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Amor a la Italiana por dark_sama

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Notas del fanfic:

Hola!!!, vuelvo con este fanfic; se que se preguntaran que paso con el de Uchiha Malvado. 

 

Bueno la escuela y la falta de inspiracion fueron las culpables, pero ahora con la energia renovada, pronto les traere de vuelta ese fic.

 

Espero les guste ya que me inspire en un programa donde salian dos hermanos, sumamente parecidos (ademas italianos y hermosos), que cocinaban y eran unos intrepidos al crear sus recetas.

 

Bueno las notas las pondre al final, para que no haya dudas n_n

 

Disfrutenlo.

Notas del capitulo:

Bueno...

 

Amor prohibido...

 

Hermanos Gemelos...

 

Solo me queda decir:

 

Disfrutenlo 

 

(*) ------> parentesis con numero = aclaraciones al final del fic

() ---> pensamientos de Miguel Angel

Desde que nacimos hemos estado juntos, nunca nos hemos separado, ya que... 

 

Somos gemelos.

 

Descuiden, se que es algo que sorprende pero ya estoy acostumbrado, pero tal vez al escuchar mi relato sepan por lo que hemos pasado.

 

Nosotros nacimos en la vieja Toscana, allá en Italia; nuestros padres eran 2 personas que trabajan de sol a sombra, mi madre era una maestra dedicada a sus alumnos, mientras que mi padre era el administrador de una reconocida empresa.

 

Cuando nosotros llegamos a sus vida, ellos fueron muy gustoso al tenernos en sus vidas, después de todo habían sido bendecidos con nuestra llegada.

 

Desde que recuerdo mi hermano mayor Rafael, siempre había sido una persona fuerte y lleno de valentía, nunca dejaba que nadie lo tratara menos, con esa bella apariencia, donde sus ojos y su cabello eran de un intenso color negro como el de nuestro padre, delgado pero sin dejar su hombría atrás a pesar de ser poca nuestra edade, no se comparaba a mi yo era débil y por ello me molestaban los demás niños, pero sabia que el siempre estaba para mi, mi cabello rojizo con toques oscuros al igual que mi mirada del color de las esmeraldas como la de mi madre, llamaba mucho la atención. Nunca nos separábamos, dormíamos juntos, comíamos juntos, hacíamos la tarea juntos, hasta el gusto por cocinar se volvió no solo nuestro pasatiempo, si no algo a lo sabíamos nos íbamos a dedicar de por vida

 

-Miguel Ángel, tu y tu hermano se que van a ser grandiosos chefs- nos decía nuestra madre, cuando nos veía cocinar; también se que están pensando mi progenitora no fue nada original al ponernos nuestros nombres, ya que eran los de aquellos escultores y pintores, muy reconocidos, pero ella nos dijo que lo hizo por que sentía que seriamos igual que ellos, con un don que le daríamos a la gente alguna imagen llena de gozo con nuestra cocina, como ejemplo.

 

Después de un tiempo cuando llegamos a nuestros 15 años, durante de todo ese tiempo mi hermano decidió mudarse a otra habitación, cuando el dio su noticia no pude evitar sentirme... mal, pero solo pude reprimir mi sentir y ayudarle a trasladar sus cosas a su nueva habitación. Fueron unas noches largas y malas para mi, ya que era época de lluvias y el estruendoso sonido me hacia ocultarme bajos las sabanas; aun que mi hermano llego a ir cuando ya no soportaba mas el sonido, en cuanto se recostó a mi lado, me aferre a su ser, lo sentía tenso a mi lado, pero no deseaba separarme de el, por lo que mis brazos rodearon su cuello y le susurre un gracias; bueno esas acciones y pequeños detalles de el me hacían sentir una cálida sensación en mi pecho, aun que no sabia bien que eran esas emociones confusas, hasta una tarde de verano en que me di cuenta.

 

Mi hermano nos transportaba en una moto sencilla, regalo de nuestros padres por haber entrado a la escuela superior (o preparatoria no se como le llamen ustedes, pero yo me acostumbre de esta manera por mi madre), lo esperaba en ella, ya que ese día le tocaba manejar; desesperado por ir a probar una nueva receta que había encontrado en la biblioteca, me fui a buscarlo. Pero...

 

Tal cual fue mi sorpresa de encontrarlo con una chica, ella le entregaba una carta, con sus mejillas teñidas de carmín, estaba sorprendido ya que mi hermano, extendía su mano, para recibir el escrito. Sentía que mi corazón se hacia trizas, cual cristal, solo que una piedra traicionera que patee por error al moverme, revelo mi estadía en el lugar, mientras lagrimas traicioneras surcaban mi rostro. Mi hermano me miro con ojos muy abiertos, al cruzar nuestras miradas, eche a correr hacia la salida del recinto estudiantil, podía oír sus pasos tras de mi; no quería detenerme, pero el era mas ágil que yo, logrando alcanzarme.

 

-¿Qué es lo que te sucede?- me pregunto mientras tomaba mis muñecas entre sus grandes manos -dimelo, no te pienso dejar de molestar hasta que me lo digas- oía mis sollozos, mientras el afianzaba su agarre, pero una ira comenzó a crecer dentro de mi, algo que nunca pasaba. 

 

-¿Quieres saber lo que me pasa? - le rugí con fiereza en mi voz, haciendo que de nuevo una cara de sorpresa, invadiera sus bellas facciones, siempre había admirado lo diferente que éramos, su belleza oscura, era distinta, me atraía con poder -que pensé que íbamos a estar juntos, que nunca nos íbamos a separar pero... Tu- me solté de su agarre en cuanto estuvo distraído, señalándolo -no vas a cumplir tu promesa, aun que yo te ame tanto- salieron esas palabras de mi boca, tapando mi boca al instante, no supe en que momento pude sentirme rodeado de sus brazos.

 

-no deseo separarme de tu lado, solo que pensé...- sentía su respiración suave e intranquila en mi cabello -que estaba mal sentirme así, que mis sentimientos eran enfermizos por ti- tomo mi rostro entre sus manos, estaba sonrojado podía sentir el calor de esa parte de mi cuerpo por su agarre , sus ojos mostraban alivio y regocijo, de la nada recordé que estábamos en la escuela aun y la gente nos miraba. 

 

-¿Podríamos ir a otro lado? Ya sabes... Para terminar de hablar- pedí, mientras el con una sonrisa me dirigía, hacia la moto, fue el viaje mas corto que había tenido en mi vida. Sentía que mi cabeza y mi pecho bombeaban con fuerza; sentía que podía sacar mi corazón tan latente por mi boca.

 

Al llegar y dirigirnos a su pieza, sus labios tomaron los míos, el siempre a estado a mi lado, ahora sabia que mas que nunca que eso se cumpliría, no quería que nadie mas recibiera esos besos que me daba y sobre todo a el.

 

Cuando recordé ya estaba en la cama, sintiendo sus caricias sobre mi, sus dedos jugueteando con mis pezones sobre la ropa, me sentí abrumado por todo ese calor. Con decisión, participe en el acto que íbamos a profanar un pecado al amarnos de esta manera, aun que fuera prohibido, deseaba hacerlo, mis manos al igual que las suyas, quitaron toda ropa que había en nuestro alcance.

 

Bien lo admito, no solo sentía amor en ese momento, si no morbo ya que compartíamos muchas características, solo que su cuerpo había adquirido una musculatura mas... varonil, al igual que sus facciones, el podía ser considerado un Adonis a comparación de mi delgadez inevitable y mi poca musculatura.

 

Sus besos comenzaron a llenarme, sus lamidas, sus mordidas traviesas, con las que el reía, me hacías sentir extasiado, hasta que llego a órgano, palpitante, empezando a darle una atención que me hacia gemir y jadear, ya que ese tipo de cosas como masturbarme, solo las había hecho muy raras veces;  el subía y bajaba sin ningún pudor, moviéndose lento y de vez en cuando aumentaba su velocidad, hasta que llegue a mi punto en que no podía mas, explotando en un orgasmo increíble, que aun ahora lo recordaba, ya que había sido tan intensa que no tenía palabras para describirlo.

 

El regreso a mi, para compartir en un beso mi sabor, distrayendo mi mente, mientras me preparaba para la siguiente face. 

 

-tengo miedo- confesé avergonzado, le temía al dolor.

 

-no debes, tratare de hacerlo, lo mas despacio posible- trato de tranquilizarme, para poder continuar.

 

La introducción de sus dedos, fue rara, pero al tenerlos un tiempo dentro de mi, comencé a sentirme aun mejor, no quería que parara,  hasta que de un momento a otro sin que lo notara, esos dedos fueron remplazados por su miembro, latente y mas vigoroso que el mío.

 

-se que.. suena extraño que lo diga ahora pero, te amo- fue tanta mi sorpresa, que uso ese momento para entrar de una estocada en mi interior, haciéndome gritar y retorcer mi cuerpo por el dolor, el estaba sobre mi, respirando pausadamente y sudando por el esfuerzo; abrió sus ojos para ver mis lagrimas y descender hasta lamerlas, intentando borrar su rastro, mis manos subieron a su cuello y el tomo mis caderas, para yo sentarme en el, ya que en todo ese momento nuestros cuerpos habían estado uno sobre el otro.

 

Lo sentía profundo en mi interior -eres un bruto- mi voz fue suave pero con un tono regañón, mientras el solo me sonreía y sus manos ayudaban a dirigirme -pero así te amo- su abrazo aprisionaba ambos cuerpos, fue una unión simple y llena de amor al igual que el deseo, el éxtasis se podía  cortar de lo intenso que era, movimientos acompasados y fricciones, hicieron que el aumentara la ayuda que le brindaba a mis caderas a subir y bajar por su miembro, dándome en un punto en mi interior, que logro hacerme olvidar de todo y provoco el orgasmo mutuo, después de haber pegado en ese lugar durante un buen rato, llevándome casi a la locura del placer. 

 

Nuestros padres llegaron entrada la noche mientras veían que de nuevo nos llevábamos bien y cocinábamos juntos, ese día de verano nosotros teníamos 16.

 

Escondidos del mundo disfrutábamos de nuestro amor en casa, pero no sin dejar nuestras actividades para que nadie sospechara. Así pasaron 2 largos años en los que tomamos la decisión mas importante de nuestras vidas.

 

Hicimos nuestro examen para una reconocida escuela de gastronomía en Roma, que afortunadamente logramos pasar, nuestros padres orgullosos de nosotros nos ayudaron a mudarnos ahí, donde toda la gente nos conocía como hermanos, pero dentro de ese departamento, fiel compañero de nuestro amor, éramos novios, amantes y una pareja con todas las de la ley.

 

Cursamos la carrera por los próximos años, mejorando nuestras habilidades ya adquiridas en casa. El me decía que nos quedáramos pero sabia que sin un empleo fijo, no podríamos tener nuestro propio restaurante, además de que nuestros padres no dudarían en ayudarnos. Lo único que le molestaba es que no tendríamos intimidad como siempre, cosa que ahora me hace reír.

 

Regresamos con muchos ánimos, siendo recibidos por todos nuestros amigos y por supuesto nuestros padres; cuando les hablamos de nuestra idea de poner un restaurante juntos y en casa ellos, nos ayudaron gustosos, así que con mucha ayuda reconstruimos nuestro hogar, poniendo el restaurante en una parte externa de la casa y lo volvimos ese lugar tan especial.

 

Aun a pesar de la felicidad que nos daba este acontecimiento, extrañaba el calor de Rafael, era cierto lo que me había dicho, la privacidad se nos termino, solo en las noches podía colarme en su habitación, para poder brindarle algo de placer, al igual que lo hacia conmigo.

 

Ya no soportaba mas, lo necesitaba, mi cuerpo lo deseaba; hasta que un milagroso día mis padres, viendo que de una parte de las ganancias del lugar podían ir a la playa y estar unos días, los 2 solo pudimos ansiar que esa semana que se irían podríamos estar de nuevo juntos.

 

Je,je creo que nunca había deseado tanto algo; después de todo, ya casi había pasado un año desde que estábamos ahí y nada mas contadas veces lo habíamos hecho.

 

Afortunadamente esos días pasaron rápido, en el momento en que ellos partieron con rapidez en el carro, solo pude arrojarme a sus brazos y comenzar a sentir sus caricias recorrer mi cuerpo, ese día no abríamos,  así que nos la pasamos, haciendo el amor.

 

Recorrimos cada rincón de la casa, no teníamos limite en ese momento, queríamos disfrutar de nuestro amor sin ímpetu.

 

Incluso aun en la cocina preparándonos para el día siguiente (ya muy entrada la noche) y  llevar la comida a nuestros comensales, el me brindaba caricias.

 

-vas... A hacer... Que me corte...mmmm aaahhh- hablaba entrecortado, tratando de realizar mi tarea de cortar la verduras, Rafael me torturaba masturbándome  y preparándome para de nuevo introducirse en mi.

 

-ten cuidado y mas vale que quede bien las formas del corte- al estar agachado realizando su tarea y después de esas palabras, recibí una mordida en mi trasero, me hizo soltar un gemido sonoro; la mitad de mi ropa estaba puesta, sentía un poco de la brisa por la parte baja de mi cuerpo.

 

Mientras disfrutaba de sus caricias, se oyó el sonido de la puerta trasera que daba hacia la cocina, ambos respingamos al oír el sonido, pero eso no lo detuvo y mientras yo trataba de disimular, un amigo de nuestros padres con varias cajas de verduras entro a la casa.

 

-Miguel Ángel, ¡Que gusto niño!- exclamo nuestro conocido, mientras yo le daba una sonrisa, no abrí la boca ya que Rafael en ese instante ya me había metido el tercer dígito y lo movía de manera circular -su madre me dijo que les hacia falta estas verduras y les urgían, son el ruibarbo (1), jengibre, papa y maíz-

 

-si...muchas...gracias- solté un suspiro cansino, ya que mi amante me había dejado en paz un momento para yo contestar

 

-¿Estas bien? Tienes toda la cara roja- mi cara de duda y el respingo al sentir que de nueva cuenta se movía y que el otro quería venir a revisarme me hizo suspirar 

 

-si solo estoy cansado- respondí con rapidez -estar cociendo algunas verduras para los experimentos de mi hermano, me tiene así yo creo el calor de las cacerolas-la mano de Rafael comenzó a moverse mas intenso sobre mi miembro, por lo que empece a cortar la verdura, como podía ya que estar en ese momento, me subía la adrenalina y me excitaba mas

 

-jajaja entiendo, bueno me retiro y salúdalo de mi parte- le hice como pude una mueca de agradecimiento y mi mano en señal de despedida.

 

En cuanto se fue, solo pude  soltar el cuchillo, mi hermano se puso detrás de mi, abrazando mi cintura y tomo uno de los pedazos de la verdura -muy bien, están bastante decentes- río en mi oreja, pero una de sus manos se separaron de mi, para ayudar a su miembro a introducirse en mi, sus embestidas eran brutales, pero...

 

Me hacían delirar, sentía que podría tener un orgasmo en cualquier instante, removió las cosas de la fría mesa de acero, donde antes había estado haciendo mi tarea de cortar, para salirse de mi, oyendo nmi quejido en un suspiro, para recostar mi espalda sobre ella y de nuevo unirse a mi en un vaivén, donde mis piernas flexionadas hacían que su penetración fuera intensa, bajo un poco a mi para poderme acercar y besarlo, dándome las ultimas estocadas en ese punto, para que de mi boca un grito brotara de tanto éxtasis y su orgasmo llegara a mi interior.

 

Mientras tratábamos de respirar, sudados y abrazados en la mesa, se oyó el sonido del teléfono haciéndolo rabiar, por lo que salió de mi, causándome un suspiro y fue a contestar.

 

-¿Diga?- espero la respuesta, en eso abrió los ojos con sorpresa - hola papa; si estamos bien, ¿regresan mañana?- al escuchar eso solo pude levantarme con rapidez y su gesto de tristeza se me contagio.

 

Nuestros maravillosos días, se habían ido rápido; ya no podía soportar esta situación, mientras el seguía hablando con nuestro progenitor, solo pude levantarme, ponerme mi ropa y correr a mi cuarto.

 

Me aventé a mi cama, para comenzar a llorar, nuestros sentimientos estaban mal, lo sabia, pero mi amor por el era demasiado intenso, gemidos de dolor salían de mi. 

 

Escuchaba los gritos de Rafael en la puerta y como trataba de abrir.

 

-ábreme Ángel, se que es difícil pero lo que debo decirte es importante- tratando de calmarme un poco, me pare de la cama para abrir y sentir su abrazo -nuestra madre esta mal- sus palabras me hicieron girar y detener mis lagrimas, su rostro de preocupación, me hizo aferrarme a su ser.

 

Ese noche, dormimos abrazados, ya que mañana temprano iríamos al hospital.

 

Llegamos en cuanto a la mujer que nos había dado la vida era pasada a terapia intensiva, nuestro padre llego a abrazarnos diciendo que ella tenía un problema en el corazón y los doctores no le daban esperanzas.

 

Rafael se quedo con el, para yo ir y hablar con ella. 

 

Al entrar casi me derrumbe, al verla rodeada de tubos y aparatos, podía sentir las lagrimas brotar de nuevo, pero me mantuve firme para ir y sentarme a su lado. 

 

-mi niño- ella pronuncio con dificultad, para tomar mi mano, se veía deteriorada por todo ello, pero eso no la hacia perder, esa chispa que ella tenía.

 

-mama- me aferre a su mano junto a mi cara, soltando por fin de mis ojos, mi dolor. 

 

En eso su mano se soltó de mi y acaricio mi rostro -ya se la verdad mi amor- voltee a ver su cara con sorpresa, su mirada era triste y su sonrisa mostraba alegría.

 

-¿A qué te refieres?- pregunte con miedo.

 

-de que ustedes dos se aman- mi boca iba a hablar, pero ella me detuvo con sus dedos -hace unas semanas, lo vi besándote cerca del baño y después pronunciaron con devoción hacia cada uno un te amo, no te voy a mentir que me sorprendí e incluso me desilusione- retire sus dedos, recordando ese día; como no recordarlo,  mi hermano había llegado después de que me bañara y me beso, pero no pude evitar decirle ese sentimiento al igual que el me lo decía a mi.

 

-perdóname mama, fue inevitable, yo me enamore de el y...- de nueva cuenta me callo y me sonrió. 

 

-no tengo por que, ya que nadie de nosotros escoge de quien enamorarse-  retiro mis lagrimas, como lo hacia antes, cuando era niño -al menos se que te quedaras en buenas manos, aun que no tendré nietos- río bajo y tome su mano, ya que sabia que no podría contradecirla, por ambas cosas.

 

En ese instante entro mi padre y mi hermano, me vio, pero solo pude ocultar mis ojos.

 

Pasaron varios días antes de que ella falleciera, hubo una agradable ceremonia por su excelente trabajo que había hecho como profesora. 

 

No le hablaba, sentía que nuestros sentimientos la había matado; pero mi padre un día en que yo me sentía indispuesto, me había llevado de comer ya que no me daba hambre y aun lloraba.

 

Se acomodo a mi lado en la cama, sentándose y puso ante mis ojos una carta -la escribió tu madre antes de morir para ti y escribió una para Rafael e incluso para mi- me levante tomando el sobre entre mis manos para abrazarlo, lo sentía frágil y delgado en mis brazos -ella los amaba con todo su corazón, pero yo se que ella no desearía que ustedes estuvieran peleados- acaricio mi cabeza y me quito de su abrazo -iré unos días al Vaticano y ustedes arreglen sus diferencias por favor- me dejo ahí en mi habitación y me recosté para leer la carta.

 

Querido Migue:

 

Mi niño, mi consentido (reí por esto ya que mi madre solía decirme así cuando me sentía triste), se que mi confesión ha hecho que te separes de Rafa, pero mi amor yo no soy nadie para juzgarte, tu corazón decidió latir por el y me voy tranquila sabiendo que siempre estarán juntos hasta el final.  Se que su padre lo mas seguro es que no les haya explicado, que fue lo que causo mi muerte, pero el es así lo conoces (lagrimas con un pequeño ruido de diversión brotó de mi boca). 

 

Ya estaba enferma, hace un año me habían diagnosticado, pero no pensamos que la enfermedad avanzara tan rápido. Pensábamos decírselos, pero, estábamos viviendo tan felices que nunca me atreví a parar ese sentimiento.

 

Perdóname hijo, se que erre al no decirles nada y ti amo mi amore (2). 

 

Atte.

Tu madre

 

Las lágrimas no paraban de brotar, no quería que mi carta se arrugara por lo que la deje en el buró de noche y me aferre a una almohada. 

 

Se escucho la puerta abrirse, pero no voltee y solo pude ver una sombra mas imponente que la de mi único progenitor.

 

-ya se fue papa al aeropuerto - seguía sin moverme -¿Hasta cuando vas a tenerme sin ti?- me preguntaba dolido -¿Hasta cuando planeas... no volver a amarme?- esa pregunta me descoloco, haciendo que me levantara y lo mirara.

 

Ni siquiera en el funeral de nuestra madre había llorado, pero al ver sus ojos, no pude resistir su mirada y de nueva cuenta baje mi rostro. 

 

-ella lo sabia- se oyó un gemido de sorpresa y sus pasos se acercaban con fuerza hacia mi y tomo mis hombros, apretándome en el acto.

 

-¿Ella que sabia?- pregunto temeroso, podía sentir el peso de su mirada.

 

-sobre lo nuestro- grite al borde de la histeria, mi hermano solo pudo abrir su boca y mirarme con sorpresa, al parecer solo a mi me lo había dicho

 

-¿Cuando te lo dijo y cuando nos vio?- pregunto aun mirándome 

 

-en el hospital y un día que yo iba saliendo de la ducha, nos besamos y nos dijimos que nos amábamos- el solo pudo zafarme y golpear su frente contra su mano y volver a llorar con carcajadas brotando de su boca. 

 

-ahora entiendo todo- suspiro y de su pantalón saco una carta igual a la mía, por lo que empece a leerla, reconociendo la intachable letra de mama y al igual yo le tendí la mía, tal vez era la única manera de poder entender el mensaje de nuestra fallecida madre. 

 

Querido Rafa:

 

Hijo, se que esta es una difícil partida, ya que amo tanto a los hombres de mi familia que...

 

Me duele dejarlos, pero se que te dejo en buenas manos, debes procurar ser feliz y ya que tu corazón tenga a ese ser que vas a amar toda tu vida <no importa si es hombre o mujer> protégelo, brindarle tu amor y tu ser; llénalo con todos tus sentimientos y lucha sobre cualquier obstáculo. 

 

Perdona si no te hable de mi enfermedad, pero se que Migue y tu hablaran de ello.

 

Ti amo

 

Atte. 

Tu madre

 

Ambos al terminar solo pudimos abrazarnos y darnos un casto beso. Me aferro a sus brazos con tanta fuerza que podía sentir como tronaban mis huesos, pero no me queje, ni lo aparte.

 

-perdóname, pensé que...- mis dedos acallaron su disculpa, negué con la cabeza y solté un suspiro suave

 

-descuida, pero dame tiempo para asimilar todo estos, todos estos cambios son muy fuertes- Rafael asintió y me dejo solo en mi habitación llevándose su carta.

 

Durante un mes no abrimos el restaurante, nuestro padre ya veía que nuestro comportamiento había cambiado, ya que de nuevo nos hablábamos (al igual que comenzábamos a besarnos, pero no podía tener relaciones con el, por la pena que me había causado mi comportamiento) , pero el...

 

Estaba triste, nuestra mama, para el había sido el amor de su vida, estuvimos llevándolo al psicólogo y al psiquiatra, ya que se veía deprimido y no parecía que el fuera a salir de ello.

 

Hasta que un día cayo en cama, sin explicación alguna; lo llevamos al hospital, pero los doctores nos dijeron que era poco el tiempo que le quedaba, ya que se estaba muriendo de tristeza, cuidamos de el por casi un mes, hasta que falleció justo en la misma fecha que mi madre, en su primer aniversario luctuoso.

 

Toda las personas a nuestro alrededor amigos, familiares y compañeros de ambos, lamentaban nuestra perdida cuando solo teníamos 26 años de edad; pero al llegar a nuestra casa después de su funeral, ya no sentía que fuera la misma; por lo que ambos decidimos tomar una decisión.

 

Nos mudamos de ahí, dejamos el restaurante, la casa y ese enorme jardín donde habíamos vivido y nos mudamos a Suecia, no sin antes cambiar nuestros apellidos en donde nacimos.

 

¿Sabían que en ese país es valido el matrimonio entre hombres?

 

Pues después de tantos años de relación y de dolor, fue algo que me tomo por sorpresa y justamente en nuestros cumpleaños 30.

 

Ya que no nos habíamos establecido y además de que teníamos un pequeño restaurante (a comparación del que teníamos en Italia) que comenzaba a tener fama y que habíamos puesto gracias a la renta de la casa restaurante.

 

Ese día me sentía raro e incomodo ya que las empleadas de ahí, (que por cierto eran pareja me veían de una manera cómica y extraña), en algún momento Rafael se me acerco por detrás, abrazando de la cintura y tomo mi mano izquierda.

 

Puso una sortija delgada de al parecer oro blanco, en mi dedo, me sentía sorprendido y abrumado, no tenia palabras y gire mi rostro totalmente rojo frente a los clientes a los que le había entregado la comida, por ser una ocasión especial.

 

-¿es un si o un no?- solo salían balbuceos de mi, iba a abrir la boca, pero en lugar de eso, me lance a su cuello para besarlo.

 

Todos nos aplaudieron, llenos de gozo y ese mismo día de nuestro cumpleaños fijamos la fecha.

 

La verdad es que…no se que decirles de nuestra boda que fue al mes de “mi pedida de mano”, fue sencilla, pero llena de jubilo con aquellos que ahora considerábamos nuestra familia, la firma de papeles ambos fuimos vestidos de trajes, el negro y yo blanco (¿Por qué será?) y la recepción fue hecha en nuestro local, con comida preparada por nosotros, al igual que el pastel.

 

Al pasar dos años, desde ese momento, decidimos rentar un vientre de alquiler, si así es, así como lo están leyendo en estos momentos.

 

Nuestro deseo por darle familia a  nuestros padres, nos hizo llevarnos a estudios y buscar una candidata que tuviera una apariencia parecida a la nuestra (que afortunadamente encontramos) e implantamos nuestros espermas y tuvimos gemelos (la verdad es que ese era el propósito, pero no pensamos que fuera a resultar, supongo que la vida nos facilito ese paso).

 

Su nacimiento nos lleno de gozo, ya que ahora comprendía a nuestra madre y sus sentimientos al recibirnos (supimos que nuestro vientre rentado, desapareció, hasta que vimos en las noticias, una tarde que convivíamos en familia, vimos que termino en la cárcel debido a que robo una tienda en compañía de otros.)

Aun ahora pienso, mientras escribo esto ahora ya a mis casi 40 años (tengo 39 ¿ok?), que la vida, nos ha dado la dicha de poder tener esta maravillosa familia.

 

Bueno mis hijos, se llaman Leonardo (el mayor) y Donatello (el menor), ya ahora tienen cada uno 7 años, es curioso la manera en que los podemos distinguir, ya que uno de ellos tiene un lunar en forma de lunita bajo su ojo, ese era mi niño consentido (así como mi madre me nombraba , Donatello era el dueño de esa singular firma debajo de su visión), ellos dos tenían el cabello negro, pero habían heredado mis ojos.

 

Cada año desde que nacieron, los llevábamos a Italia, para que observaran como habían crecido, se los presentamos a nuestros padres. Sabría que ellos estarían totalmente acuerdo a lo que habíamos decidido de nuestras vidas y nos apoyarían, por lo que siempre depositábamos en su tumba unas camelias de color naranja (que eran las favoritas de nuestra madre).

 

La verdad es que se ahora que ellos son mi vida y no los dejaría por nada del mundo.

 

Me separo del teclado, al terminar de escribir esa ultima frase, al escuchar el llorar de uno de mis hijos y como mi esposo corría a socorrer a uno de ellos; la imagen que recibí en ese momento en el que llegue, me hizo sonreir como tonto, ya que mi hijo Leonardo trataba al igual que su padre consolar al mas pequeño.

 

Me acerque a ellos y tendí mis brazos a mi hijo, que se fue gusto a recibir un abrazo de mi parte, sentí que unos labios se posaban en mi frente, para sentir el calor de mi rostro y mirar a Rafael con la misma dulzura que sus ojos me daban.

 

-te amo- sus palabras brotaron, haciendo que sintiera con mas intensidad el calor de mi cara.

 

-yo también te amo- sellamos nuestras palabras con un beso, pero nos despegamos rápido, al sentir como Leonardo quería ser cargado al igual que Donatello y nos dirigimos a la sala, para jugar con ellos.

 

FIN?

Notas finales:

(1) El ruibarbo es una planta cultivada que proviene del sureste de Europa (Ucrania). 

El ruibarbo puede consumirse crudo, directamente o aderezándolo como ensalada y también cocido, en forma de compota, mermelada o como relleno de el pastel de ruibarbo o de empanadas.

También es utilizado en purgantes, en particular para desparasitar.

(2) eso esta en italiano, si no lo saben.

Ti amo mi amore significa Te amo mi amor

 

Espero les haya gustado la verdad, es que le puse un signo en interrogacion, por si le hago algo asi como una OVA, de las perversiones de estos dos o del posible amor de sus hijos.

Mmmm...

No se a ver que se me ocurre 

Cuidense y nos estaremos leyendo!!!

Por favor dejen un review...

Es lo que inspira a mejorar.

Mattane!!!


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