Mi Degeneración por Reina Okama

Fue citado el viernes al atardecer, en la entrada del recién reconstruido instituto. Kanzaki llegó tarde, (justo a tiempo para ver el cielo oscurecerse) y lo esperó durante un largo rato en el patio de la entrada antes de percatarse de que Natsume llevaba ya un buen rato observándole desde una de las ventanas del segundo piso.

- Kanzaki-kun, aquí - con una apenas apreciable sonrisa pintada, lo llamó mientras agitaba una mano.

En respuesta, soltó un bufido, luego subió pesadamente los escalones y recorrió los pasillos hasta dar con el aula en el que el otro le esperaba. No estaba de humor y físicamente se sentía cansado, pues había tenido que lidiar con su pequeña sobrina durante toda la mañana.

Al llegar al salón se quedó en el marco de la puerta con los brazos cruzados sobre su pecho - ¿ahora qué? - masculla con mala cara, esperando que el castaño finalmente le diga qué es tan importante como para hacerle venir a esa hora. Normalmente si tenía algo que decirle (lo cual de por sí ya era bastante extraño) él era quien iba a buscarle hasta su propia casa.

Por su parte, Natsume estaba sentado en el filo de una de las ventanas y al escucharlo, sonrió tan cordial y amable como de costumbre -  la verdad es que sólo quería verte un rato y, como estando en tu casa no puedo tomarme tantas libertades, decidí citarte aquí. Te extrañaba Kanzaki-kun - son sus palabras sosegadas y su mirada serena.

Lo sincero que pareció al hablar hace que el rubio gire los ojos y el cuerpo también en busca de salir de ahí; pero Natsume es veloz y en unos segundos se posicionó a sus espaldas, con la barbilla recargada en su hombro, aspirando suavemente su aroma.

Kanzaki se quedó anonadado, luego cuando por fin reacciona frunce el ceño y finalmente se lo quita de encima con un fuerte manotazo - jodido maricón... - y tras decir eso, sonríe. No le es nuevo bromear con ese tipo de cosas y con Natsume ya lo había hecho antes.

Antes de que Kanzaki agregue otra cosa o dé un paso más, el más alto vuelve a abrazarle, un tanto posesivo ahora y al poco pegando los labios a la paliducha piel del cuello contrario - ¿me dejarías metértela? tengo muchísimas ga… - sus palabras se pierden cuando recibe un fuerte puñetazo en la mandíbula.

Hajime se aparta de él, mirándole con el ceño fruncido y la boca torcida, no alcanza a ver la gracia en todo aquello.

- comienzas a cansarme, en serio; deja de soltar tanta mierda - dice tratando de no levantar la voz y sin despegar sus diminutas pupilas del otro muchacho, mismo que en ese momento yace con la mano sobre el sitio en donde fue golpeado.

- ¿mierda? - su piel se ve algo coloreada e hinchada gracias al porrazo que ha recibido; después de todo, Kanzaki es fuerte... claro que por muy fuerte que sea, jamás podrá ser realmente un rival para él - todo lo que he dicho es verdad Kanzaki-kun, desde hace ya bastante tiempo que planeaba cómo pedírtelo. De hecho en un principio tenía planeado dejarte inconsciente y después follarte, pero así jamás podría escucharte gemir... -

A medida que lo iba escuchando, las venas en su sien iban incrementando su tamaño - ¡fóllate a la puta de tu madre! - soltó ya enfurecido, avanzando hacia el corredor, pues no tenía ánimo de continuar con la plática, fuera una broma o no.

Sin embargo no logró ni siquiera llegar a la mitad del pasillo cuando sintió algo impactarse contra su espalda que terminó por dejarle tumbado boca abajo. Su cabeza se estrelló contra el suelo de concreto y quedó aturdido por algunos segundos, tiempo más que suficiente para que su segundo al mando se colocara sobre él y halara sus brazos hasta tenerlo completamente inmóvil.

- hijo de perra.. - balbuceó todavía recuperándose del golpe. Sentía tanta presión en sus hombros que le costaba hablar a su alto volumen de voz acostumbrado - más vale que te..bajes antes de que te..reviente las bolas.. -

- shhh - Natsume murmuró cerca de su oído - tranquilo, si no dejas de moverte tendré que inmovilizarte.

Mas a pesar de su advertencia y cuando se hubo recuperado por completo del golpe, Kanzaki no dejó de retorcerse y  forcejear hasta que el sudor dominó gran parte de su piel. Sentir una erección en contra de su anatomía le ponía colérico e incluso un tanto nervioso.

Como así no iban a llegar muy lejos, Natsume jaló con más fuerza de sus brazos hasta terminar escuchando una especie de crujido grotesco que indicaba la dislocación de ambos hombros. El rubio jadeó y tuvo que apretar la mandíbula para no quejarse más ante la aguda sensación.

- ¿con esto te portarás bien? no quisiera lastimarte más - nuevamente la voz amable y pacífica se dejaba escuchar, obteniendo una respuesta agresiva y llena de insultos. El chico no iba a dejar de pelear hasta quitárselo de encima...


----- POV Natsume. ------

No recuerdas en qué momento me aceptaste como uno de tus seguidores; es más, ni siquiera estoy seguro de que sepas cómo fue intercambiamos palabras la primera vez; aunque eso nunca me ha importado realmente.

Llegué al Ishiyama un par de meses después del inicio de curso y lo primero que hice al encontrarme ahí fue indagar sobre los distintos grupos o bandas que regían la escuela. En aquel entonces sólo estaban Tojou, Himekawa y tú. Mucho se decía sobre ustedes, especialmente sobre ti, ya que eras el sujeto más sádico y salvaje del instituto. Claro que con todo y esos rumores nunca me tomé la molestia de averiguar más acerca de ti porque prefería vagar por las calles que ir al instituto, lugar en donde no había gran cosa que hacer.

Fue en uno de los pocos días en los que asistía a la escuela cuando te conocí: ahí, junto a la máquina expendedora, pateándola furioso al verla tragarse todo tu dinero sin haberte dado ni un maldito yogurt. Recuerdo haberme reído en tu cara y luego tu expresión colérica mientras me asestabas una patada en el rostro. Me dolió, pero no fue suficiente como para tumbarme y eso al parecer te dejó sorprendido.

Cuando me uní a tu banda ya estaba Shiro-chan y unos cuantos más que al paso del tiempo fueron yéndose. Los últimos que quedaban se fueron cuando Oga te derrotó frente a todos. Oga es otro chico interesante, mas de ningún modo mi interés por él puede compararse con el que despiertas tú.

Al principio creí que simplemente eras un pasatiempo más, pero cuando los días se volvieron meses y los meses años, me di cuenta que mi fascinación rebasaba por mucho cualquier tipo de fijación que hubiese sentido antes por cualquier persona.  Fue al inicio del segundo año que realmente me di cuenta de que me gustabas muchísimo, cada aspecto tuyo.

Comencé a pasar más tiempo contigo que el propio Shiro-chan, a mirarte fijamente largos periodos de tiempo y a tocarte a la más mínima oportunidad. Fui muy obvio cuando empecé a llamarte tsundere y todavía más cuando te dije que los tsunderes me gustaban mucho. Te llamé "adorable" o "lindo" decenas de veces desde entonces y, cada vez que tenía la oportunidad, quitaba el yogurt de la comisura de tus labios con la escusa de limpiarte.

Pero a pesar de mis intentos por llamar tu atención nada cambió, seguí como tu subordinado, obediente y fiel. Y eso fue porque también resultaste ser un poco inocente (a tu modo claro) y aunque en ocasiones parezcas darte cuenta de las situaciones que te rodean; en otras, pareces querer simplemente ignorar las cosas más evidentes. Por ejemplo que a Shiro-chan pareces gustarle tanto como a mí, que la razón de tus constantes ganas de pelear con Himekawa son una escusa para poder interactuar con él y que gracias a mi fuerza fácilmente podría quitarte el puesto como Tōhōshinki si yo quisiera.

Tampoco te diste cuenta de mis sentimientos... o quizás ya te has dado cuenta de todo lo anterior y simplemente no lo quieres aceptar. No sé...

------ fin POV ------

No tenía sentido lo que estaba ocurriendo, siempre había sido consciente de que Natsume escondía algo tras esa máscara de perpetua calma, pero jamás habría podido imaginarse que planeaba hacerle algo así.

- no cabe duda de que eres hermoso - resoplaba en su nuca mientras su hinchado y chorreante miembro se mecía entre ambas nalgas.

El cuerpo del rubio estaba lejos de la perfección: tenía pequeñas cicatrices por todas partes, marcas recientes que tardarían en sanar e inclusive un par de quemaduras que hacía mucho le habían hecho; no obstante, a los ojos de Natsume no había persona más deseable y bella que él.

- marica.. - seguía insultándolo, ya que aquella era la única manera en la podía lidiar con la situación. No lo admitiría jamás, pero en ese momento sentía miedo, un miedo que se iba transformando en pánico al darse cuenta de que el otro comenzaba a juguetear con su ano, a rozarlo con dedos y mojarlo con sus fluidos - n-ni..se te ocurra... - farfulló.

Natsume sonrió y le besó dulcemente en la nuca - tómalo como una muestra del amor que siento por ti. Hime-chan no está interesado en ti y nunca podría siquiera pensar en hacer "esto" contigo -

Con el orgullo doblemente herido, Hajime apretó la mandíbula y movió violentamente la cabeza hacia atrás en busca de golpearlo, pero todo resultaba inútil. Teniendo los brazos en mal estado y la rodilla hinchada por un nuevo golpe recibido, poco podía hacer para alejarlo.

- respira hondo, por favor voy a penetrarte -

Abrió los ojos, se puso pálido y sintió a Natsume ubicar la punta de su verga en la pequeña y casta entrada. Kanzaki jamás suplicaría, su orgullo iba primero que nada; así que apretó fuertemente los ojos al igual que la mandíbula cuando sintió al castaño introducirse en su abertura. Aunque no había sido penetrado de golpe, le dolía mucho. Su cuerpo, angosto y esbelto, no estaba diseñado para albergar a un objeto de tales dimensiones, por lo que empezó a sangrar conforme el falo se iba metiendo. Con el fin de aguantar el dolor se mordió hasta lacerarse el labio y casi arrancarse el piercing. Lo que no pudo fue controlar sus lágrimas: éstas brotaban por sí solas, más como producto del coraje que sentía que por el dolor por sí mismo. Empezaba también a tener náuseas.

- por favor relájate, estás sangrando mucho - habló entre jadeos sin dejar de empujarse. Sus manos apretaban las nalgas de Hajime y una vez que estuvo completamente dentro, dio inicio a un poderoso vaivén que logró arrancarle un gemido al rubio.

Kanzaki perdió la noción del tiempo, las piernas y los brazos se habían acalambrado, la cabeza le daba vueltas y se vio incapaz de volverlo a insultar. Lo único que deseaba era que el maldito suplicio llegara a su fin...

Se le enterró todavía más al momento del clímax y recargó la pelvis sobre Kanzaki, quien al sentir el semen humeante y espeso llenar sus conductos no pudo reprimir un quejido lleno de asco y que más lágrimas fluyeran por sus mejillas. Él, el gran Kanzaki Hajime, uno de los legendarios Tōhōshinki, hijo de un poderoso yakuza y temido por todo el Ishiyama, había sido violado y forzado a tragarse el semen como si fuera una vil puta.

No sabía si el dolor emocional era el más intenso. Ya no quería saber nada y cuando el otro finalmente salió de su cuerpo, solamente cerró las piernas y esperó escucharle salir de ahí.

- lamento haberte dañado - sus parecían sinceras - realmente me gustas y ésta fue mi... -

Continuó hablando otro poco, mas Kanzaki no respondió nada, ni siquiera se movió. Permaneció quieto y con el rostro enrojecido por haber llorado, luego de tantos años de no hacerlo. Sentía el fluido pegajoso y caliente resbalársele lentamente por los muslos. Su abertura ardía y durante un fugaz momento pensó en que tenía que salir de la escuela antes de que algún gamberro tuviera la genial idea de ir al instituto por la noche.

Repentinamente lo sintió darle la vuelta y ayudarle luego a subirse los pantalones. No intentó golpearlo, sólo clavó sus ojos, furiosos y aguados, en el rostro ajeno. Natsume sonreía calmadamente porque sabía que Kanzaki nunca diría lo sucedido ni haría nada en su contra, seguiría siendo su amigo y mano derecha.

- nos vemos el lunes Kanzaki-kun, cuídate -