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Mercyful Fate por carina_mew12

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Notas del fanfic:

One Piece y sus personajes pertenecen a Eiichiro Oda-sama, este fic no tiene otro propósito más que entretener...

ESTE FANFIC SÓLO LO PUEDEN ENCONTRAR EN AMOR YAOI Y SÓLO POR ESTA CUENTA, si lo leen en otra página o por parte de otro usuario LOS ESTÁN ENGAÑANDO, denuncien, por favor...

Notas del capitulo:

hola a todos de nuevo ^^

antes de empezar, aclaro... este fic ya lo había subido anteriormente, pero lo borré... y ahora que el arrepentimiento no me deja dormir, les traigo esta historia una vez más...

sin nada más por el momento, los dejo con el capi 1, nos vemos abajo:

Mercyful Fate

 

1. La noche de la tragedia

No había ni una sola nube en el firmamento, dejando apreciar la luna y las estrellas, que centellaban cual piedras preciosas en aquella noche. En una de las calles de la ciudad, los empleados el Restaurante Baratie limpiaban y ordenaban todo después de una ardua jornada de trabajo.

La puerta trasera del Baratie se abrió, saliendo de ella un joven alto vestido de traje negro, con rubios cabellos que sólo dejaban ver la mitad derecha de su rostro. Con una mano sostenía una olla con ayuda de trapo, mientras que la otra agitaba una cuchara dentro de la cazuela.

- estúpidos ignorantes- hablaba a solas el joven, acercándose al depósito de basura- la comida jamás debe desperdiciarse- se oyeron varios gatos maullar, y pronto se vio rodeado de felinos- ya voy, ya voy- introdujo la punta de su pie por debajo del contenedor, sacando un viejo recipiente de plástico. Vació el contenido de su olla en él, los gatos se reunieron alrededor del plato, empezando a comer- bueno, al menos así no tengo que tirarlo- sonrió levemente, acariciando a uno de los gatitos.

Puso la olla bajo uno de sus brazos y de la bolsa de su camisa sacó un encendedor y una cajetilla de cigarros con la leyenda King Grund en ella, y de ésta extrajo un cigarrillo. Lo colocó elegantemente entre sus labios y lo encendió, aspirando profundamente antes de expulsar el humo poco a poco. Justo regresaba al restaurante cuando, a lo lejos, escuchó el grito de una mujer.

Se detuvo en seco y miró hacia donde él creyó que había provenido el grito. Estuvo de pie un buen rato, mas al no escuchar nada, siguió su camino, pero el desesperado grito de una chica volvió a escucharse. Como caballero que era, no podía ignorar el grito de ayuda de una bella dama; dejó caer la olla y corrió en la dirección que creía correcta. Conforme se acercaba a su destino comenzó a escuchar varias voces, mas no distinguía muy bien qué decían. Entró a un viejo estacionamiento clausurado, buscando a la chica que seguía pidiendo ayuda; vio a varias personas reunidas frente a un auto muy lujoso, el cual iluminaba parte del estacionamiento con sus luces delanteras.

Frenó sus pasos poco a poco, mirando la escena desde las sombras. Había cuatro sujetos vestidos de blanco con gafas oscuras, rodeando a una hermosa joven, quien yacía arrodillada en el suelo.

- ¡por favor, denme más tiempo!- decía afligida la chica, juntando sus manos en señal de súplica- ¡una semana, sólo una semana más! ¡Prometo que pagaré!

- ya te hemos dado suficiente tiempo- habló uno de los hombres con una misteriosa sonrisa- sabes que Mr. Crocodile no es un hombre paciente, y quiere su dinero de vuelta

- ¡pero aún no tengo suficiente!

- tú firmaste el contrato. Prometiste pagarle a principios de mes, y ya hace 16 días que el plazo terminó. Mr. Crocodile fue muy flexible contigo al darte esas dos semanas de más, ¿y aún así dices que esperemos?- la chica sollozaba desesperada, si tan sólo no se hubiera mezclado con tan peligrosas personas

- conoces las reglas- dijo otro de los sujetos, sacando una pistola de entre sus ropas. Cargó el arma y apuntó a la chica, quien, inevitablemente, gritó por ayuda.

Justo estaba por halar el gatillo cuando vio una sombra dirigiéndose a él. De un rápido movimiento, aquella sombra levantó una de sus piernas y golpeó su mano, obligándole a soltar el arma. Desafiante, el rubio se puso entre la chica y aquellos tipos, mirándolos con desdén.

- una mujer siempre debe ser tratada con delicadeza- habló galante el rubio, apagando su cigarrillo en el suelo con uno de sus pies.

- ¿qui… quién eres tú?- murmuró la chica, mirando a aquel apuesto joven

- tu príncipe- respondió sonriente, dirigiendo su mirada a la chica

- ¡idiota!- exclamó de repente la mujer, sorprendiendo al joven- ¡no debiste haber venido! ¡No tienes idea de con quién te estás metiendo! ¡Vete de aquí!

- será mejor que le hagas caso a la chica- el sujeto que anteriormente apuntaba a la chica levantó su arma del piso y esta vez apuntó al rubio, siendo imitado por los otros tres- ¡ahora lárgate y finge no haber visto nada si no quieres que te llenemos el cuerpo de plomo!

- quiero verlos intentarlo- volvió a sonreír, esta vez de forma mordaz hacia los cuatro tipos. Uno de ellos dio el primer disparo, el cual esquivó el rubio sin mucha dificultad. Aquel disparo fue el detonante para que los otros dispararan, no sólo una, sino varias veces más.

El joven era rápido, pero temía por la seguridad de la chica, así que no podía moverse mucho realmente, poniendo su propio cuerpo como escudo para defenderla. Uno de los disparos rozó su mejilla, dejándole una marca roja que no tardó mucho en sangrar.

- basta de juegos- una voz grave detuvo el tiroteo. La puerta del auto se abrió, y de él descendió un hombre increíblemente grande adornado con cadenas y anillos de oro puro; una gran cicatriz atravesándole la mitad de la cara, un habano encendido en su boca y un enorme abrigo negro cubriéndole la espalda- no hay tiempo para juegos, desháganse de él de una vez

- M… Mr. Crocodile- dijo nervioso uno de los tipos. La chica se alteró, no era posible que ese hombre realmente estuviese ahí- nadie debe verlo, por favor, regrese al auto

- no habría tenido la necesidad de bajar si hicieran bien su trabajo, panda de inútiles

- ¡lo… lo sentimos!- dijeron los cuatro a coro, haciendo una reverencia

- ni hablar- aquel hombre dio un suspiro y sacó su revólver, apuntando al rubio- nadie que haya visto mi rostro tiene el derecho de vivir, muchacho- tiró del gatillo y disparó, pero en vez de que la bala atravesara el pecho del rubio, la bala dio directo en la espalda de la chica, quien se había interpuesto entre el arma y el rubio. El muchacho sostuvo a la moribunda mujer, evitando que cayera al suelo

- huye- susurró la chica al oído del otro- tienes que irte o te matarán

- no me iré sin ti- respondió el rubio, abrazándola- ¿qué clase de hombre sería si dejo a una bella chica herida y con unos tipos como estos?

- eres muy dulce- la joven sonrió débilmente- pero… debes irte… eres el único que puede detener a Crocodile…

- ¿qué?

- eres el único que ha visto su rostro… y si te mantienes con vida, podrías…- mas Crocodile volvió a dispararle a la chica, impidiéndole hablar. Disparó otras cuatro veces más en diferentes partes de su cuerpo, asegurándose de eliminar a aquella mujer. La chica escupió sangre por la boca antes de perecer en brazos del joven.

- ya no te ves tan valiente, muchacho- rió al ver al rubio más pálido que un papel y con la mirada perdida, completamente inmóvil debido al shock en el que se encontraba inmerso- es tu turno- acercó lentamente el cañón al rostro del joven, introduciéndolo en su boca- despídete de este mundo…

Haló el gatillo, pero para fortuna del joven, el arma se había quedado sin municiones. Se escucharon las sirenas de la policía acercándose al lugar. Alterados, los hombres de Crocodile corrieron a un auto que permanecía estacionado junto al de su jefe y lo pusieron en marcha.

- ¡no hay tiempo, Mr. Crocodile! ¡Tenemos que irnos ya!- le advirtió uno de sus hombres, subiendo al auto. Crocodile hizo una mueca de molestia, alejando su arma del rubio y dirigiéndose a su auto

- quiero a ese chico y a cualquier persona cercana a él, muertos, ¿entendido?- ordenó mientras subía al auto. Su acompañante asintió y encendió el vehículo, dejando el estacionamiento junto con el otro auto antes de que la policía llegara…

*****************************

Algunos días después, en el Departamento de Policía de la ciudad de Whiskey Peak…

Un hombre alto y de cabello plateado recorría el lugar, dejando un camino de humo a su paso, pues en su boca no llevaba uno, sino dos puros. Todos los que se topaban con él no hacían más que saludar con una reverencia mientras se apartaban de su camino; su jefe no se veía exactamente de buen humor. Sus pasos retumbaban en el piso, haciendo que muchos detuvieran sus labores sólo para mirarlo.

Aquel sujeto se detuvo frente a una chica peliazul con gafas, mirándola desde arriba, pues la mujer era de talla considerablemente más pequeña que la de él.

- Tashigi- dijo en grave voz, dirigiéndose a la chica- ¿ya tienes el informe?

- por supuesto, Comandante Smoker- corroboró la chica, entregándole a su superior un folder beige. El peliplateado abrió el folder, mirando su contenido- por cierto, Comandante, no debería fumar tanto, y menos dentro del edificio

- ¿en dónde está Roronoa?- preguntó, ignorando el comentario de su subordinada

- seguramente en su oficina durmiendo, como siempre

- sostenme esto- le regresó el sobre y, completamente furioso, siguió caminando.  Tashigi se apresuró en seguir al Comandante, pues sabía que una tormenta estaba a punto de desatarse.

Smoker abrió la puerta de una patada, tumbándola en el proceso. Tal y como había predicho la peliazul, el hombre que buscaba estaba por demás dormido; recargado en su silla, de brazos cruzados sobre su pecho y con los pies sobre el escritorio, totalmente ajeno de lo que sucedía a su alrededor, estaba un joven de cabello de un inusual color verde, cuerpo perfectamente esculpido y con tres pendientes dorados en su oreja izquierda... Una vena saltó en la frente del peliblanco, entró a la habitación, y con otra patada, arrojó al peliverde al piso.

- ¡¿qué crees que haces tomando una siesta en medio del trabajo, maldito vago?!- le gritó furioso el peliplateado; al escucharlo, todos se apartaron lo más posible de aquella oficina

- ¡¡¿y tú quién te crees para patearme así, fumador empedernido?!!- vociferó de igual manera el peliverde, poniéndose de pie y sujetando la empuñadura la espada que siempre llevaba consigo en su haramaki (N/A la faja ^^), dispuesto a pelear si fuese necesario

- ¡¡¡soy tu superior!!! ¡¡Y es por eso que aquí se hace lo que yo diga!! ¡¡Y lo que quiero es que saques tu trasero de aquí y lo pongas a trabajar!!

- ¡¡estoy en mi hora de descanso!!

- ¡¡descansa cuando te mueras, Roronoa Zoro!! ¡¡Y si no quieres que sea yo quien te mande a descansar, trabaja!!

- ¡¡quizá seas el jefe, pero no permito que nadie interrumpa mis siestas!!- estaba por desenfundar la espada cuando Tashigi llegó y les propinó a ambos un golpe en la cabeza

- ¡¡ya basta, los dos!!- gruñó la peliazul. En ese momento nadie sabía quién de los tres daba más miedo, si su jefe, el peliverde o la chica- ¡¡no es momento para estar peleando, tenemos un caso urgente!!

- Tashigi tiene razón- profirió Smoker, ya más calmado y sobándose su cabeza- hay cosas más importantes ahora- extendió su mano hacia la chica, la cual le entregó nuevamente el sobre beige. El peliplateado dejó el sobre en el escritorio, al alcance de su subordinado

- ¿Qué es esto?- Zoro tomó el sobre y lo abrió, revisando su contenido

- tu siguiente trabajo. Necesito que vigiles a este hombre

- ¿Sanji?- hizo un gesto de extrañeza, mirando al rubio en la fotografía del informe- ¿qué hay con este sujeto?

- ¿recuerdas el homicidio de hace unos días?

- ¿cómo olvidarlo? La chica fue asesinada a sangre fría. Seguramente un trabajo de los hombres de Crocodile

- no fueron sus hombres. Fue asesinada por el mismo Crocodile

- ¿cómo lo sabe?- inquirió, claramente sorprendido

- ese hombre llamado Sanji lo vio todo. Llegó ahí queriendo salvar a la chica, pero el desgraciado de Crocodile la mató frente a él, disparándole varias veces mientras la sostenía. Crocodile escapó después de eso…

- ¿entonces él…?

- así es- le interrumpió, adivinando lo que diría- él es el único en esta ciudad, no, en todo el país, que ha visto el rostro de Crocodile, el Rey del Bajo Mundo, y ha vivido para contarlo. Por desgracia, no nos ha dicho más de lo que te he contado

- ¿no han tomado su testimonio?

- lo hemos intentado, pero se rehúsa a hablar

- ¿por qué?

- está asustado- declaró Smoker- el día del incidente lo encontraron en estado de shock; estuvo en el hospital hasta hace unos días.

- ¿y qué tengo que ver aquí?

- ya te lo dije, necesito que lo vigiles. Es el único que nos puede ayudar a dar con el paradero de Crocodile, es el único testigo que tenemos. No hay duda alguna de que Crocodile querrá matarlo, y al controlar a todo el bajo mundo, no le será muy difícil dar con él y eliminarlo

- ¿quieres que sea su guardaespaldas?- dijo el peliverde de mala gana

- llámale como quieras, pero quiero que lo sigas de cerca, y lo más importante, sin que nadie note que lo estás haciendo. No apartes la vista de él ni un solo instante, y sobre todo, no permitas que nadie sospechoso se acerque a él. Si lo asesinan, le perderemos el rastro otra vez a Crocodile, y la ciudad seguirá hecha un caos

- no lo voy a permitir- habló decidido- llevaré a ese desgraciado tras las rejas así tenga que sacrificar mi propia vida

- ten mucho cuidado, Zoro- dijo Tashigi, claramente preocupada- no hagas ninguna de tus locuras- el peliverde simplemente le dedicó una pequeña sonrisa que apenas y había durado un segundo

- ¿a dónde tengo que ir?- inquirió el peliverde

- la dirección del restaurante donde trabaja está en el informe- Zoro hojeó de nueva cuenta el informe- sólo asegúrate de no perderte

- ¿de qué hablas? Yo jamás me pierdo

- eres capaz de perderte dentro de una caja de cartón- dijo burlón, con una ancha sonrisa. El peliverde se sonrojó por un instante, desvió la mirada y se dispuso a salir de su oficina- otra cosa más, Roronoa- el mencionado detuvo sus pasos- no lleves esa cosa contigo- habló señalando la katana

- ¿por qué no?

- si serás idiota- el peliplateado se masajeó la frente- se supone que vas de encubierto, y un hombre paseándose con una katana por la ciudad, sin duda, llama la atención. Además, todos en Whiskey Peak conocen a “Bushido” (N/A espadachín en japonés), el único agente de la policía que usa una katana en lugar de un arma de fuego

- ¿y entonces cómo se supone que lo protegeré sin Wado Ichimonji? (N/A el nombre de la katana)- exclamó molesto

- usarás un arma normal

- olvídalo. Si esa es la única opción, prefiero llevar mis manos desnudas- salió de la oficina y después de la comisaría, dispuesto a cumplir la misión que se le acababa de encomendar…

Continued…

 

Notas finales:

hasta aquí lo dejaré por hoy ^^

espero que me den otra oportunidad para escribirles esta historia, aunq sé que no la merezco...

hasta luego!!

P.D. ¬¬ te estoy vigilando... SI!! A TI!!!


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