Capítulo 1
Había pocas cosas que lograban sacar un par de lágrimas de sus ojos, realmente, tan pocas que si no fuese porque sostenía una de ellas entre las manos diría que no existía alguna.
Su nombre era Sasuke Uchiha y justo ahora intentaba controlarse mientras observaba la invitación, tamaño media carta, a la boda del amor de su vida: Naruto Uzumaki; el maldito imbécil que iba tan feliz repartiendo aquellos cartoncillos como si portaran una buena noticia.
– ¡Vaya! – Itachi, su hermano, fue el primero en recuperarse de la sorpresa y le arrebató la infernal invitación para observarla con detenimiento – No creía que ésta fuera la gran noticia – Y él tampoco podía creerlo. Naruto ¿Por qué?, ¿Por qué el dobe le hacía eso?...
En respuesta Naruto sonrió nervioso y se rascó la cabeza al tiempo que bajaba la mirada – Si yo… sé que parece repentino pero no es así –
Sasuke no podía moverse, aún no superaba la impresión y mucho menos podía manejar esas emociones golpeándole la garganta; apenas y podía coordinar su respiración para no parecer alterado.
– Si tú lo dices – Sasuke sintió como Itachi le ponía una mano sobre el hombro y le proporcionaba un suave masaje para tranquilizarlo – Pero ¿Cómo es posible que no supiéramos nada de él antes de esto? –
No tenía que mirar a su hermano para adivinar su expresión de curiosidad o intentar imaginar que tipo de gesto tenía él, la verdad es que sólo podía ver el sonrojo en las mejillas de Naruto ¡Oh, ese maldito, maldito imbécil!
– De Gaara – y volvió a sonreír con ese gesto estúpido, idiota, mil veces idiota – él ha sido mi amigo estos tres años en la alianza y durante el último semestre de la academia nos dimos la oportunidad. La verdad es que… – arrugó la nariz de manera adorable – Bueno, él es quien es y no podíamos hacer mucho escándalo, ni quería emocionarme pero creo que es la persona correcta, así que se lo pedí y aceptó – terminó con un gesto soñado, aparentemente su imaginación lo hizo abandonarlos.
¡Gaara!, si, Gaara, Sabaku no Gaara, el imbécil comandante general. De sólo pensarlo se le engarrotaban los músculos y sentía que sus dientes se romperían por la presión que ejercía entre ellos. Con todas las personas que existían en su división territorial, Naruto tenía que elegir a ese pelirrojo.
– Si, supongo que lo entiendo – Itachi lanzó un suspiro corto – eso quiere decir que te quedarás a vivir en la capital de la alianza y ya no volverás a nuestra división –
– No lo sé, la verdad es que aun tenemos misiones en el sector pero es probable que después de la boda nos aprueben la baja de paternidad porque… –
Aquellas palabras fueron lo último que pudo soportar así que no pudo evitar lanzar un bufido – ¿Así que ese es el verdadero motivo? – Sabía que estaba punto de soltar palabras que no debía decir pero ni el apretón de advertencia que Itachi hizo en su hombro lo pudo parar – Estuvieron trabajando en una misión personal y por eso ahora deben casarse –
Naruto lo observó fijamente y parpadeó como si recién recordara que en la habitación no sólo estaban Itachi y él – ¿Qué fue lo que quisiste decir? – sabía que su compañero estaba usando un tono de voz moderado, como si creyera que había entendido mal la insinuación que le hizo.
– De ti no me sorprende, eres ese tipo de persona, pero suponía que el hijo del Kazekage tendría un poco de decoro – Sasuke levantó la barbilla y le lanzó un gesto despectivo – Incluso en Suna activar el GEN antes del matrimonio debe ser de… mal visto –
– No te atrevas a insinuar nada sobre Gaara Sasuke, porque no quiero olvidar quien eres –
El mencionado elevó una ceja – ¡Ah!, ahora sabes quien soy. Dobe has crecido tanto – Sabía que no debía, la mirada de Itachi perforándole la nuca le decía que tenía que callarse – Te tiras a Gaara y ahora ya sabes distinguir entre nosotros –
Perfectamente se dio cuenta de que Naruto le gritaría y probablemente juntaría toda su fuerza de voluntad para no golpearlo, pero, que lo intentara, lo estaba esperando.
– ¡Sasuke! – Itachi lo llamó con voz firme y enfadada. No pensando permitir que ellos se enfrascaran en una pelea de ningún tipo – Si quieres hacerle una broma esto es demasiado, sabes que no debes expresarte de esa manera y mucho menos a insultar al prometido de Naruto. Lo mejor es que te disculpes –
Sintió que le apretaba el hombro con fuerza y él tuvo un espasmo antes de apartar el agarre con un manotazo – No me interesa disculparme –
Sabía perfectamente que estaba siendo todo menos racional, pero ¿Qué podía hacer?, ¿Decirle a Naruto que estaba feliz por su matrimonio?, ¿Qué estaba encantado de que la persona que había amado desde que tenía noción del sentimiento se casara con un insípido pelirrojo? ¡No podía!
– Sasuke – Itachi lo volvió a reprender pero él sólo le lanzó una mirada fastidiada antes de salir de la sala de su hogar. El lugar donde todo había ocurrido.
Naruto no tenía idea de cuanto le había fastidiado la vida. Lo odiaba y amaba tanto como para ir a su habitación a encerrarse y poder llorar a gusto.
Si tuviese que decir cuando había comenzado todo aquello tendría que recordar esa anécdota de cuando recién fue concebido. Sus padres se pararon en la clínica y decidieron que después de tener a Itachi, un varón de cromosoma YY, a él le tocaría ser el XY de la familia. Aquello, realmente, no era hubiera sido tan relevante sino hubiese sido porque los Uzumaki visitaban al doctor ese mismo día y Kushina, ante la expectativa de poder emparentar a sus familias, decidió cambiar de idea y en vez de darle a Naruto un XY, como a él, le dieron un YY.
En un principio ni a él ni a Naruto les agrado aquella brillante idea que los ubicaba como pareja sentimental, pero como cualquier ocurrencia de adultos la dejaron pasar y olvidaron sus diferencias genéticas concentrándose sólo en ser amigos. ¡Claro! aquella decisión fue bastante agradable hasta que cumplió los 16 años y ya no pudo negar que estaba absoluta y completamente enamorado de Naruto. Lamentablemente el dobe de su mejor amigo no tenía idea de que podía, y debía, comenzar a mirarlo de otra manera.
A los 18 años, cuando llegó el momento de unirse a la academia, Naruto se enroló en la alianza y él, como todos los miembros de su familia, permaneció en el ejército local de Konoha. Fue difícil despedirse pero lo hicieron y aunque su amistad vía video conferencias o carta continuó, la verdad era que aquello sólo fue gracias a la insistencia de Naruto.
Lanzó un suspiro y se secó las tres lágrimas que había dejado correr, la verdad es que tampoco era el tipo de persona que lloraría como magdalena, pensaba que su amigo ahora debía estar enfadado porque había cuestionado su honor de manera deliberada.
– Sasuke – Itachi tocó a su puerta con golpes suaves – Naruto ya se ha ido y aunque parece que va a ignorar lo que dijiste estaba un poco molesto –
El menor de los Uchiha mantuvo el gesto serio y no se molestó en responder a su hermano.
– Me imagino por qué estas enfadado pero te dije que debías decirle lo que sentías. Y aunque ha ocurrido más pronto de lo que esperaba no creo que ir e insultarlo te deje en una buena posición –
– Te dije que no me interesa – se animó a gruñirle a la puerta
– Debería, si quieres conservarlo aunque sea como amigo – Itachi uso un tono de voz condescendiente – Me ha dicho que Jiraya san le planeó una despedida de soltero para antes de que vuelva a la alianza. Es esta noche en su casa y… –
– Diviértete – Sasuke fue hacía la puerta y le abrió a su hermano
– Deberías ir a disculparte ahí –
– ¿Qué voy a hacer en una despedida de soltero?, esas cosas no son para mi ni me interesan… si tanto te preocupa, cuando estés ahí dile que lo siento y listo – le dio la espalda para volver a sentarse sobre su cama.
– Tengo cosas que hacer, ya le dije que no puedo ir – Itachi le lanzó una última mirada a modo de súplica pero Sasuke arrugó la frente sabiendo perfectamente que lo que hacia su hermano era por mera compasión.
Sin embargo el remordimiento no lo abandonó y cuando el reloj marcó las 12 am, e Itachi ya no estaba en casa, subió a su auto yendo rumbo a la despedida de soltero de Naruto.
El jardín trasero de la casa de Jiraya ya no parecía el respetable hogar que recordaba, más bien hacía similitud con un antro de mala muerte lleno de alcohol, humo de cigarro y luces neón. Realmente no podía esperar nada más del viejo que bailarines exóticos, espuma y música que incitaría a un aquelarre, sin embargo no por eso dejó de causarle desagrado y mejor optó por llamar a Naruto y disculparse con él en la entrada de la fiesta.
Su amigo no respondió a la primera y él estaba por abandonar la tarea cuando entre el ruido escuchó el “Moshi moshi” de Naruto.
– Hola, Sasukeeee teme – por el tono de voz intuyó que su amigo debía tener más de un par de copas encima – ¿Dónde estas? Itachi no te dijooo que hoy era mi despedida –
– Estoy fuera, ven –
– Entra estoy al fondo –
– ven – repitió y le colgó. A pesar de que lo amaba no podía evitar ser cortante con él.
Esperó un par de minutos y por la puerta vio aparecer a Naruto, traía puesta la misma ropa que en la tarde pero estaba desarreglada, como si le hubiesen hecho un baile agresivo y muy personal, así que no pudo evitar lanzar un gruñido e iba a arrojar un comentario mordaz sino hubiese sido porque su amigo esbozó una amplia sonrisa y se le fue encima apretándolo en un fuerte abrazo.
– Llegaste – le dijo embobándolo con su calor y aroma mezclado con alcohol y tabaco – creía que me odiabas por no haberte dicho lo de la boda antes que al resto – Sasuke se sintió a disgusto pero no hizo mucho esfuerzo por separarlo, notaba que Naruto estaba completamente intoxicado con alcohol – pero estas aquí así que me perdonas – y entonces lo tomó de la mano intentando llevarlo dentro de la fiesta.
Él se jaló – Me voy –
– ¡¿Nani?! ¿Por qué? Si recién llegas – Naruto era mucho más fuerte y no tenía problemas en asirlo para que lo acompañara. Él, por su parte, no tuvo más opción que enterrar los talones al suelo y maldecir la X en su ADN.
– Sabes que detesto el ruido y las fiestas –
– Sé que eres un amargado – Naruto dejó de jalarlo al notar su disgusto y sonrió de medio lado – no vas a cambiar nunca ¿verdad? – volvió a invadir su espacio personal.
– Exactamente – Sasuke hizo un amago por empujarlo pero Uzumaki tomó sus manos entre las suyas – y tampoco me gusta que me toquen, así que suéltame – lo miró con seriedad, no le gustaba sentirse provocado ni confundido por Naruto, menos si estaba borracho y no se daba cuenta de lo que le hacía con su cercanía.
– Si –arrastró el otro sin borrar su sonrisa – se me había olvidado que eras así de arisco – pero más allá de soltarlo se las arregló para sujetarlo con una mano mientras que con la otra le acariciaba una mejilla – pero tengo casi seis meses sin verte en vivo y tú vas y me gritas –
– No te grité – gruñó haciéndose hacia atrás y zafándose del agarre – nos vemos – se dio la vuelta para regresar a su auto y dejarlo pero Naruto no se lo permitió, fue detrás de él para tomarlo del brazo y casi cae al suelo en el intento – Suéltame –
– Sé que querías gritarme –
– Quiero gritarte ahora –
– No, no quieres, los Uchiha no gritan – le sonrió bobo y él sólo pudo rodar los ojos.
– Estarás mejor si regresas a la fiesta – lo intentó guiar de vuelta al jardín de Jiraya pero no tuvo mucho éxito.
– Eso es lo que pasa es que son callados, por qué será, pero tú… – Naruto comenzó a balbucear y justo cuando logró enfocarlo le dedicó un gesto peligroso – eres deliciosamente silencioso – Uchiha no tuvo claro porqué le decía aquello pero su compañero no le dio mucho tiempo a pensar en ello porque lo tomó de la nuca y lo obligó a darle un beso.
– ¡¿Qué te pasa?! – Sasuke elevó considerablemente el volumen de su voz al tiempo que le daba un empujón. Ciertamente era más débil que su compañero, pero Uzumaki estaba atiborrado de alcohol.
Como respuesta obtuvo una risita – entonces si gritas –
Su primera reacción fue golpear a Naruto pero optó por controlarse y simplemente gruñó. Su amigo era un maldito rubio que disfrutaba fastidiándole la vida. Lo odiaba tanto – no sé que hago aquí – se susurró.
– Estas aquí porque me amas – su interlocutor le respondió como si aquello fuera lo más evidente del planeta – por eso estabas tan celoso en la tarde –
Sasuke tuvo un espasmo – No estaba celoso –
– Nooo, ¿De verdad? – Naruto compuso un gesto juguetón pero sus ojos se entristecieron, era típico de él mostrar gestos ambiguos – Yo sería muy feliz si te pusieras celoso de mi –
– No – Uchiha se llevó una mano a la cabeza porque comenzaba a desesperarse – no tienes idea de lo que me estas diciendo –
– ¿Eres mi amigo verdad? – el rubio fue y lo volvió a tomar del brazo – entonces ven conmigo – para llevarlo consigo dentro de la casa de Jiraya sin esperar respuesta.
Sasuke no tenía un buen presentimiento respecto a lo que ocurría, pero no pudo evitar seguirlo –Oye, espera, Dobe ¿Qué haces? ¡Déjame! – supo que debió haber hecho caso a sus instintos e irse pues ahora Naruto lo había llevado a la sala de la casa y se le fue encima cuando llegaron al sillón de tres plazas.
– Ssshh Sasuke, nos van a escuchar –
– Me importa una mierda que nos escuchen, suéltame – aunque, la verdad, con la música en el exterior era poco probable que alguien los notara.
– No quiero – El rubio había dejado caer todo su peso sobre él, presionado su abdomen y tomándolo de las manos para que no manoteara – Es mi despedida de soltero y tú aún no me das un regalo –
– ¿Regalo? – en ese momento se asustó, de verdad sintió un poco de pánico así que dejó la actitud pasiva y utilizó sus conocimientos de combate para liberarse. Lamentablemente Naruto también había ido a la academia y lo único que lograron fue caer del sillón al suelo y rodar unos cuantos metros antes de volver a la misma posición de antes. Sasuke gruñó – Maldito Dobe suéltame o te mataré –
– Si, claro – y entonces comenzó a besarle el cuello – puedes hacerlo cuanto termine – Uchiha pensó que el rubio parecía bastante cuerdo como para seguir borracho.
–¡¿Estas drogado? Idiota! –
– mmm no creo… si, no sé… la verdad me dieron de todo – a Naruto aquellos detalles no le parecían tan interesantes como encontrar una manera para lograr que Sasuke dejara de resistirse y él pudiera tocarlo como quería – te puedes quedar quieto –
– No argh ¡Me lastimas! – el rubio lo empujó de la barbilla obligándolo a mirar hacia atrás inmovilizándolo el tiempo suficiente como para poder quitarse el cinturón, tenía la clara intención de amarrar los molestos brazos de Sasuke.
– Si no te movieras tanto – y entonces lo liberó, su presa intentó huir y cuando gateó para alejarse, en un movimiento bastante descuidado tomando en cuenta quienes eran, el rubio aprovechó para atraparlo por la espalda y amarrar sus brazos.
– ¡Suéltame!, ¡Suéltame!, ¡Te mataré!, ¡Te juro que te mato! –
– Tranquilo, sólo te voy a tocar – pero él no se iba a tranquilizar e iba a mandar al carajo eso de que los Uchiha no gritaban si no hubiese sido porque Naruto le sonrió, con esa expresión que adoraba, antes de volver a besarlo.
Sabía que no estaba pensando coherentemente pero jamás actuaba correctamente cuando se trataba de Naruto. Sólo sabía que se derretía y que su piel ardía de calor cuando sus dedos la recorrían. Estaba tan perdido en la sensación de sentirse dominado como para notar que el rubio le desabrochaba los pantalones hasta que sintió su mano, caliente, apresar su semi erección.
Jadeó y con aquel sonido logró despertar – Naruto ¿Qué haces? Yo no… – Ciertamente se había masturbado, muchas o casi todas esas veces había pensado en Naruto, pero nadie más lo había tocado. No era social ni genéticamente correcto que se lo permitiera a alguien antes del matrimonio – No… –
– Lo escuchas – Uzumaki se pegó a su oído y sopló en su oreja – esos gemiditos que haces – aquello lo dijo sin dejar de subir y bajar su mano por toda su extensión con movimientos suaves – me dan ganas de comerte –
Pero Sasuke no lo escuchaba, ni siquiera pensaba y los pocos hilos de ideas que intentaba formar desaparecían cada vez que la mano de Naruto aumentaba su velocidad, hasta que sintió su cuerpo tensarse y terminó; con un gemido ahogado. Después de eso fue sólo él intentando regular su respiración.
El rubio lo miró fijamente mientras sentía la viscosa esencia del mencionado entre sus dedos – eres tan lindo –
Sasuke sentía que el aire y sus pensamientos volvían a él lentamente, se sentía muy cansado y avergonzado – no lo soy – lo que menos necesitaba era sentir la mirada de Naruto sobre él – desátame –
Uzumaki siguió sin despegar la vista de él y lejos de desatarlo se volvió a acomodar para poder volver a besarlo – Sasu – le susurró brillando sus ojos en deseo – lo siento, la verdad es que no sólo quiero tocarte… quiero tenerte –
– ¿Qué? – Aún no sentía que la realidad lo golpeara por completo.
– Aquí – pero Naruto estaba bastante despierto respecto a lo que deseaba pues se deslizó entre sus piernas y presionó entre los pliegues de sus nalgas para rozar el agujero por el que iría a su interior – déjame tenerte –
– N…– se volvió a quejar pues a pesar de que su amigo había pedido permiso no esperó su respuesta, simplemente se deslizó con ayuda del semen que aún tenía en los dedos – No… no hagas eso, maldición Naruto no, no quiero –
– Hace un momento decías lo mismo – volvió a besar la piel que tenía a su alcance, dejando marcas donde podía – y terminaste –
– No es… lo mismo – Sasuke apretó los ojos y se retorció para liberarse así que en respuesta Naruto introdujo otro dedo y lo afianzó de las caderas – Duele – se quejó – sácalos –
– Cuando los saque pondré algo más dentro Sasu, así que ten paciencia –
– No, si tú lo haces… –
– Tu GEN será mio, como nuestros padres querían ¿No sería perfecto? – y entonces metió un tercer dedo, haciendo círculos e intentando dilatarlo lo más pronto posible. Tal vez iba muy rápido pero ya no quería aguantarse.
Sasuke se quejó y comenzó a llorar – pero… te vas a casar con alguien más –
– Me hicieron para ti y por eso serás siempre mio – entonces retiró sus dedos y se acomodó entre las piernas del otro.
– ¡Espera! – Uchiha intentó detenerlo empujándolo con los pies pero fue en vano, él entró de una sola vez haciéndolo gritar con fuerza y logrando que derramara más lágrimas – No… te… muevas – le pidió con voz cortada y Naruto lo obedeció acariciándole los cabellos para calmarlo – ¿Por qué haces esto? – Sasuke sentía que todo su cuerpo temblaba y se estremecía. Siempre había soñado con entregarle su GEN a Naruto pero no de esa manera y, mucho menos, sin saber por qué lo aceptaba, sin saber si lo amaba tanto como él.
– porque soy… estoy… te pedí que me llamaras, pero tú nunca piensas en mi – comenzó a moverse – me fui y jamás te interesé. Pero ahora, a pesar de que quieras, aunque este casado ya no me podrás olvidar – poco a poco comenzó a acelerar el ritmo – Lo dijiste, soy ese tipo de persona –
– Tú – los ojos de Sasuke se empañaron y sintió odio, tanto que no podía con él – por algo así – No creía que fuera posible recibir aquello como respuesta pues recordaba que antes había hablado mal de Gaara por algo que él estaba haciendo en ese momento ¿Así era como desquitaba su enfado?... – te mataré – sentía que podía hacerse el fuerte pero no, la verdad era que sólo deseaba haber escuchado “Porque te amo” a pesar de que fuese mentira.