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Perdidos en la ventisca. por CarisMai

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Notas del fanfic:

Avisos y renuncias: One Piece, así como sus personajes, no me pertenecen y no pretendo hacer ningún dinero con ellos, solamente entretener :).

Comentarios:

¡Holaaaa! ^_^

Jejejeje, esta es mi última sopresa de Nochebuenaaaa, chicaaas...(ya os dije que estas vacaciones habría rebajasXD)...pensaba ponerlo mañana, pero como no sé si me va a dar tiempo, os lo pongo ya.

Lo primero de todo, quiero dedicar este one - shot a Mai Kusakabe, que lo ganó limpiamente en una apuesta que hicimos ;) a raíz de unas cosas de Los Yermos(aquí tienes, preciosa).

Además, apuestas aparte, tengo que reconocer que ha sido muy divertido hacer un one - shot de esta pareja, a la que estoy empezando a coger bastante cariño. También tengo que añadir que este one-shot complementa en parte lo que pasa en Los Yermos(es decir, que aconsejo que se lea además de la historia, pero si se lee uno y no el otro, no pasa nada).

Terminando ya (y para no variar), os ofrezco la música que me ha ayudado a escribir este one-shot:  http://www.youtube.com/watch?v=m76lKsM_jaU(Opening Clannad After Story).

Y eso es todo, guapas. Más comentarios al final.

¡DENTRO, HISTORIA!

 

PERDIDOS EN LA VENTISCA

 

Frotó sus manos morenas, heladas, perdido entre la nieve, mirando a la noche oscura y tétrica del cielo de Canadá, donde los copos blancos caían como una especie de diminutos fantasmas helados, helados como el viento cortante que silbaba a su alrededor.

En sus doce años de vida, nunca había conocido otra cosa.

Bueno…sí…

Los grilletes de sus muñecas, que estaban haciendo que éstas le doliesen cada vez más y que no le dejaban separar sus brazos como quisiera, helándolo por fuera porque por dentro estaba ahora ardiendo de fiebre.

Dolía…

Entonces se tensó, al escuchar pasos en la nieve… .

Ellos…

Concentró todas sus fuerzas, esperando.

-¡ROOOOOOM! – gritó con todas sus fuerzas, haciendo la habitación todo lo grande que las esposas le permitieron, haciendo un movimiento de corte con la cadena…

…y sonrió entre jadeos cuando se escucharon los gritos de los esclavistas, diseminados en pedazos por toda la nieve pero sin sangre.

Satisfecho, fue a coger las llaves, que se habían caído…

Pero gritó cuando una mano, cogiéndole del tobillo, lo tiró hacia delante, haciendo que se golpeara la cabeza… .

 

Trafalgar Law despertó de golpe, sudando, en su cama de pieles de oso polar.

Luego bostezó, con fastidio.

Ese sueño, otra vez…

A ver, hacía ya diez años de eso…¿por qué su mente se empeñaba en repetirlo, y encima se quedaba ahí? Ambos sabían que habían pasado más cosas…Ahora era un hombre adulto de veintidós años, hasta con perilla, miembro del Clan de Barbablanca, parte de honor de la Camarilla y médico, para más señas.

 A ver si su mente se enteraba de ello de una vez.

Además,se había fijado en que tenía la mala costumbre de soñar con eso cuando iban a pasarle cosas extrañas.

En fin…

¿Claro que cuándo coño no pasaban cosas extrañas en este Clan?

Suspiró, comenzando a abrigarse, poniéndose para finalizar su gorro blanco de manchas negras, calentando su nuca helada por el puto sueño. Sonriendo levemente, abrió la puerta de la vivienda, pasando por la enfermería…

-          Eres puntual, ¿eh, Kaya? – dijo a la chica rubia que, también abrigada, literalmente hasta las orejas, ya estaba allí, calentándose con la estufa que les había instalado Franky, el ciborg friki de la mecánica.

-          Buenos días, Law – sonrió ella – Sí. Llevo ya un rato despierta.

Law, sentándose frente a ella, con cuidado, la observó,chasqueando la lengua cuando vio que la joven aún no había perdido su expresión de cansancio.

-          ¿Te funcionan bien las píldoras para respirar? ¿O es tu marido quien no te deja dormir?

-          ¡Law! – gritó ella, alegremente escandalizada – Bueno…Ussop luego quiere hablar contigo.

-          Dile que me deje en paz. Gracias – suspiró Law, cogiendo unos trozos de carne y poniéndolos sobre el sencillísimo hornillo, mientras calentaba la leche de yak en la otra placa. Los agradecimientos eran lo único que le ponía nervioso de su profesión, y aún no sabría decir por qué…pero le ponían negro, y más en gente tan expresiva como Ussop.- ¿Tú descansas lo que tienes que descansar? ¿Respiras mejor?

-          Sí. De hecho, anoche dormí casi toda la noche. – dijo ella, sacando dos tazas para la leche y poniendo un poco del queso seco que había podido traer de su casa. Como se levantaba tan temprano, ambos estaban acostumbrados ya a desayunar allí juntos, antes de abrir, por lo que pudiera pasar.

Y, realmente, en ese Clan, uno podía estar seguro de que pasaría algo. No sería la primera vez que habían tenido que interrumpir el desayuno porque de pronto algún niño había quedado congelado en un alud, o porque alguno de la partida de caza de Dadan o ella misma había quedado malherido por los osos, o porque Zoro había hecho el bestia todavía más de lo acostumbrado y venía Sanji arrastrándolo de la oreja, o porque Luffy se aburría(y todos sabían el peligro que tenía Luffy aburrido) y hacía alguna gilipollez, o porque, porque, porque…

Y eso cuando sólo estaba su Clan…porque cuando estaban los cinco Clanes de la Unión...ni todos los médicos que se juntaban entre unos y otros daban abasto. Aunque era normal, con semejante cuadrilla de animales…

Algunos más que otros, pensó Law con una sonrisita.

En fin, la rutina de costumbre.

Pero nunca le había puesto ascos.

Por una vez, desayunaron más o menos tranquilos.

Aunque de pronto, cuando ya estaban acabando…

La ventisca golpeando la ventana lo puso de malhumor.

Sobre todo los copos de nieve, salvajes, sobre el cielo aún negruzco, que le recordaban el sueño y la realidad mientras el viento silbaba salvajemente.

Mierda…y precisamente hoy que me toca salir a dar una vuelta, pensó Trafalgar Law…

Las ventiscas nunca le habían gustado…le traían sensaciones muy raras, sobre todo desde que había pasado lo de sus sueño…sensaciones muy…

Se dio cuenta entonces de que Kaya lo miraba atentamente, con preocupación evidente.

-          Law…¿estás bien?

-          ¿Por?

-          No sé…Te noto raro.

-          Es esta jodida ventisca.

-          Me…toca salir a mí, ¿recuerdas? – sonrió Kaya, haciendo el gesto de levantarse.

-          Pues creo que tu memoria te falla, Kaya – suspiró él para luego añadir- ¿Y que el cansino de tu marido me persiga luego porque has recaído? No. Estás mejor de guardia aquí – dijo Law, estirándose y levantándose, dejando su taza en donde los cacharros. – Voy a mirar, a ver qué tripa se les rompe hoy.

Y, sin dejar que Kaya le discutiera, corrió la puerta corredera y salió a hacer la ronda.

 

 

Y lo recibió, como había esperado, la ventisca en su apogeo, casi golpeándole la cara como un guantazo.

Y por si el frío infernal de esa parte de Canadá fuera poco…

  • ¡Eh, Traffy, buenos días! – sonrió Luffy, el hiperactivo(por mucho que los análisis dijeran lo contrario, porque desde luego Law estaba convencido de que esa energía a esas horas de la mañana y con ese tiempo no era ni medio normal) hermano menor del Segundo al mando de ese Clan; una especie de monigote moreno que, a pesar del abrigo, no se quitaba ese ridículo sombrero de paja ni a tiros.
  • ¿Es que no te afecta la temperatura, o qué? – masculló Law. No estaba de humor para tanta alegría de buena mañana…

…pero de pronto inundó el aire un potente olor a quemado, persistente, incluso a través de la ventisca.

¿Pero qué coño…?

  • ¡Law! ¡Law, no sabes la que se ha armado! – gritó Ace, el moreno hermano mayor del monigote y Segundo al mando, corriendo, con sus mejillas, llenas de pecas, coloradas, respirando pesado vaho por el esfuerzo.
  • ¿Barbablanca?
  • No…afortunadamente, no – suspiró Ace, lo que hizo sentir alivio al médico por un momento – No sabes la que se ha liado...¡HAN QUEMADO TODA UNA ZONA, CON NIEVE!
  • ¿¡Un dragón!? – gritó Luffy, pasmado.
  • Venga ya, Luffy. Seguramente sea un Engendro sobredimensionado. – dijo Law, frotándose las palmas, pero extrañado. ¿Qué bicho era capaz de…?.
  • ¡Que no, que no! ¡Que te lo pueden decir los del Clan de Crocodile!

De pronto Law perdió buena parte de su ironía para decir:

  • ¿Qué ha pasado en ese Clan?
  • ¡Que ha quemado buena parte de las casas, eso ha pasado!

La voz que había gritado eso pertenecía a un enorme miembro del Clan de Crocodilo, con la cara tapada con una máscara azul, que sin embargo dejaba escapar una larga melena rubia y algo de barba, también rubia.

  • Killer…¿y el cuerpo del que eres sombra? – sonrió Law al verlo solo, por primera vez desde que tenía memoria…

…antes de, para pasmo de los tres morenos, recibir un brutal puñetazo que lo lanzó al suelo.

  • ¡CÁLLATE, MEDICUCHO DE MIERDA!
  • ¡KILLER! – gritó Ace, apretando los dientes mientras ayudaba a Law a levantarse.
  • ¡KIDD HA MUERTO!

Los tres morenos quedaron parados.

  • Killer… - murmuró Ace.

Aunque no se le veía la cara, estaba clarísimo que el hombre estaba fuera de sí…

…y su voz quebrada no dejaba lugar a dudas sobre lo que estaba pasando debajo de esa máscara.

  • ¡VIMOS CÓMO ESE ENGENDRO LO DESTROZABA!¡CROCODILE HA DEJADO SU CUERPO ALLÍ!

Ace estaba estupefacto. Nunca había visto a ese miembro del Clan de Crocodile tan mal.

Luffy, entonces, abrazó a Killer, dándole unas palmaditas tranquilizadoras en la espalda.

  • Oye, Law… - dijo Ace…para luego volver a preguntar, extrañado -¿Law?

 

 

*********

 

Apretó los dientes, sintiendo cómo el frío de la ventisca se le metía en los huesos a través de las heridas.

La puta…pensó el pelirrojo, apretando los dientes con un siseo, tratando de moverse…pero las jodidas piernas no le respondían.

Con un gruñido de esfuerzo, levantó la única mano que podía mover y se giró, sonriendo pesadamente cuando consiguió arrastrarse con su mano y el brazo de la otra sobre la nieve, moviendo lo que podía del cuerpo.

La Bestia Parda.

Se lo llamaban en su Clan con orgullo…y él mismo estaba orgulloso.

De hecho, ese Engendro de las Nieves no estaba hecho mierda a sus pies por tontería.

Eso…eso te pasa por venir a por mí y los míos, hijo…hijo de puta…

Aunque los suyos le hubieran dado por muerto.

Pero estaba acostumbrado a eso. No se iba a echar a llorar.

Nunca lo había hecho.

Era el único de sus hermanos que había pasado de los diez años y, en palabras de sus padres, “el único que había merecido la pena criar”. Había visto morir a sus tres hermanos pequeños: dos crías y otro crío, que había nacido tras él y al que apenas recordaba porque ni siquiera había llegado a los tres años. Creía que su segunda hermana, la última, lo conseguiría también, pero un alud se la llevó.

Y él no había derramado ninguna lágrima. Sus padres habían dicho hasta su muerte que no merecía la pena. Que los muertos no merecían la pena. Que eran débiles.

Tampoco la había derramado por ellos, como le habían enseñado a hacer con sus hermanos.

Pero, entonces…

¿Por qué ahora no paraba de ver a los tres niños?

Cabeceó, tratando de mantener los ojos abiertos, pero sus hermanos parecían llamarlo, suavemente.

No…joder…dejadme, criajos, pensó para sí…si me muero así…si…

Los vio a todos, en el hospital de Kureha, otra vez, como cada vez que cada uno se había ido.

Pero también vio a Trafalgar, en esa sala, silencioso, mirándolo, como cada vez de las dos en las que él había estado...

Trafalgar…

Eso hizo que se riera débilmente, cogiendo con eso un poco de fuerza.

Jo…joder…me…me estoy…me estoy muriendo y tengo que pensar en ese…médico de…

Pero apretó los ojos, sin dejar de verlo, como si con eso sus hermanos ya no pudieran llamarle… .

Pero los jodidos críos lo seguían haciendo, cada vez con más insistencia.

Un rugido de oso casi lo hizo reaccionar, pero apenas sí podía ver ante sí una sombra blancuzca, perdida, en la nieve.

Hizo un esfuerzo por intentar llamar al hierro, pero eso lo dejó aún más agotado, delante del oso.

Joder…no…

Ahora no…

De pronto, escuchó al oso rugir, con espanto…

Y lo siguió escuchando rugir, agónico, en el suelo.

Pero…no olía a sangre.

De pronto…

…una…

¿Una mano?

Una…una mano enguantada le estaba acariciando la cara, dándole calor en medio de la ventisca, al igual que un abrigo, abierto de pronto, que lo juntaba con un cuerpo cálido en la nieve.

 

*********

 

Esto tenía que ser un sueño extrañísimo, pensó Kidd.

Era…era como si estuviera repartido por la habitación, con sus piernas por un lado, su mano rota por otro, mientras su cabeza, pesada, parecía separada de su cuerpo, ardiendo de fiebre y no viendo más que figuras borrosas en la penumbra, mientras el tiempo parecía hacerse pegajoso, denso, pasando como una extraña eternidad…lo único tranquilizante era que había dejado de ver a sus hermanos…

…pero, de pronto…

Sus piernas…

De pronto abrió los ojos, al volver a notarlas.

Podía…podía mover los pies…

¡Podía moverlos!

Pero entonces se fijó en que una figura estaba encorvada encima de él, como “juntando” sus partes “diseminadas”…

…y lo primero que reconoció fue ese gorro tan cutre, pero que por una vez habría elevado a los altares.

Sólo conocía a alguien capaz de llevar ese gorro.

  • ¿Tú? – masculló, mirando al médico, con ojos vidriosos.
  • Yo también me alegro de verte, Eustass – dijo Law, sin perder la compostura.

Aunque era la primera vez que Kidd lo veía sin su irritante sonrisita.

Aún mareado, vio cómo el médico, sin vacilar, se inclinó delante del oso polar, aún vivo…

…y se mareó aún más con el olor de las tripas abiertas del oso troceado por Law, que gritó, muriendo de dolor mientras sus entrañas se desparramaban delante de Kidd.

  • Huele mal, pero te mantendrá caliente mientras termino de preparar el refugio. – dijo Law, a modo de explicación, acercando más al moribundo, mientras la nieve se comenzaba a filtrar más, casi amenazando con engullirlos a ambos.

Puta ventisca… .

Por eso las odiaba.

 

Kidd sólo jadeó, tratando de no oler las entrañas desparramadas del oso y sólo centrarse en su calor mientras oía a Trafalgar Law sacar cosas del trineo y meterlas con ellos en la cueva, mientras se esforzaba por tratar de bloquear la entrada.

  • No te duermas, Eustass. – dijo Law, apretando los dientes, palmeándole la cara.
  • Que…te…fo… - masculló el pelirrojo.
  • Si te duermes, te mueres. Tú verás. – dijo el moreno, como si tal cosa.

El pelirrojo con eso apretó los dientes, tratando de mantener los ojos abiertos.

  • Pues…cuén…cuéntame algo…
  • Uno, dos…
  • Gilipollas… - bufó Kidd, de mala leche.

Law sonrió débilmente. Eso…eso quería decir que todavía había esperanzas de que la cosa saliera bien.

Porque desde luego, Kidd, en sus mejores momentos, siempre había sido así.

Desde que lo conocía.

Nami, la pelirroja que iba con ellos a todos lados, Ace y Luffy  le estaban presentando a Ussop. Le habían dicho que el narizotas era muy divertido, aunque, la verdad, a él esas trastadas y esos juguetes no le interesaban demasiado. Le parecían hasta más interesantes las vendas que tapaban las heridas que los grilletes le habían hecho en sus muñecas, aún a medio curar.

Pero de pronto, vio cómo el moreno rostro del narizotas se quedaba lívido.

  • Eustass…Kidd… - murmuró Ussop, con un hilo de voz. – Vá…vámonos…vá…

 

Pero, antes de que pudieran hacer caso al narizotas, los cinco niños se vieron rodeados por un grupo tristemente conocido. Daba igual que la última vez les hubieran dado para el pelo, porque Kidd parecía más motivado con eso…

  • Vaya, hombre, mi grupo de pringados favorito – sonrió el jefe, un enorme chaval pelirrojo con mirada maligna para su corta edad…y sonrió más al darse cuenta de la nueva incorporación – Anda, si hay otro. – dijo, mirando a Law con maligno interés - ¿Tú de dónde has salido, enano larguirucho?
  • Es del Clan, Kidd – dijo Ace, a la defensiva, poniéndose delante de Trafalgar. Era el primer día que el moreno salía de la cama, y ya tenía que venir precisamente uno de los peores matones de La Unión a tocar los huevos.

¡Y eso que tenía diez años justos, pero el tío aparentaba perfectamente catorce, tanto en altura como en bestialidad!

Y, por supuesto, tenía un pequeño grupo tan bruto como él, como ese tal Killer, su mejor amigo y sombra, que ahora llevaba una gorra calada para ocultar su cara picada de viruela y que imponía casi tanto como Kidd.

  • ¡Exacto, del Clan de toda la vida! – gritó Ussop mientras no dejaba de buscar posibles vías de escape con la mirada…
  • ¿Y si es de tu Clan, por qué nunca lo hemos visto?- gritó otro de los niños de Kidd.
  • ¡Porque es nuevo! – gritó Luffy - ¿¡Sois idiotas, o qué!?
  • ¡Entonces si es nuevo, no es del Clan! – dijo Killer.
  • ¡Sí lo es! – gritaron Ace, Nami, Ussop y Luffy casi a coro.
  • ¿Es que no tienes lengua, rarito? – dijo Kidd, mirando a Law.
  • Sí que la tengo – respondió éste, con pasmosa tranquilidad -  pero no tengo por costumbre hablar con la mierda.

Y un silencio de muerte cayó sobre todos los niños allí presentes, que miraban la escena con una mezcla de incredulidad y miedo mientras Trafalgar Law no dejaba de sonreír levemente a Kidd, cuya cara era tan expresiva como una pared.

  • Pobrecito, con lo guapo que era… - murmuró Nami, asustada, en voz muy, muy baja.

Pasado ese larguísimo momento de silencio, Kidd, entonces, se adelantó y señaló a Law.

  • Tú y yo. A hostias. Sin poderes si los tienes. Yo tampoco los usaré. Vamos.
  • ¡Eso no es justo, Kidd! – gritó Ace, poniéndose delante de Law - ¡Acaba de recuperarse de la gripe! – entonces, apretó los puños - ¡Si quieres darte de hostias con alguien…!
  • Está bien, Ace. – le interrumpió Law, poniéndose delante.

Kidd sonrió, torcidamente. Pocos le echaban esos cojones.

  • ¿Vaya, te gusta que barran el suelo contigo, nenaz…?

Pero dejó escapar una exclamación de sorpresa cuando Law le tiró nieve helada a la cara…

…y, ni corto ni perezoso, antes de que Kidd se diera cuenta Law ya estaba deslizándose entre sus piernas abiertas y…

  • ¡AAAAAAAAAAAAAAY! – gritó Ussop, tapándose los ojos con aprensión.
  • ¡Me ha dolido hasta a mí! - chilló Luffy.

Y, de hecho, Kidd parecía estar pasándolo MUY mal para tenerse en pie gracias a la más que contundente patada que Law le había asestado en la entrepierna mientras el anterior se levantaba como si tal cosa.

  • No llegué aquí por nada, Eustass.

Una exclamación contenida recorrió ahora el círculo de niños.

Y Kidd pudo asumir el dolor para decir, gruñendo con toda su rabia:

  • NO te he dado permiso para que me llames así, mierdecilla.
  • ¿Cómo, Eustass?- sonrió un poco más Law - ¿Cómo no tengo que llamarte, Eustass?
  • Tío, Kidd, déjalo – dijo Killer.
  • No, está bien, Killer…

Y, para pasmo de todo el público, Kidd sonreía…

…de una manera que luego, incluso los que más le conocían, no sabrían interpretar fácilmente.

Pero Law seguía tranquilo.

  • ¿Qué vas a hacer, EUST…?

Y Ace ya no pudo evitar meterse en la pelea.

A modo de respuesta, Kidd le había propinado un brutal puñetazo en la cara a Law que lo tiró al suelo, y acto seguido, se había lanzado sobre él, sujetándole de los brazos…

…o ésa era la idea hasta que recibió el primer puñetazo de Ace, que lo tiró al suelo.

Y, antes de darse cuenta, también tenía encima a Luffy y a Nami mientras Ussop desde lejos le gritaba cosas y tiraba piedras.

Killer saltó entonces a la pelea, dándole una patada a Nami, que ni corta ni perezosa lo agarró del pelo y comenzó a arañarle y a escupirle.

Law quiso usar sus poderes para ayudarlos, pero dos de los críos de Kidd le sujetaron de los brazos…

…y de pronto las vendas se le cayeron.

  • ¿Eh…qué es esto? – dijo uno de los niños que le habían cogido, una niña…y de pronto sonrió - ¡EH, MIRA, KIDD, ES UN ESCLAVO!

De pronto Kidd, a pesar de los puñetazos que recibía, quedó parado.

  • ¿Dónde está tu dueño, eh? – se burló el otro niño que lo sujetaba.
  • ¡DEJADLO EN PAZ! – gritó Ace.
  • No tengo dueño – siseó Law, con rabia, para ganarse un puñetazo de uno de los niños que lo sujetaban.
  • ¡Cállate!- gritó uno de los niños, escupiéndole, antes de que la niña le tirara del pelo brutalmente.
  • ¡Eso, cállate, esclavo de mier…!

Pero, sorprendentemente, el puñetazo lo pegó Kidd a esa niña, haciendo que del susto el otro niño lo soltara.

  • No me gustan los esclavistas, así que callaos, anormales – rezongó Eustass Kidd. – Si insultáis a este enano, que sea por otra cosa.

Y con eso, se sacudió la nieve, como si tal cosa, y se apartó de Law.

  • ¿¡Dónde vas!? – gritó Ussop…y se arrepintió en cuanto Kidd se giró.
  • Ya se me han quitado las ganas de pelear con el enano.Ahora, no te relajes, ¿vale,mierdecilla? – dijo, mirando a Law con una sonrisa antes de mirar a los suyos – Venga, vámonos.
  • Pero…
  • Que nos vamos.

Law, a pesar de estar algo dolorido, sonrió.

Vale que, después de esa, más de una vez iban a sacudirse durante lo que les quedaba de la infancia y a tirarse pullas durante la adolescencia, pero…

Era el único miembro del Clan de Crocodile al que pensaba que no debía ignorar…

…y el miedo no tenía nada que ver en esa decisión.

De hecho…ni siquiera las veces que se habían peleado y había ganado Kidd, le había cogido miedo ninguno.

Y no se le pasaba por alto el hecho de que Kidd nunca buscaba pelea con él como con otros niños de los otros Clanes. Si la había, era porque surgía, normalmente porque Law salía a ayudar a Ace.

Y, curiosamente, entonces Kidd, luego, hacía siempre lo mismo.

Law, mientras se recuperaba de los golpes, leía o comía algo, junto al fuego comunal.

Escuchaba entonces unos pasos, ligeros, detrás de él.

La primera vez admitía que sí había tenido miedo, preparando sus puños aún doloridos para defenderse al saber que Kidd estaba ahí.

Pero quedó de piedra cuando, de pronto, algo cayó a sus pies y los pasos se alejaron.

En esa ocasión, era un libro, “Las aventuras de Tom Sawyer”. El que sería su primer libro propio.

Sintió entonces la vista de Kidd, clavada en él, unos minutos, incluso después de que Law cogiera el libro. Luego, el pelirrojo se largó a su casa, sin decir nada.

Y otras veces había sido una piedra “preciosa”, o algo de comer, o un colmillo de oso, u otro libro…

Y siempre, siempre, Kidd se había quedado en silencio, observándolo un rato.

Trafalgar comprendió muy pronto que ésa era la forma que el pelirrojo tenía de disculparse.

Y por eso, la primera vez que había ganado él, ni corto ni perezoso, había cogido el libro de Tom Sawyer y se había puesto a leer en voz alta cerca de donde sabría que Kidd estaría rabiando. No se había ido cuando el pelirrojo, furioso, le había tirado una piedra, pero claramente sin querer darle; de hecho, había leído más alto…hasta que vio que el pelirrojo, aparentemente ignorándolo, se sentaba, haciendo algo con unas cuerdas…

Pero sabía que le escuchaba.

Por eso su instinto le había gritado que tenía que salvarlo.

Fuera como fuera.

Y se lo seguía gritando ahora, mientras trataba desesperadamente de bajarle la fiebre, dándole pequeñas palmadas en la cara para mantenerlo consciente.

 

*********

 

Kidd por fin abrió los ojos, tapado con una piel de oso mientras otras le hacían de lecho.

En algún momento, Law lo había dejado dormir.

Entonces, pensó con cierto alivio, eso significaba que…

Inspiró, aún febril, notando que, a pesar de todo, aún le costaba moverse.

Escuchó entonces el ruido de un machete cortando.

Cortando carne.

Abrió los ojos y vio a Law, que estaba claramente intentando mantenerse despierto mientras dejaba los trozos de carne de oso al lado de la fogata y echaba agua en un perol.

Entonces, a la luz del fuego, pudo ver claramente sus ojeras, todavía más pronunciadas de lo habitual.

Antes de que Law se diera cuenta, vio que Kidd se había incorporado y estaba echando las tajadas, en silencio, al perol.

  • Pareces un puto fantasma.
  • Buenos días a ti también, Eustaas – sonrió levemente Law, bostezando, sentándose por primera vez desde que había empezado a curar a Kidd.

Desde luego, ahora parecía casi el de siempre. Lo único, que le iba a costar unos días volver a hacer el animal por los cerros, pero…

  • ¿Has dormido algo?

La pregunta de Kidd lo pilló totalmente por sorpresa.

  • ¿Te preocupas por mí, Eustass? – dijo Law, con una mezcla de ironía y sorpresa genuina.
  • Responde a la puta pregunta.
  • Hombre, tener que recomponerte y bajarte la fiebre pues no me ha dejado mucho rato de descanso, no – admitió Law, comenzando a remover el puchero.
  • Pues tira a dormir – dijo Kidd, empujándolo con la poca fuerza que le quedaba, siguiendo con el puchero.
  • ¿Y que te desmayes de fiebre? Kureha me perseguiría por las montañas como cometiera semejante mediocridad. – dijo Law, cogiendo entonces el cazo y sirviéndoselo.

Aunque él sabía que no era Kureha lo que le preocupaba.

Después de eso, Kidd guardó silencio, bebiéndose el caldo a sorbitos, con lo que Law le imitó pronto. Suspiró, al notar el líquido caliente bajar por su garganta, revitalizándolo un poco. Bien…iba a venirle…

  • ¿Por qué, de entre todas las cosas que podías haber hecho, te tuviste que meter a médico?

La pregunta de Kidd lo dejó un tanto descolocado.

  • Si no lo hubiera hecho, no estarías aquí, Eustass – dijo Law, algo incómodo.
  • Ya, pero, ¿por qué?

Law se dio cuenta entonces de que no había sido ninguna burla.

Era…¿curiosidad?

Inspiró,fijándose en la febril mirada de Kidd.

Febril…

Fiebre.

La fiebre le podía…

Tenía ahora calor por todas partes: los pies, el pecho…

Se dio cuenta, con soñolienta sorpresa, de que ahora estaba en un sitio calentito, cómodo, tan cálido que le estaba haciendo sudar.

•          La doctora Kureha dice que con la fiebre no se debe tapar uno tanto, y más con este frío – dijo una voz de niña.

Sintió entonces que lo destapaban un poco.

Y notó entonces un puñado de hielo, envuelto en una tela, sobre su cabeza.

Olió, además, que alguien le ofrecía comida.

Y unas voces.

Cada vez, más claras.

-                     Come. – dijo una voz de niño pequeño.

-                     Luffy, está enfermo. Eso es muy duro para él.  – dijo otra voz, de un chico algo cansado, pero preocupado.

-                     Pero Ace, la carne es buena…

-                     Ya, pero la sopa es mejor – dijo la niña en voz baja.

-                     Gracias, Nami, buena idea... – dijo otra vez Ace - Vigilad que nadie entre. Voy a por un cazo…

-                     ¿Por qué no podemos decirlo?

-                     Luffy, lo estarán buscando – dijo Nami. - ¿Viste los grilletes?Es un esclavo… .

Con eso Law trató de abrir los ojos, pero un pesado sopor se lo impedía…

…y de pronto olió la sopa.

  • Hola…¿me oyes? – dijo suavemente la voz de Ace, acercándole el plato. - ¿Hola…?
  • Se…¿se va a morir? – dijo la voz de Luffy, temblorosa, pareciendo como si ese niño fuera a estar a punto de llorar…

Y eso hizo que, con dificultad al principio, Trafalgar pudiera ir abriendo los ojos…

…y vio los rostros de los tres niños: dos morenos, uno de ellos con pecas en la cara, y una niña pelirroja con el pelo corto, que de pronto parecieron inmensamente aliviados cuando lo vieron mirarlos.

  • No, Luffy, no se va a morir – suspiró Ace, para luego mirarlo con una sonrisa de ánimo, ofreciéndole la sopa despacio - ¿Verdad que no?
  • N…no… - consiguió mascullar Law...y él mismo quedó sorprendido cuando, al adelantar los brazos, pudo hacerlo libremente.

De sus grilletes, sólo quedaban sus heridas en las muñecas, cubiertas ahora por vendas.

  • Ha costado, pero te las hemos podido quitar – dijo la niña, al ver su expresión. – Las he tirado a la letrina, donde pertenecen.
  • Yo os dije que usáramos piedras… - dijo Luffy,secándose la cara – habría ido más rápido.
  • Y de paso, le rompes el brazo, ¿no? – suspiró Ace.
  • ¡Pero la horquilla de Nami ha tardado una eternidad!
  • ¡Pero ya está, ¿no?! – gritó Nami.
  • Gra…cias.

Todos los niños se giraron a Trafalgar Law, para ver que el chico cogía la sopa...

…y notó una extraña emoción en el pecho al ver que los otros le sonreían que le hizo tomar una decisión en su interior que mantendría de por vida.

De alguna forma…

De alguna forma, les devolvería a esos tres niños el favor… .

Y, antes de que pasara una semana, dicha promesa se había extendido a todo el Clan… .

Se dio cuenta de que Eustass Kidd parecía seguir esperando que le respondiera.

-           ¿Y eso que de pronto estás interesado en mi vida, Eustass? – le dijo.

-          Te dije muchas veces que te metieras ese nombre por el culo.

-          ¿Y yo qué culpa tengo de que tus padres te llamasen así, Eustass? – sonrió Law.

-          Ma…mamón… - gruñó Kidd…

...pero Law creyó ver en su expresión una leve sonrisa.

-          Digamos…que sé lo que es tener ayuda cuando realmente la necesitas. Sé lo que vale. – suspiró el mayor.

-          No te hacía yo tan humanitario. – gruñó Kidd…pero se sintió extraño. ¿Sería…cuando lo habían encontrado? La verdad, no sabía nada del moreno antes de verlo al lado de esos criajos por primera vez…

No tengo dueño.

-           Bueno, no a todos nos gusta hacer el bestia por las peñas.

-          Yo no podría soportar a toda esa gente esperando que les cure…no podría aguantarme con esta fiebre ni a mí mismo, joder. – suspiró Kidd, dejándose caer en la improvisada cama.

-          No eres tan mal enfermo – se le escapó a Law.

-          Vaya…gracias…

-          En cuanto acabe la ventisca, te llevaré a mi hospital para asegurarme de que estás bien del todo.

Kidd, aún atontado por la fiebre, lo miró, sin poder creerse lo que oía.

  • ¿Es…una broma?
  • Soy médico. Con esto, pocas bromas, Eustass.

Curiosamente, el moreno se dio cuenta de que Kidd parecía desencantado.

Será la fiebre, pensó Trafalgar, cogiendo un poco de hielo con su pañuelo y poniéndoselo a Kidd en la frente.

Y ambos suspiraron cuando la mano refrescada de Trafalgar acarició la frente de Kidd, algo ardiente, pero suave.

Entonces, Law quedó parado, conteniendo el aliento por un momento cuando Kidd retuvo su mano, ahí, con la suya.

Se dio cuenta entonces de que Law estaba cada vez más pálido, temblando, y que realmente sus manos no estaban refrescadas, sino heladas.

  • Te…te vas a helar… - dijo Kidd.
  • Me meteré en el oso.
  • Ese bicho ya está más que tieso. Joder, si ya olía mal vivo, imagina ahora, que estará lleno de gusanos.
  • Está helado, difícilmente…
  • ¡Como sea, coño! ¡Y si está helado, no va a calentarte ni de coña!
  • ¿Y qué sugieres, Eus…?

Y quedó mudo cuando Kidd lo abrazó, temblando entre las pieles, pero cubriéndolos a ambos con ellas y abriéndose el abrigo.

  • Espera. – murmuró Law.

Kidd lo miró con extrañeza.

  • Hay una forma más efectiva.
  • ¿Cuál?

Y entonces Kidd quedó de piedra cuando vio que Law se abría su abrigo y, temblando, se empezó a quitar su sudadera.

  • ¡¿PERO TÚ ESTÁS…?! – gritó Kidd, yendo a tapar a Law con las pieles…

…y quedó todavía más atónito cuando el moreno, con los dientes castañeteando, le abrió el abrigo y la camisa, comenzando a quitarle los pantalones y los calzoncillos.

Y entonces ambos, piel contra piel, por debajo de las pieles de oso y de sus propios abrigos, se estaban dando el calor que necesitaban.

  • Así…mantenemos los dos el calor corporal – explicó Law, aferrando la presa. Y, sin saber por qué, se sintió extraño: con otro, seguramente no habría llegado a eso, por desesperada que fuera la situación.

Kidd, sintiéndose también extraño, se dejó llevar entonces por el suave calor del moreno, inspirando cuando sintió que el otro también se calentaba con él.

Y por eso tuvo que devolverle el abrazo, y no sólo por motivos caloríficos… .

Casi pudo ver la sonrisita burlona de Law cuando éste dijo, contra su hombro:

  • ¿Te alegras de verme, Eustass?

Y es que el cuerpo de Kidd no estaba quedando indiferente ante ese calor tan agradable…

…pero no era el único.

  • Lo mismo podría decirte yo a ti, gilipollas – sonrió el pelirrojo, con sarcasmo.

Pero quedó pasmado al darse cuenta de una cosa.

Trafalgar parecía turbado.

Entonces Law se dio cuenta de que el pelirrojo iba a cruzar las piernas.

Qué considerado, pensó el moreno, por una vez sin ironía. Pero casi enseguida sonrió al pensar en algo.

Kidd abrió muchísimo los ojos cuando Law, al tiempo que lo besaba, le hacía descruzar las piernas con las suyas, juntando ambas erecciones, con fuerza.

Los dos suspiraron con el contacto y gimieron: se dieron cuenta de que ambos se estaban clavando las uñas en la espalda, abrumados por el contacto piel contra piel…

…y entonces volvieron a besarse, ahora devorándose, engulléndose, ambos peleándose por ver quién quedaba por encima del otro entre las mantas mientras se seguían aferrando con uñas, labios y lenguas, con ambas erecciones ahora completas rozándose entre ambos con fuerza, hinchadas, con la de Kidd goteando líquido pre seminal que pronto humedeció la de Law.

Kidd gruñó cuando el moreno, a pesar de sus esfuerzos, consiguió tumbarlo, poniéndose sobre él. Por un momento, apretó los dientes, pensando en que…

…pero suspiró al notar que Law se sentaba sobre su vientre y con su trasero acariciaba la polla del pelirrojo, inexpertamente pero con ganas…

  • Jo…joder…Trafalgar… – jadeó Kidd, aferrándolo, deseando que se sentara sobre su erección AHORA…

Y, como oyendo su ruego silencioso, Law se sentó, casi de golpe…

Kidd inspiró, con fuerza, abrumado por el calor que lo tragaba, que lo apretaba…

Pero sintió que las uñas de Law se clavaban con fuerza en su hombro.

  • ¿Qué…qué hosti…?

Pero vio que Law apretaba los dientes, sin poder moverse, empalado en el sentido más doloroso de la palabra.

  • ¿Trafalgar? – dijo Kidd…

…y entonces olió la sangre.

Joder…

Law jadeó, intentando…intentando…

Joder…dolía…pero…

Había…algo que…

Entonces notó que Kidd lo abrazaba, dura y torpemente, pero… .

Dejó escapar un largo jadeo, sintiéndose mejor poco a poco mientras Kidd lo sujetaba, así, evitando que se moviera.

Y se dio cuenta de que el bestial miembro del Clan de Crocodile le estaba frotando la espalda, confortándolo.

Con eso, entrecerró los ojos, tomando aire mientras Kidd le acariciaba la cabeza, respirando pesadamente contra su cuello.

  • Eus…tass… - jadeó Law, recuperando el aire poco a poco…y al ver que aún parecía seguir a la expectativa, sonrió débilmente.

Y Kidd gimió cuando Law, tentativamente, empezó a moverse, masajeando inexpertamente su miembro en su interior.

  • Jo…joder… - suspiró Kidd, apretándolo más. – Joder…Trafalgar…

Law fue el que gimió cuando Kidd, dejándose ya llevar por la sensación, lo cogió con fuerza del trasero, haciéndole moverse, aunque sin brutalidad.

  • ¿Te gusta, eh? – le susurró el pelirrojo en el oído. Joder…qué…qué cara de puta…
  • S…sí… - sonrió Trafalgar entre jadeos, mordiéndole el lóbulo con fuerza mientras volvía a clavarle las uñas en la espalda, sonriendo más cuando con eso arrancó también gemidos del pelirrojo.
  • Joder…quién…iba…a decirlo – sonrió Kidd, jadeando, cogiéndolo con eso con más fuerza. – Joder…Trafalgar…qué culo tienes, joder…

Law gimió largamente, aferrándose de la espalda y el cuello de Kidd mientras lo cabalgaba, cada vez con más fuerza,siendo ayudado por las manos del pelirrojo que apretaban con fuerza su trasero al tiempo que ambos se devoraban mutuamente con los labios, robándose el aire, creándose su propio calor en la cada vez más tibia cueva, tanto que pronto ambos sudaban caliente, envolviéndose el uno en el otro… .

Gritando, Law se corrió bestialmente sobre el pecho de Kidd, con tanta fuerza que sin darse cuenta se separó del pelirrojo…

…pero fue en el momento justo en el Kidd se corría, sujetando su polla justo a tiempo para que fuera sobre el trasero de Law, que jadeaba pesadamente contra su pecho, dejando escapar un hilo de saliva.

  • Jo…der… - suspiró Law, entrecerrando los ojos contra el cuello de Kidd…y los abrió al notar que el pelirrojo lo rodeaba con los brazos, con la fuerza que podía reunir ahora.
  • Te vas a helar – dijo el pelirrojo.

Pero algo en su mirada hizo que Law sonriera y lo besara, echándose ambos la piel de oso por encima, quedando abrazados en el calor que habían creado, durmiéndose ahora el uno contra el otro.

 

*********

 

¿Law, pero en qué hostias estabas pensando, joder?, pensó Ace por enésima vez, invocando fuego para calentarse las manos.

Llevaban todo un maldito día buscándolo desde que Killer les había acompañado al sitio, con el rubio buscando también el cadáver de Kidd…

Pero ya se había hecho de noche, y se habían visto obligados a cambiar turnos ya dos veces.

De hecho, ahora mismo estaba ya amaneciendo y seguía sin haber ni rastro.

…y Ace ya estaba empezando a pensar…

  • ¡Eh, hermano Ussop! ¡Acabo de ver algo! – escuchó entonces la voz de Johnny, algo más lejos…

Y la voz de Ussop fue como un sonido celestial cuando dijo:

  • ¡Es el trineo de Law! ¡Y se ve luz en la cueva!
  • ¿Por dónde? – gritó Ace, sintiendo que se le quitaba un peso de encima.
  • ¡Al norte de donde estás! – gritó la voz de Nami.
  • ¡Traffyyyyy, ya estamos aquíiiii! – gritó Luffy, corriendo, hacia el trineo, sólo adelantado por Ussop…

Pero de pronto frenó contra el cuerpo del narizotas, que estaba lívido.

  • Eh…Luffy…mejor…mejor que no pases… - dijo Ussop, girándose para no seguir viendo…
  • ¿¡Eh!? – gritó Luffy - ¿¡Pero qué pasa!? ¿¡Está bien Traffy!?
  • Joder, que si está bien…y Kidd, también…
  • ¿Kidd…? – empezó Killer esperanzado…

…pero al ver la mirada abochornada de Ussop, los que habían llegado quedaron paralizados…

…y más cuando, al ir cesando el silbido de la ventisca, ciertos sonidos de dentro de la cueva se comenzaron a hacer más que evidentes…

  • Jo…joder, nunca mejor dicho – murmuró Nami, pasmada…
  • Estooo… - dijo Ace, cogiendo a Luffy del brazo – Em…ya que sabemos que están bien, vamos a darles cinco minutos…o si no, encima del trauma nos matan…
  • Trauma yo, que lo he visto, no te jode… - dijo Ussop, alejándose, tratando de pensar en Kaya en bikini para quitarse una imagen tan horrible…

 

Dentro, ajenos al efecto que habían causado, Eustass Kidd, ya bastante mejor, estaba tomando a Law con fuerza desde atrás, mientras éste, bocabajo sobre las pieles de oso, gemía abiertamente, sonriendo mientras apretaba con fuerza los brazos de Kidd antes de alzar la cabeza y besarlo, con ansia, ambos pronto mordiéndose mientras el pelirrojo lo apretaba, acariciando con urgencia su erección, protestando cuando Law se separó…

…y volvió a gemir cuando el moreno sólo cambió posiciones, empalándose desde abajo, sonriendo entre jadeos mientras lo  abrazaba, con fuerza, apretándole la espalda, engullendo los labios de Kidd con los suyos, a lo que éste respondió...

…y, durante bastante más de cinco minutos, ambos se siguieron perdiendo en el calor que estaban creando, aumentándolo, abrazándolo, dejándose envolver por él como se dejaban envolver el uno por el otro sin pensar en nada más…

Un calor que duraría por siempre y que sería capaz de disolver cualquier ventisca en la que pudieran volver a perderse.

Notas finales:

*___* XD(simultáneamente)

La verdad, creo que estos dos no se merecían otro finalXDDDD.

Ahora en serio, he disfrutado mucho escribiendo esta historia sobre Kidd y Law: como ya comentaba en la introducción, complementa lo que pasa en Loa Yermos...y, aparte, es que quería explicar más o menos cómo se conocieron en ese mundo, y su relación(aunque fuera a grandes rasgos) gestada durante su infancia hasta desembocar en lo que todas hemos visto...XD, joder, pobre Ussop, qué trauma le he creado con la tontería...XD.

Además, esto me ayudaba a dibujar un poco más el ambiente de los Clanes...y creo que, aunque no se lean los Yermos, esta historia suelta es perfectamente comprensible(que era mi intención).

Y nada, guapas, espero que hayáis disfrutado tanto esta historia como yo escribiéndolo...y gracias de nuevo, Mai, por darme ese empujoncito en forma de apuesta;).

¡FELIZ NAVIDAD Y UN ABRAZO A TODAS!

 

 


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