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Lazos rotos por mei yuuki

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Notas del fanfic:

Katekyo hitman reborn no me pertenece al igual ke tampoco sus personajes, son propiedad de Akira Amano y yo solo los tomo prestados para hacer fics por diversion ^.^

Notas del capitulo:

Hola niñas ^^, bueno aki estoy de nuevo con otro 6918, (mi pareja favorita XD), esta ves es una historia corta de no mas de dos o tres capitulos, ke al principio iba a ser un one-shot pero termino mas largo de lo ke pensaba

espero ke les guste XD

aviso posible ooc

 

Lazos rotos

•Primera parte - Despedida•






Siempre es más sencillo destruir que crear. Lo que se ha roto no puede volver a ser como era y aunque los fragmentos sean unidos, nunca será lo mismo, nunca será lo que una vez fue; esto también se aplica a los lazos entre las personas, muchas veces son frágiles y terminan rompiendose fácilmente ya sea por la traición, el paso del tiempo o la distancia. Las conexiones, los sentimientos y la confianza se disuelven y ya no se pueden recuperar...aunque quizás en algunos casos se puedan recuperar.



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El viento calido le acariciaba suavemente la piel al asomarse por la ventana de la cabaña, el olor salino del mar y el sonido de las olas embriagaba sus sentidos. Repentinamente fue abrazado por la cintura, y entonces escucha su risa musical y no dice nada, sólo cierra los ojos y el peliazul le da un beso en la nuca.

-¿te gusta el lugar? -le pregunta al oido casi en un susurro

-no está mal, aunque tanto calor es molesto -contesta Hibari con voz indifetente

-kufufufu~ aún así aceptaste venir conmigo -le da la vuelta y el azabache queda frente a el

-lo hice porque quería hacerlo

Una sonrisa asoma en los labios de Mukuro antes de besar los labios de Hibari de forma lenta y pausada, a la vez que el pelinegro alzaba una mano y la ponía en el cuello contrario, acercándolo más a el y profundizando aquel dulce beso. Rápidamente olvidó dónde estaban y todo lo que les rodeaba, los besos y caricias que Mukuro repartía sobre su piel casi apagaron el sonido de las olas contra las rocas afuera en la playa de agua clara.

Estaba con él porque quería estar con él y ya. Así había sido desde que se habían conocido hace un par de meses atrás cuando tropezó accidentalmente con el peliazul en uno de los pasillos de su escuela. Un encuentro casual que marcó el inicio de su extraño romance, el que consistía en buscarse cuando tenían ganas de estar juntos y ya. Simple, sencillo y sin cuestionamientos de ningún tipo. Kyoya no entendía del todo lo que sentía hacia el peliazul y tampoco es que intentara siquiera saber el significado de esos sentimientos, de esa fuerte atracción que había creado un lazo entre ellos.

Sólo sabía que se sentía bien a su lado y que le gustaba como lo trataba, por eso estaba en sus brazos en ese momento. Su relación no tenía un nombre, eran todo y nada a la vez.



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-¿En qué piensas tanto? -le preguntaba Mukuro mientras le recorría el rostro delicadamente con la yema de sus dedos- ahora mismo parece como si tu mente estuviera en otra parte lejos de aquí

-no pienso en nada, y estoy aquí- apoyó la cabeza en la almohada y cerró los ojos dejando escapar un suspiro adormilado- y ya no me hables que quiero dormir

-kufufufu~ ¿sabes?, te vez tan lindo cuando duermes que me dan ganas de tomarte algunas fotos

Hibari no contestó nada, sólo se dio la vuelta, dándole la espalda y arropandose con la sábana blanca que los cubría a los dos

-oya, pero si sólo digo la verdad, ave-kun

El peliazul lo abrazó por la cintura apegando su pecho a la espalda de la alondra y pronto el sueño se los llevó a ambos a un mundo intangible y lejano.

“Me iré pronto, ¿qué pasará con esto cuando lo haga?, no sé por qué, pero no quisiera dejar de verte; no quiero romper esto que tenemos y, ¿qué son estos sentimientos que no puedo expresar con palabras?, ¿tu sentiras lo mismo?. Tal vez nunca lo sabré..."



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-¿Qué te irás a vivir al extranjero?, ¿por qué no me dijiste nada antes?- sus preciosos ojos bicolor mostraban sorpresa y desconcierto, también había algo más, algo que en ese momento Hibari no pudo descifrar

-no tenía por qué decirtelo, además lo supe hace poco tiempo. Me iré en dos días -contestó sin mirarlo directamente a los ojos- y no regresaré en mucho tiempo

-entonces...¿este es el adiós?

-si.-Kyoya se sintió tentado a decirle que en realidad lo sentía y que no quería irse y separarse de el...había tantas cosas que quería decirle en ese momento; su mente se inundó de palabras que no se atrevía a decir en voz alta y sintió un dolor en el pecho

-en ese caso todo lo que puedo hacer es prometerte que si alguna vez nos volvemos a encontrar me aseguraré de no dejarte escapar tan fácilmente como ahora -lo tomó por el mentón haciendo que lo mirara a los ojos -y hasta que eso suceda espero que no me olvides

añadió Mukuro con una sonrisa casi imperceptible y selló aquella promesa con un beso que al pelinegro se le hizo demasiado corto; entonces le dio un último abrazo del que parecía no querer soltarlo, Kyoya le devolvió el abrazo tímidamente

-te amo.-fue un susurro casi inaudible el que escapó de los labios del peliazul. Hibari abrió los ojos sorprendido, ¿de verdad había dicho eso?, ¿había escuchado bien o lo había imaginado acaso?, no lo podía creer y no supo como reaccionar ante ese hecho. Su corazón de contrajo dolorosamente y lo único que hizo fue abrazarlo más fuerte

-nos vemos y no olvides mi promesa. No importa cuanto tiempo pase -dijo con una sonrisa triste una vez que se soltaron

-E-entonces yo te prometo que no te olvidaré -contestó mirando hacia abajo con un leve rubor en sus mejillas. Le escocian los ojos y tenía un nudo en la garganta

-kufufufu~ así será entonces, mi querido ave-kun -tomó su meno derecha entre las suyas y la besó cálidamente.

Mukuro entonces soltó su mano y se alejó de el, dejándolo solo en aquel soitario parque en dónde Hibari lo había citado para despedirse esa noche estrellada, no sin antes mirarlo a los ojos por última vez.

En aquel entonces Kyoya no comprendía por qué se sentía tan mal al verlo alejarse, a pesar de que debería haber sido al revés ya que era el el que se iba y no el peliazul. No entendió por qué al verlo a los ojos por última vez sintió como si algo se rompiera en su interior. Deseó que lo detuviera, que le pidiera que no se fuera, que se quedara a su lado, si le había dicho que lo amaba, ¿entonces por aue lo dejaba marcharse tan fácilmente?, ¿por qué no intentó detenerlo?, ¿por qué aceptó el hecho de que se fuera así sin más?; sólo con la vaga promesa de no dejarlo ir de nuevo si algún día lo volvía a encontrar. Eso era algo demasiado vano, algo que muy posiblemente puede ser olvidado con facilidad al transcurrír el tiempo, y Kyouya lo sabía.

Pero por su parte cumpliría su promesa, no lo olvidaría, seguiría pensando en el hasta que se reencontraran, estaba seguro de eso. aunque quisiera olvidarlo, no podría hacerlo.

Esos sentimientos que tenía por él, no creía que fueran a diluirse con el tiempo o la distancia. Después de todo nunca había sentido ago así de fuerte por nadie; aunque en ese momento le dolía, ya que ni siquiera había podido decirselo debido a su orgullo y a su confusión, y ya no tendría más la oportunidad de hacerlo.

Y así el lazo que los había unido se rompió sin que el hiciera nada por evitarlo, quedando así entonces su incierto reencuentro futuro en manos del mismo destino que los separó.



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La frase voló fugaz por su mente adormecida. Aquella voz, ¿cuántas veces la había escuchado en sus sueños durante todos estos años dezde su partida?, sin duda alguna habían sido muchisimas. Por alguna razón el siempre estaba en sus sueños; aunque no lo desease así, era como si inconscientemente lo anhelase.

Abrió los ojos de pronto volviendo a la realidad, miro hacia arriba, el techo de su habitación a oscuras. A su lado, yacia dormido Dino Cavallone, un italiano que había conocido hace un par de meses y con el que mantenía una relación, cuyos brazos ahora envolvían su cintura.

Se dio la vuelta y cerró los ojos dispuesto a dormirse nuevamente. No quería pensar en aquel peliazul que no veía desde hacia diez años, ya no quería seguir escuchando su risa y su voz en sueños, y mucho menos quería aceptar el hecho de que ni siquiera estando con Dino había vuelto a sentír aquellos sentimientos que había sentido con Mukuro y que había encerrado en lo más recóndito de su corazón.

Se dio unas cuántas vueltas en la cama tratando de dormir hasta qu al final se rindió. Miró irritado como el rubio dormía a su lado placida y despreocupadamente, sin ningún problema. Maldijo a Mukuro mentalmente por arruinar sus sueños. Estúpidos recuerdos de esa piña.

Se sentó en la cama y luego se levantó de la misma con cuidado de no despertar a Cavallone y fue a buscar algo de ropa en el armario. Ya que obviamente no conseguiría dormir, por lo menos saldría a caminar un rato por las tranquilas y solitarias calles de su amada ciudad de Namimori, a la cual había vuelto hace poco más de un mes luego de años de ausencia.

Notas finales:

ke les parecio?, hibari volvera a ver a mukuro algun dia?, lo sabran en el siguiente capitulo (si kieren ke lo suba XD)

 si les gusto o tienen alguna queja dejenmela en un review ^.^

como siempre saludos y gracias por leer :)

bye ^.^

 


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