Misaki Takahashi, que vivía con Usami Akihiko, escritor de renombre, quien por cierto aun dormía después de la apasionada noche que habían pasado. Terminaba de preparar el desayuno cuando escucho el timbrar de la puerta rápidamente se dirigió al intercomunicador donde miro a un mensajero. Después de recibirlo y darle una propina coloco el paquete en la mesita que había frente a la sala, era un envió de la editorial. Usagi-san ya le había comentado que su nueva novela BL, aquellas para las que siempre lo utilizaba como protagonista, acaba de salir y que llegaría la muestra, como pasaba cada mes.
El desayuno estaba listo, pero el ojivioleta aun no se levantaba. El castaño quiso ir a despertarlo pero si lo hacía corría el riesgo de no salir de la habitación en mínimo una hora. Sin nada que hacer, tomo asiento frente al paquete, tenía un poco de curiosidad acerca de las nuevas perversiones que a su casero se le había ocurrido hacerle y dado que el mayor no daba señales de vida decidió inspeccionar un poco. Desenvolvió sin mucho cuidado el paquete y aprecio la portada. De momento se quedo un tanto perplejo ya que era usual que los personajes principales salieran en la portada, y el dibujo de esos personajes siempre solían ser Akihiko y él mismo. Pero ahora el personaje de Akihiko abrazaba a otro. Un muchacho que no aparentaba más de 18 con el cabello largo hasta los hombros, pelirojo, quien veía de manera amorosa a Akihiko. ¿Por qué otro estaba ocupando su lugar? ¿Quién era? ¿De dónde había salido? Sintió una sensación extraña en su interior, una que reconocía. Un momento. ¿Estaba celoso? ¿De un personaje de manga?
— NO, NO, NO, NO, NO Y NO —gritaba histérico el menor— ¿Yo celoso? ¿Por Usagi-san? No para nada. Yo soy un chico normal de 21 años. Por supuesto que no estoy celoso, es sólo que tengo mucha hambre y el hambre me hace pensar en tonterías. El menor estaba dispuesto a seguir con su monologo de no haber sido por que su casero venia escaleras a bajo con su inseparable Suzuki-san. Dejo el escrito en su lugar y saludo al mayor.
— ¡Buenos días Usagi-san!
— Buenos días Misaki! —Saludo sonriente el mayor aunque fijándose en el paquete que estaba a un lado del castaño— ¡Ah! ya llego —restándole importancia.
— Si, vamos a desayunar
La mañana pasó sin mayores contratiempos, alguno que otro comentario por parte del mayor acerca del desempeño de su pareja lo que saco de sus cabales al castaño pero todo había estado normal. Una vez que terminaron el mayor alego tener que ir a terminar con uno de sus escritos ya que era día de entrega y no quería tener a la gritona de Aikawa más tiempo del necesario. Misaki se despidió no sin antes hacer la colada y a punto de salir rumbo a la universidad el manga BL volvió a llamar su atención, con movimientos gatunos se acerco a la mesa y tomo el ejemplar metiéndolo rápidamente a su mochila.
Misaki estaba muy interesado en saber por qué aquel repentino cambio en los personajes de la novela. Estaba claro que se comportaba de manera infantil pero no podía evitarlo. No le tomo mucho llegar a su lugar de estudio, se encamino rápidamente a su salón y siendo cuidadoso de que nadie lo observara y escondido detrás de otro libro comenzó con la lectura abriendo el escrito a la mitad:
— Akihiko sonreía ante la sorpresiva declaración de su amado. No dio una respuesta verbal, se acerco a Tomoya y sin darle tiempo de reaccionar lo beso primero dulcemente pero después de manera apasionada. Sentía al otro totalmente entregado a él, era tal y como había imaginado por tanto tiempo.
— Akihiko-sempai —dijo el pelirojo una vez el otro dejo libre sus labios— yo
— Calla, Yo también te amo Tomoya —declaró el mayor, iniciando nuevamente un fogoso beso.
Cerró el manga. Era todo. ¿Ahora si quería saber quién era ese tal Tomoya? Ese con que Usagi-san estaba fantaseando. Ahora que lo recordaba Usagi-san últimamente tenía más reuniones que de costumbre las cuales lo hacían llegar tarde, el mayor sólo marcaba pidiéndole a Misaki que no lo esperara. Ahora que lo pensaba bien, el otro día había escuchado hablar al peliplateado con alguien más y así no era él., porque si no hablaba con Takahiro lo hacía con el profesor Kamijou pero de ahí en fuera Usagi-san no tenía más amistades. Y esa vez estaba seguro de que no era su hermano el de la otra línea y tampoco era el profesor ya que cuando hablaba con él solía hacerle algunas bromas. En aquella ocasión tono era un poco más… cariñoso.
— No, no y no. Estoy loco. Ahora parezco colegiala celosa. Esto no me puede estar pasando. —Pero el propio Misaki no supo de bien a bien si se refería a que no le podía estar pasando el sentirse celoso de un personaje de manga o el que Akihiko le estuviera engañando con alguien más, aunque fuera de pensamiento. — Ya sé, lo única que tengo que hacer es preguntarle a Usagi-san —dijo de repente pero un aura negra lo cubrió— Si, para que se pase toda la tarde burlándose de mí por estar celoso de uno de sus personajes. ¿Pero qué pasaría si fuera cierto? Y yo voy y se lo pregunto. No, no quiero escuchar una respuesta. Mejor me hare como que no sé nada—. La clase comenzó así que el castaño se vio obligado a concentrarse aunque no tuvo mucho éxito, de repente a su mente llegaban imágenes de Usagi-san con ese tal Tomoya y una ira incontenible lo invadía para después ser reemplazada por una depresión que comenzaba a preocupar a los que tenía alrededor. Clase a clase la inseguridad lo invadía, tenía que llegar cuanto antes al departamento que compartía con el escritor y averiguar desde cuando le era infiel, y ya tenía una forma de saber eso.
En cuanto se vio libre de sus odiosas clases, salió como bólido, ni siquiera se detuvo a despedirse de sus compañeros. Entro al departamento y llamo a su casero pero no se encontraba. ¿Por qué diablos no se encontraba? ¿Qué no le dijo en la mañana que tenía un escrito que entregar? Reviso pero no hallo ningún recado. ¿A dónde había ido? Con el camino libre para llevar a cabo su propósito pero angustiado por no saber el paradero real del escritor se encamino al lugar de trabajo del ojilila y se planto frente al librero de donde tomo los ejemplares Boys love que habían llegado en los últimos meses. Reviso portada por portada. Ahora, hasta ahora se enteraba que desde hace tres números “Misaki” había sido sacado del mapa. ¿Cómo había permitido Usagi-san aquello? Más bien, ¿Cómo había podido sacarlo Usagi-san de sus escritos? ¿Quién era Tomoya? ¿Quién? ¿Cuándo lo conoció? ¿Qué le daba a Usagi-san que él no? Comenzó a derramar unas cuantas lágrimas y a gimotear haciéndose mentalmente las preguntas. No quería perder a Usagi-san, no quería.
— Usagi-san —soltaba el menor entre copiosas lágrimas.
— Misaki —escucho nombrar. Ahí frente a él se encontraba el causante de su sufrimiento— ¿Qué te pasa Misaki porque lloras? —pregunto el ojilila alarmado por encontrar al castaño en ese estado pero el otro no le respondía sólo seguía repitiendo su nombre mientras más lagrimas surcaba su rostro.
— No me dejes Usagi-san, no me dejes —rogaba el ojiverde— Te amo —declaro, no apartando sus ojos de la vista del escritor.
— ¿Misaki que tienes? —cuestiono el mayor nuevamente, le hacía feliz la declaración de su niño pero no así el llanto incontrolable que presentaba.
— Te amo Usagi-san, por eso no me dejes
— Misaki, yo no te voy a dejar nunca —declaro de manera tajante para calmarlo— Te amo Misaki.
— Te amo Usagi-san, te amo —dijo el menor entre hipidos antes de quedarse profundamente dormido en brazos del peliplata. Este, no sabía que es lo que le había sucedido a Misaki para actuar así, sólo había salido unos momentos a comprar cigarros. Aunque llamo su atención los tomos de su novela BL que el castaño tenia a sus pies, pero ya después investigaría lo sucedido, por ahora llevaría al menor a la recamara y estaría con él el tiempo necesario para cuidarlo y luego averiguar el motivo de su crisis, lo haría porque lo amaba por sobre todas las cosas.
Fin