Mi nombre es, o al menos era, Akira Suzuki, dado que ahora todos me conocen como Reita. Yo nací en Japón, hace veintitantos años... Mi vida no era muy satisfactoria, por lo que en cuanto cumplí los dieciocho cogí el primer avión destino a Las Vegas. ¿Por qué Las Vegas? Porque soy idiota. Conseguí trabajo como barman en ''Carpe diem'' un famoso casino, cuyo dueño regentaba también los más exitosos negocios del barrio: Un gigantesco hotel famoso por ser el lugar idóneo para ''tener una cita a solas con una chica guapa por un precio razonable'', y un restaurante muy popular para cerrar acuerdos turbios.
Llevo mucho tiempo tras esta barra, he visto muchas cosas, más de las que quisiera, realmente. Por este local han pasado grandes magnates y hombres de negocios, capos de la mafia, prostitutas de lujo, jugadores profesionales de póker y cientos de almas en pena buscando ahogar sus problemas en litros de alcohol, los cuales yo siempre estoy encantado de servirles.
Pero solo hay un cliente, solo uno, al que realmente podría llamar mi amigo. Lo conocí hace seis años, vino al bar por unas copas y cuando me dijo que él también era japonés comenzamos una conversación. Se hacía llamar Ruki, pero a estas alturas ya sé que se llama Takanori, y conozco de sobra su ''modus operandi''. Es muy simple, seduce chicas lindas, les saca todo el dinero que puede y las deja. Lo que es un estafador en toda regla. Luego se gasta todo el dinero en un ''hombre hermoso'' que lo complazca durante toda la noche.
Hace un mes que no se pasa por aquí, probablemente estará con alguna maruja millonaria en el hotel de al lado. Suspiré hondamente mientras limpiaba la barra, y entonces lo vi, sonriente, dirigiéndose hacia donde yo estaba, se sentó en el taburete que se encontraba frente a mí y habló:
-Akira, abre una botella de champange que esto hay que celebrarlo-
Sonreí mientras me dirigía a por el pedido.
-¿Tan bien te fue esta vez?-pregunté, volviendo junto a él con su bebida ya en la copa
-No te haces una idea, con lo que he ganado podré tener a quién quiera durante lo menos un mes entero-estaba eufórico, se bebió la copa de un solo trago y me miró mientras la rellenaba-¿Y qué tal todo por aquí? ¿Cómo te trata la vida?-
-Como siempre, clientes por aquí y por allá pero nada especial-
-¿Tampoco nadie especial?-sonrió con picardía
-Sabes que no-
-Ay, Akira...no conoces la parte buena de la vida, en tu próxima noche libre te vienes conmigo de marcha-
-Takanori...-lo llamé con reproche
-Nada de putas baratas, te llevo a algún sitio con clase, ¿cómo te gustan? ¿Rubias, morenas, altas, bajas, voluptuosas...? ¿O quizá prefieras uno de mis ''hombres hermosos''?-
Reí ante esa última afirmación. ¿Yo? ¿Con otro hombre? Eso sería digno de verse... Desatendí un momento a mi amigo cuando pude observar a una chica de muy buen ver en otro lugar de la barra. Me acerqué a ella por si se le ofrecía algo:
-¿Qué desea, señorita?-
-Un martini, gracias-levantó la mirada y pude observar sus finos rasgos
Pero había algo que no cuadraba, su voz era la de... ¿un hombre? Decidí distraerme de esos pensamientos cumpliendo su mandato.
-Tenga-dejé la copa frente a él y vi cómo Ruki me hacía señas para que me acercara-¿Qué ocurre?-pregunté
-Es mío-sonrió-Dile que la copa la pago yo-
-Claro-
Estoy de sobra acostumbrado a la manera de actuar de Ruki, así que me dirijo al chico y lo miro directamente para luego hablar:
-No es necesario que pague la copa, ese caballero de ahí lo invita-señalé a Takanori, que le sonreía de manera seductora
-Oh...-el chico sonrió-Pues en tal caso debo agradecérselo-se acercó a Takanori y se sentó junto a él-Gracias por la copa-
Me puse a una distancia prudente pero que me permitía observar y escuchar perfectamente la conversación que mantuvieron esos dos.
-Soy Ruki-le estrechó la mano
-Uruha-sonrió
-¿Y que es lo que está haciendo un chico tan guapo como tú en este local de mala muerte?-
-Pues...-el tal Uruha se le acercó mucho-Buscaba otro chico guapo que quisiera pasar un rato divertido conmigo...pero no hay muchos chicos guapos que se lo puedan permitir-
-Vaya, vaya...En tal caso... ¿Me acompañas al baño? Es que me da miedo ir solito...-
-Claro...yo te protejo...-tomó la mano de Ruki y los perdí de vista
Suspiré hondamente, siempre era la misma historia pero... ¿Por qué me sentía molesto?
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Mientras, en el baño, Ruki y Uruha se miraban con deseo.
-Bueno...ya estamos aquí...-Ruki pasó sus dedos por los labios de Uruha, bajó hasta su pecho y pellizcó uno de sus pezones recibiendo como respuesta un quedo gemido del más alto-No sabes las ganas que te tengo...-lo besó apasionadamente
Ambos entraron en uno de los cubículos del baño y comenzaron a pasar sus manos por el cuerpo ajeno, sedientos de contacto. Uruha, acostumbrado a tener que satisfacer a sus clientes, comenzó a bajar con su lengua por el pecho de Ruki, hasta quedar arrodillado frente al palpitante miembro del pequeño. Bajó los pantalones y la ropa interior de Ruki, pero este lo detuvo y lo puso en pie de nuevo.
-Tranquilo, Uru... Vamos a tener mucho tiempo para ese tipo de juegos... Porque durante los próximos días nos vamos a ver bastante...por ahora solo date la vuelta... ¿Sí?-
Uruha entendió y se volteó, apoyando sus manos sobre la pared, dándole a Ruki una vista perfecta de su trasero. Ruki se relamió los labios y se posicionó detrás de Uruha, bajando los pantalones y ropa interior de su acompañante con un tirón.
-¿Puedo?-preguntó, friccionando su miembro contra la entrada del más alto
-Ah...puedes...-
Ruki sonrió y apegando el cuerpo de Uruha al suyo lo embistió de una sola vez, sacando un sonoro gemido de la boca de ambos.
-Estás muy estrecho...-
-O tú muy grande...-
Ruki sonrió mientras empezaba a moverse.
-¿Le dices eso a todos tus clientes?-
-Mm...a la mayoría...pero pocas veces es verdad...ah...-
-¿Ah, sí? Vamos a ver si esta vez ha sido de verdad...-salió completamente del interior de Uruha y lo embistió con fuerza
-¡Aaah!-poco había faltado para que aquel grito de Uruha lo hubieran escuchado todos los empleados del lugar
-Vaya...pues sí que lo era...-Ruki sonrió de nuevo y comenzó con embestidas rápidas y profundas
Cuando todo acabó, Ruki se vistió y, con la respiración aún agitada, habló:
-Aquí tienes tu dinero-le tendió unos cuantos billetes-Si quieres más ven mañana por la noche a la fiesta que se celebra en el bar... Podremos a pasar una noche en el hotel de aquí al lado, será más... ''íntimo''-le guiñó un ojo y salió del cubículo
Lo que ninguno de los dos sabía era que habían sido captados por las cámaras de seguridad del lugar. En el puesto de vigilancia, los dos guardas se miraron entre ellos.
-¿Se lo decimos al jefe?-
-Está en una cena con un socio, será mejor no molestarlo... mañana nos encargaremos-