¿Humano?
Sasuke a pesar de lo que todos creían, incluso él en algún momento, no era un tímpano de hielo.
El tenía motivos para ser como era. Cuando apenas era un niño su hermano, al cual adoraba, asesino a sus padres y a todo el clan, sólo para medir su fuerza.
Dándole como única esperanza la venganza, diciéndole que odiara y usara ese sentimiento para buscar poder y lograr matarlo.
Es por eso que al presentarse la oportunidad se marcho. Aunque eso significara dejar su corazón.
Porque aunque no lo crean, el estaba enamorado, no… Mejor dicho “loco de amor” de un rayito de luz que llenaba su vida de alegría, capaz de brillar más que mil soles.
Por el que podía dar su vida si era necesario, con tal de tenerlo a salvo.
Que lograba borrar de su mente esas ideas obscuras llenas de venganzas con alguna de sus tonterías.
Le permitía ser y hacer lo que quería, sin límites. Si en algún momento hizo tontería, las hizo a su lado.
Y al marcharse con Orochimaru se prometió olvidarlo todo: su rubio cabello, esas marquitas en sus bronceadas mejillas y esa sonrisa que hacía que olvidara todo a su alrededor. No lo logró. Su recuerdo volvía en cada oportunidad; al salir el sol y al caer la noche, el vivía en su mente y corazón. Porque sólo él vio más allá de su máscara de frialdad: le acepto con todos sus defectos. Jamás lo vio con lástima porque él conocía la soledad.
En resumen, Naruto lo aceptaba con todo y sus demonios.
Por eso dejarlo significaba dejar lo mejor de sí. Su humanidad y la poca esperanza que quedaba en su pequeño corazón.
Y tal vez su única y última oportunidad para ser feliz.
Porque en el fondo deseaba serlo, pero sobre todo deseaba que “el” lo fuera. Por eso no se lo llevo, porque el dobe tenía un sueño por el cual vivir.
Sasuke siempre supo que si se lo proponía, pudo haberse llevado al uzuratonkachi lejos de todos, pero estaba seguro que al hacerlo el no sería feliz.
Viviría siempre anhelante de la villa y su sueño quedaría sepultado en el olvido.
Sus ojos perderían ese brillo tan especial, porque extrañaría a sus amigos. La extrañaría a ella.
Por otro lado, si lo dejaba, cumpliría su sueño; sería Hokage.
Lograría que la villa lo amara y quizás ella también; incluso puede que muchas otras chicas sean capaces de ver más allá de esa actitud revoltosa y ofrecerle su corazón.
Pero nunca estaría completa sin él.
Al dejarlo se aseguraba que nunca lo olvidara; que lo buscara y añorara como último requisito para ser feliz.
Tal vez suene un poco egoísta, para ser producto de un amor puro, pero quién dijo que el suyo era de esa clase de amor.
Es verdad, no es tímpano de hielo; sin embargo eso no lo hace fuego. Y muchos menos un ser “bondadoso”.
Sólo lo vuelve un ser humano deseoso de que su único amor jamás lo olvide.