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SKLAVIN DER SEELEN por HeraBlack

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Notas del capitulo:

Muchas veces pensamos que tenemos “millones de amigos”, yo nunca he llegado a pensar en ello, puedo ser una persona muy sociable, pero también soy una persona solitaria, ya que por mi buen corazón, siempre se han llegado a aprovechar de mí , o eso era antes, antes de volverme la persona que soy ahora, aunque igual sigo teniendo un buen corazón y siempre estoy dispuesta a abrírselo a todo aquel que quiera; pero esto siempre trae consecuencias, ya que muchas veces, la mayoría de las veces, te hacen daño y te destruyen.

 

Hay una forma más destructiva que el daño físico y es el daño psicológico, puedo decir que soy fuerte ya que daño psicológico, no es que sirva conmigo de mucho; aunque si llegan a tocar alguna parte sensible de mí, de mi pasado, puede llegar a doler demasiado.

 

Según una amiga, hay varios tipos de personas que uno conoce en la vida, y por ello tenemos que saber definir quiénes son los amigos y quiénes no.

En la vida tenemos los conocidos; a quienes ves pero no socializas mucho con ellos, los compañeros; aquellos con quienes estudiaste y muchas veces llamas tus amigos porque pasaste conviviendo años con ellos, y por ultimo están los amigos; aquellas personas que conoces, con quienes convives, y compartes, te entienden o tratan de entenderte, están contigo en todo tipo de situaciones, ahí, a tu lado acompañándote y no te juzgan.

 

A mi mis “amigos” me han llegado a juzgar, me juzgaron por faltar a clases cuando estaba en el colegio, me juzgaron cuando les comentaba porque me enfermaba tanto o que me tenían que hacer. Inclusive…. Una profesora en mis tiempos de colegio, solo hace un par de años, me calumnio frente a todo mi grupo, a mis espaldas, juzgándome, y tratándome de mentirosa hacia mis faltas de clase, justificadas por los médicos, por los exámenes, por las idas a urgencias y las incapacidades, y aun así, se dio el derecho de juzgarme y hacer que esas compañeras cercanas “casi amigas” me juzgaran por igual y aun hoy en día, cuando se les ocurre “pensar en mi”, “En si sigo viva” y les comento, aquello que me pasa, todavía tienen el descaro de decir ¿Otra vez enferma?, como si la culpa fuese completamente mía, o como si fuese una mitómana.

 

Irónico no, pero hace poco me libere de ello, y les dije que ni ellos ni nadie tiene el derecho de juzgarme, porque mi salud no sea “excelente” como la de ellos, creo que solo los más cercanos a mí, tienen el derecho a juzgarme, al igual que Dios.

 

Por ello mis amigos los puedo contar con los dedos de una mano y me sobrarían, por ello muchas veces me cuesta decir te quiero o amigo, amiga, porque, no soy la persona más perfecta, ni soy de la realeza, pero tampoco se, quien puede ser aquella persona que merezca mi cariño y mi amistad; pero, a aquellas personas, mis verdaderos amigos, a aquellos son a quienes les agradezco, porque no importa los kilómetros que nos separen, ni que siempre que me pregunten les diga “Estoy mal”, porque siempre trataran de sacarme una sonrisa y alegrarme un poco el día, levantarme el ánimo y pensar en otras cosas, en cosas lindas, y no caer en ese pozo sin fondo llamado depresión.

 

Por ello no solo uno se vuelve esclavo de sí mismo, los demás también lo vuelven esclavo de sí mismo, porque lo único que uno quiere es guardar su corazón en una urna de cristal y protegerlo ante el resto del mundo para que no lo hieran, uno no  se vuelve su propio esclavo, los demás te vuelven esclavo de ti mismo.

 

SKLAVE VON MIR

(Esclavo de mí mismo)

 

 

Después de que Malfoy lo dejó abandonado en el pasillo, se enderezó, cogió su camisa y se la volvió a colocar al igual que la capa, volvió a mirar hacia donde se había ido el platinado limpiándose con el dorso de la mano la sangre que tenía en sus labios mientras una rebelde lágrima escapaba de sus ojos, a la cual el moreno no le prestó atención, volviendo a enfocar su mirada hacia el camino que conducía a la torre de Gryffindor.

 

Había anochecido ya y el Gryffindor se preparaba para ir a su encuentro con Malfoy, mientras pensaba en cómo había llegado a semejante situación.

Se había vuelto un maldito cobarde frente al Slytherin porque, sin saber la causa se sintió realmente acechado, como si de un momento a otro el platinado fuese a lanzarle la maldición asesina. Por un irónico momento pensó, bien que sea rápido así dejo por fin esta maldita vida mía, pero por otro lado un sudor frio le bajaba por la espalda. Él ya había sentido una vez la muerte pero por ironías de la vida la terminó burlando con los elementos que la misma había creado, por un lado una parte de su cabeza quería largarse de una vez por todas de ese mundo, mientras la otra se aferraba a la vida, con un miedo inexplicable hacia la muerte, queriendo superar cualquier obstáculo o burla que su subconsciente le jugara pero esa parte mala, oscura, se burlaba de él, ganado fuerza en los terrenos de su pensamiento pero, de ahí a llegar a hacer lo que muchas veces su ya destruida psiquis le hacía imaginar, había un largo camino.

 

Suspiró con tristeza recordando como el rubio lo había abordado y lo había besado y por un momento se sintió pequeño y a la vez sintió algo que no podía reconocer pero que sabía que no era amor, ni deseo, ya que aquellos sentimientos plenos se los había arrebatado la muerte y también la maldita guerra, yéndose estos con el mismísimo Voldemort a quien sabe dónde. Quizás al infierno, pero de que esos sentimientos estaban enterrados, lo estaban.

 

Se terminó de acomodar la túnica blanca, si se iba a entregar, sea por el motivo que fuese, quería hacerlo con algo que demostrase lo último de pureza que conservaba hasta ese momento, que sardónica la situación, ya que el día que Hermione le regaló aquella túnica pensó que nunca se la iba colocar, o quizás sí, pero dentro de un ataúd.

Cogió su capa de invisibilidad, para después salir silenciosamente de su habitación, faltaba poco para la media noche.

Cuando llegó al retrato de la Dama Gorda esta sólo le abrió, mirándolo con tristeza mientras se perdía en el camino, y es que ya ni le molestaba que el chico la despertara en medio de la noche para salir, porque ella sentía que él lo necesitaba.

 

Recorrió silenciosamente los pasillos, cubierto por su capa de invisibilidad hasta el baño de chicas del sexto piso. Myrtle ya no estaba ahí, ya que con la muerte de Voldemort al fin su alma se había ido a descansar en paz. Fue hasta el grifo donde había una pequeña serpiente tallada, pronunció un “Ábrete” y se deslizó por el túnel.

 

Por otro lado, Draco después de haberse ido del pasillo la noche anterior, justamente después de haber profanado los labios de Potter, al ver la sumisión de este, terminó destrozando de nuevo su habitación hecho una furia, ya que odiaba más que nunca a este nuevo Potter, ese Potter que si él se lo ordenaba, besaría el suelo por donde pisase y eso le crispaba más que los nervios, él no quería una marioneta, él quería de vuelta a su némesis pero si para que reaccionara el ojiverde tendría que actuar de esta forma, e incluso de hacer algo de lo que seguramente después se arrepentiría, lo haría sin vacilar dos veces.

 

Y es así como se encuentra esa noche, con una mirada determinada, arreglándose para su encuentro con Potter y ahora mentalizado para lo que sea que pase, pero de que volvería a hacer reaccionar a Potter, de que volvería a sentir  esa añeja sensación de libertad, de juventud, a causa de sus disputas, lo haría, porque eso es algo que no permitirá que una maldita guerra, incluso después de terminada, se lo arrebatase.

 

Salió de su habitación, escurriéndose fuera de la sala común de su casa a aquel rumbo que había descubierto hacia un poco más de un año, cuando había estallado en parte la guerra y había encontrado una segunda entrada a la cámara de Salazar Slytherin, a la cual no necesitaba abrir sin ser pársel tongue, solo necesitaba ser un Slytherin y por lo menos tener algo de su sangre en sus venas, obviamente todo Slytherin tenía la sangre de Salazar en sus venas, fuese de la línea que fuese, directa o indirecta, pero en algún resquicio de su muy amplio árbol genealógico se encontraba ella, por ello fue capaz de abrirla y convertir esa amplia cámara, en su habitación secreta, ya que seguramente a Potter nunca más se le ocurriría entrar a esta… hasta ahora.

 

Llegó a la segunda entrada la cual consistía en una pared de roca en la cual estaba tallada una leyenda en runas enmarcada por pequeñas serpientes entrelazadas que se confundían con enredaderas talladas en la piedra misma. Sacó de su túnica una pequeña daga, haciéndose un corte en la palma de su mano y colocándola en la piedra dejando que la sangre se adhiriera a la roca, en donde la inscripción comenzó a teñirse con la sangre del rubio y al terminar de teñirse la última runa, estas brillaron por un segundo para después deslizarse la roca hacia un costado, dejando ver la cámara de Salazar.

 

El rubio había reacondicionado completamente la cámara, al ser ésta lo suficientemente espaciosa, la dividió en dos grandes espacios; el primer espacio, el que estaba cerca de la primera entrada, fue convertido en una sala de estar con una amplia biblioteca, una zona para estudiar con su escritorio, una pequeña sala con chimenea, en fin era casi como su sala común en Slytherin, sólo que más elegante y sólo para él.

El segundo espacio estaba tras dos grandes puertas de roble y es donde se encontraba la segunda entrada. Este espacio se convirtió en un gran dormitorio, con una amplia cama con doseles en color rojo sangre y sábanas de seda color blanco. También había colocado un gran armario color ébano en donde no sólo tenía parte de sus prendas sino también una pequeña despensa con alimentos y bebidas, ya que la mayor parte del tiempo prefería estar solo, alejado de la presión y las miradas. Pero ese segundo espacio no sólo contaba con esos dos muebles, ya que con el gusto nato de un Malfoy, el platinado había redecorado armoniosamente el lugar adhiriéndole algunas obras de arte y también una pequeña salita, además de unos ventanales falsos, donde en ese momento se veía una hermosa y despejada noche de luna.

Salió hacia su “salón principal” a esperar al moreno, mientras se desabrochaba la capa que se había colocado, dejándola en un perchero cercano a la biblioteca, se dirigió hasta su sillón favorito cerca el fuego, cogió el libro que tenía en la mesita auxiliar y se dispuso a continuar la lectura del mismo en donde la había dejado, mientras esperaba al Gryffindor.

 

Harry se enderezó, después de haber terminado como años atrás, en el suelo después de haberse deslizado por el túnel. Caminó por el pasillo el cual a ambos lados habían unas canales de agua, tal como las recordaba en su segundo año; su mente bufó con ironía ante el recuerdo.

 

Abrió las grandes puertas que precedían la cámara de Salazar Slytherin, quedando sorprendido al encontrarse con algo completamente diferente a lo que se esperaba.

 

Draco al sentir la presencia de Potter, dejó tranquilamente el libro en la mesita y se levantó para recibir a su “invitado”, quedándose estático al ver al moreno y es que, aunque no lo admitiría nunca, ni bajo tortura, el ojiverde se veía realmente hermoso, enfundado en esa túnica blanca, con su cabello recogido en una coleta baja de la cual unos mechones rebeldes se escapaban de ella cayendo en su rostro, el cual poseía un aire melancólico.

 

—Bien, aquí estoy Malfoy— Dijo el moreno mientras lo miraba intensamente con esos ojos verdes, que poseían en ese momento un deje de resignación y tristeza infinitos.

 

—Sí y por lo visto has aprendido a ser puntual— Respondió el rubio mirando hacia el reloj encima de la chimenea donde claramente marcaba la media noche mientras se acercaba lentamente hacia el moreno quien estaba estático en el mismo sitio desde que abrió las puertas.

 

—Sólo- murmuró el ojiverde con la voz un poco entrecortada— sólo dime que es lo que debo de hacer— Terminó mientras se acercaba también, no sin un poco de cautela hacia el Slytherin.

 

Al ver Draco la total sumisión del Gryffindor en esta situación, sólo pudo enfurecerse de nuevo, aunque por fuera se mostrase imperturbable; pero si el moreno quería seguir en esa tónica, él iba a seguir con lo acordado, porque él tenía la certeza de que en algún momento el moreno iría a reaccionar, él no se entregaría tan fácilmente y menos para que alguien como él guardase silencio, de ello estaba seguro y ya vería cuánto duraría Potter en esta situación. Así que mostrándole una sonrisa sardónica, le dio la espalda, caminando hacia las otras puertas, las cuales no había visto el moreno.

 

—Sígueme— Dijo Malfoy abriendo las puertas, mostrando la segunda habitación la cual estaba decorada para la “ocasión”, iluminada con velas aromatizadas y esferas luminosas en color vino mientras, esparcidas en el suelo se encontraban miles de pétalos de rosas rojas y negras, creando un hermoso tapete floral. Haciendo un conjunto realmente hermoso con la cama adoselada en medio, a la espera de ambos.

 

Harry siguió al Slytherin dentro de la habitación, decir que estaba preparado para lo que estaba frente a sus ojos, sería un mentira de proporciones catastróficas, ya que en algún rincón lo suficientemente apartado de su mente, esperaba que las palabras dichas por Draco como pago por su silencio sólo fueran una broma cruel y que después de aquella “sala de estar” tras aquellas puertas de roble, sólo hubiera un espacio vacío propicio para un duelo y lo moliera a golpes o a hechizos, él sólo esperaba que todo hubiera sido una jugarreta de su caótico subconsciente, pero no, no lo era. Y ahora se enfrentaba a la realidad y con lo poco que le quedaba de Gryffindor pagaría por el silencio del rubio, el mismo se había sentenciado al haber aceptado. Así que entró inconscientemente con movimientos calculados hasta el centro de la habitación, en donde se quedó ahí, con los brazos en cruz, esperando a que pasara lo que tuviese que pasar.

 

Draco al ver la actitud servil y sumisa de Potter, se desconcertó más de lo que estaba dispuesto a aceptar, ya que él lo único que quería al haber arreglado aquella habitación de forma tan… íntima, era “sacudir” un poco al moreno y que reaccionase de alguna forma, de que se arrepintiera por lo dicho ayer, por la forma tan fácil en la cual se estaba dejando vencer, ya que en su estado era realmente manipulable para cualquiera. En el pasado le hubiese encantado esta actitud de Potter, en esa época donde no había un Lord Oscuro, rondando y destruyendo todo a su paso; pero si eso era lo que quería Potter, si él estaba decidido a pagar con su cuerpo por su silencio, él lo tomaría sin miramientos y lo jugaría a su favor, hasta que el moreno reaccionase y volviesen a la continuidad de antes, ya que esta realidad que estaba viviendo estaba destruyendo la dimensión de su propio mundo.

 

Se quedó en el marco de la puerta mirando al ojiverde en el centro de la habitación con sus brazos estirados en forma de cruz, dispuesto a lo que fuera, aunque él en el fondo sabía que no quería esto. Por un momento no supo cómo actuar y solo se quedó ahí, observándolo, sumido en su ahora complicado pensamiento hasta que la voz del moreno lo sacó de sus cavilaciones.

 

—Estoy listo— Susurró él mientras esos ojos verdes lo miraban de cierta forma, decididos.

 

Suspiró y se acercó lentamente a Potter, para rodear con uno de sus brazos la cintura de este y con el otro acercar uno de los brazos del moreno a su cuello, quien comprendiendo posó ambos en el mientras él afianzaba un suave agarre en su cintura para no alterar al Gryffindor.

 

—Si estás seguro de esto, por lo menos quiero que sea lo menos traumático posible— Dijo el rubio mirando al moreno con esas orbes plata que brillaban con un sentimiento indefinido.

 

—No me importa cómo lo hagas, sólo toma tu pago— Respondió el ojiverde mientras rehuía a la mirada del rubio.

 

Y sin decir nada más Draco fue acercando su rostro hacia Harry hasta unir sus labios con los del ojiverde, quien inexpertamente seguía los movimientos del mayor, el cual afianzó el agarre a su cintura con más fuerza, mientras él dejaba sus brazos laxos alrededor del cuello del platinado.

Ambos se fueron moviendo entre el beso hacia la cama, en la cual el rubio recostó al moreno, quien en ese momento ya había perdido la cinta con la que había atado su cabello y ahora este se encontraba esparcido entre las blancas almohadas, creando un perfecto contraste. El Slytherin se enderezó un poco mirando al Gryffindor y es que para ser sincero la situación era tan surrealista que por un lado quería abofetear a Potter, pero por otro lado, su mente sentía una morbosa satisfacción al saberse el primero del ojiverde, quien al menos algo de costumbres mágicas había llegado a aprender y la túnica blanca que llevaba puesta en su cuerpo era símbolo inequívoco de su inocencia.

Se volvió a tender cuan largo era sobre el cuerpo del menor, esparciendo besos por el cuello del Gryffindor, el cual se estremecía ante el toque pero mantenía sus labios férreamente sellados, no permitiendo que ningún sonido se emitiera de su garganta y saliera de sus labios, cosa que de cierta manera irritaba al rubio quien seguía con su trabajo, ahora desabrochándole la blanca túnica al moreno, dejando al descubierto esa suave y blanca piel, la cual se encargó de marcar con suaves besos, sin dejar ni un solo espacio sin explorar.

Él también se fue despojando de la camisa blanca que llevaba, sólo quedando con los pantalones negros de vestir, quedando en igual condición que el moreno volviendo a recostarse sobre él, sintiendo el sedoso tacto de la piel del moreno con su piel, mientras volvía a pedir acceso a esos labios a la vez que con sus manos acariciaba lo que su boca había explorado hacía poco bajando hasta las caderas del moreno, en donde metió sus manos dentro de los pantalones de este para darle una leve caricia a sus nalgas e ir hasta el frente donde el miembro aún flácido del moreno descansaba entre su ropa interior y el cual acunó entre sus manos, comenzando un lento vaivén con su muñeca, lo cual hizo retorcer al moreno bajo sus caricias, haciendo que el rubio sonriese de lado.

 

Sacó sus manos del pantalón mientras volvía a reclamar los labios del moreno ya que hasta hacía un momento los había ocupado en el cuello de este, mientras con parsimonia desabrochaba sus pantalones y los bajaba con delicadeza junto con sus interiores, ocasionando que el miembro de Potter diera de lleno contra sus pantalones y la erección que comenzaba a crecerle.

 

Dejó los labios del moreno quien se mantenía en su férrea postura de que ningún sonido saliese de él, pero el cual se aferraba fuertemente de las sábanas, mientras el descendía besando su cuello, su clavícula y esos dos pequeños botones claros, los cuales trató con especial mimo, haciendo que el agarre de Potter en las sábanas fuera  aún más fuerte. Siguió descendiendo por el estómago del moreno hasta detenerse en su ombligo, el cual degustó con gula, provocando estremecimientos en el Gryffindor, quien ahora tenía sus ojos fuertemente cerrados mientras él seguía degustando ese pequeño orificio, simulando movimientos de penetración.

Harry en ese momento era un manojo de sensaciones inexplicables, una masa completamente vulnerable hacia Malfoy, quien le estaba haciendo sentir cosas que creía enterradas, que deseaba en ese momento que estuvieran enterradas en lo más profundo de su ser. De cierta forma se sentía sucio, además de ultrajado, profanado, pero por otro lado, sentía algo de lo cual no sabía dar explicación, su mente era en ese momento un completo huracán del caos, ya que él por un lado no quería aquello, pero el rubio estaba siento tan gentil, tan delicado con sus acciones, que su cuerpo inconscientemente estaba reaccionando ante los estímulos proporcionados.

 

Inhaló con fuerza cuando sintió la nariz del Slytherin sobre su miembro, estaba temblando como una hoja, mientras aferraba más fuerte las sábanas bajo su cuerpo, quería salir corriendo, quería gritar, llorar, pero por otro lado también quería sentir aquello, por lo cual ahora se reprochaba y es que ¿desde cuándo se había vuelto tan vulnerable?, ¿en qué momento él se dejó someter por esas hábiles manos que de alguna manera lo hacían sentirse tan… especial?

Abrió abruptamente los ojos cuando, en medio de sus pensamientos sintió como algo húmedo se había apoderado de su miembro, provocándole sensaciones que nunca en su vida había vivido, dirigió su mirada hacia abajo encontrándose con un Malfoy que había acunado a su miembro en su boca y ahora lo lamía, como si fuese el dulce más exquisito del mundo, mientras lo miraba con esos enigmáticos ojos plata; se mordió los labios con fuerza para no gemir ante esa sobrecogedora sensación, de ese calor que poco a poco estaba invadiendo su cuerpo y está volviendo cada vez más sensibles sus sentidos.

En su mente se estaba intensificando el caos, ahora más que nunca se sentía sucio, indeseable e indeseado por todos, estaba realmente mortificado con aquella situación que estaba colocando toda su escasa tranquilidad de cabeza. Y es que para él, el pecado más grande que poseía en ese momento, es esa indescriptible sensación que le estaba provocando Malfoy al succionar con tanto ahínco su miembro, el cual estaba casi endurecido por completo.

 

Malfoy miraba todas y cada una de las reacciones de Potter mientras seguía en su labor, maravillado, ya que sentía que en algún momento el Gryffindor estallaría ante la situación que lo sobrellevaba, cosa que tenía ya completamente excitado al heredero Malfoy, quien dejó de lamer el miembro del ojiverde para poder terminar de sacarse sus últimas prendas mientras desde arriba miraba su propia creación; esa creación de un hermoso joven de ojos verdes quien seguía aferrando sus manos a las blancas sábanas como si aferrase su propia vida, con el cuerpo deliciosamente perlado en sudor, su respiración agitada, su corazón latiendo acelerado, su negro cabello pegado a su frente, sus mejillas rojas y sus labios completamente hinchados a causa de los besos, esos malditamente apetecibles labios rojos que ahora el moreno mordía con fuerza para no soltar sonido alguno.

Volvió a posarse sobre él una vez ambos desnudos, reclamando de nuevo esa boca que por esa noche seria suya, para después volver a descender por ese cuerpo, situándose de nuevo en aquel miembro enhiesto, el cual volvió a acoger con sus labios, pero esta vez sus manos acompañaron el descenso por ese hermoso cuerpo, situándose en sus nalgas en donde suavemente fueron tanteando esa pequeña entrada aun virgen.

 

Harry estaba al límite, su cuerpo estaba extremadamente sensible, todos sus sentidos estaban extremadamente sensibles y su mente ahora era un hoyo negro que estaba succionando todo a su paso, no podía pensar con coherencia, su cuerpo ahora, era quien estaba mandando sobre su psiquis, que estaba reaccionando ante los estímulos causados por el cuerpo del otro sin saberlo, sus ojos se estaban empezando a poner brillosos a causa de las lágrimas que en algún momento serían derramadas. Aún con lo poco que quedaba de sí, mantenía férreamente sellados sus labios, mordiendo el inferior con fuerza; él no se podía dejar llevar por aquello, él no podía disfrutar con aquello que el rubio le estaba haciendo. Su cuerpo estaba convulsionando ante el suave toque de esas manos de alabastro, de esos labios que hasta hacía unas horas, sólo proferían blasfemias hacia él. En este momento todo era tan confuso.

 

Draco estaba realmente maravillado con Potter, aunque esto no fue lo que inicialmente planeó, su mente estaba ardorosa de deseo. En algún punto, la delgada línea del odio hacia Potter, de ese desprecio, esa intolerancia hacia su ser al no volver a ser lo que fue en un pasado su relación, había mutado a una pasión abrazadora, en la cual ni él mismo sabía su inicio, sólo sabía que quería estar dentro del moreno y poseer todo aquello que él le estaba otorgando; pero por otro lado, en su cabeza había un punto en donde su furia crecía con fuerza y es que odiaba tal sumisión del moreno. Su mente estaba en conflicto, pero en ese momento, ganaba ese deseo, quizás oculto, de ser el dueño del moreno, de ser el primero en su vida, de poseer su cuerpo y muy en el fondo, llegar a poseer esa alma que estaba fracturada en millones de fragmentos de luz.

 

Harry ya no soportaba más esto, sabía que estaba a punto de eyacular pero no quería hablar, no quería que de sus labios saliese palabra alguna, ya que el mismo sabía que no saldría eso, palabras, sino indecorosos gemidos y jadeos ante los estímulos recibidos, causando que el ego del platinado aumentase, por lo que se decidió a soltar el agarre en las sábanas para dirigir sus manos al sedoso cabello del Slytherin y halar con fuerza, para hacerle entender su punto, pero Draco al ver las intenciones del moreno y sin importarle cuan fuerte fuera el agarre en su cabello, siguió succionando con fuerza su miembro mientras la saliva del rubio se deslizaba por toda la base bajando hasta su entrada, lo cual le estaba sirviendo como lubricante a aquellos dedos que estaban tanteándolo, logrando ya meter el primero, comenzando a dilatarle para que la penetración no fuera tan dolorosa; después de sentir un poco más distendida su entrada, un segundo dedo le siguió, haciendo ahora un movimiento de tijeras para dilatarle aún más, mientras el moreno convulsionaba fuertemente y un par de traicioneras lágrimas bajaban por su sonrosado rostro.

 

Al llegar los dedos de Draco a ese punto especial dentro del cuerpo del menor, este se arqueó de tal manera, que  fue como si el moreno hubiese sido hecho de goma, mientras se corría dentro de la boca del rubio, quien tragó toda la esencia del otro para después abandonar su pene aún erecto al igual que sus dedos de la entrada del moreno, quien sólo volvió a agarrar las sábanas como su tabla salvavidas y ladeaba su cabeza para que el rubio no lo mirase a los ojos, realmente se sentía sucio ante lo que estaba sucediendo.

El rubio ascendió sobre el cuerpo del moreno obligándolo con sus manos a que lo mirase.

 

—Quiero que me  mires a los ojos Potter, en todo momento quiero que me mires a los ojos— Le dijo el rubio con la voz ronca a causa del trabajo anterior para posteriormente buscar los labios del moreno dándole a probar de su propia esencia.

 

Mientras él lo besaba con delicadeza, sus manos descendían hacia las piernas del moreno las cuales flexionó un poco, cogiendo después una de las almohadas que se habían desperdigado en la cama, ubicándola debajo de las caderas del moreno, mientras con una mano estimulaba su propio miembro que ya secretaba pre semen, el cual estaba expandiendo por todo lo largo sirviéndole éste como lubricante, ya que quería causar el menor dolor posible.

 

Ubicó cuidadosamente su miembro en la entrada del moreno, mirando siempre esas gemas esmeraldas que estaban  brillosas, empezándose a introducir lentamente en el cuerpo del menor, soltando un pequeño jadeo ante la sensación abrazadora de su miembro dentro de la estrechez de Potter, quien volvía a arquearse, esta vez con un poco de dolor, ya que sólo había entrado de momento la cabeza.

 

Draco esperó un momento para que el moreno se acostumbrase a la escasa invasión, al igual que él a la magnífica sensación de estar casi dentro del moreno, para después entrar por completo en él, quien hasta el momento había mantenido su vista fijamente en la suya, echando hacia atrás la cabeza mientras mordía con más fuerza su labio inferior haciéndolo sangrar y unas cuantas lágrimas descendían por su rostro ante el dolor agonizante de la penetración.

 

El rubio esperó pacientemente durante unos minutos mientras el moreno se acostumbraba a la invasión, acariciándole levemente las piernas y ascendiendo a sus costados, para después posarlas en ese bello rostro cubierto de lágrimas, removiendo algunas que bajaban con sus pulgares mientras su rostro descendía hacia el del ojiverde, lamiendo la sangre que había descendido por una de las comisuras a causa del férreo agarre, para después con esa misma lengua pedir permiso y apoderarse de los dulces labios del moreno mientras iniciaba un lento vaivén.

 

Al sentir el moreno el pene del rubio en su interior, fue como si lo hubiesen partido de forma literal en dos, provocando que las lágrimas retenidas en sus ojos saliesen libremente, ya con aquello había pagado por el silencio del Slytherin, así que mientras él se acoplaba a aquello que estaba entre sus nalgas, sumisamente dejó que el platinado tomara posesión de sus labios. Estaba agotado psicológicamente y lo único que quería, era que todo aquello, toda aquella vorágine de sensaciones, pensamientos y sentimientos inexplicables acabase y dejase en paz su atormentada cabeza.

 

Aquello que él y el Gryffindor estaban haciendo era algo más que surrealista, era algo que no tenía una definición concreta; era sexo, sí, era el pago de Potter por su silencio, también, pero también era el deseo del Slytherin de volver a una normalidad, que ahora, mientras aumentaba la intensidad de las penetraciones, a la par que estimulaba el miembro del silencioso moreno, sabía que era algo que probablemente, no, que ahora ya no sería lo mismo, ya nunca más sería lo mismo; así que furioso consigo mismo, sumido en un laberinto en donde la rabia, la frustración y el placer reinaban, se apoderó nuevamente de los labios de Potter, mientras masturbaba frenéticamente el miembro del este, justo con los mismos movimientos erráticos que indicaban que estaba a punto de llegar al clímax, siendo el moreno el primero en llegar, arqueando su espalda mientras largos chorros de semen manchaban ambos cuerpos a la par que su esfínter se contraía por dentro provocando que el rubio se corriera copiosamente dentro de él,  profiriendo un gutural gemido.

 

Después de aquella corrida cayó sobre el moreno, tratando de acompasar tanto su respiración como sus latidos, al igual que el moreno quien lloraba amargamente en silencio; y es que no fue algo realmente malo, por increíble que llegase a sonar en su cabeza, hubo un momento en donde el rubio llegó a tocar algo dentro de sí que lo hizo sentir de una forma completamente diferente. Por un momento sintió…placer, pero ese sentimiento lo desechó inmediatamente, sintiéndose ultrajado consigo mismo, al ver la magnitud de las cosas, y las consecuencias de ellas, se había vendido, se había vendido al demonio que era Draco Malfoy, llegó a disfrutar por momentos de lo que habían hecho, incluso llegó a sentirse de alguna manera… especial… querido, y recordó amargamente a aquellas personas que ha querido, que lo han amado y que él, de cierta forma terminó destruyendo. Malfoy se deslizó fuera de él para terminar a su lado. Suspirando dolorosamente, se levantó con cuidado de la cama, ya que sentía su cuerpo, sobre todo su parte inferior entumecida, e invocó su varita, se hizo un hechizo de limpieza sobre si y comenzó a recoger sus ropas, para poder salir de esa habitación, con lo último de dignidad que quedaba dentro de sí, sin darse cuenta de que el platinado también se había levantado de la cama y ahora se dirigía hacia él, quien lo tomó del brazo por sorpresa, haciendo que sus ropas cayeran de nuevo al piso.

 

Draco después del irrealmente exquisito orgasmo que tuvo, vio como Potter se movía en la cama enderezándose y saliendo de ella, en silencio lo vio invocar su varita, limpiarse y con pasos delicados ir por sus ropas, dispuesto a salir de allí, lo que cegó a Draco con esa ira que siempre lo invadía cada vez que el Gryffindor se comportaba de aquella manera sumisa e indiferente, por lo cual él también se levantó de la cama, no sin antes haber hecho un par de hechizos de limpieza sobre si y sobre la cama, para, en dos pasos quedar tras el moreno y agarrarlo fuertemente del brazo, volteándolo hacia él y provocando que sus ropas fueran a parar de nuevo al suelo.

 

Su plateada mirada era de furia total hacia el moreno, quien todavía tenía en su rostro algunos rastros de lágrimas y otras esperando salir de sus verdes ojos.

 

—Esto todavía no se acaba Potter— Le dijo apretando más el agarre, aún a sabiendas de que podría lastimar esa hermosa piel.

 

—Ya te he pagado Malfoy, ahora déjame ir- Le susurró el moreno con la voz entrecortada, ya que él lo único que quería hacer era regresar a su habitación en Gryffindor o ir hacia el bosque prohibido a gritar, a llorar, a sacar parte de ese dolor que tenía en el pecho y que le cerraba en esos momentos la garganta. Salir, y huir, de aquello que había acabado de suceder ahí, en esa habitación, en esa cama, y tratar de borrar aquellos besos, aquellas manos, aquellas sensaciones y aquellos sentimientos que estaban agobiando su cabeza y que lo hacían sentir con ganas de morirse ahí mismo.

 

—He dicho que esto no se acaba.— Dijo mientras lo acercaba más hacia su desnudo cuerpo y le hacía mirarlo a los ojos— Porque hoy dormirás conmigo Potter.— Terminó mientras lo besaba en un principio con brusquedad, para después pasar a un beso calmo mientras los llevaba a ambos dentro del abrazo hacia la cama, donde se acomodó colocando al moreno sobre su pecho mientras convocaba las cobijas y los cubría a ambos, entre tanto poco a poco las velas terminaban de consumir y las esferas de luz iban tenuemente dejando de iluminar.

 

Así, mientras Draco tenía fuertemente entre sus brazos a un Harry que lloraba en silencio, él miraba hacia aquellos ventanales encantados donde la hermosa luna seguía imponente y aquel falso cielo se empezaba a teñir de violetas indicando el amanecer, sintiendo Draco, en su frío corazón, que algo, no sólo en él, sino en Potter, había roto la continuidad de sus vidas.

 

Notas finales:

 

Por ultimo un agradecimiento muy especial a mi Beta y gran amiga, Komagoro-Chan que siempre está ahí aguantándome y organizando mi exceso de comas jeje.

 

Y también a:

 

 Lenneth

darkira

Draco DT

missdarkpink

Alicia

Shana18

aoishiroyama

blanca_bunny

 

 

 

En serio muchísimas gracias tanto por sus comentarios como por su apoyo, y espero no haberlos decepcionado con el lemon ya que, hace mucho no escribía uno de ellos (por más que mi mente este llena de ellos); además de que me sentí un poco estúpida, no se me sentí Harry “siendo comida para Dragón”, es decir completamente inexperta, así que, si bueno tienen un comentario o sugerencia a mejorar con mi lemon, solo escriban, me sentaría bien la ayudita ^v^.

 

 

 

Les mando un abrazo a todos.

 


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