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Mata si me quieres por gabinekochan

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Parte 7


 


Tomada ya la decisión, el problema en aquel momento era como realizar el asesinato sin ser descubierto por ningún mundo. La cosa se había complicado por el hecho de que Harry insistía en estar presente en el momento del mismo, y debido a que se empeñaba en que Weasley supiera por que iba a morir. Dejando claro en todo momento que no usaríamos magia, el trabajo seria más sencillo.


-No vamos a cometer los errores en los que tu marido habría caído si hubiera llegado a matarte. Es un imbécil.


-¿Por qué?


-Por comprar una pistola usando un nombre falso. Si la policía o los Aurores localizan la pistola, la relacionaran con él en unas horas.


-¿Cómo? – era difícil el creer que Potter era el propietario de un colegio especializado en educar Aurores, su intuición dejaba mucho que desear.


-Porque es el tiempo que se tardaría en relacionar el arma con la casa de empeños. A partir de ahí, sería una cosa rutinaria. Cuando se asesina a alguien que posee demasiado dinero, la pareja es automáticamente sospechosa. Al descubrir tu cadáver, llevarían a Ronald a la casa de empeños, y el propietario le identificaría enseguida como el comprador.


-¿Y los Aurores?


-¿Cómo dudar de un héroe? Teniendo en cuenta que la labor de estos fuera el descubrir la verdad, nunca sospecharían de Ronald Weasley.


-Pero, supón… - se detuvo para hacer una mueca – que no llegan a descubrir mi cadáver.


-Es posible que no lo encontraran – admití – con esos pesos atados a él. Hay unos pozos de cuarenta metros de profundidad en el lago. Pero, en ese caso, hubieran asociado a los pesos y las cadenas con él tan fácilmente como la pistola. No vamos a correr semejante riesgo.


-¿Qué vamos a hacer?


-Solo existe una manera segura de cometer un asesinato. Un accidente planeado al estilo muggle.


-O sea ¿Atropellarle con un coche?


-Mejor una caída de un barco, y Ronald se ahoga. Mientras él y tú estabais de pesca.


Frunció el ceño.


-¿Cómo podría conseguir que saliese en barco conmigo? De todas formas, resulta demasiado peligroso. Imagínate que saca su pistola y me mata antes de que tú aparezcas.


-No hace falta que vayas de pesca con él. Tenemos que hacer que parezca que eso fue lo que paso. Creo que tengo una idea; pero quiero pensarlo un poco ¿Por qué no te vas a casa y yo te llamo mañana?


-Mañana es jueves- me recordó – Sera mejor que lo tengamos todo planeado para por la noche, porque me marcho al día siguiente.


-Ahora está prácticamente todo planeado. No te preocupes.


Parecía satisfecho con eso. Se marcho unos minutos después. Ni siquiera intente pensar más en ello durante las horas siguientes. Después de dos noches sin dormir, no deseaba otra cosa que descansar. Me quede dormido quince minutos después de su partida.


Al día siguiente, solo pude permanecer medio atento a mi trabajo. La otra parte de mi mente estaba ocupada con el problema de cómo montar un convincente siniestro accidental. A las cinco, cuando llame a Harry, tenía todos los detalles planeados.


-No tendrás que venir a casa esta noche. La cosa esta lista.


-Pero ¿No deberíamos discutirlo?


-No. Ya lo haremos en la casa del lago.


-¿Cuándo vas a llegar?


-El viernes por la noche, después del trabajo.


Con un tono de duda pregunto:


-¿Y si él llega antes que tú? – No me había planteado esa posibilidad. Con la costumbre que Weasley tenía de marcharse a las dos, o antes, podría ir a la casa del lago, cometer su asesinato, y largarse antes de que yo apareciese.


-¿Le resultaría extraño si tu cambias tu plan y no salieras para allá hasta el viernes por la noche?


-Puede que sí.


Lo considere un momento; luego, le propuse:


-¿Qué te parece esto? Tú sales a la hora prevista, pero no vas directamente al lago, sino que pasas el día de mirando vitrinas o algo por el estilo. Nos encontraremos en algún lugar, y llegaremos allí juntos ¿Dónde está la casa?


-Más allá de Dune Point, en la orilla oeste del lago.


Localice el lugar en un mapa.


-Hay una posada llamada Gill`s Grill en la carretera 17, un kilometro mas allá de Dune Point. Nos veremos allí sobre las siete. Como tendré que pasar por casa para recoger unas cosas, no podre llegar antes, incluso si lograra salir de aquí a las cinco en punto.


-De acuerdo – acepto - ¿Nos veremos antes?


-No, evitemos el riesgo de que alguien nos vea juntos.


A las cinco volví a casa, con el fin de hacer la maleta para el fin de semana. Aparte de la ropa y los artículos de tocador, metí dos cosas: un trozo de cuerda para tender ropa, y mi arma automática. Llegue a Gill`s Grill a las siete menos cinco, y allí encontré a Harry. Cenamos en la posada antes de seguir hasta la casa.


Él iba delante en su coche. Pasamos por debajo del blanco arco de madera que señalaba la entrada a la playa publica, giramos a la derecha en el camino que rodeaba al lago, y pasamos por dos pequeñas playas privadas, rodeadas de casitas de verano. Poco menos de un kilometro mas allá de la segunda playa, Harry torció a la izquierda, entrando en un camino de tierra que terminaba en una franja de arena blanca situada al borde del lago. Había una casita del mismo color a unos cuatro metros de la orilla. Sabía que Weasley no había estado allí, porque en el camino se habrían marcado las huellas de las ruedas de su coche.


La casa de Potter se encontraba en el lado oeste del lago, ocupando un lugar bastante aislado. Aunque se veían varios edificios masa desde el suyo, el más cercano estaba a cuatrocientos metros, en la orilla del lago. Los arboles y la espesa maleza lo ocultaban de la vista de los de la misma orilla. Me aproveche de la maleza para esconder mi coche a unos cincuenta metros de la casa, para que Weasley, al llegar, no sospechara que Harry tenía compañía. Con el coche escondido satisfactoriamente, registre la barca que nuestra victima usaba para pescar; era un esquife de unos cuatro metros de eslora; estaba boca abajo en la playa. Parecía en buen estado. Harry me enseño el motor fuera borda, que estaba guardado en un cobertizo, al lado de la casa. Mientras él vigilaba la posible llegada de su marido, yo hice unos pequeños arreglos en el motor para que funcionara bien.


El único preparativo necesario de momento era asegurarnos de que Weasley no pudiera entrar inesperadamente mientras dormíamos. Como el edificio solo tenía una ventana en cada una de las tres habitaciones, y dado que nada mas había una puerta, esto no resulto muy problemático. Las ventanas disponían de unos fuertes postigos, y la puerta se cerraba con cerrojo en el interior.


Nos sentamos y esperamos a que nuestra victima cayera en la trampa.


 


Parte 8


 


Antes de acostarnos aquella noche, repase con Harry mi plan de asesinato. Era bueno, ya que ofrecía la doble ventaja de su sencillez de ejecución y, a la vez, de ser infalible. Los métodos complicados llevan a sus ejecutores a la silla eléctrica. No hay mucho que la policía o los Aurores puedan hacer con un ahogamiento aparentemente accidental, aunque sospeche de un homicidio.


-¿Sabes nadar? – pregunte.


Cuando me dijo que si, le explique cómo conseguiríamos simular que él y su marido habían salido de pesa por la noche, se les había volcado la barca, y Weasley se había ahogado.


-Escogeremos una casa muggle bien iluminada – proseguí – Volcaremos la barca a cincuenta metros de ella; y, luego, tu gritaras como un loco. Nadaras hacia la casa, yo lo hare hacia aquí, subiré a mi coche y me largare. No puede fallar.


-¿Y si consigue ahogarte a ti en lugar de tu a él?


Le sonreí de lado. Era el único detalle que antes yo no le había mencionado.


-Se va a ahogar antes de que salgamos en la barca. ¡En la bañera!


Mientras esperábamos que Weasley apareciese, Harry se ocupo de preparar la casa para las “vacaciones”. El viernes por la noche no hicimos más que ventilar el lugar y poner en marcha la bomba eléctrica de agua. Pero el sábado, él tenía mucho trabajo. Por la mañana fue al centro comercial de Dune Point a comprar provisiones. Después, se dedico toda la tarde a limpiarlo a fondo, ventanas incluidas. Todo esto era necesario, porque yo quería que pareciese como si él  tuviera previsto pasar allí unos cuantos días con su marido.


Weasley llego el domingo a última hora de la tarde. Cuando oí el motor de su coche, yo estaba en la playa, en bañador. Harry se encontraba dentro de la casa, preparando la cena. Nada mas escuchar que entraba por el camino de tierra, me levante y fui corriendo hacia allí. Conseguí entrar antes de que él apareciese.


Harry no llevaba puesto más que un bañador, y enjuago sus manos mojadas y nerviosas en el vientre mientras miraba por la ventana de la cocina hacia donde Weasley estaba aparcando su coche al lado del otro. Potter se veía más pálido que un muerto.


-Tranquilo – le advertí, entrando silenciosamente en el dormitorio.


Saque la pistola de mi bolsa y comprobé que estaba cargada; luego, espere con la espalda pegada a la puerta. Unos momentos después, escuche cerrarse la puerta cuando Weasley entro en la casa.


-¡Hola, cielo! – Le oí decir – Decidí venir esta noche en lugar de mañana ¿Qué estas preparando?


-Solo unos fiambres y una ensalada de patatas – contesto con voz firme  - Hace demasiado calor para cocinar. Ve a ponerte cómodo y, luego, te daré algo de comer. Estaba a punto de empezar.


-No tardare ni cinco minutos – exclamo alegremente, y se dirigió hacia el dormitorio silbando una canción.


Pasó por delante de mí sin verme, debido a que yo estaba pegado a la pared, junto a la puerta. Tiro su bolsa sobre la cama, no parecía llevar su varita encima, se quito la chaqueta del traje, dejándola caer sobre la colcha. Empezó a aflojarse la corbata y, después, al darse vuelta me vio. Se que inmóvil, con la mirada fija en la pistola que le apuntaba a la altura de la cintura.


-¿Qué pasa? ¿Qué hace usted aquí?


-Siga desnudándose – ordene – Hasta los calzoncillos.


-¿Está usted loco? ¿Ha dejado el chantaje para pasar al allanamiento de morada? ¿Cómo ha entrado aquí sin que le viese Harry?


Le sonreí altaneramente.


-Él sabe que me encuentro en la casa ¡Haga lo que le digo o le pegare un tiro en el vientre! – quitando el seguro de la pistola, deje que la sonrisa de desvaneciera de mi cara. Entonces, él levanto una mano, con la palma vuelta hacia mí.


-No se ponga nervioso, Malfoy. Hare lo que me diga. – se quito el pantalón y la camisa.


-Los zapatos también – le ordene.


Agachándose, desato los cordones de sus bien pulidos zapatos y se los quito.


-Ahora póngase su ropa de pesca.


Durante un momento, me miro con una expresión vacía; luego, se dio la vuelta y fue al armario. Se puso una camiseta descolorida, un pantalón vaquero usado y unos viejos mocasines. Vestido así, ya no parecía un ejecutivo.


-Ahora vamos a cenar – propuse.


Harry estaba de espaldas al fregadero cuando entramos en la cocina, con mi pistola apoyada en los riñones de Weasley. Y esté pregunto con voz aguda:


-¿Qué está pasando aquí, cielo?


Potter era presa de la misma gran tensión que había mostrado en su primera visita a mi apartamento. Daba la impresión de que no iba a contenerse, y de que pronto empezaría a temblar convulsivamente. Pero no dijo nada; solo miro a su marido sin emoción alguna. Dije entonces:


-Siéntese en la mesa y no haga preguntas.


Mientras ocupaba la silla nos miro a los dos, perplejo.


-Bien – dije a Harry –sírvele algo de comer.


En silencio, Harry lleno un plato de fiambres, ensalada de patatas y tomate troceado. Lo coloco delante de él, le alcanzo la mantequilla y el pan, y le sirvió una taza de café. Luego, volvió al fregadero.


-Coma – ordene.


-¿Por qué? – Preguntó Weasley - ¿A qué viene todo esto?


-Es un juego -  conteste – O come o le disparo.


Me miro algo agresivo, vio que yo hablaba en serio y, de mala gana, me obedeció. Cuando iba por la mitad del plato, peguntó, intentando aparentar tranquilidad:


-¿No vais a cenar nada vosotros?


-Luego – replique - Cállese y coma –


No había ninguna razón para explicarle que era conveniente que tuviera el estomago lleno por si llegaban a practicarle una autopsia. Podía extrañarse el medio forense de que Weasley fuera a pescar de noche sin haber cenado. Sin duda aquel perdería el apetito si supiera por qué yo insistía tanto en que comiese. Mientras su marido cenaba, Harry se quedo de espaldas al fregadero, mirándole fijamente. Al margen de su palidez, y de su postura rígida, no había en su rostro el menor indicio de la emoción que sentía.


Weasley ya se debía haber dado cuenta de que su esposo y yo éramos amantes; pero quizá pensaba que había sacado la pistola porque sentí pánico al ser descubierto a solas con Potter en la casa. No creo que se le pasara por la cabeza que le estábamos tendiendo una trampa. Tal vez sospechaba que yo empleaba el arma para ganar tiempo mientras trataba de encontrar la forma de salir de aquella situación comprometida. Estoy seguro de que no tenía el menor presentimiento de que le íbamos a matar, porque, de lo contrario, no hubiese comido tanto. Parecía más perplejo que asustado; y mas asombrado que indignado por la infidelidad de su mujer.


Cuando termino de cenar, le ordene que volviese al dormitorio. Harry nos siguió, hasta la puerta, y observo a partir del momento en que yo le dije a Weasley que se tumbara boca abajo en la cama. En cuanto lo hizo, le ordene:


-Ponga las manos a la espalda.


Guardando la pistola en la cintura de mi bañador, de donde podría sacarla rápidamente si nuestra victima hacia el más leve intento de moverse, le ate las manos y los pies con la cuerda que había traído. Cuando termine, pregunto Weasley de mal humor:


-¿Qué pretendéis con esas tonterías? Tal vez está dispuesto a llegar a un acuerdo razonable para el divorcio, si no estuvierais los dos actuando tan estúpidamente.


No le hice caso, y le dije a Harry:


-Todavía son las seis y media, y aquí no oscurece hasta las nueve. Deberíamos esperar hasta una hora después de anochecer, lo que nos deja de margen tres horas y media. Esos nudos son lo suficientemente seguros como para poder dejarle aquí. Vamos a realizar los preparativos.


Algo en mi voz pareció indicarle a Weasley, por primera vez, que el trato que estaba recibiendo no era una simple acción espontanea por parte de una persona sorprendida por el adulterio. Se retorció para poder mirar a su esposo, comprendiendo entonces su destino. Sus ojos parecían cansados.


-¿Qué te pasa cielo? – Preguntó con una voz que se quebraba – No vas a hacer nada imprudente ¿Verdad?


Sin contestarle, Harry se dio la vuelta y salió del dormitorio. Lo seguí y cerré la puerta, dejando a Weasley a solas con sus pensamientos. 


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