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Sin Recordarlo Te Amo por Eza-chan

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Notas del capitulo:

poniendo esto de nuevo -_- TRC no es mío... y tampoco xxxholic

Kurogane sentía una punzada horrible en su cabeza, estaba casi seguro de que había escuchado a alguien gritar su nombre con desesperación… bueno ya no estaba tan seguro.

 

Sabía que había varias personas a su alrededor que decían cosas que no lograba entender. Sentía que lo movían y también ligeros piquetes en sus brazos, podía oler ese extraño aroma que inmediatamente, inconscientemente, se cataloga como medicina, también percibía el olor a alcohol.

 

-¡Kurogane!- de nuevo escuchaba esa voz llamándolo con tanto apuro, pero sin poder hacer nada pronto no supo más de sí.

 

 

 

 

No supo cuanto tiempo paso, apenas había recuperado consciencia de que estaba vivo, aún no tenía fuerzas para abrir los ojos y no buscaba tenerla, estaba cómodo así. Tenía una paz muy extraña, no sentía  su cuerpo así que se preocupo un poco, movió brazos y piernas, al instante sintió un dolor agudo en su brazo izquierdo, desde la punta de los dedos hasta el hombro.  Abrió los ojos irritado intento levantarse y su cabeza dolió.

 

¿¡Qué rayos le había pasado!?

 

-Kurorin tranquilo, todo está bien, sólo cálmate- de repente vio a ese chico rubio, ni siquiera se había dado cuenta de que estaba ahí.

-disculpa… ¿quién eres?-  el pelinegro no pudo evitar decirlo, un extraño le acababa de hablar con un apodo ñoño y además ocupaba su espacio personal, no podían culparlo; entonces por qué se sintió “culpable” al ver esa cara llena de confusión y miedo.

 

Se quedaron mirándose unos segundos. Kurogane esperaba una respuesta y el rubio estaba perdido en sus pensamientos.

 

¿La persona que amaba no lo recordaba?... 

 

El ojirrojo recordó aquel chico rubio con sonrisas falsas que se sentaba en la esquina del salón.

 

-oh eres ese chico-

-¿qué chico?-

-el señor sonrisas falsas- el ojiazul se veía sorprendido.

-que gracioso, no me decías así desde…- pareció darse cuenta de algo importante –Kurorete, ¿cuántos años tienes?-

-17-

-oh… - el chico del cual Kurogane ni recordaba el nombre salió de esa habitación de… ¿hospital? Ay no lo sabía.

 

Un doctor entro al rato, revisó sus heridas y comenzó a hacerle algunas preguntas.

-dime tu nombre por favor-

-Kurogane Ichihara-

-edad-

-17-

-en qué año estamos-

-2000-

-¿sabes qué te pasó?-

-No-

 

 

 

-amnesia- le dijo el doctor a Fye, el cual pensó que solo podría haberlo deducido –Perdió los últimos 10 años de su vida-

-y ¿qué va a pasar ahora?-

-con el tiempo él puede o no recuperar la memoria, lo mejor es que lo adapten poco a poco a lo que era su vida antes, pero no llene su cabeza de información muéstrele lentamente y de forma sencilla-

-ok- fue lo único que el rubio pudo procesar.

-tendrá que venir a revisión 2 veces al mes-

-ok-

-es preferible que se quede aquí unos días más en observación-

-ok-

-¿se siente bien?-

-No- concluyo y regreso a donde se encontraba el moreno.

 

 

 

Kurogane estaba realmente aburrido, miro su brazo enyesado, con sólo observarlo le dolía, toco su frente con su mano derecha y sintió un vendaje, al parecer se golpeo la cabeza, no pudo evitar ver su brazo derecho tenía moretones, tal vez su cara también se veía así.

-pero ¿qué fue lo que hice?-

-proteger a las personas más importantes de tu vida- el moreno observo el rostro de Yuuko con tranquilidad.

-¿¡¡Qué demonios haces aquí buja!!?-

-vine porque siendo tu madre Fye me llamo-

-¿Fye?... ah, el chico ese- la pelinegra que sonreía hasta ahora, dejo de hacerlo observando al otro seriamente.

-sé que no recuerdas los últimos 10 años pero cuida tus palabras o terminarás lastimando a quien menos quieres-

-¿de qué hablas? ¿10 años?- Yuuko recupero su sonrisa fue hasta la puerta y regreso con un ojiazul del brazo.

-vamos Fye siéntate aquí- la mujer hizo que se sentará en un pequeño espacio de la camilla. -escucha Kurogane estamos en el 2010, por lo tanto han pasado 10 años desde lo que tú recuerdas- explico la pelinegra con calma como si estuviera hablando del clima.

-imposible- dijo el otro más bajo de lo que hubiera esperado.

-puedes ver el periódico o las noticias o el calendario o…-

-es mentira como puedo no recordar 10 años- la interrumpió el otro.

-bueno te diste un buen golpe en la cabeza y… ¿cómo puedes creer que yo mentiría?-

-ay no lo sé, porque lo has hecho toda mi vida supongo-

-¡qué horrible hijo tengo!- lloriqueo falsamente

-deja tus dramas y ya dime la verdad- exclamo comenzando a ponerse un poco histérico.

-Kuropyon… tienes un  golpe en la cabeza y un brazo roto, estas en el hospital ¿en serio crees que Yuuko-san te mentiría?, ¿ahora?- Kurogane guardo silencio unos segundos mientras pensaba lo que acababan de decirle.

 

La verdad es que no pensaba que la mujer de ojos rojos pudiera decirle semejante mentira, pero era difícil aceptar que había perdido 10 años, ¡una década!

 

-bien- dijo al fin aceptando la realidad en voz alta. – ¿van a ponerme al tanto de mi vida? ¿Y por qué esta “mi viejo compañero de escuela”- dijo con sarcasmo –aquí?-

-vives en una bonita casa estilo japonesa, sigues siendo el mismo gruñón que iba a la escuela a mi parecer y Fye es tu esposo, la persona que más amas en el mundo- el moreno volteo a ver lentamente al rubio sin expresión alguna.

-¿¡qué él qué!?... pero, pero, pero, pero… representa todo lo que me desagrada y más importante ¿¡cómo que me case!? ¡¡Estás loca!!- su “madre” se le acercó.

-¿qué te dije de tus palabras?- le susurró.

 

Fye sabía que esto iba a ponerse todavía más difícil.

 

 

Después de unos días más en el hospital y de situaciones incomodas en las que los “esposos” no sabían como reaccionar o de que hablar, un Kurogane recién dado de alta, se encontraba en un auto conducido por ese sujeto llamado Fye que lo llevaba a quien sabe dónde. Llegaron a una enorme casa típica japonesa.

-¿esa es mi casa?- el rubio asintió con la cabeza. –Es grande- bajo del auto sin dejar de ver su “hogar”, le parecía muy extraño llamarlo así.

 

-¡Kurogane-san, Fye-san!- escucho que gritaban, busco el lugar de donde venía ese llamado y se encontró con 2 pelinegros cruzando la calle.

 

Cuando estuvieron cerca vio un ojiazul sonriente mientras que el otro chico lo observaba completamente serio.

 

-me alegro de que ya este de regreso Kurogane-san- el nombrado siguió mirando a ese chico sonriente.

-¿ves esta venda en mi cabeza?, me golpee y eso hizo que perdiera los últimos 10 años de mi vida, no recuerdo haberte visto alguna vez así que eso quiere decir que te conocí dentro de esos 10 años- mientras esos ojos azules lo veían sorprendidos, pudo apreciar como el que acompañaba a ese chico lo miraba reprochándole por haberle hablado así, como protegiéndolo.

-Kuro-sama eso no fue amable-

-deja esos estúpidos apodos- dijo un poco alterado

-soy Watanuki Kimihiro-

-Doumeki Shizuka-

-nos conocimos hace 5 años, cuando se mudaron aquí-

-Doumeki-kun y Watanuki-kun están casados-

 

Fue lo que alcanzó a escuchar Kurogane luego se perdió observando esas imágenes que se repetían en su cabeza como una película en la que él era el único espectador.

 

 

 

Dejo una caja en la que pronto se vería como la habitación que compartiría con Fye. Escucho el timbre; extrañamente hasta ahora se dio cuenta de que ese sería su hogar, sintió un escalofrió recorrerlo por completo, un signo de emoción.

 

-buenas tardes- escucho la voz del rubio así que salió de esa habitación yendo hasta la puerta principal.

-hola somos sus vecinos de en frente, me llamo Watanuki Kimihiro y el es Doumeki Shizuka- dijo el chico con una sonrisa amable, la cual desapareció al no escuchar nada por parte del hombre que lo acompañaba. –Al menos podrías decir “hola” tonto- exigió a Doumeki.

-Hola- dijo sin emoción alguna.

-cielos no te esfuerces tanto- ironizó

-ustedes… ¿están casados?- preguntó Fye con curiosidad. Watanuki se sonrojo y asintió con la cabeza rápidamente mientras el otro lo miraba sonriendo ligeramente, pensando en esas reacciones inocentes de su pareja. – ¡qué lindo!, ¿cuánto tiempo llevan casados?-

-1 año- contesto Shizuka al instante

-estás de chismoso y ni siquiera te has presentado- hablo el moreno metiéndose en la conversación.

-Kuropon… ah es cierto mi nombre es Fye D. Flourite-

-yo soy Kurogane Ichihara-

-¿y ustedes también están casados?- pregunto Kimihiro.

-sip- contesto el ojiazul enérgico y sonriente.

-vamos pregúntale cuanto tiempo llevamos juntos él ya te acoso con preguntas-  el de lentes sonrió nervioso.

-¿cuánto tiempo llevan juntos?- preguntó  con calma Shizuka. Su pareja no podía creer que fuera tan descarado… bueno sí podía.

-3 años- contesto Kurogane. Ambos se dieron la mano saludándose como si así hubiera concluido su presentación. Watanuki no podía estar más confundido y Fye no podría estar más sonriente.

-ah, Fye-san hice estos pastelillos para ustedes- dijo entregándole una bolsa blanca.

-Muchas Gracias Watanuki-kun-

-creo que es mejor que nos vayamos-

-cuando terminemos de instalarnos los invitaremos a cenar… como una fiesta de inauguración-

-eso sería grandioso- se despidieron, cuando Doumeki y Watanuki se alejaban no pudieron evitar ver como el más alto tomaba la mano de su esposo.

 

-ellos son muy buenas personas… ¿no crees?- Kurogane se vio así mismo abrazando a ese chico rubio por la espalda mientras susurraba.

-Sí-

 

 

-Kurowanwan… ¡Ku-Kurogane!- eso lo saco de sus recuerdos. Sintió como pronto le dolería la cabeza,  toco ligeramente su frente. -¿estás bien?- observo a esa persona que, comprobó en sus recuerdos era su esposo; se veía realmente asustado y preocupado por él, eso lo hizo sentir una punzada en su pecho… ¿qué era eso?

-estoy bien sólo recordé cuando los conocí a ellos…-

-¿en serio?- Fye le sonrió aliviado. Kurogane asintió. Shizuka tomo la mano del ojiazul.

-creo que es mejor que nos vayamos a casa- Watanuki comprendió a que se refería su esposo.

-Sí-

-nos vemos Fye-san, Kurogane-san-

-adiós- contesto el rubio.

-adiós y siento la forma en que te hable antes Watanuki- dijo el mayor sabiendo que debía disculparse por ser tan brusco.

-no se preocupe- dijo para luego caminar y posteriormente entrar a su casa de la mano de Doumeki.

 

Fye y Kurogane se mantuvieron en un silencio incomodo sin saber qué hacer o decir.

-ahm… cre-creo que es mejor que entremos-

-Ah, sí- acepto el más alto.

 

Al entrar a esa casa no pudo evitar sentir calidez, no que la casa estuviera caliente por el verano, si no que era una sensación tibia en su corazón, como si fuera realmente feliz en ese lugar y su subconsciente estuviera más que encantado de regresar.

 

El ojirrojo volteo a ver al que lo había estado cuidando todo este tiempo a distancia, recordó la feliz que se veía en ese recuerdo al abrazarlo… tal vez y sí lo amaba… que raro era todo eso.

 

-por qué no te sientas en el sillón- dijo apuntando uno color café. –O prefieres ir a dormir a nuestra… tu habitación- dijo recalcando el “tu”.

-aquí estará bien- dijo mientras se sentaba en el dichoso sillón.

-iré a preparar algo para comer- dijo con la intención de ir a la cocina pero un brazo moreno lo detuvo.

-espera… quiero saber… lo único que recuerdo de ti es verte en la esquina del salón y cada vez que volteaba  sonreías, pero aparte de eso… ¿cómo comenzamos a hablar?-

-bueno… me dijeron que te explicará de forma lenta y sencilla así que no te diré detalles… nos cambiaron de lugar y terminamos sentados uno al lado del otro-

 

De nuevo esa sensación era como si estuviera en el cine y en una pantalla gigante le mostrarán la película de su vida.

 

 

-creo que nunca nos habíamos presentado, soy Fye-

-escucha, sé tu nombre y sé que sabes el mío, así que ahórrate presentaciones, no me agradas y no me interesa si te agrado, no quiere que  me hables a menos que sea estrictamente necesario… ¿está claro?-

-tan claro como el agua Kuro-sama-

-Idiota- susurro. El rubio rió y el oji rojo no pudo evitar voltear a verlo molesto.

-es curioso, uno siempre utiliza la expresión “tan claro como el agua”, pero no debería ser ¿“Tan claro como el agua limpia”?, quiero decir hay agua que se combina con otras sustancias y se vuelve  negra… entonces no se podría usar como un ejemplo de claridad-

-¿Qué?- Kurogane se sentía perdido con tanto bla bla bla. –si el agua se combina con otras sustancias ya no es agua… es una sustancia o algo- el otro rió de nuevo -¿qué es tan gracioso?- preguntó irritado.

-me pregunto, este hablar ¿se considera estrictamente necesario?- preguntó con una cara de confusión.

-¡cierra la boca!- dijo al no saber qué contestar.

 

 

 

Fye estaba más asustado que nunca; de repente Kurogane puso cara de perderse en un mundo donde los unicornios existen y los elefantes y cerdos vuelan y luego comenzó a reír. Le movió despacito el hombro, lo que lo hizo reaccionar.

 

-perdón, es que… – apretó su cabeza con ambas manos- recordé lo que comenzaste a contarme… me duele la cabeza- sintió como lo abrazaban delicadamente, después se dio cuenta de que sí, ese hombre lo estaba abrazando. Sin poder evitarlo su corazón comenzó a latir rápidamente, no supo describir la sensación que le invadió, era como si todo este tiempo hubiera estado incompleto y ahora… ¿se sentía así sólo por un abrazo?, era ridículo. El de menor estatura rompió el abrazo abruptamente.

 

-lo siento… es que me hace feliz que recuerdes algo de mí- lo pudo apreciar tenía los ojos acuosos, pero no había ni un rastro de lagrimas en aquel blanco rostro. Sentía un nudo en la garganta, un vacío en el corazón y su estomago se sentía como si lo hubieran puesto de cabeza por 1 hora, todo eso sólo por ver esos ojos. Realmente lo estaba lastimando.

-si te hace sentir mejor… cuando recordé a Watanuki y Doumeki tu también estabas ahí- escucho una pequeña risita.

-prepararé algo de comer para que puedas tomarte tu medicina para el dolor, ¿si?-

-Sí- fue lo que alcanzó a decir cuando el otro se fue a la cocina.

 

Todo era tan raro, no recordaba a “su esposo”, bueno al menos ahora sabía como habían comenzado a hablar, pero no era suficiente,  ¿cuándo comenzó a atraerle?, ¿cuándo comenzaron a llevarse mejor?, ¿cuándo se dio cuenta de que lo amaba?, ¿cuándo le pidió que se casarán?, ¿cómo fue?, es más ¿quién se lo pidió a quién?... ni siquiera sabía como era su propia casa, qué cuarto era qué. Se sentía realmente frustrado, pero tenía que dejar de desquitarse con el rubio, sólo ver lo feliz que se puso cuando recordó esa pequeña vivencia.

 

Sabía que aunque se había dado cuenta de que tenía que ser más amable no podría, por eso prefirió mantenerse callado.

 

La comida transcurrió en silencio, esperaba que el otro no estuviera incomodo, pero que se le iba a hacer, porque el sí.

 

El ojiazul le dio un vaso con agua y una pastilla, fue más difícil de lo que esperaba con un solo brazo.

-aquí vas a dormir- le dijo D. Flourite con una gran sonrisa, “un poco falsa” pensó.

-¿y tú?, ¿Dónde vas a dormir?-

-en el cuarto de… huéspedes- rió ligeramente

-¿tenemos uno?- cuestiono.

-bueno, no tenemos hijos así que…-

-ya entendí- guardaron silencio un rato. –no tienes… que dormir en otra parte…-

-si tengo- repuso el otro de inmediato. Eso molesto “un poco” al pelinegro.

-haz lo que quieras- dijo y cerró la puerta fuertemente cuando Fye ya había salido. No había querido reaccionar así, pero es que la forma en que menciono el “si tengo” lo hizo sentir… ni siquiera sabía como… tener amnesia lo hacía ni siquiera reconocer sus sentimientos. Esto apestaba.

 

Ya era noche, muy noche y tenía que dormir, pero maldita sea no podía, se acostaba de espaldas, de lado, del otro, en cualquier posición que su brazo le permitía, cambiaba su almohada de lugar, buscaba el fresco, buscaba lo tibio, ya no sabía ni qué hacer.

 

Se levanto de la cama en busca del sujeto rubio, ¿por qué?, que nadie se atreviera a preguntarle porque ni él mismo lo sabía, pero “algo” le decía que era lo que le faltaba para dormir tranquilo.

 

Al fin encontró la habitación, al entrar se encontró con que el otro dormía profundamente eso lo molesto, estaba a punto de largarse cuando escucho que lo llamaban.

-Kuro-sama- volteo a verlo, al parecer no dormía tan profundamente.

-ahm… yo sólo estaba…- pensó en dar una explicación pero no se le ocurría ninguna que no hiriera su orgullo.

-¿por qué no… duermes aquí, conmigo?- preguntó con voz adormilada. El otro se quedo de pie unos cuantos segundos y lo próximo que supo es que se encontraba acomodándose para dormir junto al rubio, aunque manteniendo cierta distancia.

 

Ese “algo” estaba en lo cierto, en cuanto estuvo en esa cama un sopor relajante lo invadió, inconscientemente y sin que realmente se quisiera dar cuenta, con su brazo sano atrajo el delicado cuerpo del otro, quien no lo aparto si no que correspondió también aferrándose a él.

 

Aún no recordaba quien era exactamente Fye D. Flourite o quién era el Kurogane de esos 10 años perdidos, pero justo ahora, sintiendo la calidez de ese otro cuerpo, sintiendo esa paz y tranquilidad, nada más importaba, no estaba seguro de si ese sentimiento que lo embargaba era amor pero qué más daba, ya lo descubriría, sólo tenía que darle tiempo a su mente… ¿no?

Notas finales:

mmm... ¿dudas?... me preguntas n_n eso me haría feliz, cuando hay preguntas es que pones atención y haz entendido jejeje... cuando lo las tienes eres un Dios jajaja


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