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Bewitched por urumelii

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Notas del capitulo:

Espero les guste, la verdad me quedó un poco raro pero a mi me gustó :D pasen a dejar un review ;D 

Abrió la puerta e inmediatamente sintió las piernas de su novio rodear su cintura, como cada día durante el ultimo año. Sonrió involuntariamente y besó los labios del castaño, quien lo saludaba con una enorme sonrisa.

-llegaste temprano – dijo bajándose del pelinegro - ¿no te saltaste la ultima clase, verdad? – adivinó.

Aoi caminó directo a la sala - ¿no me estuviste espiando, verdad? – dijo sin saber realmente, pero la expresión de Uruha en su rostro le dijo que estaba en lo correcto. El pelinegro soltó una carcajada – deberías dejar de usar tu magia para eso – negó con la cabeza.

Uruha infló los cachetes – yo puedo usar mi magia para lo que yo quiera, y si la quiero usar para cuidarte, lo voy  a hacer – se quejó sentándose a su lado.

-tengo un novio psicópata – siguió burlándose atrapando al castaño por los hombros,  acercándolo a su cuerpo y besando su frente.

-y yo tengo un novio idiota – chasqueó la lengua dejándose hacer y acurrucándose en el pecho del pelinegro - ¿sabes qué día es hoy? – le preguntó con voz inocente.

Por su parte Aoi entró en pánico, no sabía que ese día tenía algo de especial, según él era un día cualquiera. Tampoco era que se fijara mucho en las fechas, al contrario, desde que estaba con Uruha el tiempo era lo que menos importaba, mientras estuvieran juntos lo demás no importaba. Ya habían tenido que luchar contra la eternidad en el pasado, ahora entre menos pensaran en el futuro, el tiempo y todo eso, era mejor. Y ahora aquí estaba su milenario novio preguntando si sabía que día era.

Los minutos que permaneció en silencio fueron mas que suficientes para que el castaño entendiera que Aoi no tenía ni la mas minima idea de que hablaba. Suspiró – increíble que yo teniendo cientos, tal vez miles de años esté mas consciente que tu. Hoy hace un año te rompiste el brazo – explicó como si fuera lo mas normal del mundo.

Enarcó la ceja sin entender, incluso se alejó un poco para ver la expresión de su novio, quien lo miraba expectante por una respuesta – Uru, yo nunca me he roto el brazo – afirmó verdaderamente extrañado.

-¿seguro? – sonrió divertido por la situación, no esperaba que lo recordara, pero verlo completamente confundido era aun mejor.

Aoi asintió enérgicamente, la única vez que pensaba que se había roto el brazo era un adolescente y solo había sido un pequeño esguince. Hace un año no le había pasado nada, hasta que  recordó una vez que se había caído al pisar una botella de vidrio. La botella de Uruha. Por supuesto que no recordaba haberse roto el brazo, Uruha lo había curado - ¿un año? – preguntó sin realmente creerlo.

Uruha asintió con su hermosa sonrisa – así es, hace un año te tropezaste con mi botella y bueno creo que lo que pasó después ya te lo sabes – movió la cabeza hacia los lados.

El pelinegro se mordió el labio – que rápido pasa el tiempo – dijo en un suspiro.

-eso pasa cuando te diviertes – aseguró Uruha.

-¿Qué haremos para celebrar? Honestamente no creo que haya algo que podamos hacer que no hayamos hecho ya – volvió a acercarse al genio – a menos, que tengamos una noche loca de pasión o mejor una semana entera de sólo sexo – se relamió.

-pero eso ya lo hemos hecho – el castaño hizo un puchero – contigo todo es sexo Aoi – se quejó ocultándose en el pecho del mencionado.

-claro que no – se defendió – pero no es mi culpa si te tengo a ti, eres irresistible – hundió su nariz en el cabello castaño de Uruha – te sientes tan bien – su voz fue bajando de volumen – desde la primera vez te sentiste tan bien – musitó cerrando los ojos.

El antiguo genio se ofendió y empujó a Aoi de repente, despertándolo de su ensoñación  - claro, como no me voy a sentir así, si prácticamente te aprovechaste de mi – cruzó los brazos.

-¿yo? Si de todas maneras me traías ganas – afirmó divertido. – claro que no lo sabías. Además tu me hiciste sufrir, mira que no saber como se tenía sexo ¿tienes una idea de cómo me sentí? – de repente abrió mucho los ojos – como si me estuviera aprovechando – dijo en silencio.

Uruha soltó una carcajada - ¿lo ves? Además no puedes ni imaginar lo asustado que estaba – infló las mejillas – mira que no estás nada chiquito – negó poniendo coquetamente la mano sobre el pantalón de Aoi – deberíamos intentarlo al revés a ver si no te asustas – dijo con seriedad.

-no, no, no, aquí el único que se va a asustar por el tamaño serás tu – le dio un beso en la mejilla.

El castaño entrecerró los ojos y sonrió maléficamente – de acuerdo, no cambiaremos lugar, pero eso no significa que no te pueda asustar – dijo triunfante.

-honestamente Uru, no hay nada que tu puedas hacer para asustarme en la cama – sonrió y besó a su novio.

-x-

Tuvieron una tarde de locos, fueron a cenar, al cine, a ver fuegos artificiales e incluso de compras. No en ese necesario orden.  Aoi terminó recostado sobre la cama exhausto, sin mencionar que él había ido a la universidad y se había levantado mucho mas temprano que Uruha, además que al día siguiente también debía asistir a clases.

El castaño no le reclamó nada, al contrario, cuando llegaron le preparó a su novio un baño y un té, para que descansara mejor. Tal como lo había previsto, Aoi se durmió casi al instante. A pesar de que Uruha ya era mortal, su energía era mucho mayor que la de Aoi, gracias a su magia.

Por su parte Uruha pasó algunas horas viendo la televisión, puesto que no había nada de cansancio en su cuerpo. Al poco rato se aburrió y buscó algo que limpiar o que cocinar, la verdad  era que estaba un poco hiperactivo. Consideró seriamente el salir a pasear a algún lugar, después de todo a pesar de la hora, él no tenía ningún problema.

Caminó por el pasillo dispuesto a dirigirse al baño para revisar el estado de su cabello, cuando pasó por la puerta del cuarto que compartía con Aoi, quien para su sorpresa estaba incluso roncando por lo profundamente dormido que se encontraba.

Permaneció parado junto a la puerta escuchando los ruidos que su novio hacía, riendo un poco por lo alto que llegaba a sonar. Abrió la puerta, con cuidado de no hacer mucho ruido, aunque realmente dudaba despertarlo, pero no estaba de mas.

En definitiva, todo lo que Aoi tenía de sexy se le quitaba cuando dormía, todo aquel “glamour” que el pelinegro procuraba conservar se iba por la manera tan descuidada en la que se acostaba. Boca arriba con las cobijas tiradas en el piso, completamente abierto de piernas y brazos; generalmente no dormía así pero cuando Uruha no estaba en la cama con él, parecía que su cuerpo se liberaba por completo, algo que le llamaba mucho la atención al antiguo genio. Varias veces le dijo a su novio que agrandaran la cama para su propia comodidad pero Aoi se había negado infinidad de veces.

Lo observó mientras dormía y de pronto tuvo una magnifica idea, claro que nunca sería capaz de violar a su novio o hacer cosas que no le parecieran y estaba muy consciente que Aoi tenía su orgullo de macho muy por delante de todo. Pero eso no significaba que no se pudiera divertir un poco con el pelinegro.

Se subió en la cama sentándose sobre la cintura del pelinegro, por supuesto que el otro ni se inmutó ante la presencia. Uruha le repartió besos por el cuello a su dormido novio, le parecía entretenido que no reaccionara, por lo que comenzó a mover la cadera de arriba hacia abajo para ver si despertara. Sin embargo fue algo mas lo que despertó en lugar de Aoi; el castaño soltó una risita, jamás se imaginó que eso pudiera pasar.

Aoi entonces se movió, tratando de quitar la molestia que sentía sobre su cuello, no lo dejaba dormir; se movió mas no despertó. Lo que provocó que Uruha continuara con su labor. No podía evitar que su miembro despertara también al frotarse contra el pelinegro. Aoi debía despertar o él mismo haría lo que se viniese en gana hasta estar satisfecho.

Uruha se agachó una vez mas a besar a su novio, pero en el momento sintió como sus muñecas eran apresadas por las de Aoi. Al parecer había despertado de golpe y su primera reacción había sido esa.

-¿Qué tratabas de hacer? – dijo el pelinegro con voz adormilada.

El castaño sonrió – usar la magia para mi placer propio – le contestó en el oído.

Una sensación extraña invadió a Aoi, no sentía nada debajo de él y el frío invadió su cuerpo. Sus ojos se abrieron por completo y la ensoñación desapareció al darse cuenta que flotaba en el aire, aun con Uruha encima de él.

-¿¡Qué demonios!? – preguntó entrando en pánico. Sólo había nubes debajo de él, no podía ver la tierra y sobre de él únicamente estaban las estrellas – Uruha ¿Qué está pasando? – estaba asustado para que negarlo. Y la sonrisita psicópata del ser mágico no lo estaba ayudando.

-¿confías en mi? – le susurró en el oído.

-siempre – respondió sin ninguna duda.

Uruha le quitó la camiseta con la que dormía. Aoi se dio cuenta que básicamente estaban recostados sobre una nube, sentía una extraña sensación del cumulo rozando su piel que cada vez se encontraba mas desnuda.  Alguna vez pensó en hacer el amor al aire libre, pero era mas que obvio que esto jamás se le habría ocurrido.

Notó que su miembro estaba despierto y se movió un poco al sentir al castaño volver a rozar contra él. No pudo evitar soltar un pequeño gemido, Uruha y sus movimientos estaban logrando que olvidara el extraño ambiente en el que se encontraba. Sintiéndose un poco mas valiente logró cambiar las posiciones de ambos, dándose cuenta que no pasaba nada. No caerían de la nube, ni algo parecido.

-¿estás loco, lo sabías? – pronunció Aoi sacando la camisa del castaño y besándolo con intensidad. Algunas ráfagas se colaban de repente, logrando causarle escalofríos por toda su espalda. Era mas que obvio que la magia de Uruha no sólo los mantenía en el aire, sino los protegía del frío, la presión y todas aquellas cosas que hacían que fuera imposible para las personas normales estar como ellos. Sin dudar una experiencia única. Al final decidió dejarse llevar.

Aoi le sonrió a su castaño una vez que el beso terminó, acariciando su cintura con delicadeza. Deslizó su mano desde el estomago hasta apresar uno de sus pezones, apretándolo con un poco de fuerza, la suficiente para provocar placer en el antiguo genio.

Mordió su cuello mientras la nube en la que parecían estar recostados se disolvía entre sus cuerpos, era como tocar el vapor y acariciar tu cuerpo con este. Recorrió con la lengua el pezón faltante, haciendo a Uruha temblar por las ráfagas de intenso frío que se escapaban a su magia.

-podemos hacer llover – sonrió el castaño levantándose un poco y dirigiendo sus manos al pantalón deportivo que vestía Aoi, bajándolo sin ningún cuidado – ya sabes, presionando a las nubes -  rió al ver la confusión del pelinegro. Resolvió besarlo, mientras pasaba con ligereza la mano sobre su miembro, aun sintiendo  la tela del bóxer sobre de este.

Volvieron a unir sus labios, los dos recostados sobre las nubes que se disolvían y se formaban repetidas veces debajo de ellos. Las manos de Aoi recorrían con gracia el cuerpo de su amado castaño, ese cuerpo que era suyo y nada mas.

Se había memorizado todos aquellos lugares especiales que hacían a Uruha temblar, desde el hueso de su cadera hasta la parte interna de su muslo, el izquierdo mas sensible que el derecho. La parte trasera de su oreja y su columna vertebral. Después de un año, el castaño también había aprendido lo suyo, cosas que hacía que volvían loco al pelinegro.

-¿te acuerdas cuando no sabía hacer esto? – Uruha tenía el miembro de Aoi en la mano y en cuanto terminó de  hablar rodeó la punta con su lengua. El pelinegro inconscientemente apretó las nubes debajo de él, las cuales se disolvieron entre sus dedos. Gimió en el instante que el castaño se llevo todo su miembro a la boca, levantó la cadera para hacer el contacto mas profundo. Era extraño no tener un soporte real debajo de él, pensó que la sensación debía ser parecida a esar en una cama de agua o tal vez en una alberca flotando.

El antiguo genio jugueteaba con su miembro mientras atendía a Aoi, dentro de su boca sintió como el pelinegro estaba a punto de llegar al final; sin embargo con rapidez cerró la mano alrededor de la base de su miembro impidiéndole descargarse.

Aoi lo miró incrédulo -¿Qué haces? – preguntó sin poder creer lo que veía.

-todavía no – fue la respuesta – no seas nena, después de todo, tu me hiciste lo mismo – Aoi sintió que su orgasmo se esfumaba en manos de Uruha, pero no por eso su erección.

-ni toda la magia del mundo te salvara de lo que te espera – le dijo Aoi en tono seductor volteando  a Uruha con fuerza, mas no demasiada, boca abajo.

Al chocar contra su cara, la nube lo empapó como un sauna frío. Una sensación contradictoria al dedo de Aoi que masajeaba su entrada, cerró los puños lastimándose un poco, pues esperaba agarrar algo solido y no vaporoso.

-no debería prepararte ¿sabes? – pronunció Aoi cuando dos de sus dedos entraban y salían de Uruha causándole gemidos incontrolables. No lo hacía con suavidad, al contrario, todo el cuerpo del castaño se removía a causa de los suministros de su novio. La nube debajo de él se movía también o al menos eso parecía.

Vio ambas manos de Aoi recargarse a su lado y sintió la punta del miembro del pelinegro en su entrada. Sin mucho preámbulo lo embistió de una sola, robándole un gemido al pelinegro y un suspiro al castaño. Bajo la amenaza de Aoi las embestidas fueran fuertes y directas, moviéndose un poco para encontrar el punto exacto, algo que no tardó mucho.

Uruha se sintió desfallecer y metió la cara directo en la nube que con el movimiento soltaba las gotitas de lluvia que contenía, sin embargo el placer que sentía gracias a Aoi lo distrajeron de su pensamiento y de la visión. Todas las nubes debajo de ellos comenzaron a tener una especie de reacción en cadenas, pues de todas comenzaron a caer las gotas de lluvia.

-nnngggghhh…. Te dije que íbamos a hacer llover – ellos sólo estaban mojados por su sudor pues estaban por arriba de la lluvia. Cada vez que un rayo se producía cerca de ellos, les manda una especie de temblor que hacía que lo que estaban sintiendo fuera tres veces mas fuerte – no voy a aguantar mas – dijo al final. Sintió la cabeza de Aoi negar en su espalda.

En el momento en que un rayo cayó sobre la tierra, el sonido del trueno provocó el orgasmo de ambos, casi al mismo tiempo. La esencia de Uruha cayó a través de las nubes mezclándose con la lluvia.  Aoi se desplomó sobre Uruha contemplando el espectáculo debajo de ellos, la lluvia se había intensificado, como lo habían hecho sus gemidos, pero al contrario de ellos, la lluvia no cesaba.

-mira lo que hiciste – pronunció el pelinegro recuperando el aliento y refiriéndose a la lluvia.

Uruha rió suavemente – fuiste tú amo – contestó con un ronroneo.

Aoi alzó una ceja – hace mucho que no me llamabas así – al principio se había sentido incomodo cada vez que su genio lo llamaba así, ahora era algo nostálgico.

-me dieron ganas – movió la cabeza juguetonamente.

-debo admitir que esto es genial, jamás me imaginé…bueno….wow – silbó.

-hay muchas cosas que aun te puedo enseñar, porque después de todo soy más grande que tu por unos cuantos miles de años – jugueteó.

El pelinegro asintió aun mirando con entretenimiento la lluvia – tal vez, pero yo he sido tu primera vez, tu primer y único amor – dijo satisfecho.

Uruha asintió – la persona que me enseñó que la magia si existe – sonrió besando su mejilla y mirando hacia abajo.

Los dos observando la lluvia caer, la lluvia mágica que ambos habían producido. 

Notas finales:

si les gustó dejen un review :D 

y si no han leído I Dream of Uruha aquí se los dejo 

http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=64953

espero les haya gustado

tengo que subir un one-shot mas antes de actualizar TTMI, perdón la tardanza pero aquí estoy!

nos leemos!!


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