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Nota de sangre por sherry29

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Notas del fanfic:

Escrito en un momento de extraña deseperación. 

 

Nota de sangre

La sangre mana, la sangre brota… sobre la guitarra se desbroza.

En tus ojos, la muerte palpitaba. Mi corazón, destruido te llamaba.

 

Cuando lo único que has amado solo desea la muerte, tu dolor solo puede ser plasmado en las notas desesperadas del death metal.

 

Las luces del escenario se encendieron, incandescentes y enceguecedoras. El escenario trepidaba con la gente enfebrecida, ebria de emoción y éxtasis.

Era la primera vez que Federick cantaría esa canción. La canción dedicada a él. A su amado Jacob.

Jacob amaba a Federick, pero odiaba mucho más la vida. Por eso, hacía cuatro meses atrás, Jacob se había abierto la tapa de los sesos con una nueve milímetros y había terminado con todo.

Federick le había visto hacerlo. Había entrado a casa justo en el momento en que Jacob colocaba el arma en su sien y sin cambiar la mirada de determinación con la que había visto a Federick atravesar la puerta, se había dado el tiro de gracia.

Federick nunca había llorado a Jacob, ni un solo día. Pero sí le había escrito una canción. La canción que iba a cantar en ese momento en aquel festival de metal.

La noche estaba oscura, como siempre había estado el alma de Jacob. La primera nota de Federick era baja, lenta. Sus dedos acariciaban la guitarra como si fuese el mismo Jacob. La gente se ponía más excitada.  Las luces parecían poder fulminar.

¿Cómo se salvaba lo que no quería ser salvado? Decía la primera estrofa. ¿Cómo se salva un alma que ya no late, que ya no sueña? Las campanas sonaban para ti desde hacía muchos años, pero yo nunca pude escucharlas, seguía el estribillo. Y de hacerlo no hubiera podido evitar que siguieran llamándote, y tampoco hubiera podido impedir que tú marcharas hacía su sonido hipnótico de muerte.

La gente pareció enloquecer. Las notas de la guitarra se iban volviendo cada vez más rápida, tanto que las cuerdas de la guitarra parecían quemar los dedos de Federick. Su voz gutural cantaba la siguiente estrofa: La recriminación de su corazón destrozado andando hacia la nada.

Cuando el clímax de la canción llegó, la velocidad de las nota se volvió peligrosa. Una cuerda cortó tres dedos de Federick. La sangre manó hacia la guitarra, y el sonido aumentó, más rápido, más doloroso, más intenso.

Federick sintió la electricidad del dolor recorrerle, neurálgico, como si estuvieran tocando el más sensible de sus nervios, mientras su voz, gutural y desesperada, rasgaba la noche perdiéndose en el firmamento.

Los ojos de Jacob volvieron a mirarle. Mientras las notas se hacían casi imposibles para cualquier mano, esa mirada, perdida y distante, volvió a traspasarle. Certera, taladrante como el dolor. El sonido del balazo atravesándole la cabeza, la sangre, la desesperanza y la muerte.

Federick bajó la cabeza por un instante y vio su guitarra manchada de sangre. Con las notas reduciéndose lentamente hasta apagarse por completo en un último acorde.

El silencio volvió, por pocos instantes. Sus ojos contemplando la noche, recordando la última mirada de Jacob. Su mano seguía sangrando. Su corazón también. Entonces muy ligeramente, casi como un silbido del viento él también las oyó.

Las campanas habían empezado a sonar para él.

 

Julxen 09/ 2012.


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