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El poder para destruirlo era él por draco_potter

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Notas del fanfic:

Empecé esta historia hace unos añitos en FF pero al final la dejé. Hace poco encontré los capítulos y me decidí a volver a subirla ahora que ya la tengo terminada. Intentaré subir un capítulo cada semana.

Notas del capitulo:

Buenas!! Pues aquí empiezo, espero que os guste, es mi primera historia.
Disclaimer: todos los personajes y lugares le pertenecen a J.K. Rowling, yo solo los uso porque tengo demasiado tiempo libre.
Parejas: la principal sera Harry/Draco. Lucius/Narcissa; Blaise/Pansy; Severus/Remus; Ron/Hermione
Aclaraciones: - diálogo; -"pársel"; - Hechizos

Prólogo

Un chico de ojos verde esmeralda y cabello negro azabache rebelde caminaba por las calles de un solitario barrio de Surrey. Iba seguro, pues bajo su capa de invisibilidad nadie lo vería. Aunque ahora, eso poco le importaba, pues estaba perdido en sus pensamientos, y, la verdad, nadie podría recriminárselo después de lo que acababa de ocurrirle. Aunque eso tampoco era tan raro, pues él sospechaba que tenía un imán para los problemas desde que nació. Y era normal que pensase eso, pues estamos hablando de Harry Potter, el niño que vivió, aquél que fue perseguido por un mago Oscuro lunático desde el momento en que llegó a este mundo, y ahora, después de haber vuelto, era incapaz de dejarle disfrutar ni si quiera de las vacaciones. Pero volviendo al presente, la cabeza del chico era una sucesión de imágenes que se repetían una y otra vez mientras Harry intentaba concienciarse de lo que acababa de hacer.

Flash Back
Harry se encontraba tirado sobre su cama. No podía creer su suerte. No podía siquiera pensar en alguien que a su edad, 15 años, pudiese sentirse tan desdichado como él. Ya no aguantaba más. Estaba harto del dolor, aquel dolor que se había ido haciendo paso poco a poco en su corazón y que ahora parecía haberse alojado ahí completamente. Aquél dolor que le oprimía el pecho y hacía que le costase respirar. Aquél mismo dolor que le hacía pasarse las noches en vela y los días como alma en pena. Había visto como la última columna que le ayudaba a mantenerse en pie en esa batalla era derruida por su culpa. Sírius había muerto. Se había ido. No iba a volver. Nunca. Sus ojos ya no podían sacar más lágrimas, estaban secos, rojos e hinchados. Ya no tenían aquel brillo que siempre le había caracterizado. Aquél brillo de inocencia e ilusión cada vez que descubría algo nuevo. Aquél brillo que se convertía en decisión y determinación cuando se trataba afrontar situaciones difíciles. Aquél brillo que se convertía en ira contenida cuando insultaban a sus amigos o seres queridos. Aquél brillito de emoción ante una nueva aventura o algo desconocido. No, ya no había nada en ellos. Estaban vacíos. Sin vida. El único brillo que podía apreciarse era el de las lágrimas retenidas. Se sentía morir y no le importaba. Quería que todo acabase de una vez, ya no podía seguir luchando, no quería perder a nadie más. Sabía que si volvía a ver morir a alguien más no lo resistiría. Se sentía mal porque sabía que todos habían visto el fin de sus días por su culpa. Por estar con él. Por ser él Harry Potter. Se odiaba a si mismo. Y se daba asco, porque lo único que hacía era quedarse ahí tirado, esperando que le dejasen morir, sin luchar por la memoria de todos los que le habían dejado. Pero es que ya no podía, necesitaba algo que volviese a hacerle sentir vivo. Algo que llenase aquél gran agujero que había dejado Síruis en su corazón.

Estaba a punto de volverse a poner a llorar, aun cuando pensaba que era imposible que su cuerpo todavía tuviese lágrimas suficientes, cuando oyó algo, como un siseo al otro lado de la puerta. Temeroso se levantó y se quedó parado en el centro de la habitación, sopesando las posibilidades de lo que podía encontrar. Con pasos inseguros, se acercó lentamente a la puerta y tomó el picaporte con su mano. Lo hizo girar suavemente, como si quisiera evitar que el que estuviera al otro lado se diese cuenta de sus intenciones. La puerta se abrió lentamente y rechinó al hacer girar las oxidadas bisagras. Todo estaba oscuro y un silencio pesado reinaba sobre la casa. Los Dursley hacía rato ya que dormían. Desde que Harry había vuelto de Hogwarts y había entrado en ese estado letárgico, los Dursley le habían ignorado completamente, ni obligaciones, ni broncas, nada. Simplemente hacían como si no existiese, lo que les gustaría realmente sería que se muriese y les dejase tranquilos.

Esperó hasta que sus ojos se acostumbraron a la oscuridad que reinaba en la planta, y cuando lo hizo, revisó cada rincón del lugar en busca del intruso. Contrariado al no topar con nadie, bajó su vista al suelo. Su sangre se heló al momento, sus ojos se abrieron hasta límites insospechados, su respiración se hizo más pesada y sentía como su corazón había empezado a bombear frenéticamente. No pudo evitar retroceder un paso. Una gran serpiente estaba allí, parada como si nada sucediese y como si estuviese esperando para empezar una conversación con el chico. Harry no se habría asustado normalmente, pues gracias al don que tenía al ser Parselmouth podía hablar con ellas y evitar daños mayores. Pero aquella no era una serpiente normal. No era como las que se perdían, o las que entraban en la casa en busca de comida. La serpiente que tenía enfrente tenía nombre y dueño, y él conocía a ambos demasiado bien para su gusto. Aún no atinaba a entender que pintaba Nagini en la puerta de su habitación. No entendía como Dumbledore le había dicho todo eso de que su casa era el lugar más seguro que había y que allí no le podía pasar nada, si ahora tenía frente a sí la serpiente del peor mago oscuro del momento, justo ese que le quería más muerto y enterrado que vivo.

Él sabía que aquella serpiente no era una simple viborita de nada. El año pasado había podido estar en su propio cuerpo y sabía de lo que era capaz porque lo había sentido. Arthur Weasley, el padre de su mejor amigo, había estado cerca de la muerte ese año por culpa de una mordedura de esa serpiente. Sabía que si no se trataba de inmediato no había nada que hacer, y era de sobras consciente que si esa serpiente le mordía ahora, nadie se enteraría hasta la mañana siguiente, cuando él ya estuviese muerto o agonizando. Al caer en la cuenta de eso no pudo evitar sentir una oleada de pánico. Pánico que no reflejó ni su cara ni sus ojos. Durante todo el año pasado había aprendido a esconder sus emociones bajo una máscara, y aunque a final de curso aún tenía complicaciones al respecto, durante las vacaciones de verano había aprendido a perfeccionarlo. Una cosa era que los Dursley se dieran cuenta que algo le pasaba al no relacionarse con el mundo de más allá de su propia habitación, y otra que les diese el gusto de ir por la casa reflejando en su rostro todo el dolor y sufrimiento que realmente sentía. Así pues, una vez superada la sorpresa inicial, Harry recuperó el control de su cuerpo y miró interrogativamente a la serpiente frente a él.

-" Buenas noches Harry Potter"

-" ¿Qué haces aquí?" – no estaba como para andarse con formalidades con ese réptil.

-" Esa educación, Potter. Vengo de parte del Lord. Digamos que… tiene una oferta interesante para ti. Obviamente él no puede entrar aquí. Te espera unas calles más abajo, en un parque, aquél donde solías ir de pequeño."

-"Y,¿ porqué debería ir? Digo, hasta ahora, lo único que él me ha ofrecido han sido billetes para la otra vida. La verdad no sé si tengo ganas de salir a buscar a alguien que lleva deseando mi muerte desde que nací"- dijo Harry, sarcástico.

- "Deberías, por el bien de los que amas."

Esas palabras hicieron quedarse al chico pensativo. Había sufrido ya mucho dolor y no quería más, pero había sido ese hombre el causante de todo ese dolor.

- " ¿Quién me garantiza que no me matará?"

- " El hecho que esta zona está protegida por aurores y tu por la antigua magia de tu madre"

Harry no sabía qué hacer. Era de sobras sabido que la paciencia del mago oscuro no era muy grade. Además, él nunca había sido de pensar mucho las cosas, solía actuar por impulsos sin reparar en las consecuencias. Pero eso ya le había traído muchos problemas. Retrocedió unos pasos hasta llegar a su silla sobre la que se dejo caer. Sabía que Voldemort no podía matarle, al menos no ahora. Por otro lado, si quisiese hacerle daño, Nagini ya le habría dejado inconsciente y arrastrado hasta su amo. Además, tal vez podría sacarle provecho a lo que le propusiese. 

Llevaba todo el tiempo haciendo lo que otros magos decidían por él, quizás era el momento de empezar a mover los hilos de su propio plan. Consciente de todo lo malo que podía pasarle aquella noche, se levantó y avanzó hacia la serpiente que pacientemente le esperaba en el mismo sitio.

- " Esta bien, llévame con él, pero iré con la Capa de invisibilidad, hay muchos magos rondando por aquí y no quiero que me vean."

Dicho esto, se agachó hacia su baúl, lo abrió y cogió la capa. Se la puso sobre su cuerpo y volvió junto a la serpiente.

- " Te sigo"

Al oírlo, la serpiente empezó a deslizarse sigilosamente por la casa hasta llegar a fuera. Allí bajaron por unas cuantas calles hacia el parque que le había dicho Nagini.

- " Mi señor, ya está aquí"

- " Bien, bien. Has hecho bien tu trabajo" – Harry vio como en la oscuridad se iba formando un cuerpo. Unos segundos más y frente a él se encontraba Voldemort. Nagini se fue hasta el Lord y se enroscó en su cuerpo. Harry, intentando demostrar una fortaleza y seguridad que no sentía, se quitó la capa. – Bienvenido, Harry. Me alegro que hayas tomado la decisión correcta.

- No sé si es la correcta, pero ya está tomada. Ahora dime, ¿qué quieres de mí?

- Tengo una oferta que hacerte. Has sufrido mucho, Harry, lo sé. La mayoría por mi culpa, también lo sé. – Harry observaba al mago frente él, clavando sus esmeraldas en aquellos rubíes, sin intimidarse ni mostrar lo que sentía.– Pero todo este dolor puede acabar. Solo tienes que unirte a mí, ser uno de los míos. Cuando más fiel y útil me seas, más seguros estarán aquellos que amas. ¿Qué dices?

- Que debes de estar muy desesperado o haber perdido totalmente la cabeza para haber venido hasta aquí a pedirme algo que sabes de sobra no voy a aceptar nunca.- Mientras decía eso, no había siquiera cambiado el tono de su voz o se había mostrado alterado. Esa iba a ser una buena prueba para ver si tanto esfuerzo para tener un completo autocontrol había dado su fruto.

El viejo mago paseó su mirada por el joven que tenía delante. Había madurado. Años atrás habría chillado y pataleado, seguramente habría acudido corriendo sin la capa y habría alertado a todos los aurores de alrededor con algún numerito.

- Eres buen actor Harry, lo que te permitirá ser capaz de evitar que te descubran.

- ¿Buen actor?- preguntó el más joven, desconcertado por esa afirmación.

- Llevas años fingiendo, engañando a los que te rodean, no lo niegues. Fingiendo que el trato, siempre despectivo y humillante que has recibido de tus tíos, no te ha afectado. Sonriendo cada vez que tenías que oír a tus amigos hablar de sus familias como si no te importará el saber que tú nunca tendrías lo que ellos tuvieron. Celebrando cada 31 de octubre esa fiesta en la que todos ríen y se divierten sin pensar en cómo debes sentirte tú, al recordar que esa noche perdiste a las personas que más te amaban. Aguantando que todo el mundo te infravalore y no te tenga en cuenta, decidiendo sobre tu vida como si fuera suya. Y aún así has seguido fiel a ellos, defendiéndolos sin importarte el daño que eso te causaba, solo buscando encajar y encontrar aquello que desde pequeño siempre ansiaste.Siendo amable con aquella gente que solo te ve como un objeto, un icono del mundo de mágico que se acercan a ti en busca de fama y dinero, si tener en cuenta que tu odias todo eso. Y dime, Harry, ahora que has perdido a la única persona con la que te pudiste mostrar como eras, alguien que se sentía igual de mal que tú en Halloween, alguien que tampoco había recibido amor de su familia, alguien que te amaba hasta el punto de arriesgar sus propia vida por ti sin temblar, ¿dónde están tus amigos? ¿Por qué estás aquí sólo en lugar de rodeado por aquellos que siempre has defendido?- Voldemort dibujo una sonrisa de triunfo.- Ves, si has podido ocultar todo esto, no te sería difícil convertirte en Death Eater y conseguir que nadie lo descubriese.

Harry sintió cómo le costaba respirar. De repente sintió frío y ganas de correr. De huír de aquellas verdades que tanto le dañaban y que por eso había ignorado. Desde que murió Sirius la única persona que había hablado con él y que parecía capaz de comprender su dolor había sido Remus. Pero aceptar eso dolía demasiado, porque significaba volver a estar solo, y eso le asustaba.

- Ellos… ellos sólo intentan protegerme. Es difícil comprender el dolor ajeno cuando no has vivido algo similar. Por eso yo nunca intenté que ellos comprendieran mi dolor, su compañía me basta. – conforme iba formando su argumentación, fue tomando fuerza al volver a sentirse seguro. – Yo los quiero y por eso voy a protegerlos, no pienso unirme a ti.

-Harry, voy a mostrarte algo, solo para evitar que tomes una decisión… equivocada.

Voldemort se acercó al chico, que no hizo ningún gesto de apartarse, y puso sus manos frente a sus ojos. De pronto Harry sintió como algo se metía en su cabeza y, de repente, unas imágenes empezaron a pasar por su mente sin que él pudiese evitarlo. Vio como su padre le gritaba a su madre para que huyese con él de bebé y como luego caía muerto; luego vio a su madre suplicar a Voldemort que la matase a ella y no a Harry, y como un haz de luz verde le traspasaba el pecho para dejarla sin vida; Ginny en la Cámara de los Secretos a punto de morir; Cedric muriendo por un Avada de Colagusano; sus amigos heridos por su culpa cuando fueron al ministerio; Sírius cayendo tras el velo para no volver, y él llamándolo para que regresara aunque sabía que era imposible. En ese momento las imágenes cambiaron, ya no eran recuerdos, eran sus miedos. Eran sus amigos torturados, Remus muerto en un charco de sangre, Hermione llorando sobre el inerte cuerpo de Ron y diciéndole que era su culpa que estuviese muerto. Y de pronto todo acabó, sintió como esa fuerza que le invadió, ahora le abandonaba, y poco a poco la realidad volvía a tomar forma frente a sus ojos. Frente a él, Voldemort tenía una sonrisa cínica en su cara y sus ojos brillaban con malicia. Harry se notó las mejillas húmedas por las lágrimas que no había podido retener, y, lentamente y sin apartar su vista de su oponente, levantó sus manos y se secó la cara.

- ¿Qué fue eso?- aunque su voz había perdido un poco de fuerza seguía siendo firme y calmada

- Eso, Harry, es todo lo que has logrado y lograrás oponiéndote a mí. Tú no quieres que eso pase. Ellos pueden salvarse Harry, pueden seguir viviendo. Solo tienes que unirte a mí y jurarme tu lealtad.

Harry vaciló un poco antes de responder.

- Dumbledore no dejaría que nada de eso pasase.

- Ese viejo chocho no pudo proteger a tus padres, ni a Cedric, ni a Black. Ni si quiera ha podido evitar que tu y yo nos encontrásemos. Tal vez no sea tan poderoso como crees, o tal vez para él solo seáis todos peones en una guerra en la que él es uno de los cabecillas.

Eso volvió a hacer dudar a Harry. Dumbledore era, en teoría, él único capaz de hacer frente al mago que estaba allí esa noche con él, sin embargo no había podido evitar la muerte de ninguno de sus seres queridos. Es más, al esconderle lo de la profecía, había empujado a Harry a cometer el error que había causado la muerte de su padrino.

- ¿Cómo puedo fiarme de tu palabra? Bien podrías mentirme.

- Te doy mi palabra de mago, Harry, y con eso debería bastarte.

- Está bien – suspiró – pero no quiero que les pase nada, NADA.

- Lo sé tranquilo, de eso me encargo yo.- Harry lo miró, dudando, pero terminó asintiendo con la cabeza. – Bien. Harry, por el momento es preferible que esto no lo sepan, ni los tuyos ni los míos – Harry le lanzó una mirada que quería significar algo como " por mí no lo sabrán" – no te voy a marcar, al menos no aún. Si necesito decirte algo puedo usar nuestra conexión mental, aunque mientras estés en Privet Drive no podré así que si necesitase algo Nagini será nuestra intermediaria. – Voldemort le miró fijamente, sopesando como dar su siguiente paso- Harry, a partir de ahora eres de los míos, mi aliado, y como tal debes dar la talla. Un Death Eater necesita una formación que tú no has recibido. Todo lo que te han enseñado en Hogwarts no te servirá de nada conmigo. Eso es magia blanca, pura, y yo no uso eso, como ya sabes. No puedo darte la formación que necesitas ni puedo hacer que nadie te adiestre, pues eso revelaría nuestro pequeño secreto. – Hizo un gesto con su varita y junto a Harry aparecieron unos paquetes que eran sospechosamente parecidos a los libros. – Creo que con esto podrás formarte una base, y a medida que vayas poniéndote en acción irás cogiéndole la práctica – hizo una risita despectiva.-Será mejor que aprendas occlumency, de seguro Dumbledore hará el gran esfuerzo de revisar tus recuerdos para asegurarse que no te pasó nada – esto lo dijo con un marcado sarcasmo en su voz.- Nos vemos, Harry Potter, y procura sacar provecho a lo que te di, te será útil.

Harry no se dio cuenta realmente de cuando ni como se fue Voldemort, estaba allí quieto, con los ojos en ningún punto en concreto. Lentamente volvió a recobrar posesión de sus acciones, y de forma muy pausada recogió los paquetes, se puso bajo la capa y empezó el camino de vuelta a su habitación.
End Flash Back

Y ahí estaba. Él. El chico más famoso del mundo mágico, la salvación, el Elegido, el único que había sobrevivido a la maldición de la muerte, el que derrotó a el-que-no-debía-ser-nombrado, la luz en la oscuridad, el que debía matar a Lord Voldemort. Era irónico. Él ahora mismo era, además, un proyecto de Death Eater. Tal vez no porque quisiese la pureza de sangre, o porque odiase a los mudblood, pero, al fin y al cabo, las misiones iban a ser las mismas para él. Qué sus razones fuesen más "nobles" que las de los demás no quitaba que iba a matar y torturar muggles, mestizos, sangresucias, traidores a la sangre y todo aquél que se opusiese a su, hasta ahora enemigo, pero ahora Señor.

Ni siquiera se dio cuenta de cómo llegó a casa, pero cuando alzó la cabeza estaba frente a la puerta de la entrada. La abrió con cuidado, y sigilosamente, subió hasta su habitación. Se quitó la capa, la dobló y la guardó en su baúl. Se sentó en su cama y observó los paquetes que tenía frente a él. Temeroso, los atrajo hacia él y con manos temblorosas abrió uno. Inmediatamente, un extraño cosquilleo le invadió todo el cuerpo, pero se fue tan rápido como vino, por lo que Harry lo asoció a los nervios de ver lo desconocido. Miró hacia el interior del paquete. Como ya había supuesto eran unos cuantos libros, bueno, unos cuantos bastantes. Volcó la caja sobre la cama para poder estudiar bien su contenido. Eran libros de todo tipo, pero se sorprendió por los temas que trataban.
Si bien era cierto, y obvio, que habían libros de Artes Oscuras, no eran los únicos. Le llamó la atención un precioso libro de color verde esmeralda que tenía una serpiente plateada grabada en la cubierta. Sabía que el título no estaba en inglés, pues parecían palabras sin coherencia alguna, pero él las entendía: " Las Artes más Oscuras. Por Salazar Slytherin.". Supuso que debía ser pársel, pues Salazar era famoso por su particular don de hablar con las serpientes, y el hecho que pudiese entender ese idioma de palabras sin sentido parecía constatar sus sospechas. Pero se fijo en que no todo lo que habían eran libros de magia y pociones ( para desgracia de Harry ), sino que habían también ¿ libros de protocolo? Y no solo eso: " Iniciación a los negocios", "Tradiciones más puras del mundo wizard", " La historia de nuestro mundo"… eso le sorprendió. No solo debía convertirse en un súper mago oscuro, sino que encima debía conocer las leyes, reglas, protocolos, la historia, en definitiva, todo, sobre un mundo que desconocía. Tenía su lógica. Representaba que estaba defendiendo la idea que la pureza de sangre en magos era lo más importante, lo que quería decir que debía tener los conocimientos básicos sobre su cultura. En ese paquete había unos diez libros, si había los mismos en los dos, tenía unos veinte libros que leer para distraerse durante las vacaciones. Sin duda ese iba a ser un verano muy entretenido.

Notas finales:

Pues eso es todo, aquí está el primer capítulo. espero reviews para motivarme a subir el suguiente capítulo ;P
Hasta la semana siguiente!!


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