La sonrisa es una verdadera fuerza vital, la única capaz de mover lo inconmovible.
Muchas cosas pasaron, muchas cambiaron. Unas mas que otras pero en el fondo todo cambio. Pero esa era una de las cosas que se habían mantenido fijas.
Quizás la que se había mantenido siempre. Pasara lo que pasara y pasase el tiempo que pasase. ¿Al final no se había mantenido por diez años?
Y eso era la sonrisa de Yamamoto. Era difícil echar la vista atrás y recordar un momento en la que no estuviera adornando sus labios. Había visto muchas sonrisas durante esos diez años.
Si lo pensaba bien la recordaba en todos los momentos.
Por eso era algo que siempre había mantenía como seguro. Esa sonrisa. En cada batalla y pelea. Fuera como fuera siempre sabia que estaría ahí. Una sonrisa brillante que siempre le recordaba que a pesar de lo que pasara siempre todo iría bien. Por muy mal que pareciera que todo.
Algo de lo que nunca dudo.
Era reconfortante hacia años, encontrarla después de una batalla especialmente difícil. Cuando sentía que apenas podía soportar ya mas todo eso. Tanto dolor y tantos problemas en los que nunca quiso meterse. ¡Líder de una mafia! Todo parecía una estúpida broma de la que no podía escapar. Había habido épocas realmente difíciles en las que recordaba sentir una mano en el hombro, escuchar las palabras siempre alegres y algún comentario que le arrancaba una risa.
Igual que en los buenos momentos. Siempre, siempre podía escuchar su risa.
Y era una de las cosas que empezó a buscar sin pensarlo. Siempre se giraba a mirar por encima de su nombro para verle sonreír. Se convirtió en una especie de punto al que aferrarse. Que le decía que al final siempre todo iría bien y que superarían cualquier cosa. En parte le daba fuerzas recordándole que quería ver a todos sonreír y ser felices.
Esa sonrisa era lo que siempre tenía seguro.
Por eso ese fue uno de los momentos más difíciles. De estos que te quitan en aliento. Fue casi como que algo demasiado valioso, como si una pequeña figurita de cristal que siempre está ahí, adornando y brillando pero que siempre has pensado que seguiría ahí, se rompiera. Era sentir que fallaba una de esas cosas que le hacían creer en el mundo.
Labios apretados y una mueca forzada que temblaba como si en cualquier momento fuera a caer y perderse. Pero que continuaba ahí aguantando completamente rota. El momento en el que vio temblar esa sonrisa supo que el mundo no podía ir bien.
¿Por qué si Yamamoto no sonreía… quien lo haría?
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