Si, era el momento.
Los mortifagos habían invadido el castillo y los del bando de la luz luchaban con todas sus fuerzas para evitar ser derrotados en totalidad. La guerra se había desatado en tan poco tiempo y en ese mismo tiempo muchas vidas ya se habían perdido, la muerte era normal al igual que los gritos de auxilio y las lágrimas cargadas de dolor y venganza por parte de las personas que habían perdido a un ser querido. Los hechizos iban cargados de cierto placer, el placer de los mortifagos al ver a esos rebeldes caer para luego ya no levantarse jamás. En cambio, los del lado bueno iban cargados de miedo, justicia y rencor, en parte eran iguales pero sus razones muy diferentes. ¿Acaso el destino era tan cruel como para poner a jóvenes, niños! a luchar una guerra tonta e injustificada? Tal parece el momento de convertirse en adultos y asesinos vino con demasiada rapidez.
Harry, Ron y Hermione, tras tanto tiempo de vivir como prófugos al fin se encontraban en la situación que mas temían. Al igual que ellos muchos sufrían pero aun así seguían de pie por la paz y la extinción del mal. Harry, el mas justo y noble de todos tenia en su ser odio y sed de venganza. Todo se le había sido arrebatado por Voldemort y su sequito, ahora, él se encargaría de vengar la muerte de sus seres queridos y al mundo mágico.
Draco, en cambio se había encargado de sabotear a su "bando" de manera discreta. Les enseñaba a los jóvenes de una forma poco adecuada los hechizos que antes enseñaba a la perfección. A escondidas y con ayuda de los elfos, liberaba a los rehenes y ponía a salvo en un lugar alejado en otro país. Robaba y rompía toda varita que se le cruzaba y tenia oportunidad de coger. Era la única forma en que podía ayudar a Harry y no salir lastimado en el intento.
Pero ahora todo diferente. Era la hora en que tenia que demostrar en que bando se encontraba, a quien mantenía en su corazón para ayudar y proteger.
En cuanto la guerra se desato, Draco había sido acompañado por Blaise, Pansy y Theo. Todos ellos se encontraban en tan horrible pelea con la esperanza de encontrar a las personas que se adueñaron de sus corazones y salvarles de un posible final catastrófico. Se dividieron en grupos, Theo y Pansy para buscar en las aulas del castillo. Y Draco con Blaise para buscar en los pasillos y demás. Todo era una pesadilla, cada vez que miraban a un lado, un cuerpo les veía sin vida, un hechizo amenazaba con alcanzarlos o un pedazo del castillo amenazaba con caerles encima. Pero todo valía la pena si salvaban a sus leones.
Crabbe y Goyle se encontraban luchando en la sala de menesteres contra Harry, Hermione y Ron. Auténticos mortifagos peleaban contra los salvadores del mundo mágico para ser reconocidos en el bando de la oscuridad como “héroes”.
Dramáticamente ahora toda la sala de menesteres se veía envuelta en llamas, Crabe y Goyle habían perdido la vida y los tres leones se habían salvado apenas. Ahora, se encontraban en frente del cuerpo sin vida del profesor Snape y sin tardar Harry se dirigió hacia el pensadero para al fin terminar con todo esto.
En este pudo observar la vida de Snape, su amor por su madre, el odio por su padre y la protección que siempre tuvo con el. Pero lo que mas le sorprendió fue un recuerdo con Draco, su dragón de catorce años.
– Draco, deja de decir estupideces. ¿Sabes lo que hará tu padre si se entera?– le dijo el histérico profesor de pociones a su ahijado.
–Padrino, puede torturarme y matarme si lo desea pero no lo puedo evitar. – el rubio le dijo de una forma calmada, sentado en una silla en la oficina de Snape. – Vine aquí padrino porque pensé que entendería, pero veo que no. Disculpe la intromisión – le dijo Draco para luego levantarse y caminar hasta la puerta.
–De acuerdo, solo espera – le dijo Snape con un tono de rendición y de una forma paternal. – ¿Y se puede saber que voy a hacer con lo que me acabas de decir? – le pregunto mientras se paraba y ponía las manos en los hombros de su ahijado.
– Yo… –el platinado respiro profundamente – Solo quiero que sepa que cuando llegue el momento estaré peleando en el bando de él– su padrino le vio frunciendo el ceño – Se que algo pasa no me pueden tomar por un tonto- le dijo con enfado – Cuando llegue el momento luchare junto a Harry. No quiero que se sienta decepcionado padrino pero lo amo demasiado y no puedo dejar a Harry solo, no ahora - Snape asintió y lo abrazo.
–Nunca me sentiría decepcionado, entiendo a la perfección el porque lo haces – era exactamente lo mismo. Un amor prohibido en el cual hay rencor pero afecto. Lily, Harry… dos personas que alegraron la vida de dos serpientes obligándolas a sentir felicidad y amor, un amor intenso el cual seria recompensado con sacrificios.
El recuerdo término rápidamente, solo era un pequeño fragmento pero con eso Harry encontró en ese día una pequeña excusa para sonreír. En cuanto salió de los recuerdos de Snape habían demasiados sentimientos agolpados en su corazón pero estos se disiparon en cuanto vio a Draco a unos cuantos pasos de el.
No hubo tiempo para pensar solo para actuar, se abrazaron de una forma brusca por lo que ese acto de afecto dolía demasiado pero era necesario. Eran momentos críticos y el verse era un suspiro de alivio, leve pero inmenso al mismo tiempo. Aunque la alegría se encontrara en ellos el corazón de Harry se rompía en miles de pedazos de solo pensar el destino que le esperaba. Un destino en el que Draco Malfoy no existía.
Dejaron de abrazarse para luego mirarse a los ojos y con sus manos tocar el rostro del otro para asegurarse de que estuvieran con la persona correcta, para asegurarse de pasar los posibles últimos momentos como siempre desearon estar: juntos. Pronto las lagrimas y sollozos de Harry empezaron a brotar de él, el moreno abrazo al rubio como si su vida dependiera de ello y Draco ingenuo le devolvió el abrazo sin saber que esa era la despedida de su único amor, pensando que sus lágrimas eran de felicidad por el rencuentro y la vida que tendrían.
Con una sonrisa Draco separo a Harry de su cuerpo y lo forzó a verlo mientras limpiaba sus lágrimas con delicadez y cariño.
- No debes llorar. Ya casi termina Harry, solo aguanta un poco mas amor – le dijo con calma y esperanzado. Harry detuvo sus sollozos para controlar su respiración.
- ¿Me amas? – Draco se extraño por la pregunta.
- Claro que te amo, daría mi vida por ti – le dijo con algo de rabia. Aun debía esforzarse mas si Harry aun cuestionaba el amor que le tenia.
- Exacto – le dijo ya más calmado y con confianza – Yo también daría mi vida por ti, espero que lo entiendas –le dijo para luego besarlo con fuerza y agresividad. Ese beso estuvo lleno de energía, de amor y dolor. Y Draco lo sintió, ahora ya no tenia esperanza dentro de si. – Perdóname – le vio tras dejar de demostrar su afecto - Recuerda que te amo y siempre lo he hecho. Recuerda que la vida es un hermoso regalo y que no debes desaprovechar por nada, te pido que vivas tan feliz como puedas. Vive y recuérdame, no me olvides – el rubio iba a replicar pero no pudo hacerlo a tiempo.
- Desmaius – dijo el moreno tras haberle apuntado con su varita si que el rubio se fijara. Draco cayó en los brazos de Harry inconsciente, y dejándolo en el piso con sumo cuidado Harry dejo el lugar para luego enfrentar su peor pesadilla: Voldemort.
En el bosque prohíbo se encontraba su destino de muerte pero antes de eso Harry tomó entre sus manos la piedra de la resurrección. Cerró sus ojos y pensó en las personas más importantes en su vida. Y al momento en que abrió sus ojos pudo observar por fin a su amada familia, su madre, su padre, Sirius, Lupin y su hijo. Al momento en que los vio no pudo evitar sonreír, el verlos era una experiencia tan hermosa pero en las circunstancias que se encontraba también era triste el tener que verlos.
- Cariño vas a estar bien-
- No hay de que preocuparse estaremos contigo-
- Te protegeremos –
- No dolerá, será como dormir –
- Estamos orgullosos, siempre lo estuvimos –
- Eres valiente. Una persona única –
- La muerte no es mala, es el destino de todos -
- Te amamos –
Así y más frases y palabras animaban a Harry a encontrase con su enemigo, todos hablaron a excepción de un pequeño niño que se encontraba entre sus abuelos viendo a su padre con tristeza. De pronto de los ojos de su pequeño empezaron a brotar lágrimas, Harry no pudo evitar sentirse mal porque sabía que esas lágrimas eran por él.
- ¿Por qué pasa esto? ¿Por qué no te dejan en paz? No has hecho nada malo pero te castigan y ahora no estarás con mi papi – dijo el pequeño mientras fruncía el ceño y miraba a su padre. No entendía porque el mundo siempre maltrataba a su padre, dejándolo solo, creando prejuicios y dejando que él se ocupara de los problemas de los demás. No entendía. - ¿Por qué no nos dejan ser felices? – termino de decir para luego empezar a llorar con mas ganas y sollozos, los demás vieron al pequeño. Era increíble que apenas una criatura que no había conocido la vida ya tenia en su cabeza el odio hacia los demás, porque si, el odiaba a todos por no dejar a su familia vivir. Desde que bajo al mundo de los vivos para ver a su padre en las mazmorras James se dedica observar el mundo y a sus padres, y con tan solo ese corto tiempo de observación empezó guardar rencor hacia los seres con vida y sus avaricias. La guerra afectaba a demasiadas personas y de diversas formas.
Harry se acercó a su hijo y se arrodillo en frente de él, no podía tocarlo y eso lo destrozaba. –Cundo estuviste con tu papi viste que él quería que yo fuera feliz ¿Verdad? - el pequeño asintió – Es lo que yo hare también, si hago esto las personas a quien aprecio mucho tendrán una mejor vida. No sufrirán y todo será mejor, inclusive para tu papi también – Los Potter sonrieron, estaban tan orgullosos de su hijo. – Te prometo que todo estará bien, no debes llorar ni sentir rencor. Te amo y lo sabes – le dijo el moreno con total sinceridad. Tras eso todos se dirigieron al claro en donde Voldemort se encontraba. Un rayo verde, unas simples palabras y el placer de asesinar dieron fin a la vida de Harry Potter.
Mientras muy lejos de ahí, un rubio despertaba tras un tiempo de sueño, pasaron unos segundos hasta que a su mente llego el pensamiento de Harry y la guerra. Se levanto y tan rápido como pudo salió a correr buscando a su amado sin saber que él ya se encontraba muerto. Draco mantenía la esperanza de tener la vida que siempre soñó junto a Harry pero al ver el cuerpo sin vida del moreno en los brazos alguien más lo destruyo por completo. Lo habían asesinado, se lo habían arrebatado y él no lo podía creer. Deseaba que todo esto fuera solo otra horrible pesadilla y que en cualquier momento despertaría y abrazaría al león hasta que le dolieran los brazos de hacerlo.
- ¡Harry Potter ha muerto! – el grito del lord y las risas macabras de sus seguidores le hicieron volver a la realidad, estaba solo y ya no podía recuperar lo que había perdido.