Muerte en la noche
Por Paz
Capítulo Único
La celebración se había efectuado en un reconocido local, a cuenta de la empresa corrían todos los gastos, habían comido y bebido hasta saciarse, llegando a un punto en que no reconocía donde estaba o porque seguía bebiendo.
Alrededor de la medianoche comenzaron a marcharse los que estaban casados, entre ellos los jefes de departamento. El pertenecía al grupo de los solteros, por ese motivo se quedo un par de horas más.
Al marcharse, más de uno se ofreció a llevarle en su coche, más él lo agradeció negándose a aceptar aduciendo que vivía cerca y que caminar le ayudaría a despejarse.
Se marchó tambaleándose, no muy seguro sobre sus pies, su mirada percibía como si todo se moviera delante de él de manera borrosa y su mente flotaba entre efluvios alcohólicos. A poco de estar en la calle una imperiosa necesidad de descargar su vejiga se acometió. No se dio cuenta que estaba cruzando por un barrio elegante, pero si pudo observar el frondoso parque que estaba al otro lado de la calle, miró a derecha e izquierda, había escasa circulación y en aquel momento no se veía ni un alma por la calle, decidido cruzó, con un poco de suerte podía encontrar unos setos donde aliviarse. Aún bajo los efectos del alcohol era consciente que tenía que haber pensado en ello antes de salir del local, solo esperaba que no le pillara la policía y le detuviera por escándalo público.
Estaba regando uno de los setos cuando se fijo en el bulto que había al otro lado, fijo mejor la mirada dándose cuenta que se trataba de un individuo, dejó escapar una risilla ante el pensamiento de despertarla a patadas, advirtiendo que dormir sobre el césped no estaba permitido, en ese instante, la luna asomó por entre las oscuras nubes que anunciaban tormenta y se vió contemplando el rostro de un ángel. Se quedo tan extasiado mirándole que olvido dar una última sacudida a su pene para que cayera la última gota, aturdido por el exceso de bebida se acercó para verle más de cerca olvidando lo que estaba haciendo.
Es un chico joven y mantiene la cabeza apoyada en una bolsa de deporte, solo entonces desconcertado mira a su alrededor viendo la proximidad de un tablero de basquetball, posiblemente el chico estaba practicando y agotado se quedo dormido ahí mismo. Es lo más coherente que ha sido capaz de coordinar.
Al acercársele confirma lo que ya había advertido, tiene unas facciones delicadas y el contorno de su rostro así dormido le resulta femenino, sus cabellos negros le caen sobre la frente, la relajada expresión del durmiente le da una vez mas la impresión de estar delante de un ángel.
Aún aturdido por la ingesta de alcohol, su mente no coordina, y llevado por un impulso se arrodilla a la altura de sus caderas, estira la mano tocando apenas los cabellos y separándolos de su frente, al acercó percibe un suave y cálido airecillo en la palma de su mano.
Se fija en sus labios entreabiertos, en el suave movimiento de su pecho al ritmo de su respiración acompasada.
Aparta con renuencia la mirada de su rostro deslizándola a lo largo de su cuerpo, aunque aturdido por el alcohol percibe que el chico es alto, delgado y de músculos firmes, el deporte ha modelado su cuerpo, lo presiente bajo la ropa de deporte que viste. Cree comprender que el chico a estado practicando hasta el agotamiento, por ese motivo duerme tan profundo.
La circulación que proviene de la cercana autopista no le desvela. Esa certeza y la ingesta de alcohol le vuelven audaz, acaricia su rostro, la suavidad de su piel, le da la certeza que es mucho más joven de lo que aparenta. Ni siquiera se advierte la sensación de vello en su rostro.
La certeza que continua dormido, le incita a continuar, sus dedos descienden hacia su cuello, tropiezan con el borde de su chaqueta, llevado por el deseo de tocar más de esa deliciosa piel, se ayuda con la otra mano para bajar el cierre, apartando los extremos a su costado, y tal como suponía, debajo lleva una sudadera de tirantes, con una torsión de su mano grande y de largos dedos, la desliza por debajo de la tela, percibiendo la suavidad de su piel y el rítmico aleteo de su corazón, nota un cambio en la expresión de su rostro cuando las yemas de sus dedos rozan uno de sus pezones y ve como sus labios se entreabren un poco más dejando escapar un leve suspiro.
Alentado por su reacción, quiere algo más que tocar, con ambas manos sujeta la tela y la rasga como si fuera papel. Dejando al descubierto pecho, su mirada le recorre con hambre, ya no tiene suficiente con mirarle, quiere sentirse dentro de ese cuerpo de ensueño, sus manos ansiosas se posan en la cinturilla del pantalón y sin pensar en las consecuencias de su acción va dejando libre más piel, se fija en su vientre plano, en el hoyito de su ombligo, afloja aun más la goma para pasar por sus caderas, es un poco complicado, pero facilita su tarea que el chico no despierta.
Observa que comienza a tener frío porque sus músculos se estremecen. La noche es fría, él esta dispuesto a calentarlo. Lo supo apenas le reconoció, era él único hijo del presidente de la compañía donde trabajaba. Un fanático por el basquetball. Algunas veces le ha visto cruzar los pasillos de la compañía para reunirse con su padre, y ahora lo tiene a su merced.
Le quita las deportivas y acaba por despojarle de su pantalón, dejándole desnudo parcialmente, solo con los calcetines y la chaqueta, junto a la destrozada sudadera.
Es en ese instante que se da cuenta que ha olvidado cerrar la bragueta de su pantalón y que su miembro, eréctil esta presto para meterse dentro de ese culo que supone virgen.
Separa sus piernas, alzándolas sobre sus hombros, el chico continúa dormido, pero sabe que no por mucho tiempo, no necesita amordazarlo apenas reaccione, su propia mano cerrada en torno a su cuello le cortara la respiración, dejándole inerte a cualquier reacción, su propia chaqueta ha inmovilizado sus brazos al levantarla por encima de su cabeza. El agotamiento del chico le ha permitido inmovilizarle a su gusto.
Su mano libre posesiona su miembro en su ano, empujándole hacia dentro, su cuerpo se resiste a abrirse, por lo que da un fuerte movimiento a sus caderas que rompe su ano y traspaso sus esfínteres. el cuerpo se estremece violentamente y sus ojos se abren con sobresalto, s boca se abre presta a gritar de dolor, cuando su mano se cierra en torno a su cuello y su pulgar presiona dolorosamente su nuez impediendole respirar.
Le ve boquear al faltarle el aire, afloja la presión al mismo tiempo que le embiste una y otra vez, esta tan estrecho que las sensaciones que experimentan le cortan el aliento, el chico aterrado por la dolorosa experiencia que esta pasando, solo puede dejar que las lágrimas caían de sus ojos hacia sus sienes, su cuerpo se sacude por los espasmos de dolor que siente con cada arremetida.
Se sacude y agita con la clara intención de impedir que prosiga, pero sus esfuerzos le producen mayor placer y su pene henchido por la excitación de cogerle crece aun mas llenándole hasta limites insospechados, ve la sangre enrojece los labios del chico y el deseo de probarle, le incita a cambiar su posición, deja caer las piernas lasos del chico y sin dejar de embestirle se inclina atacando su boca con lamidas y mordiscos, su lengua se estira dentro de su boca, saborea el sabor acre de su sangre y se mueve por su interior, siente que va a venirse, que su cuerpo colapsa por el y decide darle un nuevo uso a esa boquita deliciosa, sus dedos aprietan sus mandíbulas obligándole a mantener la boca abierta, sabe que no por mucho tiempo, su miembro que ya ha comenzado a expulsar su semen le es metido dentro.
El chico se sacude preso de las arcadas cuando se lo mete estirando sus labios hasta el punto de dar la impresión que sus comisuras se rasgan, traspasa su campanilla y llega a su garganta que sufre espasmos incapaz de soportar la presión de su tranquea. Se lo saca porque no quiere que se ahogue antes de acabar con él.
Su orgasmo es tan intenso que su pene se sacude contra el paladar del chico soltando su contenido y obligándole a tragar a riesgo de ahogarse.
Luego satisfecho, se recuesta sobre él, inmovilizándole con su peso, su mano descendiente hasta su garganta, su boca y su lengua se apoderan de la del chico al sentir la necesidad de darle un último beso, al mismo tiempo que busca placer frotando sus caderas contra las del joven, hasta su boca llega el sabor de sus lágrimas, se traga sus gemidos de dolor hasta sentir que leve sonido como si algo se rompiera.
Continuó un rato más hasta percibir la quietud del chico, solo entonces, se dio cuenta que solo disfrutaba con su resistencia, si él ha dejado de moverse ya no tiene sentido seguir allí, se tambalea el incorporarse, guarda su pene dentro de su slip y acomoda su pantalón.
***************************
No es consciente como llegó a su casa, solo sabe que despertó tumbado en su cama con una resaca de impresión y sin recordar como ha acabado la noche.
Era algo habitual cuando se emborrachaba, por lo que no lo consideró preocupante.
Se tomó un reconstituyente especial de su invención para quitarse la resaca y luego tomó un fuerte desayuno, sus casi dos metros de altura y sus noventa kilos de peso necesitan una buena alimentación.
Una hora después traspasaba las puertas que le llevaban a su lugar de trabajo.
-¿Qué es lo que pasa? –preguntó al ver los rostros cariacontecidos de sus compañeros.
-No se conocen los detalles aún…, solo nos han comunicado que ha muerto el hijo de Rukawa-sama.
-¿Muerto? –creyó recordar de haberle visto por allí algunas tardes a un adolescente- ¿Cómo ha sido? ¿Algún accidente?
-Nadie sabe nada…, hay muchas especulaciones, pero ninguna confirmada. A Uozumi-senpai se le ha escapado decir que mientras estábamos festejando su ascenso, allí cerca el chico encontraba la muerte.
-Por lo que se sabía de él, le gustaba practicar basquetball a la caída de la tarde, cuando el sol estaba bajo –dijo uno en un susurró.
-A doscientos metros del local hay un parque grande, y tiene cancha, pudo haber sido ahí.
-Akagi-san, Tú que te fuiste andando, ¿viste algo extraño?
Sacudió la cabeza negando. Ni siquiera recordaba ese detalle.
Uozumi-senpai entró a poner orden entre los oficinistas.
-Todos a trabajar…
No necesitaron que se lo repitieran, cada uno se fue a su mesa.
Akagi-san encendió su unidad central y comenzó a trabajar, mientras pensaba si tenía un traje negro para acudir al funeral.
-¡Shimata! Tengo que salir a comprar uno. –farfulló con enojo.
Fin
15 de agosto de 2012
Paz