-No puede ser – pronunció con voz rota.
El aturdimiento se había apoderado de él, no podía ser cierto lo que sus ojos veían, tenía que ser mentira todo eso, el corazón se le oprimió dolorosamente al descubrir de quien se trataba su nuevo cliente.
La garganta se le secó y el pulso se le aceleró brutalmente, la noticia le llegó como si le hubiesen dado un golpe con un mazo, tubo que agarrarse del sillón y tratar de normalizar su irregular respiración, su vista estaba velada por lagrimas que corrían por sus mejillas; era demasiado duro para él y sin embargo tenía que asegurarse de que fuera real, rogaba a Dios que fuera un mal entendido, por que si era real, su vida se convertiría en una mierda a partir de hoy.
Dejó el folder abierto sobre el escritorio, con los papeles que contenía maltrechos y arrugados, en ellos podía leerse la siguiente información.
Fecha del deceso: 20 de agosto del 2011
Nombre del occiso: Naruto Namikaze.
Descripción y causa de muerte:
Hombre caucásico de 27 años de edad, 1.75 de estatura, paro cardiaco.
Caminó hasta la morgue donde su compañero pelirrojo embalsamaba el cuerpo de un anciano.
Sasuke había heredado la funeraria al morir su padre y se hacia cargo de ella junto con su amigo y socio Sabaku no, Gaara.
-Veo que te has enterado – asumió el pelirrojo de ojos verdes a su amigo recién llegado.
-¿Tú ya lo sabias? – preguntó con el rostro desencajado, pocas veces mostraba sus emociones, sin embargo este era un buen momento para hacerlo.
-Me entere esta mañana. – Respondió con seriedad mientras metía un algodón en la boca del occiso y comenzaba a cocerle los labios con aguja e hilo negro.
-¿Por qué no me dijiste nada al llegar?
-Pensé que te pondrías mal, así que estaba esperando el momento adecuado para hacerlo.
-Pues no fue la mejor manera ¿Sabes que nos han llamado para hacernos cargo del funeral? – inquirió siguiendo el movimiento de ojiverde al momento de rasurar el rostro del anciano muerto.
-Era de suponerse – contestó encogiendo lo hombros – después de todo somos la mejor funeraria en Konoha.
Sasuke suspiró apesadumbrado, Gaara hablaba con tanta naturalidad del asunto que bien podría parecer un robot sin sentimientos.
-Si te causa mucho problema puedo ir yo por el cuerpo y hacerme cargo de él – ofreció al azabache.
-Por supuesto que no – respondió con turbación – yo me hare cargo de todo.
Aunque fuese difícil, prefería llevar el proceso el mismo a que alguien más profanara el cuerpo de su amado rubio.
-Como tú lo desees.
-Bien, me voy, ya deben estarme esperando – Gaara asintió y el moreno salió del lugar para dirigirse hasta la mansión Namikaze.
N&S
La propia mansión parecía tener sentimientos, la fachada se alzaba lúgubre ante sus ojos, y el ambiente que ahí se respiraba era de completa tristeza y desolación.
Aparcó frente a la gran casona y bajó del coche sintiendo el empedrado bajo sus pies, una persona de servicio le abrió la puerta permitiéndole la entrada, todo se encontraba en completo silencio, la estancia lucía diáfana y sobria, con muebles estilo victoriano decorando el lugar.
Lo mas difícil era la manera de dirigirse a la familia, a pesar de los años que llevaba en el negocio, aun le era difícil llevar el protocolo. Se encontraba con personalidades y a veces hasta con situaciones embarazosas; como la vez en que una de las viudas se le abalanzó a cachetadas por traer el cuerpo de su marido dentro del ataúd, ja como si él fuese el culpable de que el tipo se hubiera ido a estrellar contra un muro de contención cuando una prostituta le iba haciendo una mamada.
-El cuerpo ¿Puede llevarme hasta él? – preguntó Sasuke con suavidad.
-Claro, sígame por aquí.
Caminaron subiendo las escaleras hasta la parte superior de la mansión, se detuvieron tres puertas más adelante; al entrar se dio cuenta de que la habitación y su decoración delataban a la perfección la personalidad del difunto, que por qué negarlo, era un tanto extravagante.
La cama era un King size con cabecera de madera labrada a mano y relieves de zorros salvajes con grandes garras. Sobre el lecho se distinguía el bulto del cuerpo sin vida, cubierto completamente con una sábana blanca. Siempre se habían hablado varias cosas del occiso, era un hombre famoso por su dinero, sus excesos y las orgias de varios días que mantenía en la mansión, podía decirse que el tipo llevaba una vida desenfrenada desde hacía tiempo, era un hombre joven, que lamentablemente había fallecido de manera prematura.
A paso lento se acercó hasta los pies de la cama, el hombre de avanzada edad que le acompañaba retenía las lágrimas guardando la compostura.
-Aun no puedo creer que el joven Naruto haya muerto, se le veía tan bien ayer por la noche.
Sasuke no dudaba de lo decía el anciano, después de todo él le conocía desde tiempo atrás.
-Mi socio no ha podido venir conmigo ¿Por favor podría pedirle a uno de los empleados que me ayude a bajar el ataúd?
-Sí, en un momento regreso, voy por el jardinero para que se ponga a su disposición – El Uchiha asintió viendo como el hombre se retiraba.
Observó con curiosidad a su alrededor, algo se sentía extraño, de cierta forma estaba acostumbrado a quedarse solo con los difuntos, pero el ambiente se sentía en si diferente, como percibir la presencia de alguien más en la habitación, no de manera física. Si creyera en fantasmas podría jurar que el alma de Naruto aun no abandonaba aquel lugar, que aun los estaba viendo.
Dejando de lado la extraña sensación, se colocó al costado de la cama, con lentitud fue bajando la sabana, negándose por instante a contemplar la realidad, inhaló hondo y exhaló dándose valor, descubrió el cuerpo hasta la clavícula y se quedó viendo con devoción el ahora pálido rostro.
-Es una pena que hayas muerto – murmuró con voz quebrada.
Aunque en ese entonces rechazó la propuesta de Naruto, aun se preguntaba qué habría pasado con ellos dos si le hubiera aceptado aquella noche, si hubiera accedido a dormir en su cama, como el ojiazul se lo había pedido.
“Sasuke ¿Eres tú? Teme no estoy muerto, escúchame por favor, tú tienes que oírme, no estoy muerto por favor”
Naruto trataba de gritar, de moverse y que le escucharan, de que todos a su alrededor se dieran cuenta de que seguía consiente, atrapado en aquel cuerpo que no le respondía. Lo único que recuerda era haberse ido a la cama la noche anterior y al despertar, Sarutobi gruñéndole para que se levantara y por más que lo intentó, no pudo abrir los ojos. Escuchó a su mayordomo llorando y pidiendo ayuda, gritando que “él” estaba muerto, pero eso no podía ser, él estaba consciente, oyéndolo todo, como su mayordomo y los empleados susurraban perturbados.
Pudo sentir al medico tomando sus signos vitales y finalmente declararlo muerto. ¿Cómo era posible? ¿Muerto?
Es verdad que su corazón apenas latía imperceptiblemente para el ojo humano y que el aire no entraba por sus pulmones; pero no era posible que estuviera muerto. Era horrible, querer abrir los ojos y comprobar que no puedes, tratar de mover tu cuerpo y que este no te responda, querer gritar “Estoy aquí, no he muerto” y que nadie te escuche, que formules esas frases una y otra vez y luches por decirlas pero tu boca no emita mueca o sonido alguno. Estar encerrado en tu propio cuerpo, que todos te dieran por muerto cuando tú sabías que no era así.
“Por favor Sasuke , por favor, escúchame, tú tienes que oírme, por favor no estoy muerto, por favor, ayúdame, ayúdame”
-Shikamaru llegara a más tardar mañana, está destrozado, aun no sé lo puede creer, de hecho nadie puede creerlo – comentó en voz alta, como esperando que el difunto pudiera oírlo, esperando vagamente una respuesta, aunque sabía de sobra que no la obtendría.
Inevitablemente dejó salir un sollozo, se estaba comportando como un débil, pero no podía evitarlo, ver ahí a su gran amor, el ser que anteriormente mostraba ser todo un remolino, impetuoso y parlanchín; el verlo así, sólo el cascaron, sin vida, sin chispa, era realmente doloroso.
Sin querer su mente le transportó a aquella noche, aquella en que Gaara casi le muele a golpes por ingenuo.
*-Flash Back-*
La fiesta de caridad estaba dedicada en esa ocasión a la organización Casa de la Sal para niños infectados con VIH, él y Gaara estaban invitados por uno de los organizadores.
Era una noche de gala, los más ricos y poderosos de la ciudad se congregaron en dicho evento y entre ellos el millonario y estrafalario Naruto Namikaze.
Sasuke lo negaría siempre, puesto que su orgullo no le permitía admitirlo en voz alta, pero vivía enamorado de Naruto desde que estudiaron juntos en la universidad, sin embargo nunca se lo confesó, de sobra sabía lo ojo alegre que era el rubio.
Por la habitación del Namikaze en la fraternidad desfilaban diariamente tanto hombres como mujeres, de todos los colores y sabores y él no iba a convertirse en uno más de su colección.
La velada estaba llevándose hasta cierto punto de manera agradable, tomando en cuenta que la mayor parte de los invitados eran adultos mayores.
Sé disculpó con Gaara y salió rumbo a los sanitarios.
Los mingitorios se encontraban perfectamente aseados, en sí todo lo que correspondía al WC estaba pulcro desprendiendo un agradable olor a lima y pino.
Había terminado de vaciar su vejiga y ahora lavaba sus manos bajo el chorro de agua.
Levantó la vista dando un respingo al sentir un pecho plano presionándole la espalda.
-Hola Sasuke – saludó sonriente lamiéndose los labios con descaro, sabiendo que el azabache podía verle por el espejo.
El Uchiha se dio la vuelta inmediatamente quedando frente a frente.
-Naruto… hola – tragó saliva con nerviosismo, era inevitable, no podía controlarse cada que lo tenia en frente.
En otras ocasiones el ojiazul jamás se había dignado a dirigirle la palabra ¿Por qué ahora le llegaba por detrás y se le acerba tanto?
-Estas irresistible esta noche. – le insinuó el de ojos azules
El aliento del millonario era cálido y dulzón contra su rostro, tenerlo tan cerca le provocaba temblores por todo el cuerpo, trató de relajarse y comenzó a respirar más lento, sin querer bajó la mirada y la clavó en aquellos rosados labios.
-¿Co…Como dices? – atinó a preguntar
-Lo que oíste, estas como para comerte entero esta noche.
Y sin decir más lo tomo por la nuca con ambas manos y se abalanzó directo a sus labios. La sorpresa de aquella acción no permitió reaccionar a Sasuke inmediatamente, pero luego de la insistencia del ojiazul se dejó llevar abriendo los labios para darle total acceso a su boca y le abrazó por la cintura estrechándolo fuertemente.
Namikaze aprovechó la confianza depositada y se adueñó del beso, invadiendo la humedad cavidad con su lengua, saboreando cada extensión, mordiendo de a poco el grueso labio inferior y jadeando de placer.
Pero no todo es eterno y Sasuke por fin tomó conciencia de lo que estaba haciendo, cortó el beso y se apartó de él con ambas manos presionando el pecho del otro.
-¿Qué pretendes? – preguntó con respiración agitada.
-Quiero tenerte en mi cama – respondió con seguridad y un poco de petulancia.
-¿Qué? – jadeó sorprendido.
-Piénsalo, si decides aceptar, te estaré esperando en media hora dentro de mi limosina.
-Yo no…
-No digas nada más, te espero – interrumpió la indecisión del otro y le guiñó el ojo. Altanero salió de los sanitarios sin esperar a replica.
Tan pronto Sasuke volvió a donde Gaara le contó de lo sucedido en el baño.
El pelirrojo se lo puso como lazo de cochino llamándolo iluso e intentó reclamarle a Naruto defendiendo su honor como si fuese su hermano mayor, pero el ojiazul ya no se encontraba dentro del lugar.
-¡Ni se te ocurra caer en las garras de ese tipo Sasuke!
-Yo no…
-No digas que no has pensado en ir hacia allá, que los dos sabemos que te derrites por él, con gusto le abrirías las piernas, pero de sobra sabes que Naruto sólo busca aventuras de una noche y tú te mereces más que eso, así que no vas a ir ¿Me oíste?
-Sí – respondió con un hilillo de voz y la mirada baja - tienes razón.
*- Fin del flash back-*
Y desde esa noche Naruto no le había vuelto a buscar, ni sus caminos se cruzaron de nuevo. Era una pena que sólo en estas condiciones lo volvieran a hacer.
-¿Sabes? Me duele mucho no haber podido lograr nada contigo, enserio me gustabas, aun me preguntó que habría pasado si aquella noche te hubiese dicho que si – se acercó hasta el rostro del difunto y depositó un pequeño beso, apenas un rose.
“Sasuke, por favor, estoy aquí, no he muerto" - clamaba el rubito desesperado, pensando que tal vez su acompañante si podría escuchar su ruego - " por favor, ayúdame y te aseguro que si despierto, no me voy a alejar de ti”
La puerta se abrió dejando entrar al mayordomo que venía acompañado por un hombre joven de musculatura media.
-Ya, podemos llevárnoslo ahora….
N&S
Ahora el delgado y bien formado cuerpo del ojiazul yacía postrado sobre aquella camilla de frio metal, Sasuke había decidido hacerse cargo del embalsamiento personalmente, podría parecer sádico y retorcido, pero él solo quería pasar un tiempo mas con su adorado rubio, pedirle perdón por no aceptarlo aun cuando sabía que de nada le servía ya.
-Perdón Naruto, no me gustaría hacer esto, profanar tu cuerpo perfecto con estos instrumentos, pero es necesario para que todos puedan darte un vistazo por ultima vez, sé que te hubiese gustado que Shikamaru llegara a tu entierro ¿Verdad? Así que perdón ¿Si?
Como si fuese un ritual y estuviese rindiendo tributo a una obra de arte, Sasuke contempló el divino cuerpo, tomó la sierrilla eléctrica con la que abriría el torso del rubio.
La maquinilla comenzó a cortar la fina piel.
"Nooooo, Sasuke, nooooooo, por favor, duele, Sasuke, estoy vivo, por favor"
Sasuke paró la maquinilla al percatarse de algo muy raro, la piel de Naruto estaba sangrando con el corte, el líquido rojo corría por la apenas superficial herida.
-Esto no esta bien – exclamó sorprendido, con los ojos completamente abiertos – no deberías sangrar, los muertos no sangran, Naruto ¿Acaso tú?
Continuara…
