Amnesia
Por
Konan- chan e Iyari
Capítulo 18
Llorar y rogar
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-veo que eres rápido, traidor- habló esta vez Misa.
-¿por qué lo dices? ¿Acaso lo dices por aquel kunai de chacra? ¡¿Es enserio?! ¡Es tan estúpido! sólo me distraje un poco- con su tono de burla y prepotencia que enfado a la aludida
-debes saber que distraerte durante una batalla puede ser tu perdición-
-también puede ser tu perdición el ser predecible- terminó de decirlo, tomó a Kyubi/Kuromaru que aún estaba a sus pies y saltó para arriba al sentir la sombra de esa niña detrás suyo.
-sigues cometiendo los mismos errores- susurró para sí mismo-ahora viene…-
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-hum-bufó Misa-eso era lo que planeaba- las sombras que poseía se había dividido en muchas partes y salieron del suelo atacando a Ayumu, el cual lo esquivo con facilidad.
-¿es lo único que tienes?-preguntó decepcionado.
-¿cómo es posible?- tenía sus ojos como platos, hasta ahora nadie había podido escapar de sus ataques.
Estaba débil, tenía que aceptarlo pero aún le quedaba chacra para luchar con esos niños, parecían como si vinieran a pelear por turnos, creyó que lo estaban tomando como un chiste ¿por qué no le atacaban todos a la vez? No, ellos estaban haciendo aquello para cansarlo, sabían que él podía acabar con todos si atacaran todos al mismo tiempo. Una buena estrategia pero no tan buena, tenía energía, fuerza para luchar tres días seguidos, lo que no tenía era condición, su cuerpo estaba jugándole una mala pasada.
Ahora ¿quién vendría? Tenía que activar su sharingan, tenía que predecir sus movimientos. Sólo sonrió, ahora vendría aquel joven de trenza y grandes cejas y aquel rellenito. Sería interesante.
-kyubi, no te muevas- pidió Ayumu al perrito, miró al peli café y sonrió con prepotencia el cual se enojó.
Eiji no podía actuar, ese perro tenía que estar con ese azabache ya que si lo hacía por la nada, no sería divertido, esperaría hasta el momento que Kuromaru se haya vuelto una carga y que a ese niño lindo se le acabara el chacra.
Pasaron así minutos que para el cuerpo de Ayumu eran como horas, no, hasta días, ese taijutsu, el que tanto conocía mejoró con los años, claro que debía haber mejorado con los años, ese gejutsu también lo había hecho. No podía perder ante aquellos ataques físicos y mentales, aunque era muy difícil, esos dos tenían una perfecta sincronización, era difícil y la rapidez para la creación de gejutsus era algo que admirar, pero no estaba ahí, para admirar o para alguna otra cosa más, tenía que llegar donde sus padres rápidamente.
Ataques físico combinado con ataques de ilusión, una combinación magistral de esos dos chunnins, era tan difícil predecirlo, pero gracias a su sharingan lo podía hacer.
-no es posible que seas capaz de resistir a nuestros ataques- habló Haruto.
-sí, es sorprendente, hasta ahora nadie ha podido vencernos- hablaba Chiharu.
-tal vez, pero siempre hay una primera vez ¿no?- sonrió nuevamente con prepotencia Ayumu mirando a Kyubi/Kuromaru que movía su colita como si le dijera que siga luchando.
Flash back
Estaba listo para entrar a su casa aunque no había encontrado excusa coherente para lo de su camisa, bueno podía decir que estaba lleno e arañazos ya que se había caído y demás ¿pero su camisa? tenía que decir algo convincente.
-llegue- su voz denotaba nerviosismo.
-¡que te pasó!- salió Naruto a recibir a su pequeño hijo, que al verlo así sólo puedo correr por una toalla para cubrirlo, estaba tan lastimado, parecía que había sido atacado por algún animal.
-bueno…- no sabía cómo explicar, así que solamente diría lo primero que se le viniera a la mente-ahhhh- cuando empezó a hablar su azabache padre el cual detectaba cualquier mentira que saliera de su boca, ahora si tenía que su imaginación creara una historia convincente-
-¿puedes decirme porque estás desnudo?- hablo Sasuke mirando al niño que se sacaba los zapatos llenos de lodo y la camisa colgada en uno de sus hombros-
-Bueno…oto-san, oto-chan…- enserio su mente no tenía nada que decir, su boca no se movía.
-después nos explicas Yuu-chan-sonrió su oto-chan tomándolo de los brazos- ahora sólo vete a tomar un baño caliente para que no te enfermes, mañana tienes clases así que no puedes faltar- amaba tanto a su oto-chan, que hacía que el corazón le latiera a mil por hora aunque se sentía mal por mentirle, bueno en realidad aún no le mentía, pero en solo pensar aquello hacia que sintiera una opresión en su pecho y recordó repentinamente lo triste que había sido al inicio. (Importante)
-si- sonrió, con un beso en la mejilla de Naruto, el cual saco un sonrojo del aludido corrió hacia el segundo piso.
Entro a la ducha agradecía a todo lo que se moviera y a su oto-chan eso, ahora tenía un poco más de tiempo para pensar en que les diría y ahora tenía la oportunidad de esconder su camiseta. Salio lo más rápido de la ducha, al sentir que su cuerpo ya estaba caliente y ya no sentía frio. Salio del cuarto de baño, aún era un poco temprano y faltaba un poco para la hora de la cena. Camino hacia su cuarto con gran alegría, podría ver a su cachorrito. Entro a la habitación, lo sacó del armario y lo puso sobre la cama, ahora que lo miraba mejor era tan lindo, el pelaje que tenia se parecía mucho al color de los ojos de su oto-san. Aunque parecía que el pequeño animal aun no podía caminar muy bien, notó como este reptaba en la cama y buscaba algo, no sabía lo que buscaba, ¿acaso tenía hambre?, eso aprecia, pero no tenía idea quedarle, se cambió rápidamente de ropa, se puso su pijama y puso nuevamente al perrito dentro del armario nuevamente abrigándolo muy bien.
Bajó las escaleras de camino hacia la cocina y al llegar vio como su padre estaba dando los últimos preparativos para la mesa, se sorprendió de que sólo preparara tres platos.
-¿Tsunade obachan y Shizune neechan no van a venir?- preguntó llamado la atención de los adultos.
- tuvieron una reunión de emergencia en el país vecino así que no regresaran en un mes- respondió Sasuke tomando una taza de café-explícame ahora por que llegaste desnudo- preguntó Sasuke mirándolo de soslayo, mientras tomaba otro sorbo de su amada sustancia amarga sin azúcar tratando de notar cualquier gesto de su hijo.
-…-no respondió, le era bastante difícil hacerlo no había pensado en nada desde el inicio.
-Bueno…- agachó la cabeza preocupando a sus padres -verán, salí de casa y me atacaron unos lobos, corrí y caí por un barranco al rio y de ahí casi me ahogo. Después todo pasó tan rápido que termine escondido en unos arbusto para que un oso no me atacara, utilicé mi camiseta como señuelo y el oso se fue-eso es lo que paso- deseaba que le creyeran de un momento recibió el abrazo de oso de Naruto el cual lloraba a borbotones.
-mi niño, estas bien- preguntó preocupado revisando el cuerpo de su niño- estaba tan feliz que su oto-chan le creyera aunque lo ponía triste el engañarlo.
-mentira, dinos lo que realmente paso-su azabache padre arruino completamente su carta de triunfo, su historia estaba arruinada-
-¿cómo sabes que miente?-Naruto vio a Sasuke y Sasuke lo veía con ojos que decían que “tarado y te llamas su “madre”.
Bueno, ya no sabía qué hacer, sabían que estaba mintiendo ahora tenía que contar una tonta historia.
-bueno salí de casa y cuando estaba de regreso, cayó un trueno tenia tanto miedo que salí corriendo y mi camisa quedo atrapada en una rama y se rompió, luego tropecé con una piedra y caí a unos arbustos…-terminó de contar su tonta y sosa historia, de seguro no le creerían y descubrirían a su nuevo amigo. En su mente pensaba ¡quién creería semejante historia! Estaba listo para cualquier cosa afrontaría la realidad y si de eso dependía estar cerca de su nuevo amiguito sacaría su última carta la cual era…llorar y rogar.
-¿Te encuentras bien?- preguntó Sasuke a su hijo viéndolo de manera seria-¿no te duele nada verdad?- le habían creído, esa tonta y sosa historia la creyeron. Él no era así ¿no? Entonces por qué le habían creído algo tan mal planeado. Quien entendía a los adultos, eran tan ingenuos.
-si…estoy bien-
-así que eso sucedió, mira te prepare un rico chocolate por que no te lo tomas pronto será hora de cenar – sonrió su “mamá” dándole una taza de leche con chilate caliente, bueno, al final y al cabo le habían creído, eso era lo que le importaba.
Ya era hora de la cena y Ayumu estaba preocupado por su pequeño amigo, los tres comían en silencio y Ayumu tenía tanta curiosidad. No sabía que darle de comer a su cachorrito.
-oto-san, oto-chan…quero un hermanito-
-…-procesando la información.
-¡que!- Naruto simplemente se atragantó con un pedazo de comida y Sasuke… Sasuke, casi baña a Naruto en café.
-bueno…quiero saber con qué alimenta un bebé- preguntó nuevamente, empleado palabras más claras.
Solo respiraron profundamente, tenía que haberlo pensado antes, su hijo sería el único que les vendría con tal petición que al final era una pegunta. No entendían a su hijo pero esa actitud fresca, la había heredado de su amado oto-san.
-ahhh. Te referirás a eso, creo que debes leer más libros Yuu-chan-habló Naruto con una sonrisa- bueno un bebe se alimenta de leche-explicó.
-leche-gracias oto-chan-sonrió, ahora ya sabía que tenía que darle a su perrito.
Subió a su cuarto muy emocionado. Sasuke y Naruto se quedaron en la cocina tomando una taza de café (decima de Sasuke)
-En verdad creíste la historia de Ayumu- lo miró con algo de desconfianza, su amado esposo no podría ser tan, sin ofender, tonto.
-claro que no lo hice, sólo le seguí la corriente- sonrió dulcemente-aunque me hiciste quedar como un torpe- hizo un mohín.
-pues de todo se puede esperar de ti, dobe-
-oye, no escuchaba eso hace mucho tiempo, teme- Naruto dejó la taza de café en la mesa y se acercó hacia Sasuke para darle un pequeño besito en la mejilla-jajajaja-rió a carcajada abierta- ahora mira quien tiene la cara de dobe, teme- Sasuke había quedado tieso ante tal acto,
-ya verás Naruto, me vengaré- se levantó igual que Naruto.
-uyy, sí… que miedo- fingió estar asustado. Sasuke lo iba atacar pero Naruto tropezó con un cojín y cayó de lleno al sofá.
-veo que te gusta estar siempre debajo de mí, Naruto- sonrió Sasuke acostándose sobre Naruto para besarlo tiernamente.
-teme-se sonrojó, había sido un besito realmente suave y lento, con tanto sentimiento que lo llenaba- ¿sabes, Sasuke?-llamó la atención de este-espero que también no hayas creído la segunda historia de Yuu-chan.
-¿por qué lo dices?-
-esa también fue inventada- sonrió de medio lado Naruto al ver que el gran Sasuke Uchiha había sido engañado por su propio hijo- soy su “mamá” no es verdad, es lo mejor que puedo hacer-
-entonces si es así ¿Qué habrá pasado realmente?- Sasuke abrazó fuertemente a Naruto.
-no lo sé, pero tengamos paciencia él nos lo dirá-
Mientras tanto en una habitación del segundo piso un pequeño azabache de hermosos ojitos estaba preparado para ir a dormir, sin antes ir a sacar a su pequeño amiguito para que durmiera con él.
El despertador había sonado, aun tenia sueño, mucho, pero tenía que levantarse tenía que alimentar a su amiguito, era media noche, nadie estaría despertó hasta esas horas, así que bajó hasta la cocina sacó la leche y la calentó, era tan obvio que la tenía que calentar, él no podía tomar leche fría ya que le hacía daño a su estómago, que tal si le pasaba lo mismo a su pequeño amiguito, no lo permitiría.
Ya una vez caliente la leche la enfrió hasta dejarla tibia, más fría que caliente, subía a hurtadillas con un platito para que su amiguito comiera, una vez en su cuarto se lo dio, dejó el plato cerca del perrito pero no podía comer. Acaso a su perrito no le gustaba la leche. Era imposible, pero ¿Por qué no comía? Y ahora caía en cuenta, recordaba que unos días atrás había salido de compras con su oto-chan y había visto a una mujer con un bebe, al cual tenía contra su pecho ¿acaso lo estaba alimentando? No lo sabía y no le vio importancia. Ahora que haría, él era a un bebe, no podía comer sólo y fue cuando se le ocurrió la idea del guante. Bajó nuevamente a la cocina y tomó un guante lo llenó de lecho he hizo un agujerito en uno de los dedos del guante. Para su sorpresa el perrito haba empezado a comer, estaba tan feliz que hasta se sonrojó por ello. Era tan lindo verlo comer. El perrito como había tomado un poco de leche y había caído dormido igual que Ayumu.
Ya había pasado más de un mes y medio desde aquel incidente, Ayumu aún no tenía idea de cómo había llegado hasta el punto en que nadie se enterara de la existencia de su cachorrito, el cual había crecido un poco más, este ya podía caminar, se veía tan lindo, era una suerte que este haya sido negro ya que no podía ser visto fácilmente por nadie en la oscuridad. Hasta el tenia algunos problemas para encontrarlo.
Ese día un nuevo alumno llegaría así que Iruka-sensei le había dicho que llegaran puntuales a clases, bueno su perrito también se había acostumbrado a estar en el armario, era extraño, pero le encantaba estar en lugares oscuros, el dormía y no hacia ruido y sabía a qué hora comer, era como si lo entendiera, era tan feliz que deseaba sacarlo al patio pero no podía, lo bañaba en agua caliente los días en la que su oto-chan y su oto-san estaban de misiones. Era tan lindo hasta le había comprado un lindo cepillo para cepillarlo y un peluche al cual este encantaba morder.
Estaba cansado por ese día de academia que sólo quería dormir, pero recordó que él se quedaría solo hasta mañana en la noche por las misiones de sus padres. Estaba tan feliz, ahora sí podría jugar con su cachorrito hasta muy tarde y sacarlo al patio a jugar mañana todo el día. No pudo imaginar todo lo que haría con su amiguito hoy y mañana, así que entró a su casa todo feliz. Subió las escaleras, ignorando totalmente las dos presencias que se encontraban en la sala, llegó a su cuarto en sus propias ensoñaciones abrió la puerta y entró, tiró su bolso en la cama y se dirigió a su armario, en donde se encontraba su cachorrito, lo que jamás se esperó fue que la puerta del armario estaría semi abierta.
-¡ahh!-gritó como un niñita pero tapo su boca. De nuevo le pedía a todos las cosas que se movieran que el perrito estuviera ahí, pero no, su cachorrito no se encontraba ahí. Su respiración se volvió agitada, estaba pensado lo peor, si su oto-chan lo vio. No, no, no y no…. Eso no podía haber pasado y ¿sí? No, tenía que buscarlo, tal vez estaba escondida en alguna parte de su cuarto. Habían pasado cinco minutos y su habitación estaba hecha un desastre. No estaba ahí. Tenía que tranquilizarse, si no, no podía pensar con calma, tenía que ser positivo, tenía que pensar que su perrito estaba en algún lugar de la casa y que su oto-chan no lo había encontrado. Sin más empezó a buscar en todos los cuartos del segundo piso, en el baño, en el cuarto de sus padres, una parte de él, sabía que era imposible, pero debía pensar.
Había destruido completamente el segundo piso de su casa al buscarlo, no estaba ahí, ni en el baño, ni en el cesto de ropa sucia, ni en esa extraña caja de extraño juguetes que había encontrado debajo de la cama de la habitación de sus padres, pero nada. Tenía que buscar ahora en la planta baja de su casa para ver si encontraba ahí a su perrito, era imposible ya que su perrito era tan pequeño que no podía bajar las escaleras, era aún muy pequeño, Dios, otra imagen mental surco su mente, y si ¿se había caído? Y ¿si había salido de casa y estaba perdido? Y si lo peor fuese que ¿se había lastimado? No, no, no podía pensar en esas cosas tan negativas, aunque dudaba mucho que el cayera de las escaleras pero aun así tenía que buscarlo en planta baja, no perdía nada por buscar ahí también, era mejor primero prevenir antes que lamentar. Bajó como un rayo por las escaleras dirigiéndose hasta la cocina ignorando nuevamente las presencias que se encontraban en la sala. Entró a la cocina empezó a sacar todo lo que había en las alacenas de la parte de abajo llamando a su perro, con un sonido repetido que salían de su boca y aplaudiendo animadamente para que así viniera hacia él, pero nada, estaba desesperado al borde del colapso mental por no encontrar a su perrito y hasta que lo había buscado en las repisas que se encontraban en lo alto y hasta dentro de la refrigeradora. Buscó por última vez en las repisas de abajo aun teniendo esa vana esperanza de encontrarlo ahí.
-Yuu-chan ¿Qué estás buscando?- preguntó una voz que estaba sobre él.
- estoy buscando a mi perrito- respondió sin darse cuenta,.
-¿enserio? Y desde cuando lo tienes-
-desde hace más de un mes. Pude engañar a mis padres para poder consérvalo-
-ahora entiendo del por qué se terminaba la leche-
-es que necesitaba alimentarlo- seguía buscando, respondiendo las preguntas automáticamente.
--entonces lo del futon…-
- si era mi perrito… tú siempre creías que era yo el que siempre mojaba mis futoness-
-si, como pude pensar que mi lindo niño, podría mojar la cama-
-sí, porque soy un niño grande-
¡¿Con quién estaba hablado?! Había estado tan distraído buscando a su perrito que había desaparecido entre las ollas, que no se había dado cuenta, había respondido todo lo que le habían preguntado.
-ahhhh- grito al ver a su oto-chan, recargado en la mesa, con una hermosa sonrisa y con un pequeño perrito en sus brazos. ¡Diablos! eso era su perdición, tenía que sacar su carta del triunfo, al fin y al cabo solo le quedaba: llorar y rogar…
Continuara…n.n