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Hairy Tale por LadyLauren11

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Notas del fanfic:

Yeah, thats it dudes, Dx es todo el resumen que tendrán! Primera cosa que escribo en este lugar que no tiene PORNO involucrado -se siente realizada- aja :3 bueno, vi un post de tumblr y se me fue la olla así que aqui tienen esta cosa: Tiene un detalle de un cuento de hadas muy chevere, el que me lo diga se gana un premio (?)

Notas del capitulo:

:D lo unico que tienen que saber es que Thor es un poderoso Grizzly -musica de feria de fondo- y que en realidad esto SE SUPONÍA que iba a estar TODO escrito desde el punto de vista de Thor pero llegando al final se me fue la olla, como mencioné arriba, así que...pues lean y ya :D

Había una vez, un oso, que se llamaba Thor…

Primavera

Ah, la intrusa luz del sol, ya la extrañaba, filtrándose por la entrada de su humilde cueva y anunciándole que ya era hora de salir. Pero no es fácil para un oso levantarse, sobre todo si se ha estado durmiendo toda la temporada. Sobre todo si ese oso es Thor, que es el doble de flojo que un oso común. 

Luchó un rato para tener los ojos abiertos y cuando lo logró, luchó otro poco para poder mover sus patas, que parecían carecer de vida. Durante su profunda disputa interna, debatiéndose sobre si hibernar el resto de las temporadas era buena idea o no, un gruñido pareció sacudir todas las hojas secas y a los pequeños animales que compartían el sitio con él, poniéndolo súbitamente alerta. Thor se levantó en sus cuatro regordetas y peludas patas y observó en derredor, creyendo que se trataba de otro Grizzly.

El gruñido se presentó de nueva cuenta y entonces Thor reconoció de donde venía: Era su estómago.
De ser posible una risa, la hubiera proferido, pero en su lugar soltó un corto chillido de asombro y con grandes y tambaleantes pasos, salió al mundo exterior.

Thor era grande, oh si, muy grande: Sobre sus 4 patas medía un metro y tanto pero cuando se postraba sobre sus patas traseras, medía 2, 4 metros, de las garras negras a la punta de la húmeda nariz. Y era pesado también, mientras caminaba esa mañana fresca de primavera, el pastoso suelo del bosque se hundía ante sus 600 kg, todos pelo y músculo. Era más claro que otros osos que había visto antes, su pelo era castaño, saliendo del negro y adentrándose al rubio y los característicos vellos plateados de su raza eran a penas reconocibles. No sabrías que era un Grizzly de no ser por la joroba en su espalda, típica, como una marquesina que anunciaba al animal con nombre y apellido.

Ursus arctos horribilis diría Loki un día de verano.

En fin… ¿Qué es lo primero que hace un oso que acaba de salir de hibernar? Pues buscar comida, obviamente. Y no hay oso que coma más que un Grizzly.

Thor opta por cabecear hasta un árbol y enterrar los dientes allá, el río está muy lejos y la flojera le puede más. No le gusta esa corteza, prueba un par de árboles más hasta que encuentra el indicado. Ya aprendió a no clavarse las astillas entre los dientes y disfruta bastante de la cáscara húmeda, es más fácil de arrancar que en cualquier otra época del año. Pero no es suficiente.

Comienza a olfatear el aire en busca de frutos silvestres, devora dos arbustos de fresas por sí solo y aún tiene hambre. La vida de un oso no es nada fácil y pronto se encuentra a sí mismo en un claro de la floresta, comiendo pasto como un vulgar venado. Y venados no hay, porque de haberlos, ya estarían siendo digeridos por él. A veces Thor se siente un poco triste porque no se le acercan otros animales, sabe que estos temen ser comidos y eso está bien, porque Thor podría comer cualquier cosa.

Tampoco hay osos, solo vienen a comer cuando el salmón desova y ni siquiera lo miran, cuando él caza también, al otro lado del río. No es que él valla mucho al río, a comer, porque prefiere quedarse dentro del bosque, allí encuentra todo lo que necesita.

Pero es que a veces….se siente solo. Piensa que se siente solo y te sorprenderá la cantidad de humanidad que hay en los pensamientos de este oso en particular. Sigue comiendo, mientras cavila: Encuentra nueces y piñas de árbol caídas, en cantidades enormes, amontonadas (quizás por otros animales, pero le vale y no lo siente por comérselas), pasto, pasto y más pasto.

Ha logrado apaciguar el hambre y temer tener que ir al río a comer, pues el bosque está algo silencioso y vacío. Un cuervo pasa sobre su cabeza, graznando y Thor decide perseguirlo, en parte porque se aburre y perseguir aves es como un hobbie para él y en parte porque necesita correr pues teme que se le caigan las patas por desuso.

Choca con un par de árboles en el camino y a veces el cuervo aminora el vuelo, porque Thor se le pierde y a Thor se le pierde el cuervo. Al final ambos están cansados, el Grizzly no reconoce el bosque que le rodea y no le importa. El cuervo decide posarse en la punta de una cueva y mira como Thor cae exhausto al piso, con las 4 patas extendidas y el hocico abierto, como una alfombra en el suelo de una cabaña humana, que conoce, ya que en su vida de ave, con habilidosas artimañas ha logrado entrar en algunas. Esto le causa gracia al pajarraco, pero su cacareo es tan molesto y ofensivo que Thor gruñe y el pájaro alza vuelo ante el primer atisbo de hostilidad.

Y esta es una de las últimas veces en las que Thor es abiertamente agresivo pues en ese día de primavera tiene su primer encuentro con la bella y extraña criatura.

Así le llama “La criatura” y así le dirá durante el resto de la primavera hasta que el desconocido le dice su nombre. Pero no todavía, ese primer día suceden otras cosas. 

Thor se da cuenta que nunca en la vida había visto una cueva como aquella: Está llena de formas rectas y estilizadas, es casi en su totalidad cuadrada y no posee agujero como las demás, así que no sabe cómo se entra en ella. Eso que ve Thor es lo que el hombre llama “Casa” y de esto el oso es totalmente ignorante, pues no conoce las creaciones del hombre ni ha visto nunca a uno. Por eso la fascinación ante “La criatura”.

El rectángulo de (lo que cree Thor que es) madera se corre hacia adentro y del umbral del recién destapado agujero sale un figura. Es alta, casi tanto como Thor sobre sus patas traseras, pero es tan esbelta y delicada que parece muchísimo más pequeña. Está cubierta de pelo, pero la diferencia entre la larga capa negra y el propio cabello del hombre es tanta que Thor cree que el abrigo es prestado, que es un vil usurpador, como las zarigüeyas que se ocultan en el vientre de un ciervo muerto.

Eso que cubre la criatura es tela, cuero en los pies y la capa es de piel de oso, pero Thor en su ignorancia cree que todo es pelo, asume que todo es pelo y como todo es negro (Pero un negro opaco, que ni se puede comparar al glorioso cabello de “La criatura”), no le da demasiado en que pensar.

Entonces el extraño lo nota y Thor cree que sus 4 patas aún extendidas van a desprenderse porque el zumbido del color imposible en esos ojos pica y duele, son intensos, envolventes y dejan en ridículo al pasto, a las flores y al plumaje de las más excéntricas aves. Son verdes pero un verde nunca antes visto y en ellos no hay miedo ni hostilidad sino una calma y un temple imperturbables. Casi aterrador.

De repente es invierno y Thor se postra en sus 4 patas, sin estar muy seguro de si aquello es oso, aunque huele un poco como uno. Se queda allí observando un rato más hasta que el hombre se da vuelta y vuelve a entrar en se cueva, cerrando silenciosamente la entrada y probablemente arrastrando algún mueve pesado hacia la puerta. Thor se graba cada detalle de la interesante edificación y vuelve sobre sus pasos, memorizando el sitio que lo rodea, ahora se siente un poco menos solo. Todavía tiene hambre, y no hay oso que coma más que un Grizzly. 

Y no hay Grizzly que coma más que Thor.

Verano

Thor prosiguió con su vida de oso, eventualmente pensando en la criatura, porque bueno…era muy bella, así como desconocida y curiosa.

Ahora se paseaba más por aquel lado de bosque, fingiendo no estar pendiente de las movidas del nuevo vecino, pero sin medianamente intentar disimular, comiendo frutos, cavando agujeros, persiguiendo a las aves y echándose en el claro para que le diera el sol de lleno, porque Thor era Thor, un Grizzly, y eso simbolizaba salvajismo y simplicidad. 

Por los últimos días de primavera, la vio de nuevo, vistiendo un pelaje simple y con una especie de caparazón vacío (eso que el hombre llama “cesta”) encima, escabulléndose sigilosamente entre árboles y metiéndose en covachas repartidas por el bosque. Por estos días Thor no se dejó ver en plan de estudiar los hábitos del nuevo vecino, que llamaba tanto su atención de oso. 

Pero no había mucho que ver, pues “la criatura” parecía hacer siempre las mismas cosas: Salía cada día de su caverna y comenzaba una lenta marcha por el bosque, con un sigilo envidiable, mientras apartaba los arbustos, cavaba debajo de los árboles y observaba, siempre en silencio, a veces celebrando con pequeños sonidos el hecho de haber encontrado algo en particular. Eran casi siempre las mismas cosas, algunas de las cuales lo hacían postrarse en sus cuatro patas y reptar como una serpiente, porque eran difíciles de alcanzar, porque el animal nuevo no era tan fuerte como Thor y simplemente no podía abrirse paso en el bosque a empujones y zarpazos.

Y Thor observaba y cada vez que miraba, aunque fuera casi repetitivo y monótono, se iba interesando más y más en la criatura y tenía sus interrogantes: ¿Por qué buscaba aquellas cosas? No era que las comiera, para nada, simplemente se las llevaba y aquello parecía no tener sentido alguno para él. Y un par de veces Thor no fue lo suficientemente hábil y se dejó ver, sin en realidad quererlo, pero las reacciones que arrancaba del otro eran las más planas que cualquiera pudiese imaginar.

Incluso llegaba a ignorarlo, de una forma tan empírica y dolorosa que Thor solo quería correr, acercarse lo suficiente y simplemente imponerle su presencia. Fue cuando decidió que quería hacerse amigo del nuevo animal, pues este parecía ser el único en todo el bosque que no le tenía miedo (o al menos lo disimulaba bastante bien) y ese era suficiente incentivo para acercarse.

Comenzó a pensar que quizás era un pajarito recolector, pero lo descartó rápidamente pues no creía que los pajaritos fueran así de grandes…ni que tuvieran pelo. Suprimió el hecho de que se tratara de otro oso, porque no había oso que fuera tan delgado ni por peor alimentado que estuviese. Quizás era una clase nueva de animal, pero si estaba seguro de que era una clase de usurero o cosechador pues siempre llevaba consigo, de vuelta a su cueva, tierra, ramitas, hierbas y toda clase de hongos, cosas que Thor comía, en su mayoría.

Y sabía dónde encontrarlas.

Un buen día de inicio de verano, envalentonado, tomó un buen puñado de ramas y hierbas y las dejó frente al hogar de la criatura. No estaba muy seguro de que el hombre estuviera dentro del sitio, no lo había visto fuera en el bosque ese día, así que eso suponía. Gruñó con fuerza un par de veces, para probar si estaba en casa y cuando la cubierta de madera se dobló y dejó el hueco abierto, su pulso se aceleró como nunca antes, tal cual como si hubiera estado corriendo por mucho tiempo o si un salmón se hubiera atorado en su garganta y viera su vida pasar frente a sus ojos. Allí estaba la criatura, sosteniendo algo cuadrado en su pata derecha y apoyando la izquierda en el marco de la salida, como siempre postrado sobre sus patas traseras, con una gracia excepcional que Thor jamás hubiera soñado con tener.

La mirada increíble del hombre le inspeccionó y un asomo de curvatura en esa boca se hizo presente. Thor decidió que le gustaba el hocico de la criatura.

-Eres tú otra vez…

Corrección: Le gustaba el hocico de la criatura y el sonido que salía de él. Si Thor fuera persona, hubiera pensado que era un sonido suave, bajo, como la cuerda tensa de un arco, fascinante, delicioso, como el sonido de un arpa o el canto de una valkiria. Pero Thor era oso y con lo único que podía comparar la desenvoltura y lujo de aquella voz, el estupor que ese sonido nuevo y exótico le producía era con el aroma de la menta los primeros días del año y la frescura de la rivera por la que corrían los más coloridos peces, la delicia del frío envolvente en invierno y la dulce somnolencia, la sensación dejarse ir.

El hombre hizo un sonido desaprobatorio al notar el montículo de hierbas y suciedad frente a su casa y algo disgustado se volvió y entró. Thor no se dio cuenta de ello, pero la criatura pensaba que esa era una especie de rechazo por parte de aquella criatura del bosque.

El Grizzly se pasó la mitad del verano repitiendo la acción, hasta que la criatura comprendió que él solo quería acercarse.

Fue ese día que Thor se sentó, como hacen los coyotes, sobre su cola, con las patas posteriores extendidas y abiertas en un ángulo nada obsceno para un animal y apoyando sus patas superiores entre estas, como si quisiera tapar sus vergüenzas, después de haber dejado el montículo usual de ramas y raíces, a esperar al hombre, sin siquiera gruñir, porque ya el otro estaba acostumbrado a sus visitas. Puntual, la criatura salió y esta vez el esquema de la entrevista cambió.

Esta vez pasó del umbral de la puerta, se postro sobre el montículo (primera vez que Thor lo veía sobre sus 4 patas, tan de cerca) y comenzó a rebuscar, fijándose en qué cosa útil podía sacar de allí. Se llevó las raíces magulladas y observo a Thor, agachado en el suelo, a espera de un gruñido, una muestra de contrariedad, de rivalidad. El oso era tan apacible como un can cualquiera.

-Ursus arctos horribilis- susurró el hombre con esa voz de agua corriente y elevó la pata derecha, sacudiendo sus garras blancas como la nieve.

Thor vaciló unos instantes antes de elevar su pata derecha delantera y sacudir su propio manojo de garras en respuesta.

La criatura rió y Thor sintió que la piel debajo de su pelo temblaba. Era el mejor sonido del mundo. No pudo evitar respirar ruidosamente, por la boca, mientras el animal de ojos verdes le miraba, fascinado, con el hocico curvándose y, ahora levantado sobre sus dos extremidades posteriores, se dirigía a él con paso lento y cuidadoso.

Thor se postró sobre sus 4 patas y entonces las garras blancas de la criatura se posaron tímidamente sobre su gran cabeza, entre sus orejas, bajando por el camino entre sus ojos y acariciando lo que sería el puente de su nariz, hasta tocar el punto húmedo y negro en el que este terminaba, apartándose enseguida por la corriente de aire caliente que su acción había desatado.

-Hola osito…soy Loki

Ah, Loki.

Otoño

Para ese verano Thor aprendió que ese hocico bonito y pequeño que tanto le gustaba no se llamaba así, sino que se le decía boca, que las garras blancas se llamaban dedos y las patas superiores e inferiores tenían nombres separados: Brazos y piernas respectivamente, terminadas en manos y pies. Aprendió también que Loki siempre se movía sobre sus “piernas” y que nunca se postraba sobre las cuatro como lo hacía Thor, porque era una posición indecorosa y atípica de un hombre.

¡Hombre! Loki era un hombre.

También otras cosas fueron las que Thor asimiló, lento pero seguro: Como traer tal o cual objeto, que no debía llevarse toda la suciedad adyacente, que la tierra no servía de nada a Loki y que debía ser delicado, pues cosas como los hongos y raíces eran sumamente frágiles. Que las hojas y los palitos eran totalmente inútiles y que los hongos no debía tragárselos ni por error, porque eran venenosos para él. Thor también comprendió que uso les daba Loki y estaba absolutamente absorto y maravillado en la habilidad sobrenatural que este poseía.

Para el úrsido, Loki era un Dios, aunque Thor ignorara que era un Dios en sí.

Observaba y admiraba, con la fascinación y la inocencia que solo un animal posee, y eso a Loki le gustaba, muchísimo, pues al fin tenía a alguien con quien compartir sus progresos.

Y a veces el ojiverde pensaba que su relación con el oso era un poco cliché: Un hechicero viviendo en el bosque con un animal salvaje como mascota. Salvo porque Loki era más original y en vez de tener un lobo, tenía un oso. Y también porque, para inicio de otoño, había dejado de considerar a Thor una simple mascota y ya lo citaba como “amigo” en su mente.

-Osito – que era como Loki lo llamaba, pues no tenía idea de que los animales del bosque, como los hombres, también se nombraban- mira esto…

El moreno había avanzado correctamente hasta ahora: Al inicio del año, luego de asentarse en la casa, había estudiado a profundidad los elementos, el verano lo había empleado para practicar ilusiones (que no dejaban de seducir a Thor) y lo que quedaba de temporadas lo utilizaría para materialización y transformación respectivamente.

Ese era uno de esos días en los que podía escuchar claramente el estómago de Thor gruñir, allí postrado como una genuina alfombra en el suelo de su sala de estar, echado junto al fuego, mirando todos los movimientos de Loki con una falta de sueño impresionante.

No había oso más despierto que un Grizzly. Y no había Grizzly mas despierto que Thor.
Comenzó con materialización, ¿por qué no? Ya tenía buenas bases y había reanimado pequeños animales con su poder. Su más reciente logro había sido un conejo, por el cual Thor chilló al verlo levantarse nuevamente (pues el mismo lo había traído muerto), y pareció suspirar de alivio una vez el roedor volvió al sueño de los caídos.

Loki tomó uno de esos gigantescos volúmenes polvorientos y lo abrió en la página que era conveniente, para guiarse, saber qué era lo que necesitaba para materializar una mariposa.
Luego de muchos intentos y de cambiarse de lugar numerosas veces (sentado en el mueve, tirado en el suelo, apoyado de una mesa, de un librero, por poco y se colgaba del techo…) terminó dando tropiezos hasta donde Thor estaba acostado y logró concentrarse lo suficiente como para que un humo verdoso saliera del aire y lentamente, un insecto volador comenzara a tomar forma.

Para ese punto, ya Thor se había cansado de mirar que hacía Loki, aburrido como un oso y ojeando un punto muerto del cuarto, probablemente brillante, para distraer su atención. Bueno que Thor era fácil de impresionar y cuando vio que, de entre las manos del hombre que estaba recostado de su lomo, una mariposa volaba en toda su gloria, no puedo evitar levantar la cabeza, tornando los ojos hacia el nuevo animal del lugar y exhalando una gran corriente de aire de genuina impresión.

-Osito…-susurró Loki de nueva cuenta, hechizando solo con el uso de su voz- …mira…

Pero Thor no era tonto y ya hacía bastante tiempo desde que se había acostumbrado a que las cosas que Loki hacía no eran reales y que si las tocaba desaparecerían. Chilló como si se hubiera astillado las encías con una corteza cuando el insecto se posó en su nariz y el tacto fue absolutamente real. Allí estaba, sin miedo del oso, abriendo y cerrando sus alas majestuosas y esperando nada en particular de su parte. Allí radicaba la atracción infinita de Thor hacia Loki, la devoción sin precedentes acompañado de una ofuscación casi humana que lo devoraba, pues todo lo que él hacía era bueno, pacífico y desprovisto de miedo alguno. Era perfecto.

Thor sacudió la cabeza, espantando a la mariposa lo suficiente para pegarle luego un mordisco al aire y que esta desapareciera en su interior. La tragó y la degustó y si, sabía cómo una mariposa real. Era real.

Bramó, exultante y cuando se levantó en sus 4 patas, espantó a Loki también, que reía, porque su artificio había resultado y porque tenía ansias de hacer más, para volver a experimentar el calor que le producía la alegría animalesca del úrsido. Su estupor, que parecía nunca tener final.
Para la noche, el oso había saboreado todo insecto conocido por el hombre de la época y algunos inventados por Loki y estaba tan lleno y perezoso que se quedó en la casa, echado junto al fuego, durmiendo apaciblemente las horas que quedaban de luna llena.

Y el moreno no se preocupó demasiado por su peludo amigo, con tal, ya Thor sabía cómo abrir la puerta y salir sin destrozarla.

Así funcionaban ellos: Para los días siguientes de otoño, el oso y el hombre compartían la sala de la casa, mientras las hojas fuera caían con tanta pereza como roncaba Thor, calentándose mutuamente, pues aparte de buen amigo, dormido, era un excelente mueble para Loki.
Toda la tarde, hasta la noche, el hechicero recostaba la espalda del lomo del animal y leía el libro que se le daba la gana de momento, practicaba pequeños hechizos de materialización o simplemente miraba las llamas crepitar en la hoguera. A veces Thor estaba despierto y era lo mismo, se hacían compañía, compartían silencios y respiraban al mismo son.

Entonces Loki suspiró, una noche de los últimos días de temporada, recordando súbitamente que su tiempo con Thor se agotaba, no solo porque el oso tenía que hibernar y pronto estaría metido en una cueva, durmiendo, sino porque su entrenamiento solitario pronto culminaría y para la primavera siguiente, estaría empacando sus cosas y volviendo al sitio del que había venido, para enseñar sus progresos y verse rodeado de personas que lo despreciaban, en un número alarmante.

Y como si estos pensamientos pudieran sacudir el ambiente lo suficiente como para molestar a Thor, de una forma palpable, el animal comenzó a removerse, arrastrando la pesada cabeza por el suelo y buscando a Loki con la vista. Si, era solo un animal y la forma apremiante con la que sus ojos rodaban podía ser interpretada como un simple gesto de alarma, por algún ruido que el oído de Loki no podía captar, pero no, el brujo conocía muy bien las maneras de su amigo, como si se tratara de otra personas y estaba bien informado de que Thor lo estaba buscando. Loki rodó, postrándose en sus cuatro extremidades y dejando olvidado el libro en el suelo, cerca de la chimenea, sin temor a que las llamas saltaran y se lo comieran.

Thor le miró, con sus ojos achocolatados y somnolientos y Loki le miró de vuelta, con los suyos, verdes como el más obsceno de todos los verdes. Chilló y se quejó, tal cual pudiera reconocer tristeza en los ojos de su compañero y el moreno sacudió al cabeza, de lado a lado, como si realmente fuera así y quisiera disipar las preocupaciones del úrsido. Loki sostuvo la cabeza del oso con sus dos manos y este diligentemente, la alzó, sintiendo el poder mágico de aquellos dedos y con una última mirada y una última risa de parte del moreno, Loki dijo:

-No me pasa nada osito…no te preocupes

Y decidió posar un beso en el hocico de Thor, con suavidad, como si besara a un niño, con una sonrisa plasmada de encanto y cariño al notar como Thor empujaba un poco la cabeza al frente y parecía “corresponderle” aunque solo se tratara de un tacto nada más.

Entonces Thor cerró los ojos y los mantuvo cerrados por el tiempo necesario para que no fuese considerado un parpadeo largo de sueño y Loki sintió que su corazón daba un vuelco, hilando aquel pensamiento alocado de que el oso realmente le correspondía. Y entonces hizo lo propio y cerró sus ojos también, riendo sobre la boca cerrada del oso, planteándose si se estaría volviendo loco por la falta de compañía.

Esa noche Loki durmió en el suelo de la sala, abrazando como podía al enorme Grizzly y siendo abrazado de vuelta, curioso de como el peso del brazo de Thor sobre su cintura no era aplastante ni el calor animal que este poseía, sobrecogedor. Era como una persona en un gran atuendo de oso y esto hizo feliz a Loki, pero luego lo deprimió de una forma tan brusca que el mismo se sorprendió y se encontró llorando la mañana siguiente. Esa fue la última noche de otoño que Loki vio a Thor, pues este ya debía recolectar comida y comenzar con la hibernación.

¿Y quién era él, un pobre aprendiz de hechicero, para imponerse a la naturaleza?

Invierno

Loki logró dominar la materialización sin demasiados inconvenientes. Para cuando comenzó a estudiar transformación, le hacía falta la compañía de Thor.

Pero había encontrado un curioso conjuro que serviría para convertir personas en animales.

Quizás, podía intentarlo al revés…

Primavera…otra vez

Thor despertó de su sueño con todos los sentidos totalmente alertas, porque lo único con lo que había soñado (sueños tan vívidos como los puede tener un oso) había sido perdida. Sus pasos eran firmes, mientras alía de la cueva y cuando vislumbró el claro del bosque, comenzó correr, como alma que lleva el diablo. Por alguna razón, tenía la sensación de que Loki no estaría allí, donde siempre, que la casa estaría vacía y él se encontraría solo de nuevo.

Era un pensamiento muy aterrador, muy humano para el úrsido.

Un alivio indescriptible (que confundió con falta de apetito) se expandió por su pecho cuando vio a Loki, de pie en el umbral de la puerta, cubierto con su ropa abrigada y su capa de piel de oso. Lucía cansado y angustiado, Thor lo sabía, había aprendido a leer y entender la gama de expresiones de Loki. También había alguien más, un intruso, un caballo negro y alto con una montura casi tan negra como su cuero y pelo.

No, un momento, si eran del mismo color.

Al acercarse al caballo y ver como este no se movía ni un centímetro, sus sospechas fueron aclaradas y dejó de sentirse amenazado: Era solo una invención de Loki, eso que él llamaba materialización. 
Cuando el hechicero notó su presencia, pareció derretirse, pues automáticamente dio unas zancadas y se arrodilló frente al oso, postrado en sus cuatro patas, que lo miraba interrogante, como si no supiera por qué razones tenía el rostro húmedo.

Si las sabía, pues sus sueños invernales le gritaban que la presencia de Loki no le duraría mucho más.
Una vez más, Loki lo besó en el hocico, tembloroso, abrazándole la cabeza como si fuese un gran perro y respirando sobre él. A Thor le gustaba que Loki hiciera eso, pero temía tratar de abrazarlo de vuelta en aquellas circunstancias, la emoción que corría por su cuerpo podría lastimarlo en un movimiento demasiado brusco y lo último que Thor quería en el mundo era lastimar a Loki.

-Me preocupaba que no despertaras…creí que no te vería más…

Ese fue el momento de su vida en el que Thor se sintió más humano: Los segundos tensos en los que Loki le habló, como si el oso pudiese entender cada palabra y los minutos duros de espera que le siguieron.

-Escúchame Osito –dijo, con voz suavizada por la aflicción- Ya debo irme…pero no puedo llevarte conmigo porque eres…eres muy grande y a donde yo voy la gente no quiere a los osos…les temen- cuando dijo esto, el brillo de los ojos chocolate del úrsido se tambaleó, como si con el solo uso de esa palabra su corazón de animal hubiera sido fuertemente herido- pero mira…

Y cuando Loki dice mira, Thor mira sin rechistar.

Había una botella, como esas en las que Loki guarda líquidos de colores vistosos y estos líquidos hacen algo que normalmente, a Thor le arranca una expresión de impresión y la ya familiar necesidad de idolatrar a Loki de la manera que mejor podía. Estaba entre las manos del moreno, esperando ser abierta y utilizada.

En efecto, Loki abrió la tapa de la botella, que estaba obstruida por un corcho y se la acercó a Thor.

-…quizás, si tomas esto…puedes venir conmigo…

Ese había sido el disparador. Thor comprendió, como si toda la vida hubiera hablado el complicado idioma que Loki utilizaba y abrió el hocico, con delicadeza impropia de un oso y se dejó alimentar, tragando cada gota del líquido ofrecido como si de ello dependiese su vida.

Pero Loki no se impresionó por esto, porque Thor era bastante humano y ya era costumbre que actuara así. Y pasaron segundos tristes en los que la angustia que invadía al hechicero se acrecentaba, porque Thor seguía teniendo pelo por todos lados y nada de lo que salía de su garganta se le entendía.

Una expresión plana y horrible (esa que usaba cuando algo no le salía como quería) apareció en el rostro de Loki y con pesar acompañado de unas copiosas lágrimas, se levantó del suelo, marchando hacia el caballo y murmurando maldiciones para sí.

-Claro… ¿Por qué creí que iba a funcionar?

Entonces detuvo su marcha, girándose sobre sus talones y repentinamente volviendo a caer al suelo, solo para encontrarse con la gran cabeza del oso, apoyada en su hombro y él rodeándola, apretando como si se le fuera el alma en ello. Lloró durante un corto rato, murmurando más cosas para sí, aunque Thor pensaba que eran para él y eso lo hizo sentir más culpable. 

Era un oso capaz de sentir culpa ahora.

-No es por ti, osito…es por mí….hice algo mal…

Loki sorbió con fuerza por la nariz y sonrió pobremente antes de separarse de Thor y depositar un último y amargo beso en su hocico, ante el cual el oso chilló y empujó su cabeza hacia el frente, queriendo transmitir el revoltijo extravagante de cosas nada animales que estaba sintiendo en su interior.

Al final, solo se dedicó a mirar a Loki montarse en su caballo y marchar por un largo sendero entre los árboles, casi como si estuviera dormido, como si todo fuera un sueño invernal. Thor nunca había visto ese sendero antes y se permitió preguntarse si siempre había estado allí, pero él, en su afán de prestar toda su atención a Loki, lo había ignorado.

Marcho durante un rato por el sendero, entre la nieve derretida y el lodo del bosque, con la débil esperanza de que Loki diera media vuelta y regresara, pero no fue así. Se quedó sentado un rato, en cierto punto, chillando cosas que solo él comprendía, como un osezno que acababa de ser abandonado a su suerte, por su madre y tal cual, calló, aceptando la cruda realidad y volviendo sobre sus pasos, sin darse cuenta de que estaba dejando un rastro.

Un rastro de cuero, pelo de oso y oro hecho polvo.

Un buen día

Usualmente, cuando Loki está en la ciudad, no mira quienes pasan por su lado en las calles, ni nota quienes llaman su nombre cuando se desliza sigiloso por los pasillos de la academia, porque está seguro de que algo no muy agradable será lo que encuentre cuando corresponda al llamado. Desde el entrenamiento en solitario, suele ocultarse durante más tiempo en la biblioteca y cuando acaban las horas de clase, le gusta pasearse por las calles más oscuras y aterradoras y servirse un buen trago en el bar de turno.

Ya han dejado de molestarle los bares, porque ya han dejado de fastidiarle los borrachos que se le acercan y le ruegan que les dejen invitarle una bebida. Loki bufa, exasperado y a veces sonríe con sorna, diciendo que no bebe, cuando probablemente es el que más bebe de todos los de bar y el que menos se emborracha, porque tiene el aguante de un diablo.

Pero un buen día, un extraño le invita una bebida sin siquiera pedir permiso.

Loki no es tonto, sabe que cuando le dejan la jarra de cerveza sin haberla ordenado, se trata de un intento de coqueteo de alguien más. Esa vez nadie más comparte la barra con él salvo un hombre que está demasiado ebrio para hablar y un sujeto al final.

Y Loki nunca había visto un hombre como aquel: Era alto, casi como un oso postrado en sus patas traseras y solamente por las pieles que rodeaban su cintura y el torso desnudo, salvo por un par de correas de cuero y unas cuantas cicatrices, diría que se trata de un auténtico oso.

Pero eso es imposible, pues los osos no son rubios, ni tienen los ojos azules.

Entonces sus ojos se miran y Loki siente que en ese azul cielo hay algo acaramelado, algo con sabor a chocolate y lo deja acercarse, porque es atractivo, porque a pesar de lucir como un bárbaro, es bastante cortés y no está de más hablar con alguien, para matar el tiempo.

Pero Loki solo siente ganas de golpear con fuerza al extraño, porque lo primero que hizo al sentarse a su lado fue tomarle el rostro y besarlo, con una agresividad impresionante, pero esta brutalidad no radicaba en el contacto, porque el mismo contacto era dulce y suave, sino en la cantidad de sentimientos extraños y por raro que parezca, correspondidos que transmitía. Entonces Thor cerró los ojos y los mantuvo cerrados por el tiempo necesario para que no fuese considerado un parpadeo largo de sueño y Loki sintió que su corazón daba un vuelco, hilando aquel pensamiento alocado de que el sujeto le parecía familiar, no por su aspecto sino por la sensación picosa que su barba le producía, en contraposición con la finura de su boca cerrada. Y entonces hizo lo propio y cerró sus ojos también, sonriendo sobre la boca cerrada del hombre, planteándose si se estaría volviendo loco por la falta de compañía.

Cuando se separaron, Loki quería reír, porque aquel beso había sido totalmente inexperto, pero ¿Qué podía esperar de un oso?

-Hola Loki…soy Thor

Notas finales:

:,D listo, te felicito por leerlo entero y aguantarte mis cosas raras. Dejen RW no sean tacaños! :D cada vez que dejan RW estan salvando un Jötun!

Gracias , dudes!


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