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Tarifas incalculables. por kallenparms

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Notas del fanfic:

Hello, Meg, te dedico con mucho, mucho, cariño, con todo mi amors este fic, no es el que tenía planeado, pues sufri de problemas tecnicos, pero igual espero te guste.

Vuelvo con esta historia un poco basada en "El día de la boda" aunque aclaro que tendra mucho de mi cosecha, ya algunos me conoceran y los que no, bienvenidos.

Descargo de responsabilidades: Los personajes son propiedad de Masashi Kishimoto (trama ligeramente basada en "El día de la boda")

Advertencias: creo que por el rumbo que estará tomando la trama habra un poco de OOC  al menos en los primeros capitulos, quien avisa no miente ok.

Notas del capitulo:

Descargo de responsabilidades: Los personajes son propiedad de Masashi Kishimoto (trama ligeramente basada en "El día de la boda")

Por favor lean notas finales.

Para él sentir como el sudor frio recorría su espalda no era nada agradable, la sensación que tenia era parecida a cuando tomas diez tasas de café muy cargadas, es decir, taquicardia combinada con nerviosismo.

¿Por qué su vida tenia que irse a la mierda en un momento como ese?

¿No podía su padre dejarlo ser feliz de una vez por todas?

No, por supuesto que no, sabía perfectamente que nunca podría cumplir con las expectativas de su progenitor, por mas que luchara y se esforzara, nunca sería suficiente para ese hombre, a pesar de graduarse como el mejor en ciencias de la comunicación y conseguir que la cadena para la que trabajaba le transfiriera a una de las mas importantes sucursales en EEUA.

Al aceptar creyó librarse del peso que su padre ponía intermitente sobre su espalda, estaba cansado de luchar para que su viejo le diera una palabra de aprobación y dejase de compararlo con su hermano mayor; Itachi, ¿Qué podía decir de su hermano? Nada malo, de hecho éste siempre le apoyó, le brindó confianza, cariño y se convirtió en la figura paterna que el propio Fugaku Uchiha jamás logró llenar.

Es por eso que le deseaba lo mejor a Itachi y estaba feliz; por una parte, por otra no podía mas que maldecir el que su hermano se fuera a casar. Ahora toda la familia tendría los ojos sobre su persona, preguntándole que si y mil cosas.

A sus veintiseis años de edad nunca se había preocupado por conseguir una pareja, podría parecer extraño, pero para él casi consideraba su condición como alguien asexual, nadie nunca le llamó la atención como para plantearse el compartir su espacio, su vida y afectos, y estaba feliz, pues mientras Itachi no se casara, sus padres no tendrían por que presionarlo a él con ese tipo de cosas.

Sin embargo su suerte se acababa ahora, su hermano se casaba dentro de una semana y la casa Uchiha estaría de fiesta, ya podía imaginarse todos los eventos que su madre planeó para ese momento.

¿Y cual era el problema con todo esto? Humm, no habría ninguno, si no fuera por que le había mentido a su madre y padre; para que estos no se preocuparan y no quisieran entrar en su vida y arruinarle la tranquilidad. Ah, por que él los conocía, sabía que si no se inventaba alguna relación, ellos intervendrían según ellos "por su bien" concertándole un compromiso con cualquier hijo de vecina asegurando que venia de las mejores familias y que era un excelente partido. Así que mejor no arriesgarse; se tomó la molestia de inventarse un amorío,  cuatro años viviendo fuera y tratando de mantener a sus padres en su natal Tokio, lo mejor que se le ocurrió fue asegurarles el haber conocido al amor de su vida, no ahondó mucho en detalles, sólo les escribía informándoles que era feliz, que su pareja le llenaba completamente y que mas enamorado no podía estar, que se estaban tomando su tiempo y que cuando las cosas se formalizaran, ellos serán los primeros en enterarse.

Y ahora, todos sus planes se venían abajo con la boda de su hermano, pues su madre al hablarle por teléfono e invitarlo a la boda, sugirió que estarían encantados de que llevara a su pareja y que la presentara a toda la familia ¿Qué momento sería mejor para llevar esto a cabo, sino este?

 

Se mesó los cabellos aturdido, sólo tenia dos días para conocer a una persona, enamorarse y ofrecerle conocer a sus padres ¿Qué si estaba loco? Por supuesto que lo estaba ¿Quién se prestaría para algo así? Habría que aceptarlo, nadie que estuviera en sus cabales, si después de tantos años no había conseguido a alguien digno ¿Qué le aseguraba que tendría tanta suerte como para hacerlo ahora?

No, si su vida estaba jodida, total y absolutamente jodida, no podía presentarse ante sus padres y decir ¿A que no saben que? Termine con mi pareja, ya no estabas funcionando, o entrar sinceramente y confesar: nunca tuve una pareja, todo fue una invención de mi parte.

¿Que podía hacer? El tiempo apremiaba y su trabajo no le permitía perderlo al buscar una pareja.

-Sasuke, cinco minutos para entrar al aire – escuchó que le avisaban tras la puerta de su camerino.

-En un momento estoy Ryosuke – contestó levantándose y alisando el traje que llevaba puesto.

Suspiró, debía tranquilizarse, el programa del cual era presentador estaba por dar inicio y ante todo él era muy profesional. Se miró unos segundos al espejo chequeando que todo estuviera en orden y llegó hasta el set de grabación, se sentó tras el panel y permitió que la maquillista le polveara un poco eliminado el brillo.

Esa noche tratarían el tema de "Gigolós: un estilo de vida" y como invitado especial tenían a uno de los mas famosos de la ciudad según fuentes fidedignas.

La entrevista sería respetando la confidenciabilidad del personaje, pues éste accedió a presentarse sólo de esa manera, es decir, su rostro no sería revelado en pantalla. A Sasuke le parecía un tanto estúpido ¿D e cuando acá a estos tipos les entraba la timidez? ¿No trabajaban vendiéndose? No cabía duda que la hipocresía existía.

Los cinco minutos pasaron y ya todo estaba preparado, la musiquilla de inicio sonó y el jefe de piso dio señal de que estaban al aire.

-Buenas noches publico televidente – saludó con una ligerísima sonrisa, a pesar de su carácter acartonado, su programa era de los mas vistos en aquel país – espero nos acompañen a lo largo del programa, esta noche como bien saben tenemos un invitado especial, él nos hablara sin tapujos sobre su trabajo, así que si tiene alguna pregunta, no duden en hablarnos, las operadoras les atenderán con gusto.

***

El programa terminó con relativa tranquilidad, los números mostraban que el rating había sido uno de los más altos en meses, la morbosidad de la gente daba mucho que desear y la cadena no tenía reparos en satisfacerles.

-Buen trabajo Sasuke – felicitó el director – ven, te presentare al señor Namikaze, estoy seguro que te agradará.

El presentador puso su mejor cara, no le interesaba conocer al tipo ese, pues no consideraba esa "profesión" como algo digno, pero tampoco podía rechazar la invitación de su jefe directo.

-Será un honor – contestó falsamente y siguió al hombre fuera del foro.

Caminaron por los pasillos y pararon frente a uno de los camerinos, donde tocaron esperando recibir respuesta.

-La puerta está abierta – contestaron desde dentro.

El director abrió y junto con Sasuke se internó en la habitación.

-Hola señor Namikaze, espero no importunarlo, quería presentarle a nuestro conductor estrella. – se adelantó el hombre.

Sasuke lo miraba todo con atención, nunca había estado en otro camerino que no fuera el suyo y aunque la situación le parecía por demás bizarra, sólo le quedaba comportarse con amabilidad.

El camarín no tenia nada fuera de lo común, era bastante espacioso, con un biombo oriental en una de las esquinas, donde el ocupante podía cambiarse de vestuario, una pequeña salita con dos sillones y un sofá, la mesilla estaba adornada con un gran arreglo de alcatraces blancos y un recipiente de cristal con frutas de cera muy vistosas, el invitado se encontraba sentado frente al tocador, uno con un espejo muy grande; al parecer trataba de deshacerse del maquillaje.

-Uff – bufó fastidiado – odio esto – comentó tallándose el rostro con una toallita húmeda, aun dándole la espalda a los recién llegados – no entiendo por que me pusieron este polvo, mi rostro ni siquiera apareció en pantalla – se quejó con un puchero que no fue visto por los otros. – Poco faltó para que me pusieran hasta mascará para pestañas.

El director rió disimuladamente antes de responder.

-Me disculpo, pero nuestras chicas son muy profesionales – habló bromeando – no podíamos arriesgarnos con tu imagen.

-Ya – fue el único comentario del invitado.

Terminó de restregar y se puso de pie para enfrentarles, al director ya lo conocía, por lo que no reparó en el, pero al toparse con la otra figura, tuvo que hacer uso de su autocontrol para no babear y evitar su cara de tonto, por su trabajo no era muy asiduo a ver televisión, y el nombre de Sasuke Uchiha le llegaba sólo de oídas, jamás pensó que esté fuera tan atractivo; lo detalló disimuladamente, de pies a cabeza, era un tipo de estatura media, rozando los 1.70 cm, figura atlética y bien proporcionada, enfundado en un traje de chaqueta de color gris que resaltaba su color de piel, con ese cabellos tan negro como sus ojos en un corte un tanto exótico según su punto de vista, era varonil, aunque con cara de niña, sonrió para sus adentro, una niña guapa.

El director notó el ambiente un tanto enrarecido, el silencio se hizo de pronto y no pudo evitar fijarse en que  Sasuke y el Namikaze parecían estarse midiendo uno al otro.

-Nrnr- carraspeó sacándolos de su transe – Namikaze, él es Sasuke – señaló a su acompañante – Sasuke, el señor Naruto Namikaze.

-¿Namikaze? – preguntó el pelinegro con curiosidad, no podía negar que ese tipo era realmente atractivo, rubio y de cuerpo delgado y fibroso, con rostro anguloso y ojos enormes de un azul casi imposible, piel morena un tanto irritada ahora, seguro por lo fuerte que se frotó para quitarse el maquillaje, una marca que llamaba por completo la atención eran aquellas tres líneas en cada mejilla, parecidas a delgados bigotes – creo haber escuchado ese apellido antes.

-Seguro que sí – respondió el rubio tendiendo la mano para estrechar la del pelinegro – tengo entendido que tus raíces son orientales, pues las mías también, mi familia es influyente en Japón,  mi padre tiene varias fabricas textileras y mi abuelo es escritor, probablemente de ahí te suene mi apellido – acotó sonriendo.

Sasuke frunció el seño contrariado, por supuesto que le sonaba, su padre había invertido en la bolsa a favor de esas empresas, la pregunta era ¿Por qué una persona con ese tipo de contactos se dedicaba a algo así? ¿Qué necesidad tenia ese rubio de trabajar como gigoló?

El rubio sonrió al notar el semblante del Uchiha, la historia de su vida, probablemente el de ojos negros se preguntaba lo mismo que todos, si su familia era de las mas adineradas en Japón ¿Por qué el se convirtió en un parasito? Y aunque flojera le daba ya esa pregunta, estaba tan acostumbrado que ya contestaba por inercia.

-Vamos, no te cortes, pregunta lo que quieras – instó sinceramente.

Sasuke estuvo a punto de realizar las interrogaciones, pero el beep de un localizador le sacó de concentración.

-Es el mío – comentó el director, mientras sacaba su móvil y revisaba la pantalla – si me disculpan, me necesitan en el set ¿Sasuke, me harías el favor de acompañar a Namikaze mientras regreso?

-No hay problema.

-En un momento estoy con ustedes – se disculpó saliendo del camerino.

Naruto encogió los hombros en aceptación, se quedó unos segundos viendo hacia la puerta y luego volvió su vista hasta posarla en Sasuke.

-Bien, em, te ofrecería algo, pero sólo me dejaron esta botella de agua y esas frutas – señaló a la mesilla – pero creo que son de utilería, no creo que sean buenas para tu salud.

"Tonto"  pensó Sasuke, pero no pudo negar que le causo un poco de gracia aquel comentario.

-No te preocupes, así estoy bien.

-De acuerdo, tomemos asiento ¿si te parece? – Sasuke asintió en silencio, siguiendo los movimientos del rubio frente a él.

El silencio se hizo de nuevo, volviéndose pesado, Naruto palmeaba sus rodillas y hacia muecas extrañas con la boca, por alguna razón le costaba entablar conversación con el pelinegro, lo cual era realmente extraño, pues se supone que él era muy introvertido, su trabajo consistía en eso, seducir, endulzar y leer a su acompañante, para poder satisfacerlo plenamente, no sólo sexualmente, sino emocional y culturalmente; él consideraba su "profesión" casi como un arte, los recursos con los que debía contar eran mucho mas que un cuerpo trabajado y una cara bonita,  estaba seguro que como psicólogo hubiera tenido demasiado éxito, pues muchas mujeres y hombre mas que un revolcón, buscaban compañía y alguien que les escuchara por un rato y en eso, él si se consideraba como el mejor, tanto así que su cartera de clientes era bastante extensa y selectiva, podía darse el lujo de rechazar o aceptar a personajes de las mas grandes esferas, desde políticos hasta estrellas de cine.

-… ¿Terminaras la pregunta que estabas por hacerme antes de que nos interrumpieran? – cuestionó sacando al su acompañante de sus cavilaciones.

-¿Eh? Sí, perdona si soy indiscreto pero, si tu familia es de las más poderosas en Japón ¿Qué haces tú desempeñándote en algo así?

-No te preocupes, la pregunta no me ofende en lo mas mínimo – tranquilizó con media sonrisa – fueron muchos factores los que me llevaron a emanciparme de la familia, no creo que te interese realmente que entre en detalles, sólo te diré que hubo desavenencias que no pudieron ser libradas, ahora no llevo una buena relación con ellos, casi hui del país y… - calló por unos segundos dudando en continuar – digamos que algunos conocidos me encaminaron a realizar esto, no esta tan mal ya que te acostumbras, no soy un degenerado, mi servicio de acompañante va mas allá del sexo.

-Si tu lo dices – musitó no muy convencido, no le interesaba mucho continuar con aquella platica, afortunadamente el director llegó en esos instantes, salvándolos de la incomodidad.

***

La charla duró muy poco luego de que los tres estuvieron juntos, el director extendió sus agradecimientos y como juego pidió alguna de las tarjetas del rubio, prometiendo recomendarlo con sus conocidos; Naruto no lo tomó a mal, sabía que aunque sonara a broma, algún beneficio le traería ese episodio en su vida.

Igual a Sasuke también se le ofreció una de aquellas tarjetas y éste la tomó no queriendo ser descortés, la guardó en su cartera y se despidió dejando atrás al director y al rubio.

 

***

 

Su rutina era sencilla, estudiar un poco los libretos, algunas juntas con los creativos; básicamente trabajo, trabajo y más trabajo.

Llegó hasta su departamento y se apresuró a meter la llave en la cerradura, desde fuera podía escuchar el timbre del teléfono, casi corrió aventando llaves y cartera en la mesilla cerca del comunicador, todo quedó despatarrado, pero su prioridad era alcanzar a contestar.

-Hola – respondió agitado, alcanzó a leer el número en el identificador y era claro que su madre sería.

-Hijo – saludó alegre la voz de mujer – creí que no me contestarías, después de todo es muy difícil comunicarse contigo – reclamó.

-Es el trabajo, madre.

-El trabajo – musitó fingiendo enojo – para ti siempre es mas importante el trabajo, es un milagro que aun conserves esa relación, seguro que tu pareja debe tener montón de cualidades, de otro modo no me explico como te tiene paciencia.

-Es que me quiere – contestó con la seguridad que da el mentir infinidad de veces –, y yo le quiero, es lógico que nos entendamos.

-Eso me hace muy feliz hijo, no sabes lo emocionado que estamos tu padre y yo al saber que pronto le traerás a casa, estamos orgullosos de tus logros, pero lo que mas deseamos es que formes una familia.

Sasuke tragó saliva al escuchar aquello, no quería decepcionarlos, no quería ver esa mirada en los ojos de su padre, aquella que le hacia sentir inferior, esa que le decía que nunca sería digno de ostentar el apellido Uchiha.

-Sí, también muero por que le conozcan, seguro que quedaran encantados, su sola sonrisa es cautivadora.

-Oh hijo, me agrada que estés siendo tan abierto, siempre me racionas la información, cuéntame mas para poder aguantar de aquí hasta la boda de tu hermano, dime ¿Cómo es, cual es su nombre? Me parece tan extraño que en este tiempo ni siquiera eso nos digas. – suplicó de manera casi lastimera.

-¿E-el nombre? – Preguntó nervioso - ¿Por qué quieres saber su nombre?

Una risilla se escucho por el auricular como respuesta – No seas tonto, es obvio que quiera saber su nombre, después de todo, formara parte de la familia muy pronto.

El pánico se reflejaba en el rostro de Sasuke, afortunadamente era una plática por teléfono, no quería ni imaginarse como estaría si tuviera a su madre enfrente. Creyó que nunca llegaría el momento de hacerle frente a esa mentira, no estaba preparado, a pesar de haber dicho que tenía una pareja, ni nombre le tenía al ente imaginario.

¿Qué hacia ahora? ¿Cómo respondía a los cuestionamientos de su madre?, revisó el apartamento en busca de cualquier idea que le llegara a la mente "Betty Croker" leyó en la barra desayunadora aquella caja de mezcla para panqueques "no Sasuke no seas imbécil, no se creerá esa" se regaño mentalmente "¿Jack Daniel´s?"  Barajó al observar hacia el pequeño bar "Estúpido, estúpido, estúpido"  se regañó casi hiperventilando. Estaba a punto de contar la verdad, dándose por vencido, la presión estaba acabando con él, hasta que algo le hizo voltear a la mesilla donde su cartera quedó toda abierta, fue como una revelación, como si dios le dijera "Hijo si existo, date cuenta y como prueba, esto" y  ahí estaba la solución a sus problemas, asomando coquetamente, con una caligrafía elegante, en letras doradas y fondo nacarado, casi sonriéndole la muy maldita; el oasis para un sediento. Y así lo tomó.

Estiró su brazo hasta coger la descarada tarjeta entre sus manos.

-Naruto – contestó con voz ahogada, tratando de no carraspear debido a la sequedad de la garganta – su nombre es Naruto Namikaze – reiteró con un hilo de voz.

-¿Namikaze? – Preguntó con asombro marcado - ¿De los Namikaze que yo conozco?

-Em… creo que sí, mamá, no quisiera dejarte colgada, pero ahora no tengo mucho tiempo – se excusó, pues no creía poder seguir manteniendo una platica coherente – tengo algo que hacer y…

-No digas mas – interrumpió contenta – seguro que Naruto pasará por ti ¿Verdad?

-Así es ¿No te enfadas si hablamos luego? Tenemos mucho que arreglar para el viaje…

-Entiendo cariño, no te preocupes, yo igual estoy ocupada, cuídate.

-Hasta muy pronto madre, les llamó para que vayan a recogernos.

Dio fin a la llamada telefónica y con la cara congestionada se dejó caer pesadamente.

"No puede ser" se lamentó  restregándose la cara con ambas manos "Dios ¿Por qué permites que cometa tantas estupideces?" cuestionó mirando al cielo.

Una cosa estaba clara, él que de alguna forma desdeñó la ocupación del rubio, ahora no le quedaba de otra más que solicitar sus servicios y más le valía hacerlo ahora mismo. Sólo esperaba que Namikaze no tuviera otros compromisos y accediera, haría uso de sus ahorros si era necesario.

Se armó de valor, suspiró profundo un par de veces y finalmente marcó los dígitos en el teléfono, la línea dio tres tonos antes de escuchar.

-Naruto al habla ¿En que puedo servirte?

 

 

TBC…

Notas finales:

Bienvenidos a este nuevo proyecto. Iré aumentando las advertencias, aunque nada grave, será algo ligero (maldito mpreg, veremos como evoluciona, pero espero prescindir de él en esta ocasión)

Igual pido disculpas para quien está esperando el final de ¿Casados? en mi defensa les diré que ya está escrito, pero lo tengo en revisión y la beta no me a dado respuesta, está de vacaciones y no quisiera colgarlo así nada más, es el final y creo que debe estar muy bien cuidado. Les pido paciencia.

y abusando de la buena voluntad, si pudieran pasarse por el desafío que e planteado, les agradecería infinitamente.

Algo se me olvida, pero no recuerdo, cualquier duda siéntanse libres de planteármela. Por cierto, esto va sin beta (que yo soy muy alfa XD)


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