Se encontraba afuera de la carpa viendo el cielo estrellado, acompañado de la soledad y el silencio que le puede brindar un bosque en quietud. No hay cosa más perfecta que ver esos millones de puntitos en el cielo, pasivos y hermosos resplandeciendo en la oscura bóveda de la noche embelesando los sentidos del simple mortal que las observa para evitar recordar lo patético y espantoso de su existencia, que las mira para encontrar paz en su vida y una quietud que no encuentra desde hace tanto. El último recuerdo que el hermoso y frágil león tuvo de esa clase fue en la sala de menesteres junto a su rubio amante, en donde creyó que viviría feliz para siempre y en donde ese sueño fue destruido con pocas palabras. Aunque esa noche fue el fin de su alegría y el comienzo de su sufrimiento, el atesoraba esa noche como una madre a un hijo, el amor puro lograba eso. Increíble que después de tanto sufrimiento aun quepa en su gran corazón la alegría y el perdón todo gracias a los recuerdos.
En pocos momentos como los de la sala de menesteres se podría considerar a Harry como la persona más feliz de toda la historia de la humanidad, pero como sabemos muchos se han sentido así, la diferencia es que pocos han encontrado a la persona ideal, esa persona que cuando te mira acelera tu corazón obligándote a sonreírle y bajar la mirada, que cuando te sonríe o se ríe tus ojos brillan de alegría porque sabes que es feliz a tu lado, esa persona que cuando te toca y dice tu nombre te hace estremecer y aguantar la respiración avecinando lo que vendrá a continuación, esa persona que se obsesiona si no estás a su lado y te reclama como suya, esa persona que al verla a los ojos puedes ver amor en ellos y lo sabes sin que te lo diga, esa persona con la cual compartes momentos dolorosos y felices siempre juntos, esa persona que te clava un puñal en todo el corazón y tú sigues a su lado porque le amas y no le puedes dejar ir, y esa persona que cuando te dice te odio hace de tu vida una asquerosa existencia pero aun así le amas sin importar los duras que sean sus palabras, pocas personas se sacrifican de ese modo solo por alguien, pocas son tan estúpidas como para volver junto al monstruo de sus pesadillas y al ángel de su existencia y felicidad, pero admítanlo así es el amor, tan hermoso y profundo como la rosa, y tan doloroso y horrible como sus espinas.
Esa era una noche como muchas otras en las que Harry no podía dormir todo gracias a los recuerdos que lo atormentaban en sus sueños desde que Draco lo abandono a su suerte, los sueños eran espantosos, pesadillas que atormentarían hasta la mente más fuerte, que te mostraban tus miedos y escenas horrorosas debilitando tus defensas y abriendo un camino de dolor y desesperación en tu alma, esos extraños y dolorosos sueños que te recuerdan el sufrimiento del pasado y te dan un vistazo al futuro enseñándote algo peor. ¿Quien podría resistir tales imágenes y pesadillas?, solo un demente lo lograría soportar, y claro el niño que vivió. El cual te dice que todo está bien cuando se desmorona por dentro, que te sonríe cuando quiere llorar, el niño que siempre sufrió pero siempre tuvo su cabeza erguida ante la vida, el minino tan frágil y fuerte que es único en su clase, el tonto que se guarda todo en su corazón y no lo expresa ahogando sus penas y haciéndose el valiente para dar ejemplo y para que no le tengan lastima, así son los humanos después de todo, pero Harry es mucho mas especial que todos. Y solo demostraba sus sentimientos a su fiel y confiable amiga la soledad, que mejor persona que uno mismo para confiar.
— Hermano, ve a dormir te cubro— le dijo su pelirrojo amigo con voz suave y somnolienta sacándolo de sus pensamientos.
—Estoy bien, ve a dormir un poco más. Tu duermes por tres así que te haré un favor — le dijo viéndole a los ojos y con una sonrisa vacía, dirigió una vez más la vista hacia arriba. Ron le miro a los ojos y luego suspiro sentándose a su lado y viendo junto a su amigo el cielo estrellado.
— Son hermosas — dijo Ron desviando su mirada del cielo, cruzo sus piernas y se dispuso a ver a su amigo que aun estaba concentrado viendo las estrellas. — ¿Aun piensas en él? —lo hubiera dicho con rencor pero lo hizo con amabilidad y comprensión, como un verdadero amigo lo haría. Harry dejo de mirar el cielo y ahora veía sus uñas, como si estas fueran más interesantes que la naturaleza.
— No — lo dijo con voz apagada, a lo cual recibió un golpe en su brazo que le saco un gemido de dolor —¡Pero si dije que no! — miro al pelirrojo con sus delicadas cejas fruncidas, lo hacían ver tierno.
— Si escuche que no — encogió sus brazos para luego verle con resentimiento — Puedo parecer torpe pero no soy imbécil, te conozco desde hace mucho. Me ofende que creas que puedes mentirme tan descaradamente y creas que me lo tragare después, soy tu hermano y sé que aun piensas en el, solo un trol no se daría cuenta que lo extrañas — le miro esperando a que dijera algo y tras pasados unos minutos solo hubo silencio — Bien, se nota que no puedes confiar en mí. Soy un inútil después de todo — dijo dramáticamente — Despertare a Hermione, parece que solo soy bueno molestando a la gente cuando están bien — se paro y se quito la suciedad de sus pantalones con la clara intención de entrar a la carpa y despertar a la castaña. Harry bufo por eso.
— ¡Esta bien, aun pienso en el! ¿Feliz? — le dijo rápidamente sonrojándose. El pelirrojo sonrió con autosuficiencia para luego volver a sentarse junto a su amigo — Odio las tácticas que usan. Me hacen sentir culpable — le miro y le sonrió al pelirrojo. Las famosas y benéficas tácticas eran la única forma de sacarle la verdad al moreno. Solo Ron y Hermione lo sabían y usaban cuando lo veían necesario.
— Feliz no mucho, odio al hurón y ni con amortenia me agradara - cruzo sus piernas y luego dijo mas serio — Aunque suene cursi, eres mi hermano y te protejo. Los has hecho por mi así que es mi turno de hacerlo, por lo que no me puedo permitir ver en el estado tan deplorable que estas y quedarme sentado sin hacer nada — se estremeció haciendo temblar su cuerpo y haciendo muecas raras de incredulidad — Merlín soné como Hermi, diablos es pegajosa —comentario tonto que le saco una risa mas al moreno.
—Pues no es malo que empieces a ser más intelectual y menos brutal —se rió una vez más mirando la cara de pocos amigos de Ron, para luego ver que los dos se reían por los tontos comentarios entre amigos, las únicas personas en quienes se puede confiar si valen la pena para toda la vida. — Ron, aun no quiero hablar de eso, no estoy listo — dijo después de calmar sus risas mirando una vez más el encantador cielo. Era verdad, hablar de un hecho doloroso provoca dolor y solo los seres valientes logran sobrepasar esos sufrimientos para luego olvidarles, pero el moreno no quería olvidar, tenía miedo de olvidar a su rubio.
— Esta bien, pero cuando estés listo hablaras conmigo primero. Hermione ya tuvo su oportunidad y ahora es mi turno de ser el primero en aconsejarte — dijo con indignación y orgullo, la comadreja lo hacía todo en broma y si que sabia alegrar a la gente. Se paro una vez más dispuesto a ir a descansar — Me iré a dormir, mañana será un día pesado y como su majestad quiere ver los puntitos de colores lo dejo solo — hizo una pequeña reverencia para luego desparecer en la pequeña carpa. Harry suspiro con pesadez cuando su amigo se fue, ahora mirando un punto fijo en el horizonte, el alba se aproximaba haciendo todo más claro, desapareció las estrellas y la inmensa luna dando la señal de un nuevo comienzo, un día mas de vida para los afortunados que aun seguían en ella. Un nuevo día comenzaba, un día mas de lucha y un día menos para que Ron durmiera mas, pobre pelirrojo dormilón.
— Amo Draco, su fiel elfo viene a decirle que es necesitado en la mansión con urgencia — dijo un pequeño y asustado elfo a su rubio amo, el cual estaba en los jardines practicando con los jóvenes mortifagos. Draco le miro con repudio para luego sonreír.
— Y dime asqueroso animal ¿qué es tan importante como para dejar de entrenar? — cruzo sus brazos y lo observo enarcando una ceja mientras que sus pupilos lo esperaban deseosos de más sangre, dolor y gritos. Por suerte esta vez no habría victimas, al menos no victimas que ellos pudieran torturar.
—La ama Bellatrix desea que la ayude, dice que es urgente — le dijo con voz temblorosa para luego desaparecer, un elfo suertudo que más tarde sería castigado por su descortesía. Y con paso lento Draco se dirigió hacia el interior de su hogar para ocuparse de ese tema tan urgente. Aun con su demencia y maldad Malfoy aun se conservaba y estaba exquisito, si los mortifagos no fueran homofóbicos mas de uno ya lo hubiera violado pero claro después de ser cruceado repetidas veces por el platinado, en fin, era un bombonazo y nadie podía decir lo contrario.
Y al fin llego hasta donde se encontraba su familia y otras personas inferiores, su padre y tía lo veían expectantes, y Narcissa con temor. Su tía cogió con suavidad su hombro y lo dirigió hacia el centro de la habitación.
— Draco querido dime, ¿este "guapo" engendro es Potter? — le dijo la demente mientras lo colocaba frente a frente al otro sujeto, la mirada plata se encontró con la mirada esmeralda con sorpresa reflejada en estas. Ambos jóvenes dejaron de respirar, no por el temor o la desesperación, sino por volver a verse después de tanto, aun con el dolor a flor de piel existía el amor en esas dos almas. Draco lo examino con la mirada, cada detalle de ese deformado rostro y esos ojos profundos que lo veían con tristeza, resentimiento y amor, si, ese era su Harry. Sonrió, esta vez sin demencia, sonrió con cariño y tristeza, ahora era imposible no recordarlo, era imposible no recordar los momentos de sufrimiento y felicidad — Maldito Potter me has convertido en un demente— pensó para si mismo el rubio, ahora Draco tenia sus defensas abajo, Harry influía mucho en el. — ¡Dilo de una vez, ¿es él?! — le grito Bellatrix haciéndolo saltar al igual que al moreno que estaba enfrente suyo, desvió la mirada de los ojos esmeraldas y vio los dementes de su tía la cual sonreía de igual forma, Potter no le dañaría la vida.
Puede que ahora la locura y la soledad ya no sean la salvación ni una fiel compañera, puede que ahora estos dos seres atormentados por la oscuridad se encuentren una vez mas para vivir, para vivir como un humano lo haría, como dos personas, no, como dos jóvenes que aun no conocen el mundo lo harían. Después de todo, son solo peones en el juego de la guerra y los títeres de adultos sin compasión, ¿comó saldrán de este problema ahora?, ¿comó dos adolescentes volverán a vivir en paz con los remordimientos del pasado?. Y quien sabe si quiera si vivirán como lo hicieron alguna vez, quien sabe si quiera si después de todo habrá amor suficiente como para seguir. La vida es tan hermosa y tan miserable todo el tiempo, y estos pobres jóvenes aun tienen mucho por recorrer.