La desolación en ese momento era tanta que llegaba a casi el extremo de la locura. Era la enésima poción sin sueños que tomaba ese día parta dormir; sus nervios estaban destrozados, la angustia, el dolor, el sufrimiento extremo que sentía que le desgarraban la piel, el alma y todo los que estuviera en su camino hasta el extremo de tenerlo al borde de la locura en esos momentos, mientras su esposo dirigía a comandos y comandos de autoridades para que le ayudaran en ese momento, tratando de mantenerse cuerdo por su marido y la hija que debía encontrar, aquella que llevaba desaparecida por varios meses.
No sabía como mierda había dejado reducir de esa manera tan hilarante sus defensas, sabiendo la cantidad de mortífagos locos y libres que aún quedaban, se lamentaba tanto que más de alguna vez se había castigado como si fuera un vulgar elfo doméstico. Pero ese no era el momento para pensar en esas cosas, su hija era su prioridad, para su familia y todas las autoridades, tanto ministros como aurores.
++++++++++++++++++++++++++++++++++++FLASH BACK++++++++++++++++++++++++++++++++++++
La nana la despertó a las seis con cuarenta y dos
La nena arruga los ojos pa´ que no entre la luz,
Recita la oración de siempre para cumplir con Dios,
Acto seguido en el pecho se dibuja una cruz,
De quién es auto que espera dos cuadras al sur.
Aquél día estaba resplandeciente, Harry había insistido en que sería buena idea en poner a su hija en clases muggles como ballet u otras actividades a parte de que era una buena manera para que pudiera tener amigos de su edad. Era una niña carismática y a la vez mimada, como toda una Malfoy, con gran porte, elegancia y aristocracia.
Aquél día se levantó muy temprano para poder ir a las clases correspondientes de aquél día; se tomó una ducha como todos los día para luego envolverse en sus delicadas prendas que tan acostumbrada estaba a ocupar; ese día se puso un hermoso vestido de seda en colores rosa con un gran listón a la altura de la cintura color rojizo, unas medias con flecos blancas y uno zapatos de charol negro. Se veía preciosa, era de piel tan pálida como su papi y sus pelos rubios platinos también eran herencias de él, aunque lo rebelde era de su padre, al igual que sus hermosos ojos color verde esmeraldas. Unos hermosos y elegantes labios parecidos a los de su abuela Narcisa al igual que su delicada nariz. Se puso su medallón perteneciente a la herencia de su papi Draco.
Armada con libros de texto la lleva el chofer,
Mamá la despide en la puerta agitando los brazos,
La nena tiene nueve años como iba a saber,
Que hace más de cuatro meses que le siguen los pasos,
Y el auto que espera dos cuadras enciende el motor.
Tomó su nutritivo desayuno, se volvió a cepillar los dientes y tomó sus cosas para las clases de ese día, estaba ansiosa con reencontrarse con sus compañeras con las que compartía aquellas clases, todas de la alta sociedad, Draco no hubiese permitido otra cosa, Harry tuvo mucha suerte en convencerlo con esas clases, por lo que accedió que fuera bajo sus reglas.
Agarró sus libros y se dispuso a irse, la limusina ya la estaba esperando:
- ¡Alma! – le llamó su atención su papi - ¿No te despides?, esa no es la educación que te he dado – regañó.
- Lo siento papi – le besó la mejilla – te adoro y me voy a mis clases - besó a su otro papá – adiós padre.
Un tiro a la sien al chofer la nena va a la deriva,
Un árbol detiene la inercia ellos la tiene rodeada,
Su frente dio contra un cristal y le abierto una herida,
Los vecinos se encierran con llave nadie ha visto nada,
Y la mano que mató a su chofer ahora le opaca los gritos,
La nena es un uno con ceros a partir de hoy
Salió de ahí y se subió a la limusina para ir a su rumbo indicado.
Llevaba un par de cuadras recorridas cuando una bala impactó de lleno en la frente de su chofer, el impacto de todo fue tan grande que salió proyectada con gran fuerza por el vidrio, partiéndose la frente de manera violenta. La sangre corría con gran ímpetu por toda su cara, nublándole la vista; se aterrorizó por completo, solo veía sombras a su alrededor que se movían, por lo que dedujo que eran sus atacantes. Se limpió la sangre con el antebrazo y corrió hacia el bosque que se levantaba hacia ella, el pánico y una alarma de peligro que sonaba en su cabeza la hicieron adentrarse en aquél lúgubre lugar. Eso era Londres muggles, por lo que no habían alimañas ni seres mágicos que le salieran al encuentro, pero sabía que sus persecutores eran magos.
Los escuchaba cerca, reírse como seres maniáticos; pero ella sabía, estaban de caza, y ella era la presa. Sus fuerzas la abandonaban y el miedo se estaba apoderando de todo su ser; sabía que nadie le iba a ayudar, si no lo hicieron cuando recién ocurrió el accidente, menos ahora, estos seres oscuros tenían un gran poder y causaban un gran terror en general.
No podía más, su pecho se apretaba y el aire no quería entrar a sus pulmones. ¡Merlín, estaba teniendo un ataque de pánico!, y no era para menos. Sus fuerzas ya le habían abandonado del todo y las lágrimas caían gruesamente por su delicado rostro, tropezó y calló, trató de levantarse pero ya no tenía fuerzas para aquello, sabía que era su fin; la habían alcanzado.
- ¿¡Qué tenemos aquí?! – Dijo un hombre con un extraño acento - ¿Creías que te nos ibas a escapar? – rió burlonamente.
- Por favor – rogaba – si quieren dinero, mis padres se lo darán, pero déjenme ir, no me hagan daño – lloraba con desesperación, esperando que aquellos hombres se apiadaran
- ¡Ja! - escupió al suelo – claro que van a pagar bien por su primogénita, pero les haremos sufrir, como nosotros lo hemos hecho nosotros todo este tiempo después de la caída de nuestro Señor.
Sacó de su abrigo una moneda de plata, supuso que era un traslador, no pudo evitar que un escalofrío la recorriera por completo para que el pánico se acomodara en su cuerpo de a poco. Una mano le tapó la boca y otra la tomó por la cintura. Sintió un jalón fuerte a la altura del ombligo, para luego aparecer en un pequeño lugar muy oscuro.
La nena ya no arruga los ojos no ha visto la luz,
En la sucursal del infierno no existen ventanas,
Su suerte cotiza en billetes de otro país,
Su vida es un trueque vulgar parecido a la muerte,
La nena no va a ir esta tarde a su clase de inglés.