ENAMORADO DE UNA SERPIENTE
Capítulo 2
Disculpas y plan
- Yo no estaría tan seguro señor Potter – gruño el profesor de pociones.
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- Señor… -se giro muy despacio Harry, rogando a Merlín que el que se encontraba detrás de el no sea su mas odiado profesor.
- Nosotros no… -tartamudeo una muy roja Hermione y dando un codazo a Ron para que quite esa cara de susto.
- Se muy bien lo que el señor Potter –dijo Snape mirando a Harry con desdén –quiso decir sobre el play boy o casanova pulgoso que su padrino es, pero déjeme aclararle algo este… como dijo –dijo con gesto de estar recordando- así, grasoso y odioso profesor de pociones no caerá en las redes de un depravado, manipulador, asqueroso, libertino, infiel (conocía muy bien a Black, Snape lo amaba pero nunca lo admitiría, él no quería ser una más de sus conquistas) como lo es Black.
- Yo no soy…-quiso defenderse el animago.
- Si no lo eres entonces explícame –refuto el profesor de pociones encarándolo – explícame como es que en nuestro último año tenia dos novias en Gryffindor, tres en Ravenclaw, una en Hufflepuff además tenias dos novias por correspondencia en la escuela de magia de Francia.
- 2, 3, 1 y 2 –sumo el hombre lobo – 8 novias – regaño como un padre al enterarse que su hijo había tomado más galleta de la que se le tenía permitido.
- Remus!!– dijo un abochornado animago.
- Tu solo me contaste de cinco –acuso su amigo, luego se dio vuelta y vio que todos los chicos lo miraban. Harry, Ron, Hermione, Draco y Blaise no podían creer que el único merodeador responsable y casto dejara que su mejor amigo sea tan mujeriego, jugando así con las chicas y chicos- ¿Que? –Pregunto Remus a todos – acaso creen que es fácil contener a Sirius que es como un perro en época de celo.
- Oye –dijo un dolido Sirius – ¿en qué lado estas?, se supone que eres mi amigo –dijo con lagrimas simuladas y asiendo muecas de dolor.
- Bueno nosotros nos vamos –dijo un rápido Harry jalando a sus amigos hacia la puerta para no enfrentarse a su padrino por haber insultado a la serpiente que quería cazar.
- Un momento jovencito –dijo un padrino serio agarrando ágilmente a su ahijado.
- Padrino…-quiso protestar Harry.
- Nada de padrino –corto Sirius –creo que le debes una disculpa a Severus.
- Snape para ti pulgoso –dijo molesto pero un poco feliz por ver que Sirius ponía en su lugar al mocoso malcriado de Potter - además no necesito que tu me defiendas – luego se dio la vuelta dirigiéndose a Lupin- creo que me llamaste para algo impórtate no Lupin.
- Si vamos al despacho –asintió el hombre lobo.
- Ustedes dos quédense acá –ordeno Snape a Draco y Blaise, ellos en ningún momento habían dicho nada, luego susurro aunque era audible para todos –no se apeguen mucho a esos –dijo mientras señalaba a los jóvenes leones- puede que les pasen las pulgas del molestoso mayor…
- Pulgas debes tener en…Auu- protesto Harry cuando sintió un fuerte pellizco que su padrino le había dado para que ya no la regara mas (por primera vez en la vida de Sirius Black querría que su ahijado se quedara callado y no diga ni pió, además de que quería ahorcarlo por decir tales cosas a Snape y que ahora le costaría más conquistarlo).
- Si, ustedes niños quédense –pidió el animago (todos hicieron muecas al ser llamados así), luego se dirigió a Severus y puso su mano en el hombro del profesor – nosotros debemos hablar de …Au –fue la protesta ahora por parte del animago, Harry miro mal a Snape pero dejo escapar una sonrisa al ver a su padrino en esa situación, Severus le dio un manotazo para que saque sus sucias garras de encima (la verdad al comienzo le gusto pero luego se dio cuenta de que Black solo quería pasar solo una buena noche con él y luego votarlo como hacia con todas sus conquistas).
- Los únicos que vamos a hablar somos “Lupin” y yo –luego agarro una mano del hombre lobo y lo jalo hacia la puerta.
- Pero…- Sirius no pudo decir más ya que la puerta le dio de lleno en la cara.
- Eso es conquistar –comento Harry- no seria mejor que… -pero luego se callo de golpe al ver la expresión de su padrino.
- Esta me la pagaras muy caro cachorro –dijo Sirius a su ahijado con una sonrisa maligna que hizo estremecer al menor.
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- Que quieres Lupin –dijo un molesto profesor soltando inmediatamente la mano del hombre lobo y entrando al estudio principal y sentando en una de los sillones personales.
- Solo quería que conversemos –dijo un tranquilo hombre lobo, mientras sacaba una botella de hidromiel y unos vasos.
- No me engañas Lupin –dijo con suspicacia el pocionista.
- Sabes que tu también.
- Que quieres decir –dijo un nervioso Severus.
- Tú sabes muy bien de que hablo -dijo mientras le pasaba un vaso con la dulce bebida.
- No te entiendo.
- Creo que si, sabes muy bien que a Sirius le gustas mucho y que es por eso cada vez lo rechazas, sabiendo muy bien que mientras más difícil te pongas mas se empeñara por ti.
- Eso me tiene sin cuidado yo no caeré en sus redes –dijo con firmeza.
- Yo creo que ya caíste –dijo como si nada.
- Como no caer –se desmorono, deshaciendo de su mascara para mostrar que sufría.
- Tú en verdad lo quieres –pregunto el ojo dorado.
- Si –respondió Severus –pero se que solo me quiere por una noche para alardear y luego me votara.
- No pienses así…
- Tu sabes que es verdad, el gusto se le pasara en unos días luego buscara a otra u otro.
- Yo pienso que de verdad te quiere.
- Si como no –se mofo el pelinegro.
- En serio –confirmo Lupin.
- Pruébalo –pidió el pelinegro.
- Tu mismo lo vas a ver –dijo con una sonrisa Lupin –el en verdad te ama, solo te pido que no lo lastimes –aclaro con tono peligroso.
- Yo lo quiero, pero el es un libertino, como dicen los mugles un picaflor.
- Entonces esta decidido, comenzamos el plan “educando al perro” –dijo con una gran sonrisa Remus.
Bay…
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