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El despertar por Lucia_BANA

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Notas del fanfic:

Este es mi primer fanfic y sé que no se me da bien el lemon, pero una hace lo que puede. espero que os guste y no seaís muy crueles conmigo en los comentarios...

Entré en el apartamento un poco confundido; no conseguía recordar porque había salido. Todo estaba misteriosamente oscuro y silencioso. Había una luz en la habitación del fondo. Recodé que esa era nuestra sala de estar y me dirigí hacia ella suponiendo que mis compañeros estarían cenando allí. Crucé el umbral de la puerta y descubrí que mis amigos podían haber estado haciendo cualquier cosa antes que cenar: cuatro cuerpos desnudos, tan esculpidos como los de cualquier bailarín me esperaban sentados en los distintos sofás de la sala. De hecho, me esperaban y todo.

- Mmm...Baro, has tardado mucho en volver – me “saludó” CNU.

- ¿¡Qué!? – solté. Miré a CNU a la cara, ya que no podía mirar a otro lado. Llevaba las gafas de lectura puestas y estaba leyendo. El libro se apoyaba es sus piernas de forma que desde mi perspectiva le veía todo el cuerpo excepto, bueno, eso.

- Los has comprado,¿no? – Sandeul me miró. Estaba tumbado en un sofá. A él si que podía vérselo todo -. Te hablo de los condones, Baro. Has ido ha comprarlos hace rato. No se te habrán olvidado, ¿eh, ardilla? - <<¿de verdad acababa de llamarme “ardilla”? ¡Qué osadía!>> pensé en el fondo del fondo de mi conciencia – Con lo despistado que eres, no me extrañaría...

- ¿Te encuentra bien, Baro? – Gongchan hablaba ahora -. Te has puesto pálido.

¿Pálido? No se cómo no me desmayé. ¿De qué hablaba Sandeul?¿Condones?¿Qué coño les pasaba a todos?¿Por qué estaban desnudos? La situación era absurda, extremadamente absurda.

Sentí una presencia a mi espalda y me volví justo a tiempo de ver a Jin Young poniéndome la mano en el hombro.

- ¿Qué pasa?¿Ya no te apetece? – me dijo muy serio. Luego sonrió - Ayer parecías muy dispuesto. De hecho, la idea fue tuya – su sonrisa se volvió pícara de repente -. Yo sigo dispuesto.

Me atrajo hacia él e intentó besarme. Yo, por supuesto, me resistí, pero para cuando me quise dar cuenta, CNU me abrazaba por detrás y me besaba el cuello. Oí la risa infantil de Gongchan a lo lejos y noté como alguien tiraba de mi camiseta hacia arriba. Sentí el roce de la lengua de CNU en el cuello y la de Jin Young en mi boca. Alguien jugaba con el botón de mi pantalón, intentando abrirlo.

En el fondo de mi conciencia una vocecilla me dijo que debía resistirme. Que debía asustarme y salir corriendo de esa puta habitación. Que todo eso debía repugnarme. Pero no era miedo lo que sentía. Tampoco era repugnancia. Era todo lo contrario. Me gustaba. Me gustaba mucho...

 

* * *

 

Me desperté con el sonido de mi propia voz ahogando un grito. Mi cuerpo se incorporó instintivamente. Oí el golpe antes de sentir el dolor. Había olvidado que dormía en la parte baja de una litera.

- Mierda...- mascullé. Me restregué la cara en busca de alguna herida. No había ninguna, pero seguro que se hincharía.

- ¿Baro?¿Estás bien? – me volví al oír al voz de CNU. Venía del baño -. He oído un golpe – llegó hasta mí y me miró -. Vaya, parece que hoy nos hemos levantado de buen humor,¿eh?

Seguí su mirada hacia el revelador bulto de mi pantalón. Mierda. Miré a CNU con todo el desprecio burlón que conseguí reunir en mi estado de semiinconsciencia con la intención de dedicarle algún comentario sarcástico. Me fijé en que llevaba sus gafas de lectura...las que usaba cuando leía libros...como el que en mi sueño aparecía...tapando su entrepierna desnuda. Sentí el calor de la vergüenza subiendo a mis orejas.

- ¡Ah, no! – hizo gestos exagerados con las manos – No te pongas rojo, hombre. Si a todos nos pasa – yo estaba empezando a marearme. No debía ser muy bueno tener tanta sangre acumulada en dos lugares tan extremos de mi cuerpo -. Bueno, yo me voy – puso cara de resignación -. Date una ducha y baja a desayunar. Siempre eres el últimoen despertar – se dio la vuelta y empezó a marcharse. Antes de salir por la puerta volvió la cara y me gritó -. ¡Date prisa! No olvides que tenemos las entrevistas.

Es cierto, las entrevistas. Lo había olvidado. La recordé mientras caminaba hacia el baño preparado para una ducha fría.

Hemos estado de gira. Empezamos por Nueva York dirigiéndonos al sur. Luego hicimos concierto en casa y recorrimos Asia y Europa. Habíamos llegado a nuestro último destino: Barcelona. Me gustaba Barcelona. Era una ciudad viva y ruidosa. Había sido agotador, todo el día en avión, sin tiempo para el ocio, ni ganas porque estábamos cansados. Era el principio de junio, y al agotamiento se le había sumado el calor. Allí, en Barcelona, la gente caminaba por el paseo marítimo sonriendo al Sol y volviendo la cara hacia él, como los girasoles y los gatos. Paseaban a sus perros, a sus abdominales dorados, a sus escotes insinuantes y a sus largas piernas oscuras y suaves. La gente era genial, sobre todo las mujeres. Eran tan bonitas...

Pensaba en todo esto y en lo que habíamos vivido en los últimos meses mientras me duchaba, vestía y desayunaba. Me dirigí con mis compañeros a la habitación del hotel dónde nos hacían las entrevistas. Por el camino me asomé a un ventana. Veía la playa desde ahí., lleno a rebosar de cuerpos cálidos por el Sol y salados por el agua Mediterráneo. Gongchan no vio como me paraba y chocó contra mí. Le miré desde abajo con cara de desdén, muy consciente, de repente, de los escasos centímetros que me separaban de poder mirarle sin levantar la cabeza. ¿¡Quién demonios contrató a un maknae tan alto!? Me pidió disculpas y se colocó a mi lado. Cerca. Demasiado para el calor que hacía. Era imposible no tener sueños tan extraños después de cinco meses todos juntos, muy juntos, viajando sin parar. Vi a una pareja besándose en mitad de la calle. Él abrazaba a ella por la cintura y la mantenía muy cerca. Ninguno de ellos parecía tener complejos o miedo al que dirán. Era imposible no tener sueños extraños en una ciudad como Barcelona. Y sin embargo, no se me iba de la cabeza. Sentí que alguien me miraba. Era Gongchan. Tuve la extraña sensación de que sabía en que pensaba y me sonrojé. Él sonrió de una forma extraña. Suspiré, sacudí la cabeza y me dirigí a la entrevista.

 

* * *

La primera entrevista era para una revista de adolescentes y la “reportera” era una quinceañera. Además, era fan de B1A4, es decir, por egocéntrico que suene, era nuestra fan. Sonreía nerviosa sin parar, probablemente con un grito atrapado el la garganta luchando por salir. Era una chica preciosa, con ojos enormes y claros y pelo oscuro recogido en una cola de caballo. Llevaba un vestidito corto con mucho escote. Sandeul se fijó en él.

- Mmm...tetas – me dijo sonriente. Le di un codazo sin esconder la sonrisa. Total, la chica no sabía coreano, ¿no? Empezó hacernos preguntas en español, que nuestro intérprete traducía.

- Habéis viajado por todo el mundo. ¿Qué es lo que más os ha impresionado de todo lo que habéis visto? – la pregunta iba dirigida a CNU.

- Bueno, ha habido muchas cosas, pero sobre todo, me ha encantado descubrir que puedes descubrir que puedes encontrarte con una mujer hermosa en cualquier punto del planeta – CNU tonteaba con ella con todo el descaro del que era capaz, pero ella le ignoraba totalmente. Quizás prefiriera a otro miembro del grupo, puede que a mí. O quizás el interprete traducía mal. No, seguro que me prefería a mí.

Hacía mucho calor en esa habitación y yo empezaba a sudar. Mis compañeros, la chica y el resto del equipo no se quedaban atrás. Una gota de sudor apareció desde el pelo de la chica. Empezó a descender por el cuello, resbalando por el escote. La perdí de vista tras el vestido. Su respiración era acelerada, era obvio que seguía nerviosa por nuestra presencia. Me hipnotizó el subir y bajar de su pecho, una, otra y otra vez.

Todo se quedó en silencio. Sentía las miradas clavadas en mí. La de la chica era una e ellas. Supuse que me habría hecho un pregunta.

- ¿Qué? – le pregunté al intérprete.

- Claudia te ha pedido que dejes de mirarle el pecho. Se siente incómoda – lo dijo serio, pero se notaba que ocultaba una sonrisa. De hecho, todos la ocultaban, excepto la chica, seria de verdad. Odio que se rían de mí, pero que finjan seriedad me molesta aún más.

- Lo siento – dije en español.

Ella asintió y continuó la entrevista sin volver a preguntarme nada. Bueno, puede que después de todo no me prefiriera a mí.

Acabamos esa entrevista y continuamos con las demás sin más “problemas”. Después de comer, todos decidieron dar una vuelta para conocer la ciudad, excepto Gongchan, que aún estaba un poco resfriado después de nuestro paseo a lo largo de las temperaturas de todo el planeta, y yo, que no estaba de humor para aguantar las bromas seguras de mis compañeros acerca de la primera entrevista.

Gongchan vino a mi dormitorio para no quedarse solo en el suyo. Una vez en la habitación, se puso a jugar a un videojuego. Yo me tumbé en la cama con un poco de dolor de cabeza.

- Gongchan, creo que me has pegado el resfriado – dije por llenar el silencioso vacío de esa habitación.

- Lo siento – contestó en español. Mierda, pensé. Me había quedado en el hotel para no soportar las bromas.

Le miré. Su sonrisa le delataba. Gongchan era increíble. Probablemente había querido burlarse de mí desde que salimos de la entrevista, pero no había sabido como hacerlo, o no había tenido oportunidad. La inocencia de ese chaval casi me arranca una sonrisa, pero la escondí justo a tiempo.

- Muy gracioso – respondí bruscamente. Él sonrió aún más ante mi reacción.

- Realmente eres un tipo muy descarado, Baro – me dijo. Yo desvié la mirada hacia el techo de la litera -. En serio, mirar así a esa chica, como si te la fueras a comer con los ojos. Eso no está bien, Baro – sentí una sonrisa en sus palabras.

- Bueno, en general a las chicas no les molesta que las mire.

- Eres increíble – dijo sarcástico -. Tú nunca bajas de tu nube, ¿verdad? – la seriedad de su tono me obligó a mirarle.

- ¿Qué quieres decir?

- Bueno, nos miras a todos con ese descaro, como si lo que pensemos te importe una mierda. Nada te supera, tú estás por encima de todo.

- Vaya, tampoco es para ponerse así. Es cierto que soy un poco egocéntrico...

- ¿Egocéntrico? No, tu no eres egocéntrico, tú eres el rey del mundo, el centro del Universo. Deberían crear una religión basada en ti y deberían llamarla Barocentrismo.

No lo pude evitar. Me puse a reír sin parar. ¿Barocentrismo? ¿En serio? Nunca se me habría ocurrido. Sin poder contener la risa miré a Gongchan. Tenía los ojos brillantes, pero no de risa. Más bien era justo lo contrario. Empezó a llorar débilmente.

- Oye, Gongchan, no llores – dejé de reír -. No me estoy riendo de ti, es que me ha hecho gracia lo que has dicho – mientras decía estas cosas el llanto de Gongchan aumentaba -. Perdona, no me volveré a reír a tu costa...

- ¡Mentiroso! – gritó entre lágrimas - ¡Eres un puto mentiroso y un egocéntrico de mierda! – decidí dejar que se desahogara. Habíamos pasado unos meses muy complicados y los nervios pueden con todo el mundo. A lo largo de la gira todos habíamos explotado alguna vez. Siguió insultándome un rato, siempre con esos dos bonitos calificativos, antes de preguntarme - ¿Y sabes qué es lo peor? Que eso es lo que más me gusta de ti.

Eso me cogió totalmente desprevenido.

- ¿Qué? – le miré. Estaba colorado y con la cara llena de lágrimas. Sus ojos estaban empapados. Sus lindos ojos de gato - ¿Qué quieres decir con que eso te gusta?

Mierda, Gongchan rompió a llorar de nuevo. ¿Qué debía hacer? Estaba horriblemente mono así...Instintivamente, me acerque a él.

- Gongchan, no llores – repetí -. Perdona, por favor.

- No es eso, es por como me miras. Yo no te importo un carajo, ¿verdad? Sandeul y los demás sí que te importan, porque son tus amigos, pero yo no. Para ti, yo solo soy una molestia inevitable.

- ¿Por qué dices eso? - ¿Qué coño dice este llorón?, pensaba yo – Eso no es verdad - ¡Deja ya de llorar, coño! -. Tú también eres mi amigo – Que mono estas así, Gongchan.

Me paré en seco. Me di cuenta entonces de que me había estado acercando. ¿Cómo que estaba mono? ¿En que estaba pensando? Me miró. Fue una mirada profunda, de esas que parecen entrar por tus ojos y salir por tu boca en un suspiro. Mi cuerpo se acercó más a él. Mi cuerpo, porque mi mente estaba ya muy, muy lejos...le estaba besando. Sus labios eran muy suaves, más que los de cualquier chica. Me devuelve el beso. Su lengua. Mi lengua. Mis manos. Su espalda. Su suspiro. El mío. La voz que me grita que pare y yo le obedezco. Le miro. Estamos cerca. Muy cerca. Quizás demasiado. Me mira...¿con deseo? Su boca es un imán y la mía es magnética. Pienso en incluir esa frase en alguna canción. ¿¡Qué coño estoy haciendo!? ¡Para idiota, para!

Me levanto y me alejo. Él se levanta del sofá también. El hechizo se había roto y él se sentía incómodo. Y yo también. Se acercó a la puerta cerrada.

Pero el imán era muy poderoso. Ni si quiera me di cuenta. Estaba tras él besándole el cuello. Noté como se estremecía. Yo me estremecí también y sentí la tirantez de mi pantalón. Le apreté más contra la puerta, que hizo un ruido extraño, como una queja. Le deslicé hacia la pared, más silenciosa...En poco tiempo estuvimos tocando el cielo con la punta de los dedos. Oía sus jadeos de lejos, como si en lugar de vivirlos en el momento los recordara de otros tiempos. Mis sentidos estaban demasiado ocupados en ese momento en cosas más importantes como para pensar en los suspiros de satisfacción del gato. Él acabó antes que yo, ¿eso significa que lo hice bien? Sí, supongo que sí. A mí me pareció como morder una nube del cielo, y por la sonrisa de cómplice de Gongchan, supongo que a él también.

Se fue a su dormitorio, que compartía con Jin Young y CNU. La mía la compartía con Sandeul, quien me encontró dormido en el sofá.

 

* * *

 

Una mano se desliza por encima de mi camiseta. No, espera, no llevo camiseta. Me estremezco y sonrío. Siento un movimiento a mi lado. Una sombra tapa la luz del sol a mi cara. El pelo junto a mi oreja se mueve, haciéndome cosquillas. Me mordisquean la oreja y me estremezco de nuevo.

- Buenos días.

La voz me sorprende. No es tan femenina como la esperaba. Cantarina y un poco aguda, pero no femenina. Abro los ojos, curioso, y me encuentro con la cara de Gongchan sobre la mía.

Me levanté de un salto y me alejé de él.

- Se puede saber que coño haces?

Gongchan se sobresaltó, no esperaba esa reacción. Yo empecé a recordar el día anterior. Iba palideciendo a la vez que él se sonrojaba. Había tenido la agradable sensación de que todo había sido otro de mis extraños sueños. Pero no, todo era muy real. ¿Qué debía hacer ahora? Gongchan no me gustaba. Los hombres no me gustan. Yo soy heterosexual. Me gustan la mujeres. No encontraba ninguna razón para justificar lo que había hecho. No había bebido ni me había fumado nada, como salía en algunas películas. Ni siquiera había visto ninguna película. Simplemente no tenía excusas.

Gongchan debió de leer mi mente, o quizás solo vio mi expresión de desconcierto. Se le humedecieron los ojos.

- Gongchan no te pongas a llorar otra vez – casi supliqué. Casi.

- No pasa nada – se restregó el rostro con el dorso de la mano, llevándose las lágrimas -. Lo entiendo. Supongo que es lo de siempre. Tu y yo no estamos hechos para estar juntos. Lo nuestro no es romance, solo ha sido un polvo de una noche y blah, blah, blah – las lágrimas volvieron a aparecer -. Pero resulta...resulta... – los hipidos le interrumpían – resulta que yo te quiero, Baro.

Yo no sabía que decir ni que cara poner. Creo que estaba en shock. Esa fue la primera vez que me pasó. Yo no lo sabía, pero en un futuro próximo me volvería a pasar bastante a menudo. Esa maldita sensación de que todo es totalmente absurdo. Tienes ganas de reírte y de llorar a la vez, pero sabes que ninguna de esas reacciones estarán bien. Yo no soy una persona que llore fácilmente, así que al igual que el día anterior, me puse a reír. Las carcajadas se escapaban de mi estómago sin darme opción a atraparlas. Era una risa amarga y sin sentido. Era una risa cruel y egoísta.

Como es lógico, Gongchan se sintió ofendido ante mis sonoras carcajadas. Se lanzó hacia la puerta y desapareció tras ella en un intento de que no le viera llorar. Un poco tarde, ¿no?

Lo dejé pasar y me preparé para el concierto de esa noche. Como era el último, debía ser espectacular. Españolas gritando, españoles también. Adolescentes aclamando mi nombre y pidiéndome que les firme en el escote...Es cierto, soy un egocéntrico, pero dudo que haya alguien en este planeta que haga mi trabajo mejor que yo. Rapeé, canté y baile sin parar, dedicándole a Barcelona mi mejor sonrisa. Apenas noté las miradas de anhelo que me lanzaba Gongchan. Ni las de Jin Young tampoco.

Antes de darme cuenta ya estábamos todos en el avión de vuelta a casa. Felices y sonrientes en general, llegamos al aeropuerto de Seúl sin dormir apenas unas horas en los incómodos sillones.

Mi familia vino a buscarme. Me alegré de verlos a todos, incluso a la hermana de CNU, Jinhee. Esa chica se sale de lista, pero me idolatra como si fuese un Dios. La verdad es que eso me hace sentir un poco incómodo. Ya se que soy guapo y, en general, soy simplemente fantástico, pero tampoco es que haga milagros. De todas formas, es agradable oír voces conocidas que mencionan tu nombre con cariño y amor...

- Hasta la vista, Sun Woo – la voz de Gongchan me sacó de mi ensueño. Me sonreía con timidez.

Le despedí con la cabeza, tragué saliva y apreté los dientes. ¿Cómo se atrevía a llamarme con mi nombre de pila, sabiendo lo mucho que me jodía que lo hicieran en público?¡Puto uke seductor con voz afeminada y mirada felina! Suspiré resignado: al menos, el uke era él, no yo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

sé que normalmente los ukes no son seductores, pero Gongchan es especial (?) 

Bueno, prometo mejorar en el tema del lemon, no es que sea una experta, así que no me peguen(?)

 

No olviden comentar si les gustó, gracias~<3


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