La llave
“Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal.”
Madre Teresa de Kolkata
Cuando el capitán salió del laboratorio después de discutir con Tony acerca de los planes de Fury, el semblante del millonario no tenia rastro alguno de felicidad.
— ¿Ese es el hombre del que mi padre no dejaba de hablar? — Se burló Tony — empiezo a creer que estaba mejor en el hielo.
Trató de distraerse de nuevo analizando el cetro de Loki mientras Bruce se acercaba a una de las pantallas para analizar los niveles de radiación.
— aunque Steve tiene razón sobre Loki. Nos lleva una gran ventaja.
— lo que tiene es dinamita marca ACME — minimizó mientras avanzaba hacia el doctor. — le va a explotar en la cara y pienso estar ahí cuando suceda.
— ¿sí? Yo leeré lo que suceda
— Ajá… o también te pondrás tu armadura — Banner sólo atinó a reírse.
— Si… sucede que yo no utilizo una armadura, estoy expuesto, como un nervio — se quejó sin dejar de mirar y manipular los datos en la pantalla. — es una pesadilla…
— oye, yo tengo un fragmento de metralla que todo el tiempo trata de enterrarse en mi corazón. Esto — señaló el reactor en su pecho — lo para, esta ruedita de luz ahora es parte de mi — continuó acercándose hasta quedar frente a Banner, separados únicamente por la pantalla virtual — no es sólo armadura, es un terrible privilegio…
— Pero tú tienes el control — argumentó Banner
— Porque aprendí a hacerlo
— Es diferente — susurró, dando por zanjada la conversación y mirando de nuevo a la pantalla.
— ¡hey! — Tony, con un simple ademan dejó la pantalla vacía de modo que se veían únicamente el uno al otro. — leí todo sobre tu accidente, debiste haber muerto con esa radiación…
— así que estás diciendo que Hulk, el otro sujeto, ¿salvó mi vida? Es lindo — ironizó. — un lindo sentimiento… me salvo para… ¿qué? — Bruce se había desesperado, la conversación había tomado un rumbo que no le agradaba.
— Hay que averiguarlo — propuso acercándose a él a paso lento, haciendo a un lado la pantalla, invadiendo el espacio personal del doctor.
— tal vez no te guste — advirtió casi contra los labios de Stark. No sabía cómo reaccionar ante esa situación, sólo sabía que la sensación de cercanía del castaño le agradaba.
— tal vez a ti sí.
Cuando la distancia entre ambos se cerró y Bruce sintió la suavidad aterciopelada de los labios del millonario, se preguntó si cada chica con la que Iron Man había estado se había sentido igual de nerviosa que él, porque sentía que algo revoloteaba en su estomago —y definidamente no era hambre o diarrea—. El doctor jamás se había imaginado en una situación similar, jamás, al menos no con un hombre como protagonista, mucho menos si ese hombre era Tony Stark.
El beso seguía su curso y Tony había tomado el absoluto control aprovechando la confusión del doctor. El millonario ya comenzaba a desabrochar parsimoniosamente los botones de la camisa de Banner y a acariciar su pecho cuando éste lo detuvo retrocediendo unos pasos.
— no… créeme, no es una buena idea que pierda el control. Si abres esa puerta el otro sujeto vendrá y no será nada amable.
Tony sonrió de forma indescifrable.
— ¿y si… — se interrumpió así mismo acerándose de nuevo para mordisquear el pezón izquierdo de Banner, haciendo suspirar más fuerte — …te dijera que tengo la llave para evitar que salga?
— No sabes lo que dices. — su cuerpo se estremeció cuando la traviesa mano de Stark comenzó a masajear su erección por sobre la ropa, acercándose de nuevo de esa forma insinuante y casi promiscua que dejaba embelesado a Bruce.
— sí que lo sé, ¿olvidas quién soy? — Bruce rodó los ojos.
Tony tomó nuevamente sus labios mientras Banner trataba de resistirse, aunque siendo realistas, el doctor no lo estaba intentando firmemente. El deseo comenzaba a crecer en él y cuando, con un movimiento de cadera, Tony friccionó su miembro con el de Bruce fue inevitable contener el gemido que escapó de sus labios, provocando la sonrisa de autosuficiencia de Stark.
El pulso de Bruce comenzó a acelerarse alertando a ambos. Hulk venia en camino.
Tony besó el cuello del doctor mientras lo hacía retroceder lentamente hasta recargarlo en una de las mesas, sin cuidado algo arrojó los papeles y Bruce se apoyó con los brazos, suspirando ante las acciones de Stark. En verdad el hombre sabía lo que hacía, su fama de playboy la tenía bien merecida.
— Stark… no deberías… ¡auch! —se quejó cuando sintió una descarga un poco más fuerte. — aleja esa maldita stun-gun* de mi.
Tony volvió a reír y continuó su labor, esta vez más lento, más suave, tratando de relajar a Bruce y haciendo que se olvidara de Hulk. Banner, por su parte, seguía tenso pero debía admitir que la boca de Stark y esa lengua mordaz sobre su pecho y abdomen estaban haciéndolo respirar profundo, sacándole el aliento ante las oleadas de placer que hacía años no experimentaba.
Cuando el moreno se agachó sentándose cómodamente el suelo para tener una mejor vista panorámica. Sonrió al ver el enorme bulto en los pantalones de Banner, elevó la vista y se topó con la ansiosa mirada del doctor, a primera vista decía que detuviera la tortura pero ese era un placer que el millonario no pensaba abandonar.
— Tony~ no…
— no pienses. Relájate — susurró bajando la bragueta de Banner y dejando que su aliento erizara la piel sensible de éste.
— To-ny… de verdad… — los suspiros se convirtieron en gemidos suaves cuando Stark acarició con sus frías manos la tibia erección del otro y siguió frotándola con la mayor calma posible, no quería que el doctor se le fuera tan rápido.
Después de un rato, dejó su trabajo manual para permitir que su boca se hiciera cargo, aún sin deshacerse de la ropa interior de Bruce, que se mordía los labios para no exigirle a su verdugo que lo hiciera más rápido y sin nada de por medio. Tony se ayudó con una mano para desabrochar su pantalón y con la otra iniciaba un candente recorrido por los glúteos de Banner.
Cuando Stark notó que Bruce ya no se quejaba, ni veía en él la intención de detenerse — al contrario, se veía realmente ansioso por continuar—, tomó con sus dientes la tela del bóxer y comenzó a bajarla ante la atenta mirada del doctor.
Bruce no podía creer que fuese Tony Stark quien le proporcionaba tal placer. No podía negar que desde que lo vio llegar a la base de S.H.I.E.L.D., le pareció un hombre bastante interesante y cuando comenzó a hablar su idioma su interés hacia el hombre de hierro se disparó, pero no nunca se planteó estar de esa forma con el inquieto millonario… y era glorioso.
Todo pensamiento lo abandonó cuando el cálido aliento del hombre de hierro hizo contacto con su virilidad al descubierto. Un claro y sonoro gemido salió de sus labios.
— Stark~
— Creí que ya estábamos en confianza como para que me llames “Tony”.
La sonrisa amplia del moreno lo cautivo y sin pensarlo bajó sus manos hasta la cabeza del castaño, acariciando su cabello suave y sus mejillas. Stark era verdaderamente atractivo. Se miraron unos segundos que a Bruce le parecieron horas hasta que la traviesa mano de Tony coló con suevidad un dedo en el interior del doctor.
— Oye… no… espera, yo…
La réplica murió en sus labios al sentir la lengua del castaño explorando sus muslos. ¿Por qué demonios lo torturaba así? ¿Por qué no simplemente le hacia la felación que tanto estaba necesitando sin tantos preámbulos?
Bruce gimió en protesta provocando la risa del moreno.
— tú dijiste que esperara. — se burló moviendo cadenciosamente su dedo en el interior de Banner. — Avísame si quieres que vaya más rápido — continuó burlándose. Sabía que el doctor se cortaría la lengua a mordiscos antes que dejar de reprimirse por Hulk… pero ya arreglaría ese detalle.
Cuando un segundo dedo lo penetró, éste se retorció de dolor y placer. Su pulso aumentó de nuevo pero Bruce ya no estaba pensando, simplemente echó la cabeza hacia atrás expectante.
— ¡Ah! ¡Joder, deja de hacer eso! — volvió a quejarse cuando un nuevo shock eléctrico de baja intensidad lo hizo saltar. Tony simplemente volvió a reírse. Banner estaba por quejarse de nuevo cuando el calor de la boca de Stark envolvió su virilidad casi por completo. — ¡ah!
Al comenzar las succiones y el sensual movimiento, los gemidos del doctor brotaban ya sin moderación, deleitando al dueño de la armadura de Iron Man y haciéndolo desear aún más los sonidos de Bruce, potenciarlos hasta que la contraparte del “temible” Hulk gritara su nombre de placer.
Tony introdujo el tercer dedo, al tiempo que con su otra mano acariciaba su propio miembro y Bruce lo incitaba a aumentar el ritmo. Quería más de todo lo que Stark pudiera darle.
— Tony~ — el castaño doctor quería avisarle al millonario que debía detenerse, no sólo porque estaba por correrse sino porque si lo hacia el otro sujeto haría acto de presencia arruinando el momento. — Stark~
Pero Tony era consciente de eso y no por ello detuvo su trabajo oral, al contrario, se obligó a sí mismo a acelerar, introduciendo sus dedos los más que podía hasta que tocaron la próstata de Bruce…
Un extasiado gemido —casi grito— inundó el laboratorio. Bruce se corrió larga y deliciosamente en la boca de Tony, disfrutando al máximo cada segundo de su orgasmo hasta que el sopor pasó lentamente.
Stark se acomodó nuevamente en el piso, con las piernas abiertas para masturbarse y terminar él también ante la atónita y atenta mirada del doctor, que no podía creer que Hulk no hubiese aparecido.
— ¿Qué fue lo que…?
— ¿…pasó? Nada-ah — gimió el moreno — te dije que~ tenía… la-ah llave…
Bruce lo miró perplejo y excitado de nuevo ante la escena. Aún no sabía que había pasado con el otro sujeto pero en ese momento daba igual. Se acercó a Tony a paso lento, casi acechante y se inclinó ante él para robarle un beso. Quería de nuevo esos labios. Los necesitaba. Se habían convertido en una letal y suculenta adicción.
Se probó así mismo en los labios de Stark y le pareció sublime, volvió a acariciar su pelo y se dio el lujo de quitarle la playera de Black Sabbath para tocar ese broceado pecho, besarlo y acariciarlo hasta que las manos le ardieran y así lo hizo hasta que Tony detuvo todo movimiento. Bruce miró confuso como Stark se levantaba con suavidad.
¿Cómo alguien podía irradiar sensualidad con cada movimiento?
— levántate, doc. — Tony le tendió la mano y Bruce dudó un momento pero terminó aceptándola. ¿Acaso Stark se había arrepentido?
El moreno lo guió entre besos hasta el ventanal y lo hizo recargarse en él. Banner enredó sus brazos en el cuello de Tony y éste acariciaba su espalda y cintura como si fuese el último día de sus vidas hasta que el moreno incitó al doctor a girarse, quedando frente al cristal. Bruce tembló de anticipación sabiendo lo que venía… lo que no se esperó fue una nueva descarga de la stun-gun en la espalda. Una muy suave descarga que erizó cada vello de su cuerpo. Esta vez no hubo quejas pues toda palabra coherente se esfumó al sentir la erección de Tony restregándose entre sus glúteos.
Ambos gemían y jadeaban y Bruce se vio orillado a recargarse en el cristal cuando la cabeza del miembro de Tony entró en él, se inclinó hacia enfrente reposando su frente el ventanal, dándole a Tony mayor acceso a su interior. Acceso que Stark aprovechó para iniciar el vaivén ya sin contemplaciones.
Posicionó sus manos en la cadera de Banner para tomar mayor impulso y encontró sin problemas el punto G de Banner haciéndolo sollozar de placer, jadeando él mismo al oído de Bruce ante la estrechez de éste, logrando excitarlo más, lamió y mordió su lóbulo derecho de la forma más sensual que pudo y vio el placer dibujado en los ojos de Bruce a través del reflejo que les ofrecía el cristal, además de la hermosa vista del cielo nocturno.
Bruce también se vio así mismo siendo follado por Tony y la escena le pareció delirante, cada movimiento lo hacía tocar las nubes de forma casi literal y cuando se corrió por segunda vez fue al sentir a Tony derramándose en su interior. Banner sonrió a pesar de sentirse apenado al ver su semen manchando el vidrio y la imagen de Tony, sudoroso y extasiado, jadeando sobre él.
Cuando el moreno se separó, la reacción inmediata de Bruce fue besarlo nuevamente. Tony se dejó hacer.
— Te dije que te gustaría — le recordó cuando comenzaron a vestirse de nuevo. Bruce sólo sonrió en respuesta.
— ¿Cómo lograste evitar que Hulk apareciera? — interrogó deseando conocer la cura a sus problemas.
— ya te dije. Yo tengo la llave que mantiene encerrado al chico verde.
— ¿y no vas a dármela después de esto?
— debería saber, doc., que no puede comprarme con sexo. — Bruce se sintió molesto y ofendido ante la actitud de Tony. ¿Por qué rayos no le decía qué había hecho? Él sería tan feliz de poder controlarlo, de poder desaparecer a Hulk…
Pero parecía que Tony no deseaba eso por la mirada que ahora le dirigía.
— Hulk es parte de ti. Una parte muy importante de ti y no voy a darte el arma para que lo destruyas. No hasta que lo aceptes…
Bruce resopló.
— no puedo aceptar a alguien que odio…— replicó, pero Tony se encogió de hombros restándole importancia, como diciendo que no era verdad — ¡entiende! ¡Es un peligro para todos! — Gritó — para mí… para ti…
— Me gusta correr riesgos — afirmó con simpleza acomodándose el pantalón.
— no vas a decirme nada, ¿cierto?
— cierto… — concedió— ahora el mundo necesita a Hulk ¿recuerdas?
Tony le sonrió de nuevo y Bruce le respondió la sonrisa a regañadientes, pues sabía que el moreno tenía razón. Tony siguió monitoreando el cetro y Bruce lo miró con detenimiento, ahora comenzaba a replantearse la idea de ir a la Torre Stark a menudo. Dio un par de pasos para acercarse a Tony pero la puerta se abrió dejando entrar a Fury, Thor y Natasha.
Ambos hombres se dedicaron una mirada cómplice y Bruce decidió atender a lo que Fury les decía.
Tony caminó discretamente hacia la mesa donde yacía su stun-gun, tomándola sin que nadie lo notara, después de todo, esa pequeña cosita, ese maravilloso invento suyo, no era lo que parecía. Oh, no. Ese aparatito lograba retrasar por algún tiempo la aparición de Hulk. S.H.I.E.L.D., no había creído que el gran Tony Stark iría desprevenido ante Hulk ¿o sí?
Sonrió mirando su apartito, al tiempo queoía al capitán entrar y comenzar quejarse del proyecto armamentista de Fury. Guardó su invento en la bolsa trasera de su pantalón, después de todo era muy importante, era la llave que le permitiría estar con Bruce sin terminar siendo destrozado por el chico verde.
Era la llave a la posible puerta de la felicidad.