H: Miro a mi alrededor, hay algo que me perturba y no sé qué es. Levanto el vuelo, intentando deshacerme de esta incomoda sensación de estar siendo observado.
S: Ahí está, mi pequeño angelito. Me relamo solo de pensar en lo que quiero hacerle pero por ahora observo como levanta el vuelo. Se a donde se dirige y pienso estar esperándole, quiero hacerle tantas cosa que solo de pensarlo ya se me endurece mi miembro. Respiro, tengo que tranquilizarme y ahorrar fuerzas. Rapidamente me dirijo al escondite de ese estupido y hermoso angel de ojos dorados y me siento entre las sombras a esperarle.
H: Llego a un pequeño jardín botánico y me dirijo a un gran arbol de gruesas ramas. La angustia de ser observado, que había remitido considerablemente durante el vuelo, vuelve a aparecer con más fuerza, si es posible. Empiezo a sospechar que puede ser un demonio y tiemblo solo de pensarlo.
S: Le veo temblar desde mi escondite y sonrío con malicia, se que piensa en los de mi especie. No puedo resistirme más y, tapándole la boca para que no grite mientras que con mi cola le inmovilizo las manos y con mi otra mano le agarro un ala, le arrastro hacia donde me encontraba yo y le siento sobre mi.
-¿por qué tiemblas, angelito? ¿no estarias pensando en mi?
H: En cuanto me atrapa me quedo paralizado por el miedo, no soy precisamente un angel guerrero, pero, en cuanto le oigo hablar me remuevo intentando huir. Conozco demasiado bien esa voz y las crueles acciones de su dueño. No debo darle el placer de que me vea con miedo y, sin pensar en las consecuencias, le muerdo la mano, liberando así mi boca.
-¡Maldito demonio, sueltame!
S: Retiro la mano con una mueca de dolor pero no dejo que eso me afecte.
-¿Acaso tienes miedo?- le susurro al oido con una sonrisa maliciosa para, después, darle un lametazo en el cuello.
H: -pu...pues claro que no.
Intento soltarme, temeroso de lo que me pueda hacer este demonio. Me percato de que, si bien mis manos están inmovilizadas, mis piernas siguen libres (NA: todo lo libres que pueden estar cuando estás sobre otra persona). Tan rapido como puedo levanto mi pie y se lo clavo en la entrepierna.
S: no puedo evitar que salga un gruñido de dolor desde mi garganta.
-Esto te va a costar caro- le digo enfurecido mientras clavo mis uñas en su ala, haciendole sangre y sacándole un excitante grito de dolor.
H: -AHHH!!!
No puedo evitarlo y las lagrimas empiezan a salir de mis ojos.
-Por favor, suéltame- le digo a ese demonio en un susurro casi inadible.
S: Sonrio divertido, adoro ver a los ángeles llorar.
-Nos volveremos a ver pequeño angel.
Acto seguido le suelto y me voy a incordiar a los humanos.
H: Miro lloroso como ese horrible ser que habita en ese cuerpo tan perfecto (¬.¬U) se marcha y empiezo a curarme el ala.