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Besos robados por Paz

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Notas del fanfic:

Disclaimer

Este fic está basado en Slam Dunk, los personajes pertenecen a Inoue Takehiko, no saco ningún beneficio utilizando sus nombres, cuyos derechos de autor le pertenecen. Mi propósito es distraerme y distraer colocándolos en situaciones fuera de lo normal, odian o aman, tiernos o violentos, acciones dramáticas o de acción, sazonado todo ello con un toque romántico.

 

 

Notas del capitulo:

Disclaimer

Este fic está basado en Slam Dunk, los personajes pertenecen a Inoue Takehiko, no saco ningún beneficio utilizando sus nombres, cuyos derechos de autor le pertenecen. Mi propósito es distraerme y distraer colocándolos en situaciones fuera de lo normal, odian o aman, tiernos o violentos, acciones dramáticas o de acción, sazonado todo ello con un toque romántico.

 

Este es un pequeño regalo que os hago, una historia sencilla, solo para pasar el rato.

Besos robados

 

Por Paz

 

Sakuragi continua hospitalizado como consecuencia de su lesión de espalda, sus amigos, compañeros y rivales han ido a interesarse por su salud, le han animado cuando le encontraban alicaido y han desafiado a la sargento que tiene como enfermera durante el turno de tarde y que les mantiene a raya cuando se desmandaban recordándoles que estaban en una clínica y que los enfermos necesitan reposo.

 

Aunque él deseaba no estar solo tantas horas acababa dándole la razón porque al dolor físico se agregaba el que siente durante las duras sesiones de rehabilitación que le dejaban sin aliento y sin ganas de moverse, tal vez por eso se queda quieto cuando escucha que la puerta de su cuarto se deslizaba silenciosa y vuelve a cerrarse.

 

Estaba fuera del horario de visita y esa presencia que se acerca despacio la da la impresión que no deseaba darse a conocer. Quien fuera estaba ahí, muy cerca de él.

 

Permaneció inmóvil, olvidándose casi de respirar hasta que la sensación de ahogo le hace aspirar con fuerza en busca de aire, percibió el retroceso de sus pies, pero ni aún así abrió los ojos, simplemente continuó simulando que dormía.

 

Escuchaba la leve respiración de su visitiante hasta que sintió un ahogado suspiro que debió ensanchar su pecho, enseguida los pasos se alejaron y la puerta volvió a cerrarse.

 

Aún a riesgo de sentir un latigazo en su espalda, se apresuró a levantarse para averiguar de quien se trataba.

 

Se asomó al pasillo.

 

Estaba desierto y solo la luz del control debajo vez un atisbo de resplandor al fondo, junto a los ascensores.

 

Su visitante se había dado prisa en marcharse, mientras regresaba a su cama se preguntaba quien podría ser.

 

Comenzó a elaborar una lista de los posibles candidatos, descartando aquellos que ya había visto. Aunque no fue en exceso larga se quedo dormido antes de conseguir acabarla.

 

 

 

 

 

A la noche siguiente, cuando en las diversas plantas, los enfermos estaban dormiendo y las enfermeras permanecian atentas al cuidado de los más graves, las luces de los pasillos se apagaron y el silencio solo era roto por alguna tos o por un gemido de dolor o por llamadas de enfermos que no podían rendirse al sueño y necesitaban .

 

Una figura emergió de las escaleras, asomandose apenas para comprobar que todo estaba en orden, las luces apagadas, excepto las de emergencia que apenas dejaban ver y el resplandor que salia del control de enfermeria, cuando paso sigiloso por delante de él, escuchó el susurro de voces que provenian del interior, se apresuró a cruzarlo y solo entonces, la luz que iluminaba ese tramo permitió identificar al visitante nocturno.

 

Se trataba de Rukawa.

 

Esa noche se había retrasado un poco más para así tener la certeza que su compañero dormía. La noche anterior se sobresalto cuando fue consciente que estaba desperto. Al menos no abrió los ojos y pudo salir, a poco escuchó la puerta deslizarse y tuvo la certeza que Sakuragi no podía imaginar que se había metido en la siguiente habitación, dándole un susto al enfermo que la ocupaba, pudo disculparse diciendole que se había equivocado al entrar allí, el tiempo que se distrajo para pedir disculpas y tranquilizarle fue suficiente para que pudiera marchar sin que le descubrieran merodeando por los pasillos a medianoche.

 

Esperaba tener la misma suerte de la noche anterior.

 

Tal como suponía Sakuragi dormía, su tranquila y uniforme respiración así lo indicaba.

 

La cortina de la ventana estaba cerrada y un rayo de claridad lunar permitia que la oscuridad no fuera total, en aquella penunbra pudo ver el rostro de Sakuragi cuando se apostó al borde de la cama.

 

Le observó durante unos minutos, viéndole dormir, su rostro tenía una expresión relajada, de entre sus labios entreabiertos escapaban suaves gemidos, sabía por lo que había escuchado que la rehabilitación que estaba llevando a cabo con él constituian unas sesiones bastante duras y que su estado de animo aparecía decaido a menudo por la dureza de las mismas que lo dejaban agotado, el esfuerzo y el dolor se complementaban para que su animo decayera.

 

Se inclinó junto a su rostro, musitándole al oido unas palabras de animo.

 

 -Un esfuerzo más, tu puedes. Vas a conseguirlo, lo se, recuerda que te estoy esperando.

 

Y como si sus palabras llegaran a él, la expresión de su rostro se suavizó.

 

Sus visitas nocturnas continuaron mientras Sakuragi seguía hospitalizado, noche tras noche susurraba palabras de aliento, hasta que una noche se atrevió a rozar sus labios con los suyos, y como asustado de su propia audacia, se irguio y tan silencioso como había llegado se marchó.

 

Después de esa noche se atrevió a más, eran besos robados que le sabian deliciosamente, cuando cada vez que sucedía y él no despertaba se envalentonaba más, cada vez se atrevia a prolongar la caricia, entrabría sus labios, deslizando la punta de su lengua hasta una vez esos labios deliciosos se movieron bajo los suyos, creyendo que había despertado abrió sus ojos y le miró, supo que seguía dormido y aún a riesgo de ser descubierto se deleito unos segundos más con la suave respuesta del pelirrojo.

 

Enseguida, el temor a ser descubierto allí le apartó de él.

 

 

 

 

 

Algunas semanas más tarde, sin faltar ni una sola vez a sus citas nocturnas, Rukawa escuchó que iban a darle el alta a Sakuragi.

 

Un sentimiento de pesar atenazó su corazon porque tenía la absoluta certeza que todo había terminado para él, Sakuragi de estar consciente nunca habría aceptado sus besos.

 

El resto de la tarde estuvo como perdido, se movía como un zombi y solo reaccionó cuando sus pasos le llevaron hacia el edificio donde Sakuragi iba a pasar su última noche.

 

Estuvo sentado en las jardines esperando que oscureciera y solo cuando se fijo que las luces de las distintas ventanas iban apagandose se levantó y sigiloso como era su costumbre consiguió deslizarse hasta su habitación.

 

Se quedó mirándole, se le veía tan tranquilo que puso que esa sería la última vez que podía ver esa expresión en su rostro, relajado y seguro que feliz porque ya solo le quedaban horas para salir de allí.

 

Movió su manos hacia su cabeza, rozó con la punta de sus dedos sus cabellos pelirrojos, eran suaves al tacto y deseo poder sentirlos siempre así, sus dedos lo mesaron suavemente, dejandose llevar después por el deseo de volver a sentir la tibieza de sus labios se inclinó sobre su rostro y acercósus labios a los suyos susurrándole una dolorosa despedida.

 

-Adios…

 

-¿Por qué? –preguntó Sakuragi igual de bajo.

 

Abrió mucho los ojos.

 

-¿Estás… estás…?

 

-… despierto -le ayudó a terminar su pregunta, pasando sus manos tras su nuca e impidiéndole así que se apartara.

 

-Si. ¿Todo este tiempo? –inquirió sin recuperarse del sobresalto, y más aún maravillado al sentir las suaves caricias de sus dedos en su nuca.

 

-Sip…

 

Sus miradas continuaban a escasos centímetros, sus labios se rozaban al hablar y era una sensación maravillosa saber que no era rechazado.

 

-Disculpa… por tus besos robados.

 

-No lo fueron, yo te los entregue.

 

-Te amo, Hanamichi –dijo tomándose la confianza de llamarle por su nombre como solía hacer cada vez que sus pensamientos rondaban alrededor del pelirrojo, lo que últimamente era demasiado a menudo.

 

-Gracias por hacerme compañía. Con tu presencia y tus palabras de ánimo has conseguido que superara este trance y poder decirte esta noche lo que siempre he deseado. ¿No creerías que iba a dejarte escapar tan facilmente? –músito- Te amo, Kaede.

 

Y definitivamente sus labios se unieron en un beso que los dejo a ambos extasiados por la entrega mutua.

 

-Quedate conmigo –dijo cuando sus labios se separaron haciendole un lugar en su estrecha cama.

 

 

 

A la mañana temprano la enfermera les encontró dormidos, sorprendida casi deja caer lo que llevaba en las manos, luego se fijo en el rostro de Sakuragi y comprendió que los impulsos de superación del pelirrojo estaban ahí, a su lado, ese muchacho había conseguido mucho más que los esfuerzos aunados del personal sanitario porque de algún modo con su presencia, ese muchacho,  logró que lo que parecia una larga hospitalización se había reducido considerablemente.

 

Viéndole con su cabeza apoyada en el pecho del otro joven comprendió la impaciencia que demostraba todas las noches el pelirrojo, de alguna manera había conseguido permanecer a su lado y eso influenció en el muchacho para curarse.

 

Decididamente, se les veía felices.

 

Fin

 

7 de noviembre de 2012, pasado al PC

 

Paz

Notas finales:

Lo escribí durante los últimos días de octubre en borrador y me cuesta un poco más meterlo al PC, aprovechando que hoy tenía un ratito libre en el trabajo he podido subirlo. Espero que os guste un poquiito más que lo que últimamente actualizaba.

Tampoco lo he metido en la serie de las "1001 noches" porque es muy corto. Solo cinco páginas de word.


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