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A Beautiful Lie por hana midori

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Notas del fanfic:

NI KUROSHITSUJI NI LA CANCION ME PERTENECEN, SOLO HAGO ESTO POR DIVERSION ^^

 

Notas del capitulo:

bueno, este fic lo hice para un concurso de san valentin, en el cual quede en segundo lugar ^o^ jejeje yo queria el primero pero me siento feliz de haber sacado lugar n.n

asi que aqui se los dejo ^^

aprovecho para darle un gran gracias a una personita que me apoyo mucho (porque no estaba convencida en concursar pero ella me hizo sentir segura!!) ¡¡¡¡gracias arin-chan!!!!

te dedico mi lugar y este fic!!!! te quiero mucho!!!

ahora, sin mas preambulos, el fic:

P.S el inicio puede estar de mas pero yo queria ponerlo xDDD

P.S 2 30 seconds to mars + un doujinshi hard de sebastian x ciel + una sobredosis de chocolate = esto xDDD

Sentir las manos de su sirviente recorrer su cuerpo era exquisito, jamás pensó que el simple toque de alguien pudiera hacerle sentir tanto placer. El demonio le besaba por todos lados, sin ningún pudor.

Gimió con fuerza cuando el mayordomo tomo su pequeño miembro, comenzando a masturbarlo lentamente.

El sexo con Sebastian simplemente era delicioso. Desde la primera vez que lo habían hecho, el Conde se había vuelto algo… adicto a este.

Ciel sabía que pronto se correría, y a pesar de tener cierto tiempo de experiencia, no tenía la resistencia que él deseaba. Llego al orgasmo gritando el nombre de su demonio, mientras todo su ser se estremecía violentamente. Podía jurar que en ese momento, Michaelis debía estar sonriendo, y no se equivocaba, ya que cuando abrió los ojos, se topo con esa sonrisa lujuriosa que tanto le encantaba.

Sebastian se relamió los labios, antes de abrir las piernas del líder Phantomhive de manera obscena, excitándose más. Ahora quien sonrió fue el niño, sabía lo que venía, y estaba más que impaciente por recibirlo. El mayor le beso profundamente, antes de introducirse de una estocada en el frágil cuerpo de Ciel.

Ese dolor mezclado con sofocante placer era lo que más le gustaba.

Era la única razón por la que se seguía entregando al demonio. Todo era solo para sentir esa adictiva sensación.

******************************************************************************************************

Leyó por última vez ese documento, y ya que había comprobado que no tenía algún tipo de “doble sentido” lo firmo. Suspiro cansado, mientras se daba un leve masaje entre los ojos. Le dolía ligeramente la cabeza, al igual que el resto de su cuerpo.

Tal vez no había sido buena idea dormirse tan tarde.

Escucho como alguien tocaba la puerta, así que rápidamente se apresuro a contestar.

--pasa—susurro, recargándose en su sillón de piel marrón. Sabía de antemano quien era, ya que solo a él le dejaba interrumpirlo cuando se encontraba en el estudio. Sebastian entro en la habitación, junto con un carrito de metal que llevaba el té y un postre para su amo.

--le traje el té de la tarde—dijo sonriendo.

--déjalo por ahí—respondió, desviando la mirada a otro lado. El pelinegro se apresuro a servir el líquido ámbar dentro de una taza de porcelana.

--veo que el Joven amo está cansado—comento, poniendo la vasija a un lado del Conde.

--solo fastidiado—dirigió su vista a la tacita, antes de tomarla con su mano y beber un sorbo.

--¿porque mejor no deja de trabajar un rato? Después de todo es un día especial.

--¿especial?—pregunto algo confundido el muchacho—no me dijiste nada en el itinerario de esta mañana, Sebastian. —continuo, dejando salir a la luz un ligero toque de enojo. El demonio rio levemente, divertido por lo poco observador que era el muchacho.

--pensé que no era necesario ya que Lady Elizabeth no paro de hablar de este día durante toda la semana pasada…

Ciel, quien hasta el momento escuchaba “tranquilamente” las excusas de su mayordomo, al oír que este decía “Elizabeth” el té que bebía se le desvió por el conducto equivocado. Empezó a toser, queriendo eliminar cualquier liquido de sus pulmones. Sebastian se apresuro a ir a auxiliar a su maestro, dándole pequeñas palmaditas en la espalda.

--y-ya estoy cofcof bien—aseguro mientras alejaba la mano del sirviente.

--no debería respirar cuando se toma algo Joven amo.

--no es mi culpa que mencionaras la estúpida celebración que invento Elizabeth.—replico al ver la sonrisa que comenzaba a aparecer en los labios de Michaelis.

--¿invento?

--bueno, solo se celebra en América, y ella sabe de antemano que…

--que odia ese país—interrumpió el mayordomo, recogiendo algunos papeles que ya estaban firmados y sellados—al igual que Francia, Italia y cualquier lugar que haga referencia al amor. —al decir lo último, sonrió con burla, preparándose para el golpe que de seguro su pequeño amo le encestaría.

No se equivoco, ya que a los pocos segundos sintió el fuerte ardor que le causo la bofetada del Phantomhive.

--cuida tu lengua mayordomo—le advirtió encolerizado. Sebastian no dejo de sonreír.

--lo siento Joven amo—fingió disculparse, antes de hacer una reverencia.

--si ya te divertiste lárgate—ordeno el peliazul, queriendo disfrutar de las pocas horas de paz que le quedaban antes de la llegada de su prima.

--como ordene.

Sin perder más tiempo, termino de organizar los documentos y se dirigió a la salida. Ciel nuevamente retomo su trabajo, hasta que se dio cuenta de que el demonio todavía estaba en el cuarto.

--¿Qué pasa?—cuestiono el ojiazul. Sebastian giro la cabeza, para mirar a su contratista.

--¿el Joven amo desea algo?

El muchacho se confundió por la pregunta, ya que no entendía de qué estaba hablando.

--¿a qué te refieres?

--me refiero, a que si el amo no quiere algún tipo de regalo por este día. —el azabache, al no ver que la mirada de no entender del niño desaparecía, suspiro suavemente.

--Lady Elizabeth dijo que también era el día de los amantes, y ya que al parecer el Joven amo gusta mucho de mi compañía por la noche…

El adulto vio como un adorable rubor cubría las mejillas del muchacho, haciéndolo recordar algunas “pecaminosas” situaciones donde también lo veía.

--¿eres idiota o qué?—cuestiono un avergonzado Phantomhive—es solo sexo y ya. —susurro, bajando la mirada.

El demonio se sorprendió ligeramente por la respuesta, ya que esperaba el mismo mensaje pero con distintas palabras.

--entiendo, en ese caso me retiro ya que tengo que prepara todo para la llegada de Lady Elizabeth.

--si, si, solo lárgate—dijo mientras tomaba uno de los papeles y fingía leerlo. Sebastian volvió a sonreír, antes de dejar la habitación. Una vez solo, el Phantomhive dejo el contrato sobre la mesa, suspirando ruidosamente.

Miro fijamente el vacio, meditando sobre lo que acababa de decir.

“Es solo sexo y ya”

Esa era la verdad, después de todo, solo el contrato y esos juegos por las noche eran todo lo que realmente les unía… y no tanto lo último, ya que si se aburría, simplemente se acaban los juegos nocturnos.

 

Lie awake in bed at night

And think about your life

Do you want to be different?

Try to let go of the truth

The battles of your youth

'Cause this is just a game.

 

Decidió no darle tantos rodeos al asunto, pero antes de ponerse nuevamente a trabajar, se comería el postre que le había dejado el demonio.

Era una perfecta rebanada de pastel de crema con fresas, bastante agradable a la vista. Se apresuro a partir un pedazo, y llevárselo a la boca, sintiendo el dulce sabor invadirlo.

No se rompería la cabeza con pensamientos sin sentido, si decía que estaba enamorado, era una mentira de lo más absurda.

*********************************************************************************************

--¡¡¡Ciel vamos por aquí!!!—grito fuertemente la rubia, al tiempo en que jalaba a su prometido del brazo.

--tranquila Lizzi—le rogaba este—no se irán a ningún lado.

--perdon—respondio ella, bajando un poco la velocidad.

El Conde llevaba más de 3 horas paseando con la muchacha, y está cada vez que veía una tienda lo arrastraba hasta la misma para ir a ver las cosas “lindas” que tanto le gustaban.

Ahora iban a una joyería, puesto que Ciel le había dicho que le compraría lo que ella quisiera. El lugar era bastante bonito por fuera, y en un aparador que podía verse desde afuera había un par de anillos y collares como muestra.

--¡¡kyaaaa que lindos!!—exclamo más que encantada la niña--¿no lo crees Ciel?

--si, lo son.

--ven vamos a ver.

--como quieras.

Rápidamente entraron, y en menos de un segundo la ojiesmeralda se alejo de su prometido, para ir a ver todas las joyas.

--¿buscaban algo?—pregunto un anciano desde el otro lado del mostrador. Elizabeth se apresuro a ir hacia él, dispuesta a que le enseñara todas las cosas que le pudieran gustar.

Ciel, se encontraba algo ajeno a la situación, solo escuchaba los constantes gritos que daba su prima cada vez que la sacaba de compras.

--¡¡mira Ciel!!—le llamo esta, así que tuvo que ir a atenderla.

--¿Qué pasa?

--este anillo es súper lindo—dijo mientras casi se lo estampaba en la cara al muchacho, el cual no pudo hacer ninguna señal de incomodidad.

--e-es bonito—comento tratando de quitárselo de encima. La verdad no era nada que no le había visto puesto, ya que se trataba de un zafiro en forma de corazón.

--tal vez lo prefiera en rojo—comento el viejo joyero, sacando una pieza idéntica pero del color de la sangre.

--no se—la chica tomo ambos.--¿Cuál te gusta más Ciel?—cuestiono Lizzi, volviendo a ponérselos sobre la cara.

--yo…

Observo fijamente ambos, mas cuando dirigió su atención al rojo, un pensamiento que jamás creyó que le pasaría por la mente le llego.

Se parecía mucho al rojo que tenían los ojos de Sebastian…

“No… los ojos de Sebastian son mas rojos, este rubí es muy pálido… ¡espera un minuto!”

¿Desde cuándo él era un especialista en colores? Pero más importante ¿Desde cuándo ÉL sabía tanto de los ojos de su demonio?

--¿Ciel?—volvió a pregunta la chica, al darse cuenta de que su primo se encontraba algo perdido. La voz de la niña lo hizo aterrizar, sin siquiera darle tiempo de avergonzarse.

--creo que el azul…digo, te acordaras mas de mi con ese…

Los ojos de Elizabeth inmediatamente se iluminaron, mientras sonreía de oreja a oreja.

--¡¡kyaaaaa tienes razón!! Me llevo el azul—delicadamente regreso el anillo al vendedor, y se puso el otro. Ciel se apresuro a pagar el regalo de su prometida, antes de que ambos se fueran de la tienda.

--dios soy tan feliz—dijo ella, tomado el brazo del Phantomhive. Este ni se inmuto por la muestra de cariño, ya que sus pensamientos ahora estaban sumergidos en otra cosa.

¿Qué demonios le pasaba? ¿Por qué desde la mañana que se sentía algo intranquilo?

Lo reflexiono un rato, y se dio cuenta que todo eso había empezado después de la “discusión” que había tenido con su mayordomo.

 “El muy cabron se ha de estar metiendo en mi cabeza…” pensó “yo nunca había pensando en esas cosas, de seguro es eso, y seguramente también por lo mismo me dijo lo de esta mañana… solo quiere molestarme más de lo usual…”

 

Don't ask too much, just say

'Cause this is just a game.

 

--después de todo los demonios son así—dijo en voz alta, confundiendo a la rubia.

--¿Qué dices Ciel?

--¿Qué? ¡Ah! Nada, nada, solo pensé en voz alta.

*********************************************************************************************

Hacía mucho que había oscurecido, remplazando al radiante Sol la misteriosa Luna. Ahora el joven Phantomhive se encontraba en su cuarto, ya casi listo para dormir.

--¿se divirtió Joven amo?—pregunto su sirviente, abrochando los primeros botones de su pijama. El chico encarno una ceja.

--¿estás jugando verdad?

--no realmente—respondió sonriendo.

--idiota—murmuro entre dientes el chico, haciendo reír suavemente al adulto. —Si ya terminaste de burlarte déjame dormir ahora—replico molesto el Conde, metiéndose en las sabanas y cubriéndose con ellas hasta la cabeza.

--vi que le compro un anillo a Lady Elizabeth. —comento, sacando una pequeña cajita dorada envuelta en un moño rojo de uno de sus bolsillos.

--no es la gran cosa, es una de sus ñoñerías—dijo, restándole importancia. Ya que el menor se encontraba tapado, no vio que su sirviente ponía la cajita sobre la mesa de noche, justo a un lado de las velas.

--como diga… --Sebastian se alejo de la cama, hasta llegar a la salida—si necesita algo llámeme.

--si…

Dicho eso, abrió la puerta y se retiro. Ciel, al no verse envuelto por la oscuridad, se pregunto qué pasaba.

“Me dejo las velas aquí el muy tonto” se dijo, algo molesto por el “descuido” del pelinegro. Se quito las cobijas de encima, encontrándose con el candelabro en la mesa. Apenas iba a soplar para apagarlo, cuando noto el brillo dorado que despedía la cajita a la luz de las velas.

Se sorprendió, ya que no estaba ahí cuando se acostó. Delicadamente lo tomo, mientras se sentaba sobre el colchón. Lentamente, deshizo el listón que lo envolvía, para ver que tenía dentro. Cuando levanto la tapa, lo primero que vio fue lo que parecía un pedazo de papel.

Como estaba doblado, tuvo primero que desdoblarlo para descubrir que había dentro. Cuando lo hizo, dejo frente a sus ojos una hermosa caligrafía.

 

Al final no me respondió si quería algo, Joven amo, así que espero no le moleste que se lo de. Después de todo, hoy es un día especial.

Sebastian.

P.S Tuve que ir hasta el otro lado por él, pero creo que le gustara.

 

Ciel no pudo asimilar del todo lo que leía, tuvo que hacerlo un par de veces antes de convencerse que, efectivamente era la letra del demonio. Volvió a prestar atención al regalo, viendo que algo estaba envuelto por un pedazo de seda. Cuidadosamente lo retiro, dejando en su mano un anillo con un precioso rubí en forma de rosa.

La piedra parecía ser de fuego liquido, ya que brillaban tal y como lo hacían los ojos gatunos de Sebastian.

“Este si se parece a sus ojos…”

Claro, ya que, como decía la nota, venían directamente del Infierno.

El menor se lo probó, dándose cuenta que solo le quedaba en el dedo anular de la mano izquierda, lo que hizo que se sonrojara levemente.

--es un idiota—susurro avergonzado, dejando todo nuevamente sobre la mesita de noche.

Apago las velas, para luego dejarse arrastrar por la inconsciencia.

*************************************************************************************

El Sol hirió sus parpados, ya que este entro de golpe dentro de su cuarto.

--buenos días Joven amo—saludo Sebastian, terminando de descorrer las cortinas. Recibió un mufido como respuesta.

--es temprano…

--mas bien es tarde, le deje dormir 5 minutos mas—respondió el demonio, dirigiéndose al armario y sacando ropa para su amo. Ciel lentamente se incorporo, antes de sentarse en el borde de la cama. En ese momento, vio nuevamente el precioso anillo, junto a la nota que había recibido el día de ayer. El azabache, con la ropa en la mano, se acerco hasta su amo, empezando a desvestirlo.

No se dirigieron la palabra durante esos minutos, y ya cuando el menor quedo vestido, quien hablo fue el mayordomo, pero solo para decirle sus actividades de ese día.

--y vendrá su tutor de matemáticas a…

--Sebastian—interrumpió abruptamente el chico.

--¿sucede algo Joven amo?

--yo… --volteo a ver hacia otro lado, para que no viera un leve rojo en su cara. – No era necesario el regalo… --susurro. Sebastian le miro con algo de diversión y ternura mezclados.

--soy el mayordomo de los Phantomhive, es mi deber regalarle algo al líder de la familia—respondió, inclinándose sobre una de sus rodillas y poniendo su mano sobre el pecho. El muchacho ya se esperaba una respuesta parecida…

--aun así… gracias.

--es un placer—dijo sonriendo, al mismo tiempo en que se ponía de pie. —el desayuno ya está servido, así que cuando quiera pueda bajar.

--voy en un segundo.

Sebastian asintió, antes de retirarse del cuarto.

Cuando se quedo solo, el Phantomhive volvió a tomar el anillo, observándolo fijamente. Ahora que lo pensaba, las rosas eran el único símbolo de amor que no odiaba, incluso eran sus flores favoritas…

Busco en uno de los cajones una cadena de plata, encontrándola casi a la vista. Metió el anillo dentro, antes de colgárselo y esconderlo dentro de la camisa.

--es un idiota, ni crea que me lo pondré en la mano—dijo para sí mismo, antes de bajar a desayunar.

 

No había amor entre ellos, ni tampoco había cariño. Todo lo que les unía era el deseo de venganza del alma condenada, y la lujuria del demonio que la protegía.

Esos sentimientos puros simplemente no existían dentro de los corazones de los dos, o al menos eso pensaban…

Después de todo, lo que mejor sabían hacer era mentir, y ese hecho que daban por verdadero, no era más que una hermosa mentira que los sostenía.

 

It's a beautiful lie

It's the perfect denial

Such a beautiful lie to believe in

So beautiful, beautiful lie it makes me

Notas finales:

Hare unas pequeñas aclaraciones ^^

Investigue sobre San valentin, y resutla que durante la epoca de ciel, esta celebracion solo se llevaba acabo en America (gracias al internet, se propago por todo el mundo), asi que no era muy conocida por haya (de ahi el hecho de que no quiera celebrarla)

Sobre el final, esta algo confuso pero se los explico:

La mentira, es en realidad que NO estan enamorados, los dos, tanto amo como sirviente se mienten asi mismos con el hecho de que no pueden amar, cuando en realidad, ya estan enamorados del contrario. Por eso es una "hermosa mentira, la perfecta negacion, una hermosa mentira para creer, tan hermosa, tan hermosa que me mantiene" (It's a beautiful lie, It's the perfect denial, Such a beautiful lie to believe in, So beautiful, beautiful lie it makes me)

Ya que los hace seguir siendo ser lo que "creen que son"

Espero que les haya gustado!!!!!!! dejen comentarios ^^

P.S le siguo con la super actua!!!!


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