Era lunes por la noche, la luna llena iluminaba todo el castillo de Hogwarts y sus alrededores, era una noche pacifica para los alumnos y profesores que se encontraban en sus cálidas camas soñando. Excepto para cierto moreno que se encontraba vomitando todo lo comido ese día en el retrete, estaba arrodillado y con su rostro prácticamente dentro del sanitario. Al ojiverde se le veía cada vez más ojeroso, pálido y flaco -exceptuando la panza-, ya tenía más de dos meses de gestación y se le iba la vida en eso. Según madame Pomfrey se requería la magia de los dos padres para que el feto se desarrollara adecuadamente, pero como solo estaba Harry, el bebe absorbía su magia casi en su totalidad logrando que la salud de Harry se deteriorara con rapidez. Y ahí iba otra vez, eso de seguro era el almuerzo.
Se limpio las lágrimas y se sentó en el frió piso mirando un punto fijo. Quien iba a pensar que algo hecho con tanto amor podía causar tantos problemas.
Su amiga castaña se encontraba dormida, ni se inmuto por los sonidos poco agradables hechos por el moreno, hasta que los llantos la sacaron de sus sueños, se paro con cansancio una vez más y se dirigió al baño. Había pensado que tal vez podía dormir de corrido toda la noche pero se equivoco. Se recostó en el marco de la puerta del baño observando a Harry con los brazos cruzados.
— Harry vamos, de pie. Te llevare a la cama para que descanses, te sentirás mejor si duermes un poco — lo levanto del suelo y con algo de dificultad se dirigieron a la cama del ojiverde. Este, al momento de tocar la almohada se hundió en un profundo sueño, Hermione lo tapo y volvió a acostarse. Esto se acabaría mañana, incluso si a Harry le molestaba, ella había decidido ir en busca de Draco para aclarar las cosas y decirle sobre la condición de Harry. Pero lo que Hermione no sabía era lo que ocurrirá con Harry ese día también, el tomaría una decisión de la cual todos se lamentarían.
LUNES (8 am)
Hermione dejaba la enfermería para ir en búsqueda de Malfoy pero antes de eso se aseguro de que Harry estuviera descansando en la cama. Estaría solo por un rato ya que ese día madame Pomfrey no se encontraba disponible para atenderlo por lo que se daría prisa, y de paso vería a sus amigos para contarles parte de la historia del porque su estadía en la enfermería.
Sabía que ese día la primera hora los Slytherin estaban libres, por lo que recorrió los pasillos de todo el colegio en busca de la cabellera platinada. Camino de pasillo en pasillo, verificando las aulas vacías y los baños de hombres-lo que se hace por amistad-, y nada. A ese ritmo el tiempo se le iba a ir rápido, de hecho solo le quedaba media hora antes de que las serpientes comenzaran con sus clases ocupándoles todo el día. Dejo a un lado su terquedad y se disponía ir a la torre de los leones por el mapa del merodeador para encontrar a la bendita serpiente rastrera pero para su suerte pudo divisarlo en los exteriores del castillo, sin más corrió hasta donde se encontraba Draco y para su sorpresa no estaba solo.
— Te quiero Drake — dijo una voz femenina. Pansy Parkinson se encontraba con el rubio en los jardines del castillo, los dos estaban envueltos en un abrazo acogedor, el rubio tenía la cabeza recostada sobre el hombro de la pelinegra.
Hermione carraspeo ante la escena la cual le enfurecía de sobremanera, en parte por Parkinson.
— Hermione —Parkinson se separo rápidamente de Draco y miro a la leona inexpresivamente, Granger se sorprendió un poco el que le haya llamado por su nombre pero la rabia era la que la dominaba en ese momento.
Draco al ver a la castaña suspiro cansando, sabía que tendría problemas con los leones tras el encuentro con Harry, lo que no esperaba era la demora que se tomaron sus amigos para replicarle. En parte quería estar lo más alejado posible de los leones pero le preocupaba que la presencia del moreno fuera totalmente nula últimamente, también le preocupaban los rumores que recorrían los pasillos, que el gran Harry Potter se encontraba en la enfermería a causa de una pelea o una enfermedad incurable, aunque ignorara los comentarios de los demás estudiantes se encontraba muy inquieto. Iba a hablar cuando fue interrumpido por Hermione.
— Cabrón, le prometí a Harry que no te lastimaría, pero ahora me arrepiento de haber hecho esa promesa —dijo fríamente. Miro con ira a las dos serpientes — Veo que tienes a otra imbécil para tu diversión —
Draco ignoro por completo el último comentario, su Harry aun se preocupaba por él, después de todo lo que hizo, si que era un miserable pero era necesario. Trago saliva con dificultad.
— Harry....— no pudo continuar ya que fue callado rápidamente por una cachetada de parte de la castaña. La serpiente pelinegra abrió sus ojos como platos ante tal acto, en cambio Draco solo toco su mejilla y la vio, se merecía eso y mucho más.
— ¡Ni se te ocurra decir su nombre! — Los ojos de Hermione solo irradiaban rabia - ¡Eres un animal, una bestia! Deseo con ansiedad el verte en una celda pudriéndote y rogando por tu muerte día a día como el perro faldero de tu padre. Sabia ¡Lo sabia! Eres como el monstruo de tu padre, un manipulador sin alma ni sentimientos que solo pasa sobre la gente haciéndolos añicos. Nadie en la vida debe de quererlos, solo van tras de ustedes para besarles el culo como la gente hipócrita que son...-
— ¡Cállate de una puñetera vez!— grito la pelinegra cogiendo el rostro del rubio con sus manos y besándolo ferozmente a lo cual el rubio le respondió solo por inercia, sorprendido de que hubiera hecho eso. Hermione cerró su boca al momento en que la pelinegra le grito, le dolía y mucho el ver esa escena, sentía ardor en sus ojos por el esfuerzo desmesurado que ejercía para evitar que lagrimas saliesen de estos, eso no estaba bien. El rubio separo a la pelinegra con suavidad viéndola con duda pero le agradecía en su interior por el gesto.
— Yo si le quiero, de hecho lo amo —le dijo mientras veía los ojos del rubio. Al momento en que giro su rostro para ver a la castaña se sintió mal, esa cara llena de dolor le daba lástima. El rubio solo bajo su cabeza y se alejo del lugar, no quería enfrentar las consecuencias de sus actos aun, no era lo suficientemente fuerte como para hacerlo, estaba seguro que su león podía salir de esa tristeza con bien. Pansy se quedo viendo a los ojos de Hermione, esta solo negó con su cabeza e intento sonreír con lastima.
— Y yo que pensé que eran diferentes, que eras diferente — le dijo a Pansy la cual se quedo callada pero aun con su porte aristocrático. Hermione regreso por donde vino con paso lento, ahora ya no había nada que hacer. La hora ya se había acabado, por lo que fue a ver a sus compañeros ya que tenían la segunda hora libre. Camino hasta la torre de los leones sin importarle las miradas que se dirigían hacia ella. Dijo la contraseña y entro, lo primero que hizo fue romper a llorar sobre el primer cuerpo con el cual choco.
— Hermy, ¿Que te ocurre? — le pregunto el pelirrojo preocupado — ¿Que les ha pasado? ¿Harry está bien? — le dijo zarandeándola un poco pero al parecer la castaña estaba tan ensimismada en sus pensamientos que se había desconectado del mundo.
— Ron, llévala a la habitación de los chicos —le dijo Ginny — ¡Pero ya! — Ron hizo lo que su dulce hermana le dijo. En la habitación se encontraban Ron, Ginny y Neville mas una afligida castaña la cual estaba sentada en la cama de Neville, eran los únicos que sabían sobre la relación de Harry con Draco pero no sabían lo del bebe. Por todos los medios los chicos intentaron sacarle información a Hermione, la cual no decía nada. Ginny tomo las manos de Mione y le sonrió dándole a entender que todo estaba bien. Hermione tras calmarse les contó todo lo sucedido, tal y como Harry se lo había relato incluso les contó sobre el estado de Harry.
—Y si no recibe la magia de los dos padres, lo más probable es que Harry muera en el parto. — termino de hablar con una voz apagada.
— ¡Se lo advertimos! —grito Ron más que furioso a lo cual también se le unió Neville, entre los dos empezaron a criticar, culpar y a reprochar a Harry por ser tan imbécil y haber caído en las garras del Dragón.
— ¡Ya basta! —Gritó Ginny, parándose y enfrentándolos— En vez de estar gritando deberían hacer algo para ayudar a que nuestro amigo y el bebe salgan con vida de esta—
— Tienes razón, no creo que unos años en Azkaban sean tan malos — digo el pelirrojo sacando su varita y dirigiéndose hacia la puerta para buscar al maldito de Malfoy. Neville le arrebato con cierta destreza la varita de Ron, el cual lo empezó a seguir por toda la habitación pidiendo a gritos que le devolviera su varita para cobrar venganza.
— ¡Ey! — Ahora era el turno de la castaña la cual ya se encontraba algo mejor — Ronald Weasley, esa no es la forma de ayudar a Harry. El prohibió que tocaran al rubio — mintió— Así que si lo quieren un poco lo dejaran en paz— Ron paro de corretear a Neville enojado, pero acepto las condiciones que se le daba, al igual que Neville y Ginny. Dejando eso a un lado, los jóvenes le preguntaron a la castaña más cosas sobre el bebe, cuantos meses tenia, si era niño o niña y demás.
— Si es niño se llamara James y si es niña la llamara Lily — dijo alegre Hermione.
— Son unos nombres muy lindos — dijo esta vez el callado Neville — Al estar embarazado debe comer demasiado, ¿no?—
— De hecho si pero lo devuelve todo en las noches, Pomfrey dice que es normal pero no creo que sea cierto. Además tiene apetito por los dulces pero no se le permite comer azúcar, Pomfrey dice que son malos en su estado —
— Es una exagerada. Tengo algunos dulces en mi habitación, podemos reunirlos y entrarlos de contrabando en la enfermería — sugirió la pelirroja a lo cual los demás estuvieron de acuerdo. Ginny fue a su habitación para traer los dulces que había conseguido el sábado en Honeydukes mientras los chicos hacían lo mismo pero en su habitación. Al final Hermione tenía los suficientes dulces como para alimentar a todos los leones del sexto curso. Al mirar el reloj Hermione se alerto, ya habían pasado tres horas desde que salió de la enfermería.
(10:30 de la mañana)
Los cuatro salieron de la torre con los dulces en la mochila especial de Hermione corriendo. Llegaron a la enfermería en donde se despidieron de la castaña ya que no podían ingresar sin el permiso de Pomfrey. Feliz de la vida Hermione entro a la enfermería para darle la sorpresa a Harry, el cual estaba en su cama sentado intentando comer el desayuno sin vomitarlo.
— Hola Harry. Te ves mejor, más guapo — se sentó en su cama y empezó a sacar los dulces de su bolsa.
— Un regalo de los chicos, debes saber que ya están informados de todo y te dan todo su apoyo — le dijo feliz mientras retiraba la bandeja del desayuno y la ponía en la mesita de noche. Luego regreso y vio la cara de Harry, la cual no era buena.
— Por cierto no te preocupes por comerte los dulces, madame Pomfrey exagera demasiado. Anda, se que los querías desde hace un tiempo — agarro una ranita y se la llevo a la boca para antojar al moreno.
— Abortare — dijo el moreno con voz apagada y sin sentimientos. A la castaña se le cayó la rana de la boca, no podía articular palabra alguna. Era imposible que ese fuera Harry.