Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Roma no se construyó en un día... por nyappymai

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Sí, lo sé, debería de estar publicando nuevo capítulo en "Sea of Trees" XD, pero comprendan que soy una persona holgazana que facilmente se enreda con sus propias ideas... si vieran cuanto me calenté la cabeza por escribir este simple one-shot... o mejor aún, si vieran cuanto me he calentado la cabeza escribiendo esta simple e insignificante nota de capítulo... de verdad morirían de la risa D: y yo de verguenza XD!. Pero bueno, bueno, me dejo de tonterías que sé no les importan XD, a leer se ha dicho!

Capitulo Único: Roma no se construyó en un día...

 

            Puedo recordar, puedo recordar todo exactamente como sucedió, casi como si hubiera sido ayer. Recuerdo tu mirada, tu sonrisa, tus mejillas sonrojadas, tu calidez… Así como también puedo recordar el fatídico momento en el que todo se derrumbó… ¿Por qué tenía que ser todo así? ¿Por qué?, tal vez el destino nunca planeó cruzarnos…

            La renombrada empresa musical Peace and Smile Company fue el lugar en donde nuestros destinos se cruzaron, pero lamentablemente sólo fue eso, un cruce, un encuentro, luego debíamos cada uno seguir nuestro propio camino, mas en nuestra pugna por derrotar al destino fue que terminamos tal y como estamos ahora.

-Lo siento/ disculpa…

            Un choque fue nuestro primer encuentro, en uno de los incontables y resplandecientes pasillos de la compañía; una disculpa al unísono fueron las primeras palabras que nos dedicamos, y fue sólo después de eso cuando nuestras miradas por primera vez se encontraron. Aquella vez no pude evitarlo, los colores invadieron mi rostro, pero, por primera vez, no me importó. No después de observarte, porque tus extrañamente visibles mejillas también ardían, convirtiéndose aquel momento también en nuestro primer sonrojo…

-Suzuki Akira, Reita, bajo de The Gazette, mucho gusto…

            Y nuestro primer saludo…

-Ki… Kiimura Manabu, segunda guitarra de ScreW…

            Torpemente alcé mi mano para corresponder el saludo que aquella vez me ofrecías, fue en ese momento en el que, por primera vez, mis frías manos entraron en contacto con el agradable calor que emanaba de tu piel.

            Tu boca se curvó al notar mi nerviosismo, esa fue la primera sonrisa que me regalaste, la primera de las muchas más que vendrían luego. Aquel día tampoco pude evitar sonreír contigo…

-¿Estás perdido?

            Y como si hubieras leído mis pensamientos, como si me conocieras de toda la vida, tuviste la osadía de pronunciar aquellas palabras, que más que una pregunta, parecían una obvia afirmación, una a la cual no tuve necesidad de responder, porque como si también supieras a dónde quería ir, comenzaste a caminar a paso lento, como invitándome a seguirte, con ese ritmo pausado que en algún momento llegué a amar.

            Nuestro silencio durante ese corto trayecto nunca fue incómodo, creo que en aquel momento incluso llegué a disfrutar de él, hasta que tu voz se hizo presente en el ambiente.

-Hemos llegado, Era tu estudio el que buscabas,¿ no?

            De alguna manera, toda la seguridad que demostrabas minutos atrás, se había esfumado completamente, y en ese momento rascabas tu nuca con evidente nerviosismo ante mi posible respuesta negativa.

-Sí, sí lo era, muchas gracias, Suzuki-san.

            Mas el suspiro que oí salir de tus labios mientras te hacía una pequeña reverencia en signo de agradecimiento, hizo que a tu esencia se le agregara algo especial.

-Entonces, bienvenido seas, nuevo vecino de estudio…

            Sonreíste ampliamente, casi como un niño pequeño al que le acaban de regalar un juguete nuevo, era la misma sinceridad… y así, sin más que agregar, seguiste caminando en la misma dirección. Y fue recién ahí cuando lo noté: llevabas tu bajo sobre tu hombro izquierdo, tú también ensayabas aquel día.

-Porque… ¿eres nuevo, cierto?

            Y aquella inseguridad que, por segunda vez, se reflejaba en tu rostro por temor a haberte equivocado, me hizo sonreír, una vez más…

-Sí, lo soy, gusto en conocerte, vecino de estudio.

            Y simplemente, después de regalarnos una última mirada y una última sonrisa sincera, cada uno entró a su respectiva sala de ensayos, a enfrentarse a un nuevo día.

            Aquel día en que te conocí, aquel día en que por primera vez nos vimos, en que por primera vez nos hablamos, sonrojamos y sonreímos, aquel día también fue mi primer día oficial en ScreW, un día que, desgraciadamente, por este y aquel motivo, jamás de los jamases, podré borrar de mi memoria…

            ~    ~    ~    ~                                                                            

            A veces… a veces me gustaría comenzar de nuevo, decir borrón y cuenta nueva y simplemente volver a aquellos días felices en los que nos regalábamos sonrisas cada cinco segundos porque realmente sentíamos ganas de hacerlo. Pero también hay días en los que me gustaría golpear mi cabeza hasta perder la memoria, y olvidarme de todo, olvidar que te conocí, olvidar tu sonrisa perfecta, porque para mí era perfecta, olvidar la calidez con la que me saludabas por las mañanas, aquel buenos días, pequeño, seguido de esa extraña manía de desordenarme los cabellos sólo para hacerme enfadar, y sólo para ver el sonrojo que aparecía en mis mejillas cuando eso sucedía…

-Buenos días, pequeño…

-Buenos días, Suzuki-san.

            Era nuestra rutina así que, como cada mañana, me esperabas a la entrada de la compañía fumando un cigarrillo con tu pose de chico rudo, sólo para poder viajar aquel mínimo trayecto desde la entrada hasta nuestras salas de ensayo.

-¿Aún con formalidades?, por favor llámame Akira, o Reita, como prefieras…

            Tu falso enojo me sacó una pequeña carcajada mientras tú te volteabas y comenzabas a caminar.

-Está bien, pero espérame, Akira…

            Fue tan raro llamarte así, como lo que sucedió después, te paraste en seco, como sorprendido. Y cuando por fin nuestras miradas se cruzaron, pude notar un brillo distinto en tus ojos, un brillo que causó que, extrañamente, me entraran unas ganas de contemplarlo durante el resto de mis días.

            Y fatídico fue el día en el que, por problemas personales de un miembro de mi banda, nuestro manager se vio en la obligación de cambiar nuestro horario de ensayo para la tarde. Desde ese día, nuestro pequeño ritual del buenos días, y nuestro pequeño tour matutino por los pasillos de la PSC, se redujeron a un simple hola y adiós al acabar tu ensayo y antes de comenzar el mío a media tarde; y por alguna extraña razón, comencé a sentirme solo…

            ~    ~    ~    ~

            La primera vez que te vi llorar… ¿Quién diría que podría hacerlo? Nunca pasó por mi cabeza el verte de esa manera, tan desprotegido, tan frágil…

-Akira…

            Aquel día simplemente quería ocupar el baño. Sin embargo, nunca pensé que al entrar me encontraría con aquella imagen tuya, sentado en el suelo, con las piernas flexionadas, tus codos sobre tus rodillas y tus manos sujetando tu cabeza. Pequeños suspiros salían de tu boca, no habías notado mi presencia, mas intentabas no emitir sonido alguno al llorar, como siempre, te aguantabas todo lo que sucedía a tu alrededor, y lo guardabas para ti, sólo para ti…

-Akira…

            Aquel día, sólo al acercarme logré que, aunque por una fracción de segundo, levantaras la mirada. Las lágrimas empapaban tus mejillas, tu bandita descansaba en el suelo, a un lado tuyo, lo que me permitía ver tu pequeña nariz, que se encontraba tan rosada que no pude evitar el tocarla con mi dedo índice. Entonces ahí fue, arrodillado frente a ti, tocando mi nariz con mi dedo índice como si estuviera apuntando algo, que descubrí que esa era la única forma de sacarte la más mínima sonrisa cuando llorabas.

            Aquel día en el que por primera vez te vi llorar, ese en el que yo sólo deseaba ocupar el baño rápido y volver al ensayo, no solo no regresé, sino que también me quedé ahí contigo, sentado en el suelo, excesivamente apegado a ti, y con mi cabeza apoyada sobre tu hombro, sintiendo ese suave aroma que tu cuerpo desprendía.

            Nunca, y esa fue una de las razones por las que no estamos juntos ahora, nunca pude saber del todo lo que sentías…

            ~    ~    ~    ~

            La primera vez que fui a tu departamento, también fue la primera vez en que compartimos algo más que la unión de nuestras manos, porque sí, después de la primera vez en que te vi llorar, nuestras manos habían permanecido unidas, incluso ante las miradas extrañadas de nuestros colegas, siempre que estábamos juntos, nuestras manos también lo estaban. Y, en un principio, quise convencerme de que era porque quería que supieras que contabas con todo mi apoyo en lo que te hacía sufrir… Además, también era la forma de sacarte la más bella de tus sonrisas.

            Fue en tu departamento en donde, refugiados dentro de aquellas cuatro paredes de tu propiedad, nos dimos nuestro primer beso. Aquella vez, supuestamente iba en busca de un disco que habías prometido prestarme, y que habías olvidado de llevarme ese día a la compañía.

            Jamás podré olvidar tu silueta dibujada perfectamente ante mí cuando entraste antes que yo con la excusa de encender las luces para que no tropezara. Aquel día, después de cerrar la puerta de tu departamento a mis espaldas pude notar cómo comenzabas a temblar, cómo dejabas caer el pequeño llavero al suelo y te volteabas rápidamente, para quedar peligrosamente cerca de mí…

-Manabu…

            Y sólo pude ver tu mirada perdida y a la vez preocupada antes de que hicieras desaparecer la corta distancia entre nuestros rostros y me hicieras caer en un mar de sensaciones en el que nunca había imaginado poder encontrarme. Aquel día también fue el primero en el que me llamaste por mi primer nombre.

            ~    ~    ~    ~

            Los momentos felices, se pueden largar sin que te des cuenta de qué ha sucedido. Es cierto, sobre todo cuando intentas conocer más a fondo a una persona, puede acabar no gustándote. Lo digo por experiencia propia.

            ¿Sabes? A veces, hay días en los que te quiero aquí, de vuelta conmigo, o tal vez volver yo a tus brazos, abrazarme a tu cuerpo tal cual un niño caprichoso, y simplemente, no huir más, no huir más de tu voz, de tu mirada, de tus sonrisas dirigidas a personas que no son yo, no huir mas de ti…

-Nee…

            Hay veces en las que quiero que me oigas tal y como lo hacías antes, sin discutir sobre si estaba equivocado o en lo correcto, sólo oírme, y decirme que todo estaba bien, que todo iba a estar bien, todo…

-¿Sucede algo?

            Quiero que todos los días sean como aquellos días que vinieron después de nuestro primer beso, como en los que decidiste ir todas las tardes por mí a la compañía. Esos días en los que disfrutábamos al máximo aquel momento, porque se había transformado en la única instancia realmente valedera en la que podíamos disfrutar de la compañía del otro.

            Quiero que todo sea como aquel día en que no me atreví a declarar mis sentimientos, no del todo…

-Me… me gustassssin bandita.

-¿Eh?

            Recuerdo que aquella vez íbamos en tu auto, después de que nos encontráramos a la salida de la compañía, como todos los días.

-Que…

            Aquella vez me había costado tanto reunir el valor suficiente como para decirte eso, pero en último momento lo había arruinado todo.

-He dicho que… me gusta cómo te ves sin bandita…

            Sin embargo, tu reacción al escucharme me reconfortó por completo, aunque tal vez fue un tanto repentina…

-Me alegra oír eso…

-¿Eh?

-Tú también me gustas, Manabu.

            Porque aprovechando que nos encontrábamos detenidos en un semáforo, de manera rápida, te encargaste de unir nuestros labios, tal y como lo habías hecho antes en tu departamento…

            No puedo evitar el dejar escapar una sonrisa al recordar momentos como aquel, pues quien sabe hasta dónde hubiésemos llegado de no ser por las bocinas de los automóviles detrás nuestro, que nos avisaban, o mejor dicho, reclamaban que ya podíamos avanzar…

            Tiempo después de aquello, aun lamentándome de ser tan cobarde, me vine a enterar de que si no hubiera sido por mi declaración fallida, tú no hubieses podido obsequiarme la tuya…

            ~    ~    ~    ~

            Me gustaría saber si es que tú recuerdas algo de mí, algo de nuestra vida juntos, aunque sea un mínimo pedacito…

-¡Manabu!

Quiero saber si recuerdas algo de aquel día en que por fin nos volvimos a ver luego de que llegaras de una larga gira, de nuestro reencuentro, de lo que significó en nuestras vidas…

-¡Akira!

            Ese abrazo, esos besos, nunca podrán ser borrados de mi memora, y jamás podré dejar de sentirlos sobre mi piel…

-Te extrañé, Bakakira…

            “Bakakira”, me había acostumbrado a llamarte de esa manera tan infantil, cada vez que lo hacía, tu sonrisa me iluminaba, esa era la única razón…

-Yo también te extrañé, pequeño…

            Así como también me había acostumbrado a ser llamado de esa manera, “pequeño”, ya no me molestaba, porque también aprovechaba para ver tu sonrisa…

-Te tengo una sorpresa…

            Aquella vez, después de hacerte un pequeño berrinche porque no querías decirme cual era la bendita sorpresa que tenías para mí, excusándote en que antes tenías que terminar de arreglar algunas cosas, cediste, como siempre, pero no sin antes obligarme a cerrar mis ojos y extender mis manos.

            Pero eras un verdadero bribón, y comenzaste a jugar conmigo…

-Vamos, Akira…

            Y fue después de decir eso, y hacer uno de esos pucheros de cinqueañero que sabía que te derretían, que tras sentir unos últimos besos en mis manos, pude sentir cómo caía suavemente sobre ellas el  peso de un pequeño objeto metálico.

            Quería pensar, quería adivinar qué era, mas mi sentido del tacto se bloqueó ante la emoción de una idea que surcaba mi mente, una llave… y no me equivocaba, al abrir los ojos y verificar de que estaba en lo correcto, una nueva idea surgió en mi cerebro, y me impulsó a saltar sobre ti y besarte. Una vida juntos…

-Akira, Akira, Akira, Akira, Akira, Akira.

            Fue solo hasta luego de recordar que nos encontrábamos en un lugar público, que recuperé mi compostura, un poco, mas tu nombre no dejaba de brotar de mis labios, y lágrimas de mis ojos debido a la emoción. Aquel día tú solo sonreíste como nunca, me besaste como nunca, y me abrazaste como nunca, o al menos yo lo sentí así… ¿Será porque ante mis ojos se abría una nueva etapa en mi vida? ¿O es que había llegado a sentir un nuevo nivel de amor hacia ti con aquel gesto que habías tenido? No sé y no sé, sólo sé que ese se podría llamar “el día más feliz de mi vida”.

            Aquel día yo aún tenía trabajo pendiente que hacer con la banda, y sabía que si faltaba sin dar una excusa creíble, el líder me iba a regañar, sin embargo, fue más poderosa la emoción y la curiosidad por saber cuál era el lugar que a partir de ese momento compartiríamos, que el temor a la furia de Kazuki en vísperas de nuestra gira. Por lo que, simplemente, huí de mis obligaciones, y no cogí el teléfono hasta el día siguiente, porque no quería arruinar con estupideces aquel día que, de la nada, se había vuelto tan especial.

            ¿Me creerías si te digo que aquel departamento al que me guiaste ese día, aún es nuestro? Si no es así, comienza a hacerlo, pues lo es, porque cada mes, luego de que desaparecieras de mi vida, he pagado para que nadie más viva en él, para que nadie más cree recuerdos sobre los nuestros, y porque simplemente sigo guardando la tonta esperanza de que un día vuelvas y me digas Lo siento mucho, ¿Comencemos de nuevo?... En este momento me pregunto ¿Te gustaría volver en este mismo instante ahí conmigo? Me gustaría tanto que así fuera…

            Puedo recordar nuestra primera noche allí, no porque tena en escaso una buena memoria, sino que porque fue tan, tan especial que, simplemente se me ha quedado grabado para siempre, tu delicadeza, tus lindas palabras… todo, aunque, lamentablemente, todos estos recuerdos son sólo cenizas de lo que alguna vez se pudo llamar amor, porque, me amabas… ¿cierto?... Tú me amabas, yo te amaba y, éramos felices… éramos… felices…

            Aún después de todo el tiempo que ha pasado, ¿Eres feliz?

            ¿Me puedes oír, Reita? ¿Bakakira? ¿Puedes oír mis palabras aun estando tan lejos de mí?

            ~    ~    ~    ~

            A veces pienso que, tal vez, y sólo tal vez, si lográramos dirigirnos la palabra al menos por cinco minutos, y coincidiéramos en la pequeña idea de olvidar aquel día que estropeó nuestro amor, sólo tal vez, podríamos volver a esa época que no hemos olvidado, porque insisto, yo no he olvidado…

            ¿Te animarías?

-Manabudo…

            Cuanto quisiera que aceptaras, para así por fin poder olvidarme de ese maldito día que me ha perseguido por tanto tiempo…

-Dime…

            Aquella mañana luego de una bella noche juntos…

-Dime tú…

            Una bella noche juntos que, sin yo saberlo, se transformó en nuestra despedida…

-¿Qué quieres que te diga?

            Aquella pregunta que me destrozó…

-Dime… si te pidiera que me olvidaras, ¿Lo harías?

-De… ¿De qué rayos hablas Akira?

            Seguida de aquella petición…

-Eso, si lo hiciera, ¿Lo harías?

            A la cual no respondí, no me diste tiempo de hacerlo…

-Por favor, hazlo…

            Y sin más, desapareciste de mi vida… Sin siquiera decir un “adiós”, te fuiste para no volver…

            ~    ~    ~    ~

            Dime, por favor, Akira ¿Parece como si te estuviera mendigando un poco de amor? Si es así, por favor, perdóname, ésta es solo mi manera de pedir una explicación a aquel abandono tan repentino, y mi forma de demostrar que aun quiero saber de ti lo que nunca fuiste capaz de decirme…

Roma no se construyó en un día…

Y nuestro amor tampoco~

Sin embargo,

Sólo eso bastó para echarlo abajo…

¿Algún día serás capaz de explicarme el por qué?...

 

Notas finales:

Eso. ¿Reviews?... Esperen, ¿de verdad los meresco? x)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).