CAPÍTULO I: UN ACCIDENTE EN POCIONES.
¡BOOM!
Se escuchó en el salón de pociones, un caldero explotó, y como siempre era del Neville Longbotom; el mencionado trastabilló y todos los calderos comenzaron a caer uno a uno por su culpa, el último fue a dar directa hacia cierto Slytherin, que calló al suelo a causa de que la poción comenzó a tener efecto; comenzó a sentir que toda aquella sustancia le quemaba en el cuerpo.
Todos miraron asombrados con lo que pasó en frente de ellos. El cuerpo de Draco comenzó a soltar un leve destello dorado y entonces ocurrió: dos pechos prominentes aparecieron, sus caderas se enancharon y su cintura se encogió. Si antes tenía su pelo hasta los hombros ahora le llegaba hasta las caderas. Cuando todos terminó y el susodicho abrió los ojos, con lo primero que se encontró fue con los senos.
- AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!! – salió de su garganta un grito agudo a la enfermería, no si antes hablar.
- ¡50 puntos menos para Gryffindor! ¡Y el señor Longbotom debe limpiar todo este desastre!, es todo, los de más pueden marcharse.
Abrió los ojos de a poco, notando que se encontraba en la enfermería. Recordó lo que pasó en la clase y palideció abruptamente.
- ¿Draco? – el nombrado se giró hacia quien le hablaba.
- ¿Padrino?
- Ah… - suspiró (n/a: es un suspiro eso…. Lo siento no soy muy buena con los efectos especiales) – te calló en cima la poción que preparabas, que por lo que veo era de cambio de cuerpo, o más bien de sexo…. – se detuvo a mirarlo unos segundos – escúchame esta poción solo tiene una cura, ¿Lo sabes?
- Pues… la verdad es que no… pero supongo que tú la prepararás.
- No. Y no sé como se te ocurre preparar una poción donde no le sabes el antídoto – le regañó.
- Es que no pensaba tomarla ni nada por el estilo – se quejó – solo dijiste que había que preparar algo de nivel medio a libre elección… - se quejó - pero dime cual es la cura…
- La única cura es teniendo relaciones.
- ¿¡Qué!? – su boca se abrió de forma poco digna para un Malfoy – pero… padrino, ¡Yo no quiero hacerlo con cualquiera!, yo… - se sonrojó.
- Por lo que veo aún eres virgen. Bueno Draco, o las tienes te quedas así por el resto de tu vida.
Severus salió de inmediato dándoles paso a sus amigos para que entraran.
- Dray, cariño, te traje ropa de mujer – le mostró la ropa Pansy, que llevaba en el regazo.
- No pienso usar ropa de mujer – se cruzó de brazos.
- Vamos, es solo el uniforme. No puedes pasearte así, esa ropa te queda enorme tu figura es mucho más frágil que antes, a parte te ves de forma poco digna para un Malfoy.
- Está bien.
Aceptó de mala manera. Sacó a todos de ahí para poderse cambiar. Sacó sus ropas masculinas. Se sonrojó al verse los senos, no quería ni tocarlos; se puso el sostén y la blusa. Luego se sacó la ropa interior, cuando vio el diminuto colaless que le había llevado su amiga, enrojeció considerablemente.
Se terminó de vestir y se estaba por marchar cuando:
- ¡Señor Malfoy! – le llamó madame Pomfrey.
- ¿Sí?
- No puedes hacer magia por un tiempo.
- ¿Qué?, ¿Por qué? – preguntó entre sorprendido y enojado.
- Verás, el cuerpo humano es muy complejo, y al haber cambiado de sexo te ha dejado con las hormonas a tope para que te regularices al sexo femenino. Hasta que eso no ocurra no podrás usar tu magia debidamente.
- Está bien – contestó algo cabreado.
Salió de ahí bastante molesto; en ese momento se iría a su sala común, necesitaba a sus amigos.