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Romeo v/s Romeo por Higary

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Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Seguimos con los festejos del mes de Agosto y el día de hoy les traigo mi nuevo fanfic de comedia romántica larga XD Esta idea la tenía escrita en uno de mis tantos cuadernos de notas desde hace mucho tiempo. De hecho, el primer capítulo del fic lo escribí antes de hacer el primero de Cómo librarte de un ex novio (Kyuu: Ese ya lo terminó hasta de subir y éste no lleva ni la mitad a mano ¬¬). Las personalidades que los personajes tienen aquí son muy similares a las que poseían en Be my love, pero habrá también cosas innovadoras, especialmente con Sai y Gaara, jejeje (Kyuu: Ya saben que Higa-chan tiene ideas muy locas. Sólo recuerden la escena del restaurante donde disfrazó al pintor de mujer). Espero que le den una oportunidad a mi nueva historia, y por cierto, revisen las notas finales para saber un detalle muy importante con relación a ella. Sin más por el momento: ¡¡a leer!!

 

Disclaimer: La trama está inspirada en la vieja película mexicana Como perros y gatos. Hacerla versión yaoi utilizando los personajes de Kishimoto y con más de una pareja protagonista fue idea de mi fumado cerebro.

CAPÍTULO 1: TEME AMARGADO Y DOBE IRRITANTE

 

Todos hemos escuchado hablar de Romeo y Julieta, el romance más famoso en la historia de la dramaturgia, escrito de la mano de William Shakespeare. Se han hecho un sinfín de adaptaciones basadas en dicha obra, pero el día de hoy vamos a contarles una historia un poco diferente.

 

En el Aeropuerto Internacional de Narita se encontraba un hombre de cabello rojo y ojos color violeta bastante peculiares. Su nombre era Uzumaki Nagato, de treinta años, se encontraba en aquél lugar esperando la llegada de alguien muy preciado.

-El vuelo cuatrocientos treinta y nueve procedente de Italia acaba de arribar por la puerta doce –escuchó por el altavoz

 

Se encaminó a la sala de espera y unos minutos después los pasajeros comenzaron a descender. Entre ellos alcanzó a distinguir una cabellera rubia, así que alzó un brazo para llamar su atención.

-¡Nagato!

Quien corrió hacia él era un chico de veintidós años, cabello rubio, ojos azules y con tres marcas adornándole cada mejilla. Apenas llegó con el pelirrojo, éste le jaló una mejilla.

-¿Cómo que Nagato? Niño irrespetuoso.

-Jejeje, lo siento, Nagato oji-san.

Nagato no pudo evitar mirarlo con cariño. Namikaze Naruto, recién graduado de Literatura Universal en Italia, era el hijo único de su prima Kushina y además su sobrino favorito (el único que tenía, a decir verdad). Siempre había cuidado de él desde que era niño, así que lo hacía feliz el volver a verlo luego de más de cuatro años.

-Ah, sí, Nagato oji-san –llamó Naruto-, hay alguien que quiero presentarte.

 

Lo guió hasta donde estaba un joven de cabello y ojos negros, piel blanca y aparentaba su misma edad, que esperaba junto a las maletas. El chico sonrió en cuanto vio al rubio arrastrando a un pelirrojo que lo observó de manera evaluadora.

-¿Es el amigo del que hablaste? –preguntó su tío

-Sí, su nombre es Tokiya Sai.

-Mucho gusto –saludó el moreno con una reverencia

-Lo mismo digo, soy Uzumaki Nagato.

-Pero si quieres puedes llamarlo Pein –añadió el rubio con gracia

-Naruto me ha platicado de usted y el resto de su familia. Espero que mi presencia no les cause molestias.

-Te he dicho que no hables de esa manera tan educada, Sai –regañó el ojiazul-. Él ha vivido en Italia desde hace diez años, oji-san, pero quiere intentar vivir un tiempo en Japón y por eso lo invité a quedarse en casa.

-Ya veo. Kushina-san y Minato-san están esperándolos ansiosamente –dijo Nagato-, así que vamos.

-Disculpe, Nagato-san, ¿por qué lo llaman Pein?

-Ni idea, es un apodo que me pusieron mis amigos de infancia.

-¡Me muero por un enorme tazón de ramen! –exclamó Naruto- ¡Démonos prisa!

Se fue corriendo dejando a los otros dos atrás. Nagato volvió a sonreír, ya que había extrañado mucho la desbordante energía de su sobrino. Miró al moreno quien parecía bastante acostumbrado a la actitud del de ojos azules.

-¿También en Italia Naruto se comportaba así?

-Demasiado, diría yo –contestó, divertido-. Rompió la imagen del japonés serio y reservado que todos allá tenían.

-Sai-kun, disculpa mi imprudencia, pero ¿sales con mi sobrino?

-Jejeje, no. Naruto me gusta, pero como amigo, casi como un hermano. Ha sido un gran apoyo para mí.

-Ya veo. Como dije, lamento habértelo preguntado, necesitaba asegurarme.

-No se preocupe, se nota que usted es muy protector con él. Y francamente no lo culpo –suspiró-, Naruto puede llegar a ser bastante torpe y despistado.

-Sí. Bueno, alcancémoslo antes de que cause algún alboroto y se meta en problemas.

 

Mientras tanto en una elegante mansión, un azabache de piel blanca y ojos negros se encontraba leyendo un libro. A sus veintidós años, Uchiha Sasuke, segundo heredero de la prestigiosa familia Uchiha y estudiante genio de Medicina, estaba como médico en el hospital Konoha con especialidad en Neurología.

-Hey, otouto, te traigo una noticia.

El joven volteó encontrándose con un hombre alto de largo cabello negro, ojos del mismo color, aparentaba unos veintisiete años. Uchiha Itachi, su hermano mayor, era un brillante abogado que manejaba todos los asuntos legales de su familia, tenía una gran inteligencia y sentido de responsabilidad, pero a veces lo exasperaba.

-¿Qué noticia? –preguntó Sasuke

-Acabo de escuchar que tu aborrecido némesis regresará a Japón, aunque no sé cuándo. Jejeje, ya pasaron cuatro años, sí que vuela el tiempo.

-¿Ese dobe volverá? Lástima, se acabaron mis cuatro años de paz y tranquilidad.

-No digas eso, estoy seguro de que lo extrañaste.

-Para nada.

-¿Ni siquiera un poquito? Al menos para pelear con él.

-Sabes perfectamente que él y yo nunca hemos podido llevarnos bien, ¡no nos soportamos! Sólo me causaba migrañas.

-Eres un cruel, Sasuke. A mi parecer Naruto siempre ha sido muy agradable. Seguro que ahora debe estar más atractivo.

-Te acusaré de infidelidad.

-¿Con quién me estás siendo infiel, Itachi?

Ambos hermanos voltearon, encontrándose con un rubio pelilargo de ojos azules quien sonreía de manera cínica. De inmediato Itachi se le acercó. Uchiha Deidara, de la misma edad que el pelinegro, era un escultor que daba clases de arte y organizaba exposiciones, además podía presumir ser el amado esposo del primer heredero de los Uchiha.

-Tú sabes que jamás te engañaría, Dei –le dijo mientras llevaba una mano para acariciarle el vientre-. ¿Te sientes mal?, ¿quieres que Sasuke te revise?

-Tranquilo, no me pasa nada.

-Y te recuerdo que soy neurólogo, no obstetra, aniki tonto.

-Pero debes tener conocimientos útiles para esto, y si no, pues ponte a estudiar por el bien de tu futuro sobrino o sobrina.

Sasuke suspiró y prefirió retirarse a su habitación, no tenía ganas de presenciar uno de los momentos melosos de la parejita. Itachi y Deidara llevaban dos años de casados y ahora estaban en espera de su primer hijo. Antes de comenzar a subir las escaleras Sasuke le lanzó una última mirada a su cuñado. Su aspecto le recordaba vagamente al de otro rubio que tenía tiempo sin ver. Arrugó el ceño y sacudió la cabeza; recordar todos los enfrentamientos que había tenido con aquél dobe le provocaría migraña.

 

Por la tarde Nagato y compañía llegaron a la enorme mansión Namikaze. Sai miraba con admiración todo a su alrededor; le parecía increíble que su amigo se hubiese criado en un ambiente así y de todas formas fuera tan sencillo y amable.

-¡Naruto!

-¡Kaa-chan!

Hacia ellos corría una hermosa mujer de largo cabello rojo y ojos castaños. Uzumaki Kushina, la madre del rubio, era una mujer alegre, pero con un carácter bastante voluble. Apenas se acercó abrazó a su hijo con mucha fuerza.

-¡Mi niño! ¡Te he extrañado tanto! –le acarició la cara- Mira nada más que alto y guapo te has vuelto, cariño.

-Jejeje, muchas gracias, kaa-chan, yo también estaba ansioso por verte. Ah, sí, deja que te presente a mi amigo.

Guió a la mujer hasta el pelinegro quien hizo unan respetuosa reverencia. La pelirroja sonrió ante tan educado chico.

-Tokiya Sai, muchas gracias por aceptar acogerme en su casa.

-Uzumaki Kushina. Al contrario, gracias a ti por haber cuidado de mi hijo en Italia.

-Oye, ¿quién dijo que era Sai el que me cuidaba?

-Te conozco, cariño, además se nota que Sai-kun es más tranquilo.

-Eres su hijo, Naruto –le recordó Nagato-, obviamente te conoce porque te pareces mucho a ella. Auch –se sobó la cabeza-, me dolió, Kushina-san.

-Para que no hables de más, Nagato –lo jaló del cuello-. Y te he dicho que no me llames así, ¡dime Kushina nee-chan!

-Ni muerto, Kushina-san.

-Qué primos tan peculiares –observó Sai, sonriendo levemente

-Sí, les gusta llevarse de esa manera –rió el ojiazul

 

Apenas llevaban unos minutos en la sala de la mansión cuando la puerta principal se abrió de golpe y escucharon un fuerte estruendo acercándose. De inmediato Naruto se levantó, sonriendo con alegría.

-¡Tou-chan!

Un rubio muy parecido a él, salvo que lucía mayor, apareció en el lugar y extendió los brazos, emocionado.

-¡Naruto!

Ambos ojiazules se fundieron en un abrazo. Kushina y Nagato miraban la escena, felices, mientras Sai estaba un poco sorprendido por las reacciones de padre e hijo. Definitivamente Naruto se comportaba tan hiperactivo y escandaloso por herencia de sus genes.

-Qué bueno que finalmente regresaste, hijo –dijo Namikaze Minato, jefe de su familia y uno de los empresarios más poderosos e influyentes de Japón

-Muchas gracias, los extrañaba a todos. Ah, sí, tou-chan, deja que te presente a mi amigo.

Llevó al mayor hasta estar frente al pelinegro quien como las veces anteriores se puso de pie e hizo una reverencia.

-Tokiya Sai. Es un placer conocerlo, Minato-san.

-Lo mismo digo, Sai-kun –inclinó la cabeza-. Soy Namikaze Minato y espero que disfrutes tu estancia con nosotros. Cualquier cosa no dudes en preguntar.

-Sí, se lo agradezco.

-Disculpa, Sai-kun –habló Kushina-, Naruto me había comentado que eres pintor, ¿es cierto?

-Así es, aunque apenas estoy tratando de ganar reconocimiento.

-Mentira, si hasta quieren que des algún curso en la Escuela de Artes –intervino el rubio menor-. Eres demasiado modesto, Sai.

-No tiene nada de malo, además así te gusto.

-Jajaja, en eso tienes razón.

Aquellos comentarios llamaron la atención del matrimonio Namikaze, por lo que Kushina decidió sacarse la duda.

-Eh… ¿de casualidad ustedes son pareja?

-No –contestaron al unísono

-Simplemente así nos llevamos –explicó su hijo con naturalidad

-Incluso en Italia muchos pensaban que teníamos una relación –añadió Sai

-Menos mal –suspiró la pelirroja, aliviada

-¿Por qué, kaa-chan?

-¿Ah? No, por nada, cariño, sólo lo decía –sonrió, nerviosa

-Bueno, pasemos al comedor –dijo Nagato-, los chicos vienen hambrientos luego del viaje tan largo.

-¡Sí, quiero ramen!

-Yo me conformo con algo comestible.

Los chicos siguieron al pelirrojo dejando atrás a los mayores. Kushina tomó el teléfono sin borrar su sonrisa emocionada.

-¿Les comento a los chicos que planeas hacerles una fiesta de bienvenida? –le preguntó su esposo

-Por favor, Minato. Yo llamaré a Mikoto.

-Kushina –lo miró-, no me digas que todavía tienes esa idea en mente.

-Entonces no te lo diré. Vamos, Minato, es algo que tú y Fugaku también desean.

-Sí, siempre y cuando ambos accedan, no forzándolos.

-No te preocupes, Minato –rió de forma malévola-. Ya verás que lograremos unirlos, jajaja.

-A veces me das miedo, querida.

 

Por la tarde Sasuke se preparaba para irse ya que le tocaba guardia nocturna en el hospital. Itachi y Deidara estaban en la sala mirando televisión cuando llegó una hermosa mujer de largo cabello azabache: Uchiha Mikoto, la matriarca de la familia. Tras ella venía un hombre pelinegro de apariencia muy seria y firme: Uchiha Fugaku, su esposo y líder del clan Uchiha.

-¿Ya te vas? –preguntó él a su hijo menor

-Sí, tou-san, regresaré por la mañana.

-Espera, Sasuke –lo detuvo su madre-. Vas a estar libre mañana por la noche, ¿verdad?

-Sí, ¿por qué?

-Jejeje, es que Kushina me llamó hace un rato para invitarnos mañana a la mansión Namikaze, ya que le hará una fiesta de bienvenida a Naruto-chan.

-Oh, ¿entonces ya volvió? –preguntó Itachi

-Llegó hoy –contestó Fugaku-, pero quieren dejarlo descansar y por eso la fiesta será hasta mañana.

-Tengo muchas ganas de verlo –sonrió su hijo mayor-, siempre ha sido como otro otouto para mí. Y podré presentarle a Dei-chan, por supuesto.

-Naruto es el chico que te mandó aquella carta diciendo que lamentaba mucho no poder ir a nuestra boda, ¿cierto? –preguntó el rubio- Desde entonces deseo conocerlo.

-Sólo es un dobe irritante –le dijo su cuñado-, no te pierdes de gran cosa, salvo su escándalo.

-No hables así de él, Sasuke –pidió su madre-. Creía que cuando crecieran podrían llevarse bien.

-Pides mucho, kaa-san. Un momento –la miró-, ¿quieres que vaya a esa fiesta?

-¡Por supuesto! Sabes que tu padre y yo hemos sido grandes amigos de Minato y Kushina desde hace muchos años, además tú y Naruto-chan prácticamente crecieron juntos.

-Puedes decirles que estoy enfermo.

-Irás, Sasuke –ordenó Fugaku-. Además también podrás platicar con Minato, ¿no te da gusto?

El azabache tuvo que tragarse sus palabras. Namikaze Minato era un excelente médico. Aunque ahora se dedicaba más a administrar sus negocios, nadie negaba su talento, por eso Sasuke lo admiraba mucho. Lástima que la relación que llevaba con su único hijo fuera pésima.

-Grr, de acuerdo, los acompañaré.

 

Al día siguiente Naruto llevó a Sai a recorrer la ciudad. Si bien el pelinegro nació en Japón, desde muy joven se crió en Italia, de modo que había que habituarlo a las tendencias de la cultura actual.

-Todos parecen tener una vida muy ajetreada –comentaba el pintor-, pero el lugar donde está situada tu casa es muy tranquilo y agradable.

-Sí, tou-chan quería un lugar donde pudiéramos vivir de manera más relajada.

-Comprendo –miró su reloj-. Tal vez deberíamos volver ya, Minato-san dijo ayer que la fiesta de bienvenida empezaría a las siete. Todavía necesitas arreglarte para ella.

-Necesitamos –corrigió el rubio-. Recuerda que la fiesta es en honor a los dos

-Cariño, van a creer que nuestra relación es enserio –le rodeó con un brazo-. Me pondré celoso de verte interactuar con gente que, a diferencia de mí, se encuentra en tu mismo nivel social.

-No te preocupes, sabes que te prefiero a ti.

La gente a su alrededor los observaba. Algunas chicas parecían maravilladas con la escena, otros lucían envidiosos por la pareja tan atractiva que aquellos dos chicos formaban. Naruto y Sai contuvieron la risa porque uno de sus pasatiempos favoritos era precisamente confundir a la gente haciéndoles creer que tenían una relación amorosa.

-De todos modos estoy preparado para renunciar a ti cuando aparezca alguien de quien te enamores –comentó Sai con alegría

-Gracias, qué considerado –lo miró fijamente-. Yo también deseo que encuentres a una persona que puedas amar y viceversa, Sai.

La expresión del moreno se tornó triste y soltó a su amigo. Suspiró alzando la vista al cielo y luego volvió a contemplar al ojiazul, esta vez con un semblante melancólico.

-Lo sé y te lo agradezco, pero… no lo creo posible.

-No digas eso –le sujetó la mano al tiempo que le sonreía-. ¡Estoy seguro que hay una persona perfecta para ti! ¡Sólo es cuestión de que la encontremos!

Sai no pudo evitar corresponder a su sonrisa. Por eso Naruto era su amigo más valioso y preciado, era su alegría y fortaleza, su fuente de consuelo en los momentos tristes. De todo corazón deseaba que él llegara a ser muy feliz y se encargaría de protegerlo para que nadie lastimara sus sentimientos.

 

La noche llegó y la mansión Namikaze estaba inundada de barullo. Sirvientes iban y venían atendiendo a los invitados. Muchos de ellos eran socios, otros conocidos de años atrás, pero todos estaban ahí con el fin de ver al único heredero de una de las familias más poderosas del país. Naruto se reencontraba con varios amigos de su infancia, no había tenido mucho contacto con ellos durante su estadía en el extranjero. Se encargaba de presentarles a Sai, quien estaba un poco incómodo en aquél ambiente tan elegante, sin embargo todos intentaban hacerlo sentir bienvenido.

-Es un joven encantador –comentaba un invitado viendo al pintor platicar con Naruto-. ¿Acaso es pareja de su hijo?

-Claro que no –contestó de inmediato Kushina-, son grandes amigos. Nuestro Naruto sigue soltero en espera de un candidato digno de él.

-Kushina, creo que estás explicando de más –susurró su esposo

-Debemos dejar todo muy claro desde el inicio, Minato. No quiero que haya rumores que pudiesen afectar nuestros planes –suspiró con aire soñador-. Me muero porque ellos dos se reencuentren.

 

Naruto dejó a Sai conversando con un grupo de jóvenes para ir y saludar a algunos invitados que, según recordaba, eran socios importantes de su familia. En eso estaba cuando sintió a alguien tocarle el hombro.

-Has crecido mucho, Naruto.

-¡Itachi!

El rubio volteó y abrazó con fuerza al pelilargo que lo había llamado. Uchiha Itachi era un hombre inteligente, responsable y agradable, el rubio siempre lo admiró mucho y quería llegar a ser tan genial como  él. Fue entonces que reparó en la persona junto al pelinegro.

-Usted debe ser el esposo de Itachi, ¿verdad? –le sonrió- ¡Mucho gusto! ¡Soy Namikaze Naruto y lamento no haber estado en su boda!

-El gusto es mío –correspondió a su sonrisa-. Soy Uchiha Deidara y puedes tutearme. He escuchado mucho de ti por Itachi y Sasuke.

-¿Sasuke?

Fue entonces que el ojiazul se percató del azabache que lucía molesto mientras dialogaba con sus padres. Al parecer lo estaban obligando para que fuera a saludar a alguien que no quería. Naruto caminó hacia ellos y sonrió a los mayores.

-Cuánto tiempo, Mikoto ba-san, Fugaku ji-san.

-Te ves muy bien, Naruto-chan –le dijo la mujer, sonriendo

-Nos alegra que regresaras con bien –añadió con seriedad Fugaku, aunque en su mirada se notaba el cariño que sentía por el joven

Finalmente Naruto observó a Sasuke y su expresión risueña se borró de golpe. Ambos tenían el ceño fruncido mientras examinaban al otro con detalle.

-Teme amargado –le soltó el rubio

-Dobe irritante –respondió el moreno

Fugaku suspiró mientras veía cómo esos dos casi querían asesinarse con la mirada. A lo lejos Minato se percató que tanto Kushina como Mikoto presenciaban la escena con esa expresión soñadora. El líder Namikaze negó con la cabeza mientras comprobaba que aquél reencuentro de telenovela que su esposa y su amiga esperaban estaba a años luz de ocurrir. Ahora a ver cómo reaccionarían Sasuke y Naruto cuando ellas les anunciaran sus planes.

Notas finales:

HIGARY-NOTAS:

¿Qué les pareció? Recuerden que este es sólo el inicio, faltan muuuchas cosas por delante, jejeje. No me acuerdo si revisé la ortografía, así que disculpen si hubo errores de dedo. Como siempre esperaré ansiosa sus reviews sobre este nuevo fic, ya saben que recibo saludos, pedradas, golpes, felicitaciones, cebollazos, amenazas, flores, jitomatazos, bombas y demás. Les aclaro que este fanfic volveré a actualizarlo hasta el mes de SEPTIEMBRE, se los traje hoy para darles un pequeño adelanto, pero será hasta ese mes cuando comience a actualizarlo quincenalmente. Mientras tanto espero leerlos por mis otras sorpresas que faltan en este mes, ya está la segunda parte de Nuestro Presente, la próxima semana subiré la tercera además de un oneshot de D.Gray-Man. También recuerden darse una vuelta por mi blogpara leer las secciones especiales que ahí se encuentran ya que además de ellas hoy he puesto una pequeña escena especial de Tsuki no Hikari, el fic más dramático que he escrito (Kyuu: Quienes lo leyeron dan fe de ello ¬¬). Por hoy es todo, se me cuidan mucho y nos leemos luego. Bye byeee!!


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