CAPITULO 1: SUEÑOS EN OTRA CAMA.
Por fin era el día, la decoración del jardín era simplemente fabulosa, todas las flores blancas llenando de dulces fragancias el aire, algunos pavorreales albinos paseándose entre las hileras de sillas donde las personas más importantes tanto para ti como para mi esperan tu llegada, ellos esperan tranquilos, mientras yo siento que los nervios me están matando mientras cuento los segundos de pie frente al altar; Ron me pide que me calme, que no era como si me fueras a dejar plantado, había llegado a pensar la posibilidad, pero el que mi mejor amigo y padrino de bodas lo suelte tan a la ligera hace que suene aun mas real de lo que mi mente puede soportar.
La guerra había terminado hace apenas un par de meses y se había llevado con ella a demasiadas personas y las perdidas aun se sentían demasiado recientes, tal vez esa fuera la razón por la que todos se sorprendieron cuando anunciamos la noticia de la boda, porque fue la noticia de la boda en sí lo que los sorprendió, supongo que era bastante obvia la atracción que existía entre nosotros, aun cuando intentamos negar y en su momento ocultar lo nuestro, he llegado a pensar que ellos descubrieron lo que pasaba entre nosotros incluso antes que nosotros mismos. Nos pidieron paciencia, que lo meditáramos con calma…. Yo no necesite meditarlo, desde el principio sabía que mi lugar estaba a tu lado.
Estaba tan perdido en mis pensamientos que no fue hasta que la mano de Ron se poso sobre mi hombro que me di cuenta que la música preparada para tu entrada había comenzado a sonar, todas las miradas se dirigieron a la puerta de la mansión mientras estas se abrían lentamente, me pareció una eternidad el tiempo que tomo para abrirse por completo. Y entonces te vi.
De la mano de tu padre te acercabas, vestido con un hermoso traje blanco, tu cabello un poco más largo de cómo lo llevabas en la escuela y libre de gomina caía libremente sobre tus hombros, pero era tu rostro lo que me dejo embelesado, tus rasgos finos y delicados que si bien dejaron hace tiempo de ser los de un niño no son las duras y angulosas líneas que tu padre posee, son suaves y hermosas, tu respingada nariz, tus rosados labios a los que soy adicto, y tus ojos, Merlín tus ojos, grises como no hay otros en el mundo, antes tan fríos como el acero ahora se muestran cálidos y resplandecientes, tan llenos de luz, tan hermosos y tan míos, porque es a mí a quien miran, son para mí esas miradas cálidas y llenas de amor, esas sonrisas suaves y encantadoras.
No podía dejar de mirarte mientras caminabas hasta el altar, un último beso de tu padre y coloco tu mano sobre la mía. Alargue mi mano y acaricie tu rostro, no podía creer que fueras real que nada de esto fuera real; Draco Malfoy, mi enemigo jurado de la infancia, mi aliado y amigo en el preludio de la guerra, mi amor secreto durante el tiempo que la guerra nos separo y por fin mi amante cuando todo había terminado; mi amado Draco, aquí a mi lado, frente a todos nuestros seres amados, en nuestra boda.
Durante la ceremonia apenas y logro entender lo que el sacerdote está diciendo, no le estoy prestando atención, lo único para lo que hay lugar en mi mente es para tu figura a mi lado, cada movimiento, cada palabra que brota de tus labios, cada gesto. En el momento de los votos me acerco a ti y tomo tu rostro con mi mano, con delicadeza porque eres para mí lo más preciado en el mundo, mientras que con la otra rodeo suavemente tu cintura; pronuncio mis votos en voz alta, aun cuando preferiría susurrártelos al oído, yo mismo los escribí, quería poder ser capaz de hacerte entender todo lo que siento por ti, pero falle atrozmente, porque al tenerte frente a mí, me doy cuenta que lo que siento no puede ser expresado por simples palabras.
Pronuncias tus votos y el sacerdote continua con la ceremonia, cuando esta por fin termina llega el momento de besarte, desde que te vi llegar desee tenerte entre mis brazos y besarte hasta quedarnos sin aliento, pero cuando por fin llega el momento es un suave roce, tan dulce y tan puro como solo un sentimiento tan grande como el amor puede lograr. Nos separamos lentamente y alcanzo a ver tus ojos cerrados, comienzas a abrirlos y la luz ilumina todo el lugar.
Abro los ojos despertando de tan hermoso sueño, por un momento no sé donde me encuentro, pero pasados unos momentos el olor a sexo y el cuerpo a mi lado sobre las sabanas desordenadas de la cama me hacen recordar y las imágenes de la noche pasada vienen a mi mente. El reloj de la pared marca casi las dos de la madrugada, salgo de la cama y entro al baño casi corriendo, una rápida ducha con agua fría, un hechizo para desarrugar un poco mi ropa y estoy listo para desaparecer de ahí.
Por fin llego a casa, o al menos ya estoy frente a ella. Aparecerme dentro causaría mucho ruido, y ni pensar en usar la chimenea, así que prefiero entrar a lo muggle por la puerta principal. Deslizo la llave con el mayor cuidado posible, abro la puerta intentando no hacer ruido, camino y subo las escaleras hasta llegar a la habitación casi de puntillas. Entro y comienzo a quitarme la ropa con cuidado de no despertar al ángel rubio que duerme entre las suaves sabanas perfumadas de la cama.
Me acuesto a tu lado y cubro mi cuerpo con las sabanas, la noche es fresca y la cama se siente cálida gracias a la presencia de tu cuerpo. Apoyo mi cabeza en la almohada y el olor a lavanda de mi amado llega muy suave a mi nariz, poco a poco mi cuerpo se relaja y el sueño va ganando terreno. Giro mi cuerpo hacia donde yaces dormido, tu dulce rostro refleja paz, acaricio tus labios con uno de mis dedos, los mismos que hace apenas unas horas acariciaron el cuerpo de otro, y beso tu frente con los mismos labios que devoraron a besos a alguien que no eras tú hace no mucho.
Al pensar esto en mi pecho comienza a sentirse una extraña pesadez, es casi dolorosa; por la mañana tendré que verte a la cara y mentirte como lo he venido haciendo durante ya algunos meses, pero sé que me creerás por que me amas, y por qué se que en el fondo sabes que yo también te amo. La pesadez de mi pecho no quiere dejarme, pero me acerco aun mas a tu cuerpo y te rodeo con mis brazos, tu aun dormido de acomodas contra mi pecho mientras yo hundo mi nariz en tu cabello relajándome con su suave perfume y con el calor de tu cuerpo contra el mío.
Mañana será otro día, tendré que verme cara a cara con las consecuencias de mis actos, pero esta noche, contigo entre mis brazos, estoy en casa.