Aquel chico claramente le había cambiado la vida. Antes de verlo, no hacía deporte ni de casualidad, de hecho, no salía de casa a menos que fuera una urgencia. En cambio, desde que le vio, empezó a ir a correr al parque, es decir, necesitaba una excusa, porque pasearse por ahí sin más, era un poco sospechoso.
Lo veía cada día de lunes a viernes a las once de la mañana sentando en aquel banco de la plaza cerca de su casa, ese que tenía los rosales detrás, con un libro en el regazo. Solía vestir negro y verde. De intensos ojos verdes, (tan verdes como el pasto del jardín de su casa), el pelo negro, brillante y aparentemente sedoso, la piel blanca, los dedos largos, con las uñas a veces pintadas parecía una muñeca de porcelana. Su perfil era el de una persona altiva, inteligente.
Justo como él.
No le había preguntado su nombre, pero tampoco era necesario, ya que Jarvis, su ordenador central, lo había hecho con solo tener una foto del chico. Se llamaba Loki Laufeyson, era noruego pero había vivido a Inglaterra por muchos años y se había mudado dos años atrás a Massachusetts, tenía veinticuatro años, por lo que era un año mayor que él, se había graduado con matricula de honor en arquitectura a los quince años, psicología a los veinte y ahora estaba cursando ciencias de la computación en el MIT, donde a pesar de su edad le había admitido sin más al ver su brillante historial. Además era un experto en mitología nórdica.
-¡Stark!- la voz de un rubio fortachón le sacó de sus cavilaciones.- ¿Por qué no vas y le dices algo? Estoy harto de ver todas esas fotografías suyas.- dijo con un claro tono de fastidio.
-¿Y que le digo?- preguntó el moreno.
-Tú eres el playboy, no yo.- dijo levantándose.- Me voy con Bruce que me quiere presentar a un amigo suyo.- dijo dándole un golpe en la espalda.- Anda, nos vemos mañana en el teatro.- y como si una bombilla se hubiese encendido en su mente se giró y miró al otro, con los ojos brillantes.- ¡Invítale al teatro! De hecho… es una orden. Llévalo mañana al teatro.
-Pero, pero…
Y Steve se fue.
Por otro lado, a Loki no le había costado nada descubrir quien era: Anthony Edward Stark, americano, nunca se había mudado fuera de Estados Unidos pero si que había viajado mucho, único hijo del matrimonio Stark y jefe del imperio Stark. Tenía veintitrés años y había entrado al MIT a la edad de quince años. Conocido por ser un genio, un filántropo y un playboy.
Desde que se había mudado ahí, como sus clases empezaban en la tarde salía a leer a fuera, sin importar el clima. A menos que lloviera claro, no había caso en salir si Stark no iba. Además, tampoco quería estropear sus libros.
Pero jamás imaginó que el día en que se hablaran por primera vez iba a ser un día de otoño, su estación favorita.
-Hola.- dijo el día siguiente parándose a su lado, montado en su bicicleta y vestido con un traje rosa combinado con unos calcetines y una corbata azul eléctrico.
-Buenos días Stark.- le contestó el saludo levantando los ojos de su libro.- ¿Cómo estás esta mañana?
-¿Sabes quien soy?- preguntó con una ceja enarcada.
-El MIT está lleno de fotografías tuyas. Además apareces en cada reportaje de las noticias.- le contestó.- ¿Vas a una cita?- preguntó al ver el ramo de rosas en la parte delantera de la bicicleta.
-Algo así.- bajó de la bici y le tendió el ramo.- ¿Te gustaría acompañarme al teatro esta noche? Sé cursas al MIT, pero los lunes tienes fiesta ya que también trabajas en un nuevo edificio para la ciudad, Loki.- expuso.
-Me gusta como eres Stark.- dijo aceptando el ramo antes de levantarse, acercándose a él.- Me gustas mucho.- le susurró al oído antes de irse.- Como me supongo que también sabes mi dirección y mi teléfono, llámame media hora antes de que llegues.
Tony estaba choqueado: era la primera vez que alguien cogía las riendas con él en una conversación de este tipo. Pero tampoco le tomó mucha importancia. Montado en su bicicleta se dirigió a la Torre, donde el Capitán le esperaba de pie.
-¿Y bien?- preguntó cuando le vio llegar.
-Ha aceptado.- dijo simplemente antes de entrar.- Me ha dicho que le llame cuando este llegando a su casa.- iba a seguir con su monologo cuando recordó la “cita a ciegas” de su mejor amigo.- ¿Cómo fue con el amigo de Bruce?
-¿Thor? Es muy simpático.- contestó.- Viene de noruega. Está aquí para visitar a su primo y conoció a Bruce cuando este fue a hacer un experimento de los suyos ahí. Le hizo de guía.
-¿Thor has dicho?- preguntó con curiosidad.- Este nombre me suena.- definitivamente lo había oído antes, pero no sabía de donde.- Bueno, Cap, sino te importa tengo que prepararme.- le dijo empujándole hacia la puerta.- Anda, ya nos veremos.
-Dios si que te ha cogido fuerte.- dijo entre risas antes de irse.
El día pasó lento, muy lento para Stark. Cuando faltaba una hora para que empezara la función salió a buscar uno de sus coches, ya arreglado. Iba con un smoking de color negro, camisa blanca y corbata violeta oscuro. Sus zapatos relucían y sus gafas oscuras le sentaban a las mil maravillas. Sacó el teléfono y llamo al peli-negro.
-¿Loki?- dijo al oír que descolgaban.- Soy yo, Stark.
-Oh. Un momento, que le llamo.- dijo una voz de hombre que le hizo fruncir el ceño, confundido ante el ligero acento australiano y la gravedad del tono.- ¡Loki! Teléfono para ti. Es Stark.- de toda la frase, el que había llamado solamente había entendido los nombres.
Se oyeron unos pasos de fondo y un intercambió de palabras en la lengua desconocida para él.
-¿Tony?- esa voz y ese delicioso acento británico eran inconfundibles.- ¿Estás de camino?
-Cogiendo el coche. Creo que llegaré a tu casa en veinte minutos.- le dijo dándole el cálculo aproximado.
-Perfecto. Nos vemos ahora.- se despidió.
-Nos vemos.- colgó el teléfono y salió a toda prisa de su garaje.
Cuando llegó, había otro coche aparcado y Loki hablaba con la persona que iba detrás, pero cuando le vio se alejó y se dirigió donde él, abrió la puerta del copiloto y se montó.
-Eres puntual como un reloj, por lo que veo.- le dijo con una sonrisa.
-De normal no.- arrancó y quiso morderse la lengua, pero no era bueno en ello.- Oye, ¿puedo hacerte una pregunta?- el de ojos verdes asintió.- ¿Quién era el hombre que me ha contestado al teléfono?
-Mi primo.- estuvo apunto de soltar un suspiro de liberación ante aquello.- Y dime Tony, ¿cuáles son tus intenciones para conmigo?- le preguntó descaradamente.
Soltó una fuerte carcajada antes de parar el coche bruscamente a un lado de la calle para cogerle el rostro entre ambas manos y le estampó un beso en el labios que fue subiendo de intensidad.
-Estas son mis intenciones.- le contestó.
-Me gustan entonces.- dijo antes de besarle otra vez.
Cuando llegaron al teatro estaban el capi y fue entonces cuando se dio cuenta de que había un rubio que no conocía. Peor al parecer su acompañante sí, ya que se fue con él y le dijo algo al oído.
-Hemos hablado por teléfono. Soy Thor, el primo de Loki.- se presentó con aquel inconfundible acento australiano.
-Encantado.- dijo mientras rodeaba las caderas de Loki, quien se había acercado a su lado, con un brazo.- ¿El Thor amigo de Bruce?
-El mismo.- dijo el nombrado desde su espalda, quien llegaba con Clint de la mano.- Hola chicos. Soy Bruce.- dijo dándole la mano al nuevo del grupo.
-Loki Laufeyson. Tenía ganas de conocerte, mi primo siempre contaba maravillas de tu trabajo.- le dijo.
-Lo mismo digo.
Seguidamente entraron al teatro, Loki y Tony de la mano. Definitivamente se habían conocido de una forma rara, pero eso no impedía el que se enamoraran y salieran juntos. El tiempo dictaría su futuro juntos.