en cuando en succiones rápidas, Sasuke estiró los brazos hacia atrás en cuanto sintió que el rubio tiraba de la camisa, pero ésta no cedía– Los puños, Dobe… siempre olvidas desabotonar los puños.
Naruto lanzó un gruñido de frustración, y se hincó en el suelo para poder desabotonar los malnacidos puños de la camisa de Sasuke, que sonrió de solo tenerlo allí abajo, en cuanto vio que Naruto lo sostenía de sus caderas, para poder ponerse de pie, él dio una ligera embestida para que el miembro tras los pantalones le acariciara su mejilla, esa clara invitación hizo al rubio sonreír. Pasó la lengua por sobre la tela, girando sus ojos para ver los de Sasuke desde su posición, sus manos se deslizaron al cinturón y lo desabrocharon, abrió el botón y bajó el zíper, volvió a colocar las manos en las caderas y jaló la tela hacía abajo, hasta que esta se detuvo por si sola en la rodillas. Le sonrió de forma cómplice, esos ojos oscuros estaban atentos y expectantes a cualquier movimiento que fuera a hacer, sin perder más tiempo, volvió a bajar la mirada, apreciando aquella erección, aun no estaba en su plenitud, pero tenía la intención de lograr que así fuera.
Naruto la tomó entre sus manos, apreciando su dureza y calor, también la ligera humedad que expedía, llevó el pulgar a la punta y lo frotó de forma circular, Sasuke soltó un suspiro y su cuerpo se estremeció desde la pelvis hasta la nuca, cerró los ojos un momento al sentir el movimiento de la delgada piel de su miembro, subir y bajar, a un ritmo llevado por el rubio, pero eso no era lo que deseaba, pegó la barbilla a su pecho para darse la voluntad, no quería perderse en las sensaciones aun, abrió los ojos y llevó su mano a la cabeza de Naruto, enterró los dedos en dorados cabellos y ejerció fuerza, solo la suficiente como para guiar a su antojo aquella boca entreabierta.
Naruto cerró los ojos en cuanto sintió la punta presionar en sus labios, dócilmente se dejó inundar, sintiendo en el paladar aquel sabor ligeramente salado del liquido pre seminal, ya conocía ese cuerpo, ya sabía que tenía que hacer y cómo hacerlo, conocía sus formas, sus reacciones, su sabor, su fragancia. Succionó con fuerza y escuchó el grave gemido que Sasuke le había obsequiado, aspiró por la nariz, llenándose de ese olor tan animal como masculino, amaba esa esencia a sexo que despedía el Uchiha, era por mucho la mejor de sus colonias, la que solo él tenía el privilegio de saborear. Percibió que las manos de Sasuke le obligaban a moverse más rápido, así que volvió a la realidad, su trabajo en ese justo momento era complacerlo, enterró los dedos en sus caderas y abrió la garganta, frotando aquel miembro con su lengua, casi tocándole la campanilla, a la vez que Sasuke instintivamente movía sus caderas penetrando con mayor ahincó aquella boca, echó la cabeza hacia atrás soltando un jadeo, abrió los ojos sin saber en qué momento los había cerrado otra vez y se alarmó al sentir como su vientre se contraía.
– Basta... aun no… – Murmuró, pero Naruto no paró, apretó los cabellos y los tiró hacia atrás, apartándolo de él sin llegar a ser brusco, contempló desde su sitio sus labios rojizos e hinchados, sus mejillas ruborizadas, aquel sensual hilo de saliva que caía hasta su barbilla, la lujuria inundando sus ojos, haciéndolos más brillantes, entrecerró los suyos, recibiendo una ola de deseo incontrolable– Ven aquí…
Le ofreció su mano y Naruto no la rechazó, se puso de pie e inmediatamente fue devorado por un beso, ladeó su cabeza para acomodarse, luchando contra la lengua de Sasuke para arrinconarla en su propia cavidad, Sasuke amasó su cintura y la apretujo mas hacía él, sus manos intentaron encontrar un camino entre sus cuerpos, Naruto necesitaba sacarse los pantalones, Sasuke se dio cuenta y le dio espacio sin dejarlo de besar, escuchando el tintineo de la hebilla del cinturón abrirse y después el sonido de la tela, lo siguiente que pudo hacer, fue soltar junto con Naruto un suspiro en cuanto sus erecciones se frotaron, terminando el beso con un jadeo.
– Anda… no hay… mucho tiempo-ttebayo – Apremió, tirándole los brazos al cuello, desviándose de sus labios para ir a morder el lóbulo de la oreja, Sasuke exhaló un pesado suspiro de placer.
– Siempre tan ansioso, Usuratonkachi… me sueles cortar la inspiración – Sonrió de medio lado, pues sabía que aquello era una mentira, no había manera de que Naruto lo decepcionara de alguna forma– Date vuelta…
Sasuke acorraló a Naruto en cuanto obedeció su orden, le besó la nuca, los hombros, el largo de la columna y rozó con los dientes cada área que se le antojara, la cabeza le daba vueltas hacia rato, aquel sitio estaba lleno del olor de Naruto, envueltos en opacas luces rojas, era como si estuviera viviendo la fantasía perfecta, era un espacio tan común, todos los días subía y bajaba por ese ascensor, pero solo una vez a la semana se transformaba en el escenario mas erótico que jamás haya podido contemplar, acarició la espalda con sus dedos que zigzagueaban hasta uno de los glúteos y lo pellizcó. Naruto gruñó, odiaba eso y Sasuke lo sabía, por eso solía hacerlo intencionalmente. Sasuke ya no quería esperar más, se llevó a la boca tres dedos y comenzó a ensalivarlos.
Atrapó la erección de Naruto con la otra mano y la masajeó, al tiempo en que pegaba sus caderas y se restregaba contra el trasero del rubio buscando un temporal alivio, se inclinó hacia él, olisqueando su cuello, sacó los dedos de su boca y los llevó a los labios de Naruto que, inmediatamente le dieron la bienvenida, mientras tanto él, se dedicó a besarle el cuello, pasándole la lengua de arriba abajo, llevándose consigo rastros de sudor, salados pero excitantes, su mano aumentó el ritmo de la masturbación, estremeciendo las rodillas del blondo, aquello le hizo sonreír entre los besos que le dejaba, era una sensación magnifica tenerlo sumiso bajo él, le hacía sentir feliz y poderoso, se irguió hasta alcanzar la oreja, lamió el lóbulo y susurró.
– Estas a punto… –Naruto se estremeció de nuevo con solo escuchar el tono de su voz, el mayor movió su mano más rápido, sonrió, cínicamente– Pero no te dejaré…
Entonces detuvo su masaje, Naruto mordió sus dedos en claro reproche, aquello le hizo a Sasuke soltar una ligera risa, los sacó de su lugar y los llevó hacia la entrada, tocándola con las puntas, sin penetrarla, mojándola con la saliva de ambos.
– Eres un maldito Sádico-ttebayo – Siseó por lo bajo, verse de pronto frustrado y a pocos segundos de eyacular era doloroso, hacía que esa sensación de agolpamiento que se acumulaba con ganas al saber su pronta salida, se detuviera de la nada y quedara solamente ardor– Me lo cobraré la próxima semana, Teme…
Sasuke saboreó aquella frase, la próxima semana. Si, la próxima semana podrían continuar aquella aventura pendiente, la acción erótica que no tenia fin sin importar las veces que la efectuaran juntos, si había algo que había conocido a la perfección desde la primera vez que Naruto y él intercambiaron miradas, fue la obsesión y para no ser poco, la hambruna insaciable, por el otro.
Metió uno de sus dedos sin avisar, escuchando un siseo leve al instante, acallado solamente por el inicio del movimiento rotatorio del digito. Sasuke se recargó en la espalda de Naruto y le tomó de la frente con su mano libre para reclinarlo hacia él. Sintió como el cabello rubio le acariciaba las mejillas y aspiró el perfume intoxicante que tenía mientras cerraba los ojos, viniendo a su cabeza, el recuerdo de la primera vez que lo hizo.
Sasuke había dejado el contestador de su casa programado, así atendería al primer timbre, esa noche había salido temprano de trabajar y se sentía deseoso de celebrar su nuevo acenso, ahora era, oficialmente, el jefe de planeación de la gran Sound Inc. Tenía una nueva oficina en uno de los sitios de mayor espacio, un salario de seis cifras mensuales, una espectacular vista, un lujoso y enorme escritorio de roble negro, y además, un exorbitante auto que la misma compañía le había obsequiado. En ese momento, sus años de esfuerzo y estudio le daba su recompensa, parecía que estaba por cumplir todas sus metas idealizadas. Tenía un plan mental de su vida, hasta ahora, ocho de los diez pasos estaban realizados, el noveno era convertirse en accionista secundario de la empresa y el decimo ser el jefe, suspiró, si las cosas seguían marchando así, todos sus propósitos estarían completos en menos de diez años, a sus actuales veintitrés, pensó que estaría bien aquel calculo mental, si tenía suerte, podría adelantarse años, tal y como le había pasado, pues él se figuraba como jefe de planeación a los treinta, esperaba volver a tener tanta suerte.
Salió de su casa y abordó su auto, en su cabeza repasaba los posibles sitios a los que podría asistir y celebrar, se le antojaba una buena cena, un delicioso licor, quizás una mujer y una noche de sexo. Sábado por la noche y mañana día de descanso, no tenía nada que perder, el GPS le indicó varias posibles paradas, pero no quiso detenerse en ninguna de las opciones, se llevó la mano a la corbata y la desabrochó, después la deslizó fuera de cuello, mucho mejor, ahora podía pensar con mas alma. Estacionó el auto un momento para poder sacarse el saco y fue cuando un letrero de neón se ilumino en la calle de enfrente, como un señal divina.
La palabra “Tabú” parpadeaba en la entrada, sonrió, bajando del coche, ese sería el sitio al que acudiría, sin ningún motivo más allá de; el nombre le gustó. La fila de espera estaba a punto de llegar a la esquina de la calle, dejando en evidencia lo solicitado del club, Sasuke caminó directamente hacía el portero, afilando la mirada para hacerse notar. El corpulento hombre reparó de pronto en el Uchiha y sus claras intenciones de ingresar al club nocturno, lo barrió con la mirada, comprobando que cumplía con todas las expectativas que sus superiores le habían indicado para que dejara entrar sin reparos a los clientes, todas ellas, físicas. Sasuke sonrió de medio lado, triunfante, al ver como apenas ponía un pie en la acera y el portero desanclaba la cintilla, dándole la bienvenida.
Las puertas dobles se abrieron frente a él, ignorando como algunos anfitriones le daban la bienvenida, Sasuke percibió el retumbo de la música, las luces parpadeantes y el olor parecido al incienso de la máquina de humo que usaban cerca de la pista de baile. Sasuke tenía desde la universidad que no asistía a esos sitios, sin embargo, todo era familiarmente parecido; la pista de baile en el centro, mesas a lo largo de los perímetros, una barra que ocupaba casi el largo de una pared, y el clásico sitio V.I.P. en la segunda planta, que permanecía oscuro, seguramente abarrotado de personas recostadas en los sillones lujosos, bebiendo tragos y desfogándose con toques y besos con sus parejas de esa noche.
Caminó hacia la esquina de la barra, lejos de la gente que rodeaba al barman en su rutina diaria de hacer girar las botellas en el aire y preparar tragos relámpago con una agilidad y destreza envidiable. El segundo barman que atendía le sirvió un merecido Bourbon en las rocas, se lo llevó a los labios y lo degustó mientras sentía el caliente recorrido que hacía desde su paladar hasta su estomago, el sabor era perfecto y de buena calidad, giró su silla para examinar la pista de baile y buscar a su compañera sexual de esa noche. Fue en ese momento, en el que notó un detalle peculiar, y que, en su rápida revista al sitio le impidió analizar antes, el sitio estaba abarrotado de parejas del mismo sexo por doquier.
Se tensó, maldiciendo por lo bajo, volvió a hacer que sus ojos recorrieran cada mesa y sillón del sitio. Efectivamente, no se equivocaba, apretó los puños, sintiéndose un estúpido, ¿Cómo había cometido semejante error?, si tan solo no hubiese juzgado el lugar por su fachada exterior y su nombre intrigante que le hacía volar el pensamiento a situaciones pecaminosas, hubiese notado, desde la fila de espera que, Tabú, era un Bar-Gay.
– ¡Carajo, Sasuke! ¿En que estabas pensando? – Graznó entre dientes. Enfurruñado, volvió a girar la silla, terminaría su bebida y se marcharía a otro lugar donde verdaderamente pudiera conseguir lo que deseaba, se llevó el vaso a los labios, echando la cabeza hacia atrás y terminarse de un trago el restante, carraspeó al sentir todo ese sabor tan fuerte explotar en su garganta, estaba por llamar al bartender cuando, un segundo vaso de Bourbon con hielo fue depositado frente a él. Levantó la vista hacia el barman– No pedí otro.
– Lo sé, señor –Sonrió el chico– Es de parte de aquel tipo – Dijo, moviendo discretamente su barbilla en dirección a las mesas, y se retiró.
Sasuke giró su silla y dirigió su vista a la trayectoria que el chico había apuntado, había tanta gente en las mesas que, bien podría ser cualquier homosexual al cual ignorar, hasta que, vio como un Martíni se alzaba entre los rostros en una acción de brindis, sus ojos recorrieron la mano que sostenía la copa y bajó, escudriñando. Le encantó la complexión delicada y delgada de la muñeca, el delicioso tono de su piel, la evidente tersidad de la misma, siguió bajando hasta toparse con un pecho envuelto en una ceñida camisa celeste, subió por el cuello de bonitas curvas y entonces apreció una deslumbrante sonrisa hecha por dos hileras de dientes que, casi parecían centellantes, una bonita boca, graciosas y peculiares marcas en las mejillas, una respingada nariz, un rutilante cabello rubio, y el más fastuoso par de ojos azules que haya visto. En resumen, era la primera vez en su vida que Sasuke presenciaba a un hombre al cual podía catalogar, sin temor a equivocarse, como: Hermoso.
– Pero es un hombre – Se recordó a sí mismo, volviendo a girar su silla, y llevándose la bebida a los labios. Se la terminaría, solamente porque era gratis y el licor estaba bueno, después se largaría sin el menor remordimiento de ignorar al mequetrefe que se atrevió a invitarle un trago como si él fuera alguna mujer que le abriría las piernas por tan poco.
Sonrió de medio lado, con sorna, pues a pesar de decir aquello, él mismo cometía semejantes artimañas. Todo estaba como escrito por manual, Sasuke conocía a la perfección que hacer y decir para convencer a una mujer para llevársela a la cama, además que, pocas se atrevían a rechaza a un hombre como él. Cumplía todos los requisitos que ellas solían buscar; Era soltero, exitoso, adinerado, apuesto, y sobre todo, era bueno en el sexo. Quizás fallaba en las relaciones largas, ya que prefería tener libertad que rendirle cuentas a alguien, y su poca paciencia e iniciativa para los sentimentalismos le creaban problemas con sus parejas, así que por su salud, tranquilidad y comodidad, terminaba con todo lazo que le amarrara a una persona.
– Espero que no tengas pensado beber y huir-ttebayo – Sasuke vio de reojo al rubio que estaba tomando asiento a su lado, no le sorprendía verlo, después de todo, aquello era la segunda fase de la conquista pero, usualmente se esperaba a que la “Presa” casi terminara la bebida para poder retenerla en el último momento. Ese tipo, ó era impaciente ó era un idiota sin la menor habilidad para coquetear.
– ¿Y que si así fuera? – Murmuró Sasuke, recibiendo una sonrisa del chico.
– Te cobraría la bebida, por supuesto – Sasuke sonrió de medio lado.
– ¿Acaso no era un obsequio? – El rubio se encogió de hombros, sonriendo aun más.
– Yo creía que era un trueque-ttebayo – Sasuke levantó una ceja. Vaya, ese tipo era directo.
– Entonces déjame decirte algo… – Afiló los ojos en el rubio. Incitándolo a decirle su nombre.
– Naruto. Uzumaki Naruto.
– Muy bien, Uzumaki Naruto. Ten – Dejó un billete en la barra, frente al rubio y otro frente al bartender– Ahórrate cualquier cumplido, frase ó estupidez que pensabas usar conmigo y lárgate.
Naruto vio seriamente el billete frente a él, después volvió su vista al pelinegro. Sus ojos azules refulgían en contenida ira.
– Vaya, eres guapo de lejos, pero de cerca no eres más que un bastardo ¿verdad? – Sasuke le frunció el ceño, ofendido– Sin embargo hasta los bastardos merecen ser tratados como personas, así que quizás me retire y no te molesté más señor… – Naruto imitó la forma en que Sasuke le sonsacó su nombre. Sasuke sonrió. Irónico, pero divertido, e imitó la contestación del rubio.
– Sasuke. Uchiha Sasuke.
– Muy bien, Uchiha Sasuke. Ten – Dijo, devolviéndole el billete y poniéndose de pie– No necesito que me pagues el trago, no me molesta dar caridad de vez en cuando– Le sonrió con reto y se dio media vuelta, para comenzar a caminar hacia las mesas. Sasuke se levantó de un saltó de su silla y le alcanzó el brazo en tres zancadas.
– ¡¿Qué demonios te crees imbécil?! ¡¿A quién le estas dando caridad?! – Lo fulminó con la mirada, enterrando los dedos en el brazo del chico que, le correspondía la mirada llena de cólera.
– Suéltame, Uchiha Sasuke – Siseó Naruto– Me gusta este bar, no quiero que me echen por hacerte daño-ttebayo.
– ¡Como si realmente pudieras! ¡Vayamos afuera si estas tan seguro de lo que dices! – Acercó su rostro al de Naruto, apretando los dientes y viéndolo a los ojos con intensidad– Te daré tu merecido – Murmuró peligrosamente.
Naruto le sonrió, desconcertándolo. Vio como se zafaba de su agarre y caminaba rápidamente hacía el sanitario de hombres, le siguió, apretando los puños, le ardía la sangre, y estaba decidido a darle una paliza a ese rubio homosexual de una vez por todas. Apartó la puerta de un manotazo y entró, viendo a Naruto recargado en la última pared, sonriéndole. Rechinó los dientes al sentirse subestimado, se arremangó la camisa y se dirigió hacia él, hacía un plan mental de lo que le haría, donde lo golpearía. Todo ese monologo de furia cayó al suelo al tenerlo a menos de un metro. Estaba sonriente, pero no era lo que lo detuvo como si de pronto, una pared invisible se levantara entre ellos, era el nuevo brillo de sus ojos, danzantes de un lado al otro, lujuriosos y expectantes, fue cuando Sasuke se dio por enterado, que esa sonrisa que le dedicaba no era burlona, era traviesa.
– ¿Y bien? – Incitó en un tono sensual. Sasuke sintió que la piel se le erizaba– ¿No dijiste que me darías mi merecido, Teme?
– Ay, mierda – Pensó. ¿Cómo habían llegado a ese punto las cosas? Si hace algunos segundos atrás estaban por golpearse frente a todos en el bar, Naruto mismo parecía bien dispuesto a arremeterle uno que otro golpe, ¿Cómo era que ahora se le insinuaba de esa forma? Abrió los ojos, sorprendido. ¿Había sido una trampa?
– ¿Tengo que comenzar todo yo? – Cuestionó, haciendo que Sasuke volviera a la realidad.
– Oye, escúchame bien, grandísimo Dobe –Naruto frunció el ceño. Sasuke se despejó los cabellos de la frente, frustrado– Yo entré aquí por mera equivocación, no soy lo que tú piensas, así que, para con eso.
– ¿Qué me estas queriendo decir-ttebayo? ¿Qué no eres gay y te metiste aquí por estúpido ó que no eres tan bueno como yo creí? – Sonrió, ahora burlón– Porque si es la segunda opción… ¡Caray! Eh perdido mí tiempo, pensando que eras un hombre y no un perdedor.
Sasuke gruñó. Encerrando contra la pared a Naruto, ¿Perdedor? ¿El?, ese tipo no tenía idea de lo que hablaba, él estaba seguro de su desempeño como amante, quizás sí, jamás había estado con otro hombre, pero no le importaba ese detalle, haría callar a ese ruidoso chico y, no solo eso. Sino que le demostraría que tan bueno podría ser, y se lo restregaría por la cara que ni siquiera un homosexual, estaba exento.
Tarde se dio cuenta que había sido manipulado, y después de fogosos besos y caricias excitantes que, al contrario de lo que él creyó, no le dieron repulsión en lo absoluto, Naruto le sonreía con triunfo y complacencia. Y sin embargo el humillado había sido él, pues entre maldiciones y protestas, el rubio le echaba en cara su inexperiencia con un compañero sexual con su mismo tipo de herramienta, se sintió un primerizo ante sus explicaciones, y soltaba insultos entre dientes a cada queja de Naruto, “Hazlo como te gustaría a ti” “Tu sabes en donde es que se siente bien” “¿Acaso no te conoces tu cuerpo, bastardo?”
– Cállate – Rezongó en voz baja. Cuando se decidió a penetrarlo, se encontró con una maravillosa sorpresa al ver lo diferente de la experiencia, llenándose de esa nueva fragancia extraña pero adictiva, se vio a si mismo desenfrenado, sin forzarse a ser cariñoso, sin sentirse comprometido a tener que complacer con detalles ridículos a una compañera femenina, sino al contrario, podía morder, maldecir y forzar su cuerpo de forma libre. Y Naruto no se mostraba herido, ofendido ó molesto por su comportamiento, sonreía de manera erótica y lleno de gozo, como si el espectáculo que Sasuke le daba le hiciera feliz. Después de eso y cuando salieron del sanitario de caballeros, Sasuke se fue junto con Naruto a su casa para mas diversión, y con la promesa por parte del rubio de mostrarle cosas aun mejores.
Al día siguiente, mientras compartían un café, dejaron de lado su pésima primera impresión y aquel impulsivo primer encuentro, charlando y presentándose debidamente como los desconocidos que eran y esperaban dejar de ser, se dieron cuenta de la química que había entre ellos, de su sentido del humor naturalmente sincronizado, de sus divertidas formas de insultar y pelearse, con los días se negaron a dejar escapar aquella novedosa compañía, Naruto había encontrado un hombre tan capacitado laboralmente como él, inteligente, independiente y, salvajemente pasional. Mientras Sasuke descubrió la felicidad al ver a un mejor amigo y un excelente compañero sexual en una misma persona, una que no era dependiente, que era espontaneo y negado a la monotonía, pero sobretodo, con el único que podía compartir su espacio con tranquilidad y libertad, sin sentirse hostigado. Ambos habían encontrado, a su media naranja perfecta.
– Sasuke, hazlo ya – Gimió, impaciente. Mientras sentía los tres dedos moverse en círculos en su interior, recargó la mejilla en la fría pared de metal del ascensor, jadeando.
– Ya voy – Susurró en el oído de Naruto. Notando como se estremecía, sonrió de medio lado, satisfecho con las reacciones que le provocaba. Si al principio de su relación, él había comenzado su intimidad con el pie izquierdo, solo le bastó abrir su mente y dejarse llevar enteramente para poder disfrutar el momento. Gracias a Naruto, él se había redescubierto sexualmente, había tenido nuevas fantasías y mayor creatividad, experimento su oculta impulsividad, sus manías más salvajes, y cada noche que pasaban juntos, le hacía sentir que, cada hora estresante en la oficina, cada ira guardada ante alguna incompetencia, los malos tragos que tuvo que pasar con su familia al presentarse a su nueva pareja, los comentarios de sus amigos y ocultar prudencialmente a algunas personas su romance, valía completamente la pena, y no solo por el sexo, sino por la invaluable, irremplazable y necesaria compañía que Naruto le obsequiaba, por primera vez en toda su vida, se sentía pleno, completo y feliz.
Deslizó los dedos fuera de su interior. Entrecerró los ojos al escucharlo suspirar, le abrazó la cintura y le besó la base del cuello, después la mejilla y la base de su oreja, dejó de presionar la punta de la erección de Naruto, para poder volverle el rostro y besarlo en los labios, suspirando al mismo tiempo, complacidos.
– Déjame verte, Dobe – Murmuró en su oído.
Naruto se dio media vuelta, pegó su espalda a la pared, miró hacía los ojos de Sasuke y le sonrió, en una mezcla de ternura, incitación y felicidad. Sasuke le tomó las manos y se las colocó por encima de la cabeza, juntando sus pechos que estaban ligeramente húmedos, percibieron el latido inquieto de sus corazones ante el roce más simple. Viéndose a los ojos y contemplando su reflejo en ellos, cerraron los ojos en mutua acuerdo y, lentamente, se besaron con parsimonia, recorriendo la boca del otro con total seguridad.
Sasuke soltó las manos de Naruto y lo tomó de la cintura, lo levantó y lo sentó en la orilla del barandal de metal, abriéndole las piernas.
– ¿Listo? – Sonrió de forma ladina.
– Desde hace una maldita hora, Teme – Correspondió la sonrisa. La volvió entonces, cálida– Hazlo-ttebayo.
Sasuke entonces le acarició el largo de las piernas, agachándose un poco para rozar con los dientes los respingados pezones de Naruto. Se masturbó un poco, con rapidez. Y dio un paso hasta colocarse en su lugar, tomó su erección y la apuntó al sitio, volteó a ver a Naruto a los ojos, viéndolo atentamente. Lo besó nuevamente, distrayéndolo, y entonces comenzó a entrar.
Naruto exhaló por la boca en un intento de relajarse, recargó la cabeza en la pared, jadeando. Sasuke apretó los dientes por el corto tiempo que le costaba penetrarlo a fondo. Sintiendo la misma abrasadora calidez que lo enviciaba, la urgencia y el dolor de la sangre acumulada en la punta de su miembro, esperó unos segundos antes de dar la primera embestida. Ese fue el momento en el que el descontrol dio inicio.
– Mírame –Ordenó Sasuke, jadeando.
Naruto entreabrió los ojos, lágrimas se asomaban de ellos. Vio directamente a los ojos de Sasuke que igualmente estaban entrecerrados, con sus ébanos más oscuros de lo usual, vaciados de tanta excitación que podía decir que estaba a poco de perderse a sí mismo. Naruto le tomó del cabello y lo arremató contra sus labios, inclinándose de forma peligrosa, entre la barandilla de seguridad y las embestidas del Uchiha.
Sasuke sintió como los tobillos de Naruto se aseaban a su espalda, empujándolo con insistencia hacia el abrazo de sus muslos, Naruto quería más unión, mas roces, pero no podía permitírselo. Le tomó de las muñecas u las colocó a cada lado de su cuerpo, ganándose un leve quejido envuelto en gemidos. Volvieron a verse a los ojos una vez separadas sus bocas, Sasuke meneó sus caderas hacia arriba, estremeciéndose.
– Rayos, ahí – Gimió Naruto. Sacudiéndose encima de la barandilla, tratando de deshacerse de las manos opresoras del pelinegro, fallando en su cometido. Volvió a empujarlo hacia él con sus tobillos, logrando en esta ocasión que sus pantorrillas ganaran terreno y se anclaran también en la espalda baja del moreno. Un poco más, tan solo un poco más. Una embestida en ese mismo punto, le distrajo la maniobra.
Sasuke sonrió al ver a Naruto perderse un momento en la sensación, levantando la barbilla y apretando los labios, cerrando los ojos, enarcando la espalda, poniéndose rígido y después flexible. Arremetió sus caderas nuevamente hacia arriba y volvió a ver la misma reacción, esta vez, acompañada de un sonoro gemido. Comenzó a ganar mayor velocidad, aminorándola de a poco en ciertos momentos, en los que sentía que sus piernas se calentaban y su cintura se ponía adolorida de tanto vaivén, para recuperarse y volver a acelerar.
Soltó de las manos a Naruto, justo cuando sintió su primer escalofrió recorrerlo desde la última vertebra hasta la nuca. Naruto también lo notó, y boqueó ansioso por lo que vendría a continuación, aprovechando que Sasuke comenzaba a bajar la guardia entre tanto placer, logró enrollar sus piernas y empujarlo con rudeza contra él, sintiéndolo entrar deliciosamente hasta el fondo, tocándolo en aquel punto, desatando la corriente orgásmica de su vientre al resto de su cuerpo, sonrió.
– Que te tengas que salir con la tuya, Usuratonkachi – Dijo, sonriendo igualmente. Rendido, se dejó abrazar entonces por los muslos, los brazos de su rubio, abrazándolo el también con todas sus fuerzas por la cintura, para después comenzar lo que sería el exquisito final de aquella travesura. Comenzó a embestir al penetrar a ese punto en específico.
Aun así, Sasuke permanecía al pendiente del momento en que Naruto estuviera al borde del cenit, se meció contra él, hasta donde la postura y la cautividad le permití. Jadeó, gimió y siseó, y regresó un poco a sus sentidos cuando percibió las convulsiones de Naruto en su vientre, levantó su mirada y contempló su orgasmo en todo su esplendor. Quedó un momento maravillado de verlo de tal manera, abriendo la boca y encorvando la espalda de forma felina, apretando los ojos, mientras su mueca se convertía en la clara imagen del placer. Rápidamente llevó su mano al miembro del rubio, justo a tiempo para atrapar la esencia que salía del orificio, no podían dejar huellas.
Continuó embistiendo con rudeza unos momentos más, sintiendo la torturosa sensación que le daban las paredes internas, cerniéndose tensas y calientes alrededor suyo, aquello lo llevó también a su cúspide. Y justo antes de dejarse abrazar por el fuerte orgasmo que lo embriagaba, se salió del interior de Naruto y colocó la misma mano, manchada de semen del rubio, a la cabeza de su erección que, en ese momento, también se dejó liberar, aturdiéndolo unos segundos mientras su cuerpo se tensaba con el escalofrío que lo recorrió y después volvía al mundo terrenal, jadeando.
Naruto estaba recuperándose de la sensación y la agitación, pero no se perdió ni por un momento como su amado Uchiha disfrutaba su orgasmo de esa forma, sonrió complacido de saberse la persona que podía proporcionarle tal magnitud de placer. Sasuke volteó a verlo, después de que su cabeza dejara de sentirse flotar.
– ¿De qué te ríes, Dobe? – Cuestionó, levantando una ceja, correspondiendo su sonrisa.
– Oh, de nada en especial-ttebayo – Canturreó, repentinamente abrió los ojos, meditando algo en su cabeza, y se carcajeó de su súbita idea– Creo que se me ocurrió algo para vengarme de ti la próxima semana, Teme, prepárate.
Sasuke lo ignoró y se dio la vuelta para buscar con la mirada sus ropas, vio el pantalón en el piso y se preocupó, esperaba que no hubiese manchado ó arrugado, estaba por tomarlo cuando reparó en la humedad de su mano, salpicada enteramente de semen, sin meditárselo mucho, se la llevó a la boca y comenzó a lamerla.
– Sucio – Se rió, Naruto. Sasuke le sonrió por sobre su hombro.
– Tienes envidia por que seguramente querías hacerlo tú – Acusó. Ganándose una carcajada despreocupada de su novio, que delataba la verdad de sus palabras.
Naruto se bajó de la barandilla y se dirigió a su portafolio, sacando toallitas húmedas y pasándoselas entre los muslos, la frente, el cuello y el pecho. Después fue hacia Sasuke y le limpio la espalda, el rostro el cuello y el vientre. Despejando todo rastro de sudor o fluidos. Comenzaron a colocarse sus ropas, cuidando que no estuviesen maltratadas, pasando sus manos por la tela para tratar de alisarla. Por último, Sasuke roció ambientador en aerosol y volvió a meter la lata al portafolio del rubio, dando un suspiro, estaban listos. Oprimieron nuevamente “Stop”, el elevador se sacudió, las luces volvieron y comenzó a avanzar a la planta baja del edificio.
– ¿Qué habrá de cena hoy? – Preguntó el Uchiha, peinándose el cabello con los dedos.
– La verdad tenía pensado ordenar comida china-ttebayo – Se anudó la corbata– Tengo trabajo que hacer aun, tengo mucha papelería pendiente y mi papá la quiere para mañana.
– La comida china está bien – Coincidió– Asegúrate de terminar todo, no quiero que Minato-san me diga algo, siempre que te atrasas con el trabajo me culpa a mí – Hizo una mueca.
– Obvio que te tiene que culpar a ti-ttebayo –Sonrió– ¿Quién más que tu podría distraerme? Ahora entiendo porque gritó al cielo cuando le dijimos que vivíamos juntos, eres una tentación.
– No hables de mi con tus padres como si fuere alguna especie de malnacido, después lo veos acuchillándome con los ojos cada que cenamos con ellos, casi puedo leer en su cara “Bastardo Ninfomano”, cuando soy completamente inocente – Bufó– ¿Quién demonios es el que se me tira encima cada tanto para tener sexo? Yo no te obligo.
– Por eso te decía que eras una tentación, mas no que eras culpable – Se carcajeó.
– Mañana le contaré a mi madre de ti, para que se te quite – Le envió una mirada envenenada.
– Dudo que tu madre te crea, mira que puedo actuar como todo un angelito-ttebayo – Pestañeó melosamente.
Sasuke se rió, volvió a dirigir su mirada a los números del ascensor, se acercó a Naruto y lo abrazó.
– Ya llegó mi piso, te veo en casa – Le beso en los labios y después se separó.
– No quiero ni imaginar la cara que pondría tu jefe si tan sólo supiera que estas liado con tu enemigo, Teme.
Sasuke rodó los ojos, presionando el botón del piso, las puertas se abrieron y le dio una última mirada, no podía bajar con él, pues, como había dicho su novio, a su jefe le daría un infarto si se enteraba que se veía cada semana a solas con su competencia, pero aquello no importaba, negocios y placer eran cosas diferentes, al menos el resto de la semana. Además, Naruto y él tenían cerca de tres años juntos, se habían conocido antes de cualquier tratado o problemas entre la compañía, esto no le incumbía a nadie.
– Adios, extraño – Le sonrió de medio lado, en despedida.
– Adios-ttebayo – Le sonrió, ladino– Hasta la próxima semana.
Las puertas se cerraron, dejando la frase en el aire, a pesar de que cada noche se veían en su casa, siempre esperaba con ansias ese día a la semana en la que se volvían a encontrar, furtivamente, como amantes de ocasión, como perfectos desconocidos, peligrando de forma excitante. Cerró los ojos, sonriendo.
Hasta la próxima semana… mi amor.
Fin.