Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Like a Masquerade. por sasodei_konan

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este fanfic está inspirado en el video de Versailles P. Q. : MASQUERADE.

http://www.youtube.com/watch?v=3SWpXZOgeXg

Es mi primer KamiHiza u//u

Wherever.

Notas del capitulo:

Enjoy it.

Observó con detalle a la chica rubia de cabellos rizados, su vestido blanco con resplandecientes detalles, que le daban su magnífica belleza. Sonrió acomodando su máscara dorada, arregló sus elegantes ropas rojas con negro, y se dirigió a tomar una copa de vino tinto, notando la hermosura de la dama que veía. Desvió su mirada, por primera vez hasta la el cielo oscuro y estrellado a través de una ventana, donde yacía cubierta entre pocas nubes la luna llena. En su cabeza rondaba la pregunta de cómo la noche podía ser tan bella. Mas, una fuerte vos le impidió proseguir con sus propios pensamientos, sacándole de su "trance".

Dió media vuelta, dándole la espalda al ventanal, apoyando sus manos en el marco de éste. Divisó al chico de cabellos plateados que le había invitado a la famosa fiesta en la que se hallaba, aquella mascarada. Escuchó con los ánimos que saludaba a todos los invitados, mas prefirió volver a ver a la chica que le había robado la vista. "¿Dónde está?" pensó, buscándola con la mirada, pero era en vano, no la podía encontrar. Maldijo internamente por ello, por el momento en que desvió la vista de la joven rubia de gran belleza.

Otra vez, posó su mirada en el risueño chico rubio, que ahora estaba acompañado por un joven alto de cabellos negros, mirada fría y seria, compostura bastante masculina.

-¡Que comience el baile en esta mascarada! -exclamó el peliplateado, sonriendo y aplaudiendo mientras bajaba de la tarima con su acompañante.

Dejó su copa de vino de lado por unos momentos, escuchando la música y los pasos que ahora comenzaban a danzar. "Es simplemente lo mismo de todas las fiestas" pensó, viendo a unas damas siendo cortejadas. "Bailes, damas que buscan placer haciéndose las difíciles, y el grupo de inocentes que realmente la disfrutan como una fiesta..."

La pista de baile comenzaba a llenarse poco a poco, al rededor de esta, se encontraban el resto de las damas, que reían coquetamente. Frente a ellas, los caballeros que iban a sacarlas a bailar. Primero las cortejaban, bailaban, las seducían y se las llevaban. "Lo mismo de siempre..." acomodó su máscara con tranquilidad, fijándose en un par de doncellas que le miraban coquétamente, reían, intentando insinuarle que se les acercara. Dio una sutil risa tapando sus labios con su mano, y se acercó de forma elegante hacia ellas, iniciando una conversación como la de todos; cortejándolas. Las jóvenes reían mientras él jugaba con sus cabellos, uno que otro suspiro y sonrojos se escapaban de ellas, eso solo alimentaba su ego. Se acercaban a su oído para susurrarle promiscuas cosas para intentar excitarle. Mas el joven sólo reía, no por lo que decían las jóvenes, si no que por la fácil forma en que se entregaban a él.

Hasta que nuevamente le vio, ahí estaba, la chica rubia de cabellos rizados, sentada junto a otra chica y el joven de cabellos plateados que le había invitado a la fiesta. Bebían champaña y conversaban, riendo de forma risueña.

En ese instante, el joven soltó a las doncellas, quienes reclamaron ante ello, pero el joven no les dio importancia, su mirada estaba fija en la bella dama.

Camino de forma elegante y sutil, arreglando su dorada máscara, su objetivo estaba en la mira.

Ya al estar delante de ella y sus acompañantes, hizo una reverencia ante ellos, saludó cortésmente al joven peliplateado besando su mano, luego a la otra joven, y finalmente a la dama más bella, mirando fijamente a sus ojos, sintiendo en sus labios el suave tacto de su piel.

-Disculpe, señorita... ¿Me concede el honor de esta pieza de baile?

La chica le miró de reojo, haciendo un claro movimiento de desagrado ante el joven. Sin querer prestarle atención, alejó su mano de él.

Por su parte, el joven sonrió satisfecho por su actitud, le gustaba. Creía que la chica sería igual de fácil como las otras, pero se había equivocado. Ya no le gustaba solo su apariencia física, ahora también era parte de su forma de ser.

Aun así, él insistiría, esa dama que tenía frente a sus ojos no se le iría de las manos, por ende, volvió a pedirle la pieza de baile.

La chica volvió a mirar con desagrado al rubio. El peliplateado reía coquetamente, y comenzó a incitar a la joven a que aceptara, logrando convencerla. El joven observó al chico, dándole una elegante sonrisa en forma de dar las gracias.

Volvió a su expresión misteriosa y cautivante ante la chica a penas ésta levantó su mano en señal de acepto. Él la tomó con delicadeza, ayudando a la joven a levantarse. Ésta ordenaba su vestido de forma arrogante, intentando evitar la mirada del joven. Ordenó sus rizados cabellos, observó al joven de forma descriptiva, y elevó nuevamente su mano en señal de estar lista.

Con tranquilidad, el rubio tomó la mano de la señorita, llevándole hasta la pista de baile, apartando a las personas que interferían en su camino. Sí, to tenía ya todo listo y dispuesto, conquistaría a la chica a toda costa.

Giró su mirada hasta el joven castaño que dirigía la orquesta, captando de una vez su vista. Cruzaron sus miradas, el joven rubio hizo una señal para una nueva canción. El castaño, sonriendo, dirigió su vista hasta la orquesta, y comenzó a mover sus manos y brazos de un lado a otro, comenzando así una nueva canción.

El rubio giró su mirada triunfante, y observó nuevamente a la dama que tenía frente a sí, comenzando a bailar expertamente, cosa que dejó un tanto sorprendida y anonada a la dama. Era ella reconocida por ser una de las mejores bailarinas, pero debía admitir que ese apuesto joven era bastante bueno. No se dejaría ver en menos, por lo que bailaría mejor que en otras oportunidades. El chico notó ese detalle, y conjunto a esto, notó otro al acercar a la dama a su cuerpo.

-Baila muy bien... -susurró a su oído-... señorita.

La joven no le tomó importancia y siguió bailando, quería hacerse de rogar.

Con una elegante risa, el joven prosiguió bailando de la misma forma, solo que esta vez, con cada paso, se iban alejando más de las personas, hasta quedar casi al lado de un ventanal que daba hasta un elegante balcón, y de las grandes escaleras.

Así, como si no quiere la cosa, tomó a la dama de la cintura, acercándole lentamente hacia él, sin dejar de mirarle a los ojos.

-La cercanía que tenemos es demasiada, caballero -sentenció la joven.

-¿Le ha de molestar... -le apegó complatamente a sí-... señorita?

Ella le miró frunciendo los labios, e intentó alejarle, mas su fuerza física no le ayudaba en mucho.

-Por supuesto, joven -le miró-. Agradecería que mantuviéramos la distancia.

-¿Por qué? -sonrió, acercando su rostro al de ella, mientras con una mano abría el ventanal-. ¿Qué tiene de malo que un caballero se acerque a... una hermosa dama?

-Puede ser muy mal interpretado, caballero -frunció el seño, a pesar de que el joven no pudiera notarlo por el antifaz.

El joven guió a la dama hasta el balcón, mas no dejó la cercanía que tenían.

-¿Está segura que es por eso? -le susurró al oído-. Ahora nadie puede saber qué hacemos.

-¿Qué cosas dice, caballero? ¡Usted se está propasando con una dama de principios como yo! -exclamó la joven intentando alejarse-. Ya suélteme.

-¿Una dama de principios? -rió el joven viéndole, acariciando su mejilla-. ¿Está seguro de lo que dice?

-¿Usted está diciendo que no tengo principios, caballero? ¿Quién es usted para decir eso?

-Nunca dije que no tuviera principios... señorita.

El joven tomó su propio antifaz, lo soltó y se lo quitó, dejando la zona de su nariz y ojos descubierta.

La señorita sintió sus mejillas calentarse levemente al presenciar lo apuesto que era el insolente caballero que tenía frente a ella. Sus ojos eran de un tono azul embriagante, su mirada le estaba hechizando conjunto con esa arrogante sonrisa que había tenido desde el momento que le invitó a bailar.

-Y yo, soy el conde Kamijo, para servirle, bella... dama -sonrió de lado-. Es quien soy para referirme así a usted.

La joven se sorprendió un poco por su status socia y maldijo internamente.

-¿Qué sucede... señorita? -rió Kamijo-. ¿Ha quedado embobada con mi belleza?

-Por supuesto que no, conde -sentenció la joven-. Sólo me di el tiempo para recordar su rostro, y así luego acusarle de abuso a una dama como yo.

-¿Una dama como usted? -rió.

-¿De qué es lo que tanto se ríe? -dijo más enojada la mujer.

Kamijo tomó con delicadeza la mano la la joven haciendo pasos de baile, le atrajo hacia sí. La dama le siguió el ritmo y giró hasta sus brazos, dejando recargada su espalda en el brazo del rubio, inclinándose hacia atrás.

-No puedo dejarte sola cuando cierro mis ojos -susurró acercándole a sí.

La dama se sonrojó, estaba cayendo lentamente en sus redes, pero su enojo no se iba.

-Aún no ha respondido mi pregunta, conde.

-Sólo Kamijo -le sonrió-. Y antes de ello, exijo saber como es ese rostro detrás de ese antifaz... -acarició su mejilla.

La joven no pudo negarse. Ella había exigido la identidad del joven, y por educación, ella debía presentarse igualmente.

Con elegancia, se quitó su antifaz, dejando descubierta su perfecta la nariz, sus castaños ojos, que hacían resaltar sus largas y elegantes pestañas. Tenía sus cejas fruncidas, enojada.

-Hizaki, una simple doncella y hermana de Teru, el joven que le invitó a esta mascarada.

-¿Hermana? ¿Segura? -acarició su mejilla, apegando sus cuerpos.

-Por supuesto -dijo molesta.

El rubio rió, miró directamente a la joven a los ojos, y alzó una ceja.

-¿Usted me cree un idiota? ¿Un imbécil? ¿Me cree como todos los otros estúpidos dentro de esa mansión? -le tomó del mentón.

-¿Perdón? ¿Por qué dice eso, Kamijo? -alzó una ceja.

-Hizaki, usted no es ni una doncella, ni hermana de Teru.

-¿Cómo que no? ¿Cuestiona nuestros lazos familiares?

-Nunca dije eso. Yo me refiero a esto...

Y sin más, Kamijo bajó su mirada hasta la cintura de la joven, le apegó a la pared, le sentó en una mesa y le levantó el vestido.

-¡¿Qué hace usted, Kamijo?! ¡Suélteme, pervertido! -exclamó intentando alejarse.

Kamijo tapó la boca de Hizaki mirándole con el seño fruncido.

-Cállese, Hizaki -dijo autoritario.

Pasó su mano por la pierna de la joven, quien le miró asustada. Kamijo acarició lentamente la pierna de la joven, subiendo mientras le veía a los ojos, hasta llegar a tocar su entrepierna, donde pudo aclarar todas sus sospechas.

Hizaki tenía sus ojos cerrados con fuerza, la vergüenza había florecido en su rostro.

Kamijo quitó su mano tanto de la boca de Hizaki como de su entrepierna.

-¿Decía usted... -le miró semi sonriente-... joven?

Hizaki le miró asustado y apenado. Había descubierto que él no era realmente una dama, sino que un hombre.

El conde tomó delicadamente el rostro de Hizaki, acercó sus labios a los del contrario, y le besó lentamente al tenerlo desprevenido. Hizaki le miró sorprendido, e iba a separarse, pero Kamijo le tenía aprisionado en sus brazos y en sus labios, el beso que le entregaba lo sedujo en un segundo. Sus labios se movían  rítmicamente, y había hecho de ese simple beso, uno más apasionado al invadir con su lengua la boca de la supuesta doncella. Lo había conseguido, había seducido a Hizaki, le tenía en sus manos.

Se separaron lentamente, Kamijo acariciaba el rostro del joven delicadamente, besando sus labios, mejillas y mentón, para luego dirigirse a su oído.

-Me encantas, Hizaki... -le susurró, besando su oído-. Del momento en que le vi pareció bastante hermoso... Y ahora, el hecho que seamos del mismo sexo me encanta... Hace esto más divertido -volvió a besar sus labios.

-¿Cómo... cómo? -preguntaba Hizaki viéndole con los ojos cristalinos y sus mejillas sonrojadas-. Soy un hombre, eso no es políticamente correcto.

-La política no me importa en lo más mínimo...

-¿Cómo, conde, cómo?

-Simplemente así... Mi bello joven...

-Por favor... Conde, no me trate de tal forma, me está conquistando... No me dejo fácilmente, muchos otros caballeros lo han intentado y nada has conseguido...

-Pero a diferencia de ellos, yo ya le conquisté, Hizaki -sonrió de lado.

-No crea que sólo por haber descubierto mi sexo y haberme besado me ha conquistado, Kamijo... Y poco me importará que revele que no soy una dama, pues mi status social no es tan elevado como el suyo, solo soy parte de la nobleza y aristocracia, así que de mí, nada conseguirá.

La música dejó de escucharse, todos se iban de la mansión.

Kamijo sonrió con superioridad, tomó los labios de Hizaki y volvió a besarlos, dejando a Hizaki escapar un suspiro al devolver el beso.

-Usted ya cayó en mis redes -susurró, y se alejó.

-¿Dónde va? -preguntó Hizaki bajándose de la mesa, arreglando su vestido mientras se ponía su antifaz.

-A mi mansión, me retiro, la fiesta ha concluido -dijo poniéndose su antifaz.

Hizaki suspiró mirándole, fingiendo fortaleza e indiferencia.

El conde se dirigió hasta el ventanal para entrar, mas un llamado de Hizaki le detuvo. Desvió la mirada hacia él, viendo como se acercaba evitando su mirada.

-¿Volveré... a verle... Conde...? -susurró.

Kamijo sonrió triunfante y se retiró del lugar. Atravesó la mansión, llegó a su carruaje, y, antes de subir, observó la mansión.

Hizaki llegó hasta la puerta de la mansión, viendo a el carruaje de Kamijo irse.

Suspiró con leves de tristeza al asegurar que nadie le veía. Notó un papel tirado en donde yacía el carruaje de Kamijo. Había igualmente una rosa roja.

Se acercó hasta la nota, tomó la rosa y respiró su dulce aroma, para luego leer la nota.

-Más de lo que crees... -susurró viendo el papel, y miró el bosque, por donde había desaparecido el carruaje del conde.

Suspiró, y guardó la nota. Entró nuevamente a la mansión, y se dirigió a la habitación, dejando la rosa en un vaso con agua a la luz de la luna.

-Mucho más de lo que crees, Hizaki... -susurró semi sonriente Kamijo dentro del carruaje, mirando por la ventana de éste-... Mucho más de lo que crees, mi condesa...

Notas finales:

Espero que les haya gustado~

Cualquier cosa me dicen~ ;D

No tengo mucho que decir...

Au revoir.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).