Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

VAMP中毒の人 por MiyukiNamikaze

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Ninguno de los artistas mencionados aquí me pertenecen y nada de lo que pase en esta historia debe ser tomado como algo verídico, todo ha salido de mi imaginación. 

 

Nota de la autora:

Mi primer fic aquí <3 Este primer capítulo tratará más bien sobre como descubren algo que no les revelaré (?) y presentará a varios de los artistas que conformarán parte importante del fanfic (Gackt, Hyde, Tetsuya y Miyavi, además de Chachamaru). Quizás piensen que es un comienzo bastante lento pero es sumamente importante para el resto de la historia. Espero que les guste mucho y me tengan paciencia en cuanto a actualizar, no estoy acostumbrada a los fanfics pero haré lo mejor que pueda para traerles un capítulo nuevo lo mas pronto posible. ¡Disfruten!

Tokio, Japón – 7:30AM

 

El primer sonido en escucharse por toda la estructura era nada más y nada menos que el eco que podía producir una llamada entrante en un móvil. Sí, era uno de esos nuevos “smartphones” o “teléfonos inteligentes” los que sonaban, vibrando y dando vuelta sobre la pulcra superficie de una mesa de madera finamente tallada. Era un dolor de cabeza tener que escuchar esa cosa como el primer sonido de la mañana, considerando que la noche anterior sobreviviste a costa de unas buenas tazas de cafeína acompañado por uno de tus mejores amigos. Tirado sobre una cama, justo a un lado de la mesa, yacían dos cuerpos cubiertos por sábanas y que no parecían dispuestos a despertar de su ensoñación y darle la cara a esa hora matutina. El descanso los llamaba y como si la cama los tuviera enredados y atrapados en sus sábanas, se negaban a abrir los ojos. El teléfono sonó por cuarta vez en esos minutos y ninguno de los cuerpos se dignaba en tomarlo. Pasaron unos buenos minutos así, donde el teléfono sólo hacía sonar y sonar, casi cayendo al suelo por todas las vueltas que daba sobre la mesa que lo sostenía y de hecho, hubiera caído de no ser por una de las manos que se liberaba de las sábanas, tocando poco a poco sobre la mesa hasta dar con el celular, que aún seguía sonando de forma chillona e irritante.

 

 

 

–¿¡Podrías ya contestar esa cosa?!—fue lo que se escuchó de uno de los cuerpos entre las sábanas y que de hecho, cubría con una de las almohadas su rostro, recibiendo sólo como respuesta una linda risilla.

 

 

 

–No seas tan desesperado, ¿quieres? –respondió suavemente la persona a un lado, apretando con su dedo pulgar el botón verde y acercando así el auricular a su oído. –¿Moshi, moshi? –contestó a la llamada, sintiendo como el cuerpo a su lado se volvía a acomodar plácidamente entre las sábanas.

 

Fue retirando con suavidad las blancas telas que cubrían su cuerpo que aún tenía el pijama puesto, una prueba de que a pesar del arduo trabajo del día anterior ambos pudieron ponerse sus pijamas para dormir cómodamente. Con el auricular cerca del oído se escuchaba la vocecita al otro lado, haciendo que el pelinegro que aún estaba recostado se voltease, mirando en dirección hacia el que aún hablaba por teléfono y sintiendo curiosidad por saber quién le despertó de su sueño. ¡Si le conocía sabía que nadie debería despertarlo!

 

 

 

 –¿Hablar con el joven Camui? Creo que no podrá hablar con él en este momento pero puedo dejarle su recado. –mientras hablaba éste hombre fue acomodando tras la oreja un par de cabellos, girando su torso hacia al cuerpo a su lado y preguntándole con la mirada más de una cosa, recibiendo sólo como respuesta la misma mirada –¿Quién soy? Soy Chachamaru, ayudo a Camui con todas sus investigaciones. –

 

La charla continuó tranquilamente mientras se ponía de pie, colocando sobre el suelo sus pies descalzos y usándolos para sostenerse como era debido y  dejando  así sobre la cama al ya nombrado muchacho que tras luchar con la sábana se ponía de pie para interrogar por casi tercerca con la mirada a su compañero de quién era la llamada. Chachamaru, el hombre que respondió la llamada, sólo le ignoró épicamente, moviendo su mano para restarle importancia a la pregunta visual de su compañero.

 

 

 

 –Le dejaré el recado cuando el joven despierte. Tenga un buen día.–y sin más cortó la llamada con sólo presionar el botón indicado. –Era para ti. –dijo lo obvio. –Preguntaban si podías ir a Kioto, en uno de los templos encontraron algo muy importante y querían que fueses el primero que lo analizaras. –lanzó al otro lado de la habitación el celular que con facilidad fue atrapado por su dueño. –¿Irás, Gackt?

 

 

 

Con teléfono en mano Gackt (como en realidad se llamaba el dichoso “joven Camui”) verificó de quién era la llamada, rodando los ojos al darse cuenta. De todas las personas que esperaba una llamada a esa hora tenía que ser precisamente esa.

 

–Era el señor Suzuki, Chacha. –contestó sin dar con exactitud una respuesta clara. –Me había hablado sobre lo que hacía en uno de los templos, no es nada demasiado interesante. Iré más tarde, no ahora.

 

–¿No irás ahora? El señor Suzuki me dijo que se trataba de unos ataúdes, ¿no te llama la atención? –cuestionó

 

–Tengo otras investigaciones y no puedo posponerlas–el joven se encogió de hombros, restándole importancia.

 

–Será interesante, deberías ir y aprovechar la oportunidad. Los encontró escondidos en un compartimiento del templo, donde nadie antes había pasado. Cree que debe haber más de una razón para que escondieran esos ataúdes en el templo. –explicaba Chachamaru, encaminándose al baño de la habitación. –Miyavi y Tetsu estarán allí, ellos te recomendaron de nuevo al señor Suzuki.

 

 

 

Gackt pareció pensarlo, quedándose ahora solo en la enorme habitación que poseía en su apartamento justo en uno de los edificios más altos de Tokio. Podía admitir libremente que el descubrimiento sobre unos ataúdes ocultos en un templo era bastante interesante, incluso su mente de forma automática comenzaba a formular una razón para que todo eso estuviera oculto. ¿Secretos de la época? ¡Misterios por descubrir! Oh, mierda, Camui, ya comenzabas a divagar en toda tu cabeza cuantas razones había para que ocultaran esos ataúdes y ya casi no parabas. Era tonto pensarlo pero a pesar de su respuesta tan arrogante y de hacerse de rogar, comenzaba a morir de curiosidad. No por nada era uno de los mejores arqueólogos de Japón y del mundo, ¿cierto? Porque la curiosidad le podía a tal grado que ya se visualizaba a sí mismo vistiéndose para tomar el primer medio de transporte a Kioto, o mejor dicho, ya lo estaba haciendo, dejando a Chachamaru en casa y a cargo de excusarlo en el resto de sus investigaciones. Tras meterse bajo una ducha y un desayuno comido con lentitud para disfrutarlo, se veía a sí mismo preparando todos sus apuntes para el gran descubrimiento. Si era sincero deseaba bastante poder descubrir todo lo que estaba allí, además de que podría encontrarse con varios sujetos que bastante bien conocía como lo eran Tetsu y Miyavi, dos que medio estudiaron con él, ya que el último (bastante loco de por sí) terminó por estudiar en Corea. Eran todas unas personalidades cada uno de esos dos y sumamente conocidos en los ámbitos que trabajaban.

 

 

 

Kioto, Japón – 10:50AM

 

 

 

Llegar al templo no costó demasiado trabajo, no era la primera vez que viajaba a Kioto, mucho menos si era para una investigación del Señor Suzuki, un arqueólogo bastante viejo ya y con bastantes años encima. Recordaba que con ese hombre fue que hizo su primera investigación y prácticamente se  hizo famoso.

 

Al llegar fue recibido por sus dos colegas y que le habían recomendado por enésima vez al Suzuki. Él sólo se encaminó hacia Tetsu y Miyavi, el primero distraído dándole ordenes a los voluntarios y el segundo se abalanzó sobre un sorprendido Gackt, siendo atrapado por este.

 

–¡GAAACKT, sabía que llegarías! ¡No sabes todas las cosas que encontramos! –Miyavi comenzó a hablar casi sin parar, casi enloqueciendo al pobre Camui.

 

–¿Qué cosas descubrieron?–no pudo evitar sonreír por las cosas del alocado Miyavi a pesar de que siempre intentaba verse serio en el área de trabajo. La voz de Tetsu se hizo notar segundos después.

 

–¡Miyavi! No le digas las cosas a Gackt, deja que las vea él mismo. –habló Tetsu al acercarse, sonriendo –Bienvenido, Gackt. Ven, Miyavi y yo te llevaremos ahora a donde está todo. El Señor Suzuki insiste en que tan pronto llegues debemos llevarte donde él. –asintió al final, haciéndole a ambos una seña con la mano para que les siguiera.

 

Tetsu, como le decían sus amigos a Tetsuya Ogawa, era un muchacho bastante responsable y con una naturaleza de líder increíble. Siempre se encargaba de acomodar las cosas, dar las órdenes y planear todo lo que harían durante el día que investigarían el perímetro. Miyavi era otro caso aparte, pues aunque sorprendiera a muchos él sí era arqueólogo (no lo aparentaba) y además se encargaba muy bien del negocio familiar, dueños de una boutique en Tokio. ¿Cómo le hacía? A veces Gackt no tenía ni la menor idea, pero ese tipo tenía tanta energía que suponía que sabía cómo invertirla entre sus dos profesiones.

 

 

 

El trío de chicos caminó hasta lo profundo del templo, bajando un par de escaleras donde Tetsu se vio en la obligación de utilizar una linterna para iluminar el camino de los tres. Miyavi durante el camino ponía al día a su amigo arqueólogo, que se había perdido de mucho desde la última vez que investigó sobre el trabajo de Suzuki. Al llegar sólo había cerca de tres ataúdes en el suelo y varios investigadores tomando nota. Gackt miró todo con detenimiento, acercándose a una de las mesas allí para tomar un par de papeles y comenzar a leer con detenimiento, siendo sólo interrumpido por Miyavi y Tetsu.

 

 

 

–Lo ataúdes datan cerca del siglo XIX, a menos a mitades de este. –explicó Miyavi, tomando una pluma y uno que otro papel para anotar lo que recordaba no había hecho. –No lo hemos abierto, queremos esperar al laboratorio para eso, ya sabes, no vaya a traer la maldición de Tutankamón versión Made in Japan for us, baby. –medio bromeó rodando los ojos, recordando el suceso que pasó en Egipto con la tumba del rey Tutankamón.

 

–No es gracioso, Miyavi. –le reprendió y el otro sólo continuó sumido en su mundo. – Por cierto, el doctor Suzuki quiere que tú las abras en el laboratorio forense, las llevará allí para ti. –Tetsu bufó un poco al final. –Le dije que las podía abrir yo, pero no hizo caso. –

 

–¿Hace cuanto encontraron esto? –optó por preguntar Gackt.

 

–¿Podemos abrirlas junto a ti? –insistió de la nada Tetsuya.

 

–No me cambies la pregunta, Tetsu–Gackt se acercó a los ataúdes, poniéndose de cuclillas a su lado, como si lo analizara–Se ve más viejo de lo que pensé. ¿Seguro que datan del XIX? –inquirió, Gackt era un tipo demasiado responsable, perfeccionista y recto con el trabajo, a punto de ser bastante molesto y medio arrogante.

 

–Claro que sí –contestó Miyavi entregándole la evidencia a Gackt que rápidamente comenzó a leerla.

 

Mientras Gackt continuaba leyendo toda la evidencia e información que se pudo obtener de aquello, Tetsu pidió a los ayudantes que les dejaran solos, quedando así los tres en el lugar. Tetsu se acercó a la puerta, cerrándola y volteando para ver a sus compañeros de trabajo.

 

–Insisto, debemos abrirla juntos–Tetsuya se acercó a los tres, quedando a un lado de Miyavi.

 

–¿Piensas robarme la fama? –preguntó Gackt con un tono serio, casi pareciendo que no quería compartir todo eso.

 

–¿Para qué? –habló esta vez Miyavi, sonriendo divertido al final –Si deseas bien y si no igual, yo tengo hambre. –comentó de forma aleatoria, saltándose casi de la conversación.

 

Tetsu le vio entrecerrando los ojos–Sólo queremos ver que hay allí, ¿qué tan malo puede ser? –intentó persuadir al pelinegro de ojos azules.

 

Gackt dejó los papeles a un lado, arreglando un pequeño detalle y viendo a los otros dos con una seriedad que espantaría a cualquiera. Al final río un poco al ver sus caras de susto, cerrando el cuaderno que Miyavi le había prestado.

 

–Envíen eso al laboratorio forense y preparen todo para irnos. –sentenció Gackt, tomando los documentos y viendo hacia los ataúdes –Veamos que encontramos. –

 

Casi de inmediato los otros dos asintieron, Tetsuya se retiró con la orden en mente, llevándose la linterna, pues allí en el lugar quedaban cerca de dos más. Miyavi y Gackt quedaron juntos al final, terminando por hablar más de las cosas de la familia de ambos que del trabajo, todo eso a pesar de que Gackt seguía intentando ponerse al tanto de todo lo que pudo leer. Las horas pasaron casi volando, horas donde Camui estuvo hablando con el Señor Suzuki, que fascinado le contaba cientos de cosas y suposiciones de lo que encontró y como eso cambiaría muchos aspectos de lo que ya se sabía. Miyavi y Tetsuya continuaron con sus respectivas tareas, ayudado a transportar los ataúdes al laboratorio en el centro de la ciudad de Kioto. Antes de irse Tetsu se encargó de hacerle saber a Gackt que le esperaría allí cuando cayese la noche, pues el señor Suzuki no debería enterarse de que ayudarían a Gackt en su tarea.

 

 

 

Kioto, Japón – 6:45PM

 

Todo había sido fríamente calculado por Gackt y Tetsuya, al punto que cuando salieron del templo y después de buscar a Miyavi (estaba comiendo y molestando a los otros trabajadores) pudieron retirarse al lugar donde harían la autopsia. Gackt ordenó que cuando llegase allí estuvieran los forenses que le ayudarían, incluso pidió que no se tocase nada ni se iniciase alguna clase de proceso hasta que el llegase al lugar. Se vieron en la obligación de tomar el auto de Tetsuya ya que Gackt no trajo el suyo, habiendo sido llevado al lugar por uno de los contratados por Suzuki. Durante el camino los tres comenzaban a charlar sobre qué tipo de cadáver podrían encontrar allí, las posibilidades eran variadas.

 

–Quizás sólo un par de huesos –suponía Miyavi, echándose y acomodándose en el asiento trasero, cubriendo su rostro con la gorra rosada y blanca que traía puesta.

 

–Puede haber más que eso y lo sabes bien, Miyavi–hablaba Tetsuya–¿Se supone que eres arqueólogo? –río un poco– No lo pareces.

 

–No eres el primero en decírmelo, Tetsu~ –canturreó el nombre al final y se encogió de hombros, él era esa clase de personas que si bien loca en sus momentos también era bastante despreocupado.

 

–Y no seré el último. –contestó a cambio, mirando de reojo a Gackt. –¿En qué piensas, Gackt?

 

Gackt negó suavemente, perdiendo la mirada por el cristal y así evitando la pregunta de Tetsuya. Pensaba en qué encontraría, de qué pudo haber fallecido el cadáver y claro, si encontrarían más pruebas para saber porque eso estaba tan bien oculto allí. Las ideas, teorías y suposiciones tuvieron que esperar cuando Tetsuya detuvo el auto en el estacionamiento, colocando el freno de mano y luego levantando la mano, viendo la hora en su reloj de muñeca y asintiendo. Llevó la mano a las llaves y apagó el auto. Gackt se bajó sin decir nada, escuchando como Tetsu luchaba para que Miyavi se quitara del lugar y le diese los apuntes que estaban en la parte trasera del auto, chillándole frases como “¡Dame los papeles!” o “¡No hagas eso”, aunque lo último que Gackt escuchó fue un “¡No me jales! ¡No! ¡Miyavi! ¡Agh!” y creyó haber escuchado un golpe y ver la silueta de su compañero caer en la otra parte del auto, ya que él terminó encaminándose a la entrada del lugar y dejándolos atrás, totalmente ansioso por abrir los ataúdes.  Tras minutos de una infantiloide pelea, Miyavi bajó del auto acomodando su ropaje, riéndose del pobre Tetsu, que por trucos de Miyavi ahora estaba en la parte trasera del auto.

 

–¡Hey! ¡Gackt, espera! –Miyavi le llamó, corriendo y abrazándosele por la espalda y haciendo fuerza para que no se soltase–¡No me dejes atrás! Tetsu me matará. –rió divertido, picando con sus dedos al otro y provocando que riera un poco.

 

–No te pasaría si no lo lanzaras a la parte trasera del auto–habló intentando soltarse y con una media sonrisa, viéndose al final obligado a caminar con él a medio arrastrar, escuchando detrás los pasos de un Tetsu que se acomodaba la ropa a duras penas. –Tenemos que prepararnos para entrar, vamos–les hizo una seña con la mano y así, todos se prepararon para abrir el emocionante hallazgo, casi como si fuera un nuevo regalo de navidad.

 

Los preparativos fueron un tanto tediosos, como en toda investigación científica, pero lo que sencillamente emocionaba era la idea de encontrar algo interesante, pruebas y agregar más cosas a los libros de historia. Juntos se encargaron de abrir los primeros ataúdes, haciendo fuerza para poder abrirlos, asi como si la madera estuviese fuertemente reforzada para que nadie pudiese abrir eso en todos los siglos que le seguirían a su construcción. Miyavi fue el primer curioso en fijarse, mirando luego a sus compañeros, en especial a Tetsu.

 

–Te lo dije, huesos. –Miyavi señaló el ataúd, con una sonrisa triunfante.

 

–Cállate –Tetsu le miró casi mal, mirando a Gackt. –Traen ropa de la época y…¿qué tanto miras?

 

–Era mujer, utiliza un kimono–sí, Camui Gackt era capaz de ignorar las peleas entre sus amigos cuando estaba en el trabajo–Además no era demasiado mayor, quizás adolescente…jugaba aún con muñecas. –señaló con el bolígrafo la muñeca vieja y empolvada en el ataud, sonriendo triunfante y con una gran cara de “Lo sé todo”, haciendo que sus compañeros rodaran los ojos.

 

–¿Abrimos el otro? –Miyavi era impaciente. –Podemos después analizar todo,  no es como si el viejo estuviese vigilando

 

–Aún no–Gackt negó.

 

Hasta que no terminara con ese no iría al otro y no iba en broma, así era Gackt Camui. Pasaron cerca de tres horas hasta que fueron capaces de avanzar al último de los ataúdes y misteriosamente, el más pesado. Tuvieron que forcejear mucho entre los tres ya que la cubierta no quería separarse de la madera. Fueron casi cinco minutos de arduo forcejeo y cuando lo lograron el impulso los hizo trastabillar hacia atrás, haciendo esto que Tetsu se cayera al suelo al no poder mantener el equilibrio. Gackt le tendió la mano y Miyavi se acercó al ataúd, quedándose quieto y casi con la boca abierta.

 

–Chicos…–Miyavi les llamó con la mano.

 

–Espera, se cayeron los papeles–Gackt se dobló junto con Tetsu a recogerlos, con algo de prisa.

 

–¡Chicos, no hay tiempo para papeles, joder! –

 

–¿Ropa? ¿Dinero? –inquiría Gackt casi despreocupado.

 

–¡Qué no! –les gritó, jalándolos por la camisa y haciendo que viesen hacia lo que él veía. –¿¡Ahora ven!?

 

Lo que allí había no era un hallazgo común…nada común. Los ojos de estos se abrieron como platos, sin poder creer lo que allí estaba tan bien conservado. Frente a ellos, en el interior del ataúd, había un pequeño cuerpo vistiendo ropajes blancos justo al igual que su piel, que lucía nívea y sin ninguna imperfección cutánea. Su cabello era largo, fino y bien cuidado, dándole una apariencia delicada y casi hasta inocente. Con sus ojos cerrados, parecía sumido en un profundo sueño y sus labios eran rosados, carnosos y desde allí lucían suaves. Era como ver a un pequeño ángel atrapado en un ataúd, si, por más tonto que sonase. Nada podía explicar lo que veían esos tres, nada. ¿Un cadáver tan bien conservado? El primero en romper el profundo silencio fue Tetsu, tragando saliva antes de hablar, nervioso.

 

–Eso…eso no son un montón de huesos, ¿saben? –sabía que había sonado como un idiota, pero nadie podía explicar lo que veían

 

–¡Eso ya lo sé, Tetsu! –le chilló Miyavi, mirando luego a Gackt, que lucía sumido en un montón de pensamientos. –¿Gackt?

 

¿Qué pasaba con Camui? ¡No hablaba! Los ojos claros de éste permanecían posados sobre la delicada, pequeña y linda silueta que hace momentos les había impactado fuertemente. Analizaba cada rasgo, notando que casi era como si estuviesen perfectamente planeados para dar la imagen perfecta…una imagen que le conquistaba. En silencio, dejó los papeles a un lado, acercándose a la “evidencia” y levantando su mano enguantada para acercarla, parándose en seco ante lo siguiente que pasaría. El cuerpo dentro del ataúd frunció el cejo, dejando escapar un pequeño quejido y apretando los ojos. Gackt se quedó estático al igual que sus amigos, abriendo los ojos de sobre manera.

 

–Mm…–ese era el único sonido que emitía aquel cuerpo en el interior, comenzando a abrir los ojos con dificultad. La luz blanca del lugar le estorbaba su vista, acostumbrada a la oscuridad del ataúd que le confinaba y no sólo eso, se sentía mal, mareado y con mucha pero que mucha hambre.

 

–Está…oh por dios…–Miyavi no sabía si reírse o comenzar a asustarse– ¡Está vivo! –miraba a Tetsu que aún seguía en shock y como Gackt observaba casi con cara de fascinación al ser que acababan de descubrir allá dentro.

 

El grito del alocado tipo hizo que el chico en el ataúd hiciese una mueca de molestia, confundido por todo lo que estaba pasando en esos momentos. No entendía nada, no sabía dónde estaba, no sabía…no sabía quién era ese que le miraba como si fuera algo raro o la cosa más maravillosa del mundo. Los labios del pequeño se separaron, arrastrando casi las palabras para poder hablar.

 

–¿Dónde…dónde estoy?

Notas finales:

¿Quién es ese muchacho y como ha sobrevivido tanto tiempo en ese ataúd? 

¿Por qué tanta fascinación por parte de Gackt?

Espero haya sido de su agrado y no haberles aburrido en el principio de la historia, pero encontré todo eso necesario para lo que surgirá en el fic a medida que avance, inclusive aquí hay explicaciones que serán de suma importancia para el resto de los capítulos.

¡Cuídense mucho!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).