LA CHICA PERFECTA
Jiraya le había recomendado muchas veces a Naruto que se buscase novia. ¿Por qué éste nunca le habría hecho caso para hacerle feliz? Ahora Jiraya estaba muerto y él no tenía pareja aún.
Entristecido todavía por la pérdida del viejo, se dirigió a su casa tras una misión y se estiró en el tejado, observando el despejado cielo nocturno. ¿Jiraya le estaría observando donde sea que estuviese? Y, en ese caso… ¿Estaría orgulloso de él? En ese momento, nuestro rubio protagonista vio una estrella caer. ¿Podría ser acaso… una lágrima de Jiraya? ¡Oh, Dios! ¡Necesitaba encontrarse inmediatamente una novia!
Decidió entonces hacer una lista con las propiedades de cada mujer que le gustaban más.
A ver, empezando por Sakura… ¿Qué era lo que más le gustaba de ella físicamente…? Oh, sí, los senos, sin duda. ¡Los senos de Sakura eran una maravilla! Tan pequeños, que casi parecían inexistentes… Naruto se imaginó entonces ese diminuto pecho y sonrío ante la idea de que Choji tendría seguramente más pecho que Sakura.
Cogió una hoja de papel y escribió “Pechos pequeños”.
La segunda candidata era Hinata. Ella tenía un carácter pacífico y tranquilo, además de tímido, que Naruto odiaba. Necesitaba que estuviesen sobre él, no que tardasen mil años a decirle las cosas. De Hinata podía destacar su cintura. Sí, una cintura delgada, suave al tacto. Eso le gustaba.
Escribió en la lista; “Cintura delgada”.
Luego pensó en Temari. Físicamente no le gustaba en absoluto. Psicológicamente, en cambio, le gustaba su punto de “rebeldía”. Ese carácter duro y difícil, como poco débil, le gustaba. Pensó que sería “problemático” tenerla como pareja, pero que se lo pasaría bien con ella.
Entonces escribió “rebelde”.
La siguiente fue Tenten. De la morena podía destacar su destreza con las armas. La chica ideal de Naruto no sólo tenía que ser bonita físicamente, también tenía que saberse defender en el campo de batalla. Al rubio no le gustaba la idea de una mujer que se quedase todo el día en casa. Prefería una mujer que fuese capaz de acompañarle en las misiones. Visto así, la destreza de Tenten era excelente.
Escribió “Destreza Ninja”.
Pensando en más mujeres de la villa se le vino a la mente la hermosa Anko. De esa mujer le había interesado el sello que tenía en el cuello – parecido al que anteriormente tenía Sasuke. Además, le encantaba la manera en la que se ataba el pelo, con un moño, dejándolo revuelto. Se le hacía realmente atractiva. El pelo negro también le gustaba.
Sin dudarlo ni pensarlo más, escribió “con tatuajes” y “con el pelo revuelto y oscuro”.
De Anko pasó a Shizune, la ayudante de la Hokage (de esa mujer no hacía falta decir nada, Naruto odiaba pensar en ella como en una mujer). Shizune no era sexy, pero era mona. Y eso no le gustaba demasiado a Naruto – los hombres las prefieren sexys. Pero lo que más le gustaba a Naruto era la mirada de la mujer. La forma de los ojos, tal femenina. Era bonita. Y los ojos, oscuros completamente, eran mágicos.
Naruto escribió “Ojos negros y femeninos”.
Nuestro protagonista dudó sobre la segunda palabra. ¿Negros? Sí, era cierto que los ojos negros le gustaban, pero también se le hacían muy sexys los ojos rojizos de Kurenai. Esa mujer era una bomba, sin duda, pero la parte más atractiva que Naruto le veía eran los ojos rojos. Una mujer era hermosa con los ojos rojos, seguro.
Escribió “Ojos a veces rojos”.
No podía seguir escribiendo su lista sin antes pensar en una de las mujeres más deseadas de Konoha; Ino. Ino era bonita; rubia con los ojos azules. Físicamente pasaría por su hermana. No podía permitirse ir por la calle agarrado de la mano de su novia y que los tomaran por hermanos. Toda la villa debía saber que él poseía a la mujer más hermosa. Entonces pensó en la primera Ino que vio, la del bosque de la muerte. Le gustaba como vestía. Sobretodo…. Naruto se sintió avergonzado; le gustaban sobretodo sus manoplas. Esas que llevaba cuando era joven. Aquellas que se parecían tanto a las de su amigo perdido….
No se lo pensó más; “Manoplas azules y blancas”.
Finalmente, la última mujer que podía recordar en esos momentos, era Konan, la de Akatsuki. No le quitaría esa mujer a Pain por nada del mundo – no quería morir tan joven – pero en el fondo amaba la mirada indiferente de esa mujer. Bueno, y había que admitir que el negro del traje de Akatsuki le sentaba muy bien…
Suspiró y escribió; “Vestir de Negro. Mirada indiferente”.
Observó la lista que había escrito y sonrió irónico.
- Pechos pequeños.
- Cintura delgada.
- Rebelde.
- Destreza Ninja.
- Con tatuajes.
- Con el pelo revuelto.
- Con el pelo oscuro.
- Ojos femeninos.
- Ojos negros.
- Ojos a veces rojos.
- Manoplas azules y blancas.
- Vestir de Negro.
- Mirada indiferente.
Llegó a la conclusión de que su mujer perfecta debía tener pene y llamarse Sasuke.