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Caja fuerte por Mirelle

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen a mí, le pertenecen al creador de Naruto, Masashi Kishimoto.

Recuerden que este es un fic yaoi (chicoxchico) así que si no les gusta este género, será mejor que no lean :( A los que les gusta como a mí, espero que lo disfruten :)

Notas del capitulo:

Bueno, aquí traigo un nuevo fik :) 

Espero que les guste ^^

Esta vez no es nada sobrenatural ni de magia ni nada por el estilo. XD Aunque tampoco es de vida diraria porqué no creo que estos robos sucedan muy a menudo O_oUU En cualquier caso, espero que les guste ;)

La pareja es NARUSASU (Naruto x Sasuke) :D

Y bueno, aviso que algunos personajes el fik tienen OOC O.OU

CAJA FUERTE

 

-¿Qué vas a hacer esta tarde? – preguntó Naruto con una sonrisa. Sasuke cogió su cartera y le observó sorprendido. - ¿Vas a salir con tu novia? – el moreno se sintió molesto, mas no lo demostró. Simplemente se dedicó a asentir.

 

-Sí, voy a salir con Sakura y vamos a ir al cine. Volveré a casa a las nueve de la noche, más o menos. ¿Querías que quedemos para jugar a videojuegos, o algo?

 

Naruto negó con una sonrisa.

 

-Pásatelo bien.

 

Sasuke Uchiha era el típico niño creído de una familia rica. Sus padres tenían más dinero que todos los ciudadanos de Konoha juntos pero no se aprovechaban de ello. Su hijo menor, Sasuke, asistía a la universidad de la ciudad, igual que Naruto, hijo de una familia más humilde. Ambos se habían conocido al principio de curso, ese mismo año y se habían hecho amigos inmediatamente. Ambos cursaban el primer curso de filología y letras.

 

Hacía unos días que Sasuke había empezado a salir supuestamente con Sakura Haruno, una chica más mayor que él, conocida por su atractivo en toda la ciudad. Naruto había estado enamorado de ella en un pasado (muy lejano) y se había propuesto juntar a Sasuke con la chica. Finalmente lo había conseguido, y continuamente preguntaba cómo les iba a la pareja.

 

Lo que Sasuke no sabía era que Naruto tenía un plan secreto. Un año atrás se había empezado a reunir con malas influencias y sería ese el día en el que atacarían. Naruto deseaba que Sasuke no llegase a casa hasta llegada la noche. Se alegró al saber que así sería.

 

Se despidieron y Naruto corrió hasta su casa, donde le esperaban los demás miembros del grupo: Kiba, su novia Hinata, Shino e Ino. Todos tenían unos cinco años más que Naruto, unos 23 años. Cualquiera les hubiera descrito como los típicos abusones que te obligan a hacer maldades. Era exactamente eso lo que eran.

 

-¡Ya estabas tardando, tío! – gritó Kiba al verle, colgándose de su hombro. - ¿Estás preparado?

 

-Sí, ¡vamos a hacernos ricos! – alegó tímida Hinata, sobresaltada por la emoción.

 

-¡Robaremos a esos malditos Uchiha todo su dinero! – intervino Ino, alzando su puño en el aire como señal de vistoria.

 

-¿Estáis seguros que es una buena idea…? – preguntó Naruto, tragando un poco de saliva, con temor.

 

-¿Eh? ¿De qué te preocupas? – Kiba empezó a reír mientras juntaba su mejilla con la del rubio. – Todo va a salir bien.

 

-Sí, y ya te prometimos que nadie saldría herido, ¿no? – recordó Shino. Naruto se sorprendió al oírle hablar, ya que normalmente era muy silencioso.

 

 -No debes preocuparte por tu princesita, que no le haremos nada. – Kiba estalló en carcajadas después de decir eso. Naruto no pudo más que sonrojarse.

 

-¡No le llames princesita! Sasuke se enfadaría si te escuchase llamarle así…

 

-Y no queremos que Sasuke se enfade… - se burló Kiba. Empezó a restregar su mejilla contra la de Naruto, como burlándose de la situación. – Porqué Sasuke es una persona muy importante para nuestro rubiales…

 

-Estoy deseosa por verle. – interrumpió Ino, agarrando una cuerda con excitación. – Seguro que el chico que le ha robado el corazón a nuestro amigo es guapísimo. ¡Y seguro que quedará fantástico atado con estas cuerdas! Tan sensual…

 

-¡Pues no le verás! – saltó el aludido, sonrojado. – Va a estar con su novia hasta las nueve de la noche, así que cuando vuelva, nosotros ya habremos desaparecido.

 

-Es una lástima. – rió la novia de Kiba. – Yo quería conocerle…

 

-Eso no importa ahora. – Kiba empezó a repartir los pasamontañas entre sus compañeros. - ¿Estáis todos preparados? Vayamos hacia la casa Uchiha. Según nuestros cálculos, éste es el día libre de los empleados, así que en la casa sólo estará el matrimonio Uchiha y su hijo mayor. Será sencillo…

 

 

 

 

 

 

 

Bueno, parecía que todo había ido mejor de lo que esperaban. Habían entrado por la ventana y habían conseguido atrapar uno por uno a todos los miembros de la familia. Kiba había ido al despacho del mayor, sorprendiéndole en su siesta. Le despertó a malas y le ató, arrastrándole hasta el salón, donde estaba la caja fuerte.

 

Hinata e Ino se habían encargado de la señora Uchiha, que conociendo cuál era la situación, se había dejado atar a las buenas, sin oponer mucha resistencia.

 

Por otro lado, Shino y Naruto habían tenido bastantes problemas para pelear con Itachi, pero ante la superioridad numérica, habían podido vencerle. Le habían atado y arrastrado hasta donde estaban los otros dos. El hijo mayor seguía resistiéndose fuertemente a los atracadores, así que debían tenerle bien vigilado para evitar futuros problemas.

 

-Muy bien. – gruó Kiba con una voz gutural. - ¿Nos va a decir cuál es la contraseña de la caja? – su voz denotaba burla.

 

Naruto no podía evitar sentirse culpable. A pesar de saber que ninguno de ellos podía reconocerle, se sentía muy molesto y angustiado. Esa familia le había tratado con mucha amabilidad siempre que había ido a visitar a Sasuke y en cierta manera se sentía como una sabandija traidora. Lo único que servía para tranquilizarle era saber que Sasuke no estaba en la casa, ni que volvería en muchas horas.

 

-Me creas o no, no sé el número de la caja. – gruñó Fugaku, el padre de la familia. Kiba gruñó disconforme.

 

-¿¡Cómo que no lo sabes!? – interrumpió Ino, acercando un cuchillo a la garganta del hombre. - ¿¡Eres retrasado o qué!?

 

-Es que tengo muy mala memoria…

 

-Tal vez tu señora sepa algo… - gruñó el líder, Kiba, acercándose a la mujer con otro cuchillo en su mano. Se lo acercó al cuello y la mujer gritó asustada. Eso sirvió para alertar a Itachi y a Naruto, que se pusieron tremendamente tensos.

 

-Kiba… tranquilízate…

 

-¡¡Imbécil!! – gritó el chico, apuntando rápidamente al rubio. - ¡Acabas de decir mi nombre, inútil!

 

-¡Y tú acabas de confirmar que no es un nombre falso, patata! – contestó Ino, en un gritó de disconformidad. Kiba se sintió estúpido repentinamente. Una furia le invadió, haciéndole temblar. Gritó fuertemente y pateó una mesa cercana, tirando un jarrón en el proceso. Mikoto gritó de nuevo, asustada.

 

-Nunca me gustó ese jarrón… - Oyó Naruto susurrar a Itachi.

 

Kiba empezó a dar vueltas a la habitación, desesperado. Todos le observaban, esperando nuevas órdenes.

 

-¡Está bien! – dijo por fin, dirigiéndose hacia Fugaku. - ¿¡Cómo podemos abrir la caja!?

 

-El que tiene la clave es Sasuke. – respondió Itachi. Naruto, al sentir el nombre de su amor ideal, cogió a Itachi por el cuello de la camisa y le estampó contra la pared fuertemente.

 

-¡No digas tonterías! ¡A él no le metas! – gritó, fuera de sí. Hinata llegó a su lado y le apartó del chico tranquilamente.

 

Itachi observó con una mueca al chico que le había pegado y se giró a mirar a Kiba.

 

-Como iba diciendo, la clave la tiene Sasuke, y como no está aquí… No podemos hacer nada. Lo mejor es que os vayáis.

 

-Tiene que haber otra manera… - susurró desesperado Kiba, agarrándose la cabeza con las dos manos. Volvió a dar vueltas a la gran habitación y se acercó a la ventana, intentando pensar. Ante los minutos de silencio, Itachi le susurró al rubio.

 

-¿Por qué te ha importado tanto? – le preguntó, observándole. Naruto temió que le hubiese descubierto.

 

-Él no está aquí ahora. No puedes involucrarle. – respondió simplemente.

 

-Vale. – Kiba se giró hacia los presentes. Cogió una pistola de detrás de su pantalón y se acercó a Fugaku, arrodillándose a su lado y apuntándole con el arma en la mejilla. – Vas a llamar a Sasuke, que venga.

 

-¡No! – el grito de Naruto se mezcló con el de Itachi y el de Mikoto. Los tres habían gritado a la vez.

 

-Oh, sí. Le vais a llamar y va a venir. Nos va a dar la llave, vamos a abrir la caja, nos llevaremos el dinero y todos seremos felices. – su voz tenía un tono de amenaza que no gustó a nadie.

 

-No voy a hacer semejante tontería. – Fugaku se puso duro. – Me va a dar igual lo que me hagáis, nunca, escúchame: nunca, voy a llamar a Sasuke para que venga a involucrarse con esto.

 

-Oh, me encanta, digno de un buen padre. – Kiba se levantó y con una sonrisa burlona apuntó la frente del padre de familia. – Vamos empezar a matar. ¿Unas últimas palabras?

 

-¡Kiba! – ese grito había venido de Naruto, Hinata, Ino e Shino, que no se imaginaban lo lejos que acababa de llegar el moreno.

 

-Sayonara, Baby… - el dedo de Kiba se dirigió al gatillo de la pistola mientras que con la otra mano le quitaba el seguro. Su sonrisa se ensanchó. La cara de Fugaku mostró una mueca de terror, muy parecida a la que estaba poniendo su esposa. Itachi cerró los ojos y apartó el rostro, asustado.

 

-¿Hola? – todos se quedaron en silencio. La puerta de la entrada se cerró y empezaron a escuchar las pisadas de alguien que se aproximaba a ellos. - ¿Papá? – dejó las llaves en la mesa de la entrada, creando un ruido metálico. - ¿Mamá?

 

-Ooohhh…. Veo que el pequeño Sasuke ha vuelto a casa… - Kiba se guardó la pistola y se dirigió hacia la entrada. Todos se quedaron pálidos observándole. Al pasar por delante del rubio, éste le sujetó levemente del brazo. Kiba sonrió. – Tranquilo, chaval, sólo voy a saludar al recién llegado…

 

A pesar de su miedo, Naruto apartó su mano y le dejó seguir adelante. Las voces venían ahora desde la entrada.

 

-Hola, Sasuke…

 

Silencio.

 

-¿Y tú quién eres?

 

-Bonita postura… ¿Vas a arañarme, gatito?

 

Un golpe. Un bufido. El ruido de un cuerpo cayendo al suelo.

 

-¡Sasuke! – Naruto salió corriendo hacia la entrada, encontrándose en la puerta con Kiba, que volvía con un Sasuke  inconsciente cargado sobre el hombre. Lo dejó en el suelo de mala manera y apuntó a Fugaku.

 

-Muy bien. ¿Cómo abrimos la puerta ahora?

 

El hombre se acercó lentamente hacia su hijo, comprobado que estuviese vivo.

 

-Ahora de ninguna manera, ¡has golpeado a mí hijo!

 

Kiba volvió a apuntarle con la pistola.

 

-¿Tienes algún problema con eso? – Fugaku tragó saliva.

 

-La clave se la sabía él de memoria.

 

-Entonces sólo tenemos que despertarle. – interrumpió Ino, acercándose al cuerpo de Sasuke. Le pateó el estómago, incomodando a Naruto y al hermano mayor de la familia. Al ver que no conseguía nada, se arrodilló y empezó a zarandearle.

 

Sasuke despertó entonces, golpeándole el rostro con el codo. Ino gritó de dolor y se apartó. Sasuke se puso de pie y corrió hacia uno de los muebles del salón, sacando de un cajón una pistola pequeña de color negro.

 

Los atracadores se quedaron quietos, observándole con un poco de temor.

 

-¿¡Quiénes sois!?

 

-El líder se llama Kiba. – dijo con burla Itachi, recordando el error del rubio al desvelar el nombre de uno de ellos. Hinata le golpeó con una patada.

 

-¡Eh! ¡Tú! – gritó el menor, llamando la atención de la chica. – No te atrevas a volverle a tocar. Mantente alejada.

 

Hinata gruñó disconforme.

 

-Oye, no tienes porqué ponerte así… - dijo Kiba, acercándose a Sasuke lentamente con las manos en alto.

 

-¡No te acerques ni un paso más!

 

-Oh, vamos… ¡Si estás temblando! – Naruto se fijó en el detalle que Kiba había resaltado y vio que era cierto. Sasuke temblaba al sostener el arma, y eso le quitaba muchísima credibilidad. – Dame esa pistola… No te queda bien. – Kiba seguía acercándose. Estaba jugando con Sasuke, como un perro cazador jugaba con su presa antes de atacar.

 

-¡Te he dicho que no te acerques!

 

Sasuke acababa de perder los nervios. Kiba aprovechó y saltó sobre él, arrebatándole el arma de un manotazo. Luego se puso detrás del chico y le pasó el brazo alrededor del cuello, inmovilizándole.

 

-¡Kiba! ¡Dijiste que nadie saldría herido! – gritó el rubio fuera de sí. Sasuke abrió enormemente los ojos.

 

-¿Naruto?

 

Todos se quedaron pálidos, paseando su mirada entre Sasuke y el atracador.

 

Naruto palideció.

 

-Naruto… ¿eres… tú? – ante la sorpresa de Kiba, Sasuke se libró de su agarre y avanzó lentamente hacia el rubio. Su rostro estaba pálido, asustado. Se estaba dando cuenta de una gran verdad.

 

-Sasuke, yo…

 

-Sí… Naruto… - el moreno ya estaba delante de su compañero. Alzó la mano para acariciarle el rostro bajo el pasamontañas. Su voz sonaba muy baja, apenada. No comprendiendo el motivo de tal traición. - ¿Por qué…?

 

Antes de que siguiera hablando, Hinata le agarró del cuello tal y como había hecho Kiba anteriormente y le alejó del rubio. Sasuke dejó escapar un grito de molestia. Hinata le abofeteó primero y luego le lanzó al suelo y le amenazó con un cuchillo para que no se moviera. Naruto bajó la mirada, derrotado.

 

-Lo siento… yo… creí que estarías con Sakura y…

 

-Nunca llegué a salir con ella. – confesó Sasuke. Naruto se giró a observarle, sorprendido.

 

-¿Por qué?

 

-Me gustabas tú.

 

Y lo que más le dolió a Naruto era que aquello fuese dicho en pasado.

 

-Bueno, una vez ya hemos hecho las presentaciones… - interrumpió Kiba, continuando con su tono más sarcástico. – Es hora de abrir la caja fuerta. Así que Sasuke, por favor…

 

-¿Yo?

 

Kiba se acercó a él, poniéndole la pistola en la frente.

 

-Tu querido hermanito y tu adorado papi han estado de acuerdo en que la clave la tienes tú.

 

-¿¡Yo!? – volvió a repetir el moreno, sorprendido.

 

-¡No juegues con nosotros! – gritó Ino, acercándose también al moreno.

 

-¡Yo no sé nada! – grito el menor, contrariado.

 

-Sasuke, por favor… - Naruto se acercó a Sasuke, arrodillándose a su lado para verle más de cerca. Su voz denotaba preocupación. – Diles lo que sabes, por favor… Luego todo acabará.

 

Sasuke le frunció el ceño a su compañero, dándole a entender que ya no quería saber nada más de él. Esa mirada le dolió profundamente a Naruto.

 

-Yo no sé nada de ninguna contraseña…

 

-¡Ya me he cansado, niñato! – Kiba incrustó la punta de la pistola en la boca de Sasuke, ahogándole. – No juegues más. Si no nos dices la clave a la de tres, no voy a tener remordimientos en disparar el gatillo.

 

-¡Kiba! – Naruto se levantó, encarándole. - ¡No te permitiré tocarle!

 

El moreno apartó de un manotazo al rubio, tirándole al suelo. Sonrió cruelmente y empezó la cuenta atrás.

 

-Tres…

 

-¡Kiba! – esta vez fue Ino la que gritó, asustada. - ¡Nos meteremos en líos!

 

-Dos…

 

-¡Kiba, por Dios! – su novia era la que le gritaba ahora, agarrándole del otro brazo con cariño.

 

-Uno…

 

-¡Está bien! – gritó Fugaku, levantándose. Shino se acercó a él, preparado por si empezaba una rebelión. Kiba le miró de reojo, sin mover el arma de donde estaba. Sasuke empezaba a babear alrededor de la pistola y se ahogaba más a cada momento.

 

-¿Qué? – preguntó Shino.

 

-Voy a abrir la caja fuerte. – susurró el hombre, con la mirada gacha. La mujer se asustó.

 

-Cariño…

 

-No pasa nada, mi amor. Voy a abrir la caja, se van a llevar el dinero y nos van a dejar en paz…

 

-Papá… No…

 

-Así me gusta. – Kiba se incorporó y apartó la pistola de la boca del menor, quien empezó a toser y a limpiarse la saliva que le había caído por el mentón. Naruto se quedó a su lado, preparado para darle un abrazo protector si lo necesitaba.

 

Fugaku se acercó a la caja fuerte, visible ahora después de que Hinata hubiese apartado el cuadro de Goya que la tapaba. Marcó uno de los números y… no sucedió nada. La caja no se abrió. Kiba gritó, histérico.

 

-¡¡Maldita sea!! ¿¡Y que coño pasa ahora!?

 

Ante el silencio, Kiba agarró del cuello de la camisa a Fugaku, aplastándolo contra la pared.

 

-¿¡Qué pasa ahora!?

 

-La policía vendrá dentro de diez minutos. – respondió Itachi. Todos se giraron a mirarle. – Hay un código que al marcarse llama a la policía. Como he dicho, es mejor que os marchéis, porqué estarán aquí dentro de muy poco.

 

Kiba gritó de frustración y pateó otra mesa, tirando al suelo otro jarrón que, como el anterior, se rompió en mil trozos.

 

-Otro jarrón que no me gustaba. – susurró con una sonrisa Itachi, satisfecho.

 

-Cariño, ¿hay algún jarrón en esta casa que no te disguste? – preguntó preocupada su madre en un susurro.

 

-¿Sinceramente? – ella asintió, temiendo la respuesta. - No.

 

-¡Kiba, no importa! – gritó Ino, asustada. - ¡Marchémonos! ¡Nuestra libertad es más importante que toda esta mierda!

 

-¡Eso, larguémonos!

 

-Está bien. – gruñó Kiba.

 

Naruto sintió como lo que le estaba oprimiendo desaparecía mágicamente. Se incorporó y empezó a caminar hacia la puerta que daba al patio, para poder salir. Cuando todos empezaban ya a marcharse y la familia se tranquilizó, Kiba agarró del brazo a Sasuke.

 

-Tú te vienes conmigo.

 

-¡¿Qué?!

 

-¡Oye! – a pesar de las cuerdas, Itachi se levantó. – ¡¡No te atrevas a tocarle!!

 

-¡Lo pagarás caro si te atreves a ponerle un dedo encima! – saltó Fugaku, enviándole a Kiba la mirada más cruel que había enviado a nadie jamás.

 

-Tranquilos, señores… No es como si un novio fugitivo secuestrase a vuestra princesita… Se trata sólo de… un préstamo, una transacción. – agarró a Sasuke del cuello y empezó a correr con él, siguiendo a sus compañeros que ya se habían marchado. Estuvieron a tiempo de esconderse antes de que llegase la policía.

 

 

 

 

 

-¡Me haces daño, suéltame! – se quejó Sasuke. Se habían quitado los pasamontañas e iban en la furgoneta rumbo a su escondrijo. Al enterarse de que Kiba había cogido como rehén a Sasuke, todos se asustaron de lo que pudiera pasar. Una cosa era el robo. Otra muy diferente, el secuestro.

 

Shino conducía con su habitual tranquilidad, HInata e Ino iban delante, comiéndose las uñas por los nervios. Detrás, iban Naruto y Kiba. El segundo había puesto a su rehén estirado para ocultarle, de modo que Sasuke tenía su trasero en su asiento pero estaba recostado sobre las piernas de Kiba. Éste le iba acariciando el pelo en actitud burlona.

 

-Kiba, no deberías haber hecho eso. – susurró Naruto, observando con el corazón en el puño como Sasuke intentaba no golpear a Kiba por la rabia.

 

-¿El qué? ¿Asegurarnos la victoria? ¡Por supuesto! Pediremos un rescate y todo será más sencillo, ya lo verás. – agarró el pelo de Sasuke y lo estiró, obligando al menor a mirarle a los ojos. – Y si todos nos portamos bien, el príncipe no tendrá porqué salir herido…

 

-Apestas. – le insultó Sasuke. Kiba le golpeó en la frente, a modo de reprimenda. Naruto se impacientó. Entonces, el secuestrador decidió jugar un poco con la mente del chiquillo.

 

-¿Sabes qué, principito? Desde el principio le dijimos a Naruto que se hiciera tu amigo para poder entrar en tu casa a robar sin demasiados problemas…

 

Sasuke recibió esa noticia como mil cuchillos clavándose en su piel.

 

-¡Eso no es verdad! – respondió rápidamente el rubio.

 

-¡A callar, Romeo! ¿No ves que estoy hablando con Julieta? – se volvió a dirigir al moreno. – Espero que os lo hayáis pasado bien juntos porqué después de esto no os volveréis a hablar nunca más…

 

-¡Cierra el pico, Kiba! – Naruto iba a contraatacar, pero el mayor le puso la pistola delante de los ojos.

 

-No vuelvas a hablarme así, rubio. Puedo apretar el gatillo y deshacerme de tu cuerpo más tarde.

 

-¡No, no lo hagas! – pidió Sasuke, colgándose del brazo de Kiba.

 

-¿Prefieres que te lo haga a ti? – preguntó con un deje de burla. Sasuke le miró a los ojos, lleno de confianza.

 

-Si es necesario, sí. Yo creo en Naruto y sé que lo que pasamos fue real.

 

Hasta el rubio se sorprendió por esas palabras.

 

-Sasuke…

 

-Tiene gracia. – rió Kiba. - ¿Conocéis la historia de Tristán e Isolda, los dos enamorados? ¿Sabéis como acabaron? Muertos.

 

-Pero juntos. – respondió esta vez Naruto, cogiéndole la mano a Sasuke. Sus ojos habían recuperado el brillo perdido por el ataque.

 

Kiba sonrió.

 

-Dadme un motivo para no dejaros aquí mismo con una bala en el cerebro a cada uno.

 

-Pues en primer lugar, no tienes balas. – respondió Hinata, girándose hacia su novio.

 

-Y en segundo lugar, no puedes luchar contra el amor. – alegó también Ino, apoyando a su amiga Hinata.

 

-Oh, vamos… ¿Qué os pasa hoy a todos?

 

-Dejémosles ir. – pidieron las dos chicas. Naruto y Sasuke solo escuchaban la conversación asombrados.

 

-¿¡Dejarles ir!? ¿¡Se os ha caído el poco cerebro que os quedaba!? ¿¡Y nuestro dinero!?

 

-Nada importa ya, Kiba. Hemos perdido, reconócelo.

 

-Empecemos de nuevo en otro lugar. ¡Dediquémonos a algo legal!

 

-¡Bajad del coche ahora mismo! ¡El dinero será sólo para mí y para Shino! – gritó Kiba, fuera de sí. ¿Es que todos se estaban volviendo locos?

 

-Yo estoy con ellas. – respondió el conductor, sorprendiéndoles.

 

-¡Os voy a matar a todos aquí y ahora! Yo… - Kiba vio interrumpida su frase cuando Naruto agarró su pistola y le dio con la culata en la cabeza. El moreno cayó inconsciente encima de Sasuke, quién se lo apartó con asco.

 

-Empezaremos de nuevo en otro país. – aclaró Hinata. – Bajaos del coche. – les indicó a los dos enamorados. – No intentéis buscarnos porqué será imposible encontrarnos. Dejaremos a Kiba en algún lugar donde no pueda hacer más mal a nadie. Vosotros tenéis que estar juntos, se nota que os amáis.

 

Naruto sonrió agradecido.

 

-¡Espero que todo os vaya muy bien! – Ino también les sonrió.

 

Naruto y Sasuke se bajaron del coche, despidiendo al grupo que ahora se alejaba para recomenzar sus vidas.

 

-¿Qué podemos hacer nosotros? – preguntó Naruto.

 

-Primero llamaré a mis padres para explicarles que me salvaste de los secuestradores, no creo que te denuncien si ven que es esa la situación. – explicó el moreno, sacando su teléfono móvil. – Y después nos iremos bien lejos, donde nadie más pueda molestarnos.

 

Mientras Sasuke llamaba, a Naruto se le ocurrió una pregunta que hacerle.

 

-Oye, Sasuke… ¿es cierto que no sabes el número?

 

Sasuke encogió los hombros, en señal de que no sabía nada. Luego empezó a explicarle por teléfono a su familia como el heroico Naruto había peleado contra los cuatro miembros de la banda y le había rescatado de las garras del malvado Kiba (exagerando y cambiando un poco los hechos, obviamente).

 

-Sasuke, te amo. – aseguró Naruto, cogiendo la mano del moreno mientras esperaban que les viniesen a buscar.

 

-Yo también, Naruto. – ambos sonrieron.

 

 

 

 

 

 

Ambos se habían quedado a solas en una de las habitaciones de la casa. Después de haber dado su testimonio a la policía – y de haber aclarado y perdonado lo que había pasado con Naruto – ambos habían dicho que estaban cansados y que querían dormir. Lo cierto es que al día siguiente partirían en busca de aventuras. Recorrerían mundo y sonreirían solo por estar el uno junto al otro.

 

-¿Estás ansioso por mañana? – preguntó Naruto, sentado en la cama al lado de Sasuke. Éste asintió.

 

-Pero quiero hacerlo. Quiero irme contigo.

 

Naruto sonrió y se acercó a su rostro para besarle.

 

-¿Podemos hacerlo? – ronroneó cariñosamente el rubio. Sasuke sonrió y pasó sus brazos alrededor del cuello de Naruto, tumbándole encima suyo en la cama.

 

-Tengo muchas ganas de hacerlo.

 

Ambos empezaron con caricias y besos, que fueron tornándose más ansiosos y necesitados, hasta el punto en que ambos restregaban su cuerpo contra el otro en busca de un contacto más burdo. La lengua de Naruto dejó la boca de Sasuke para empezar a bajar por su cuello, a dar lengüetazos grandes y pequeños mordiscos. Sasuke gemía de placer y empezó a sacarse la camiseta, mostrándole más piel al rubio.

 

Naruto sonrió ante el descaro de su compañero y se sacó su propia camiseta, tirándola lejos. Sasuke rió por el movimiento tipo cowboy que había usado Naruto para lanzarla, como dando vueltas en su mano hasta ser propulsada.

 

Enrolló sus piernas alrededor de la cintura del rubio mientras se sacaba el pantalón y la ropa anterior. Naruto había acabado de besar su cuello para empezar a morderle los pezones, excitándole de sobremanera y poniéndoselos erectos. Iba a volver a subir al cuello cuando se fijó en el detalle de que Sasuke llevaba un collar colgando del cuello.

 

-¿Y esto? – preguntó.

 

-Me lo dieron mis padres al nacer. – aseguró, acariciando el collar con los números 2 3 4 5 9 8 2 9 grabados en él. – No sé lo que significa. – explicó.

 

-Significa que tú sí tenías la clave de la caja fuerte. – rió el rubio, pero no le dio tiempo a Sasuke para sorprenderse, porqué él ya se estaba desabrochando el pantalón y liberando su erecto miembro de su ropa interior.

 

Sasuke cogió un potecito de lubricante de su mesita de luz y se lo mostró a Naruto con descaro.

 

-Lo tengo desde que me enamoré de ti, por si algún día lo necesitábamos. – explicó, haciendo sonrojar al rubio. – Me avergonzó mucho pedírselo a la farmacéutica.

 

-Me lo puedo imaginar. – rió. – A mí también me avergonzó mucho comprárselo a la farmacéutica cuando me enamoré de ti…

 

Ambos siguieron con los besos hasta que finalmente Sasuke se giró, enseñándole su trasero a Naruto. Con las manos se separó las nalgas, enseñándole su dulce abertura rosa a Naruto. Éste se relamió y empezó a verter lubricante sobre su entrada, metiendo sus dedos en el interior de Sasuke para preparar bien el orificio.

 

Su dedo pulgar entraba y salía repetidas veces, haciendo inquietar un poco a Sasuke. Finalmente, Naruto empezó a introducir el dedo índice y corazón, llegándole más profundo. Los metía y los volvía a sacar en un movimiento perfecto, provocando la excitación de Sasuke, quién movía sus caderas al ritmo del vaivén.

 

-Joder, Naruto, me estás poniendo más cachondo todavía… - se quejó.

 

-No te preocupes que cuando te poca mi pequeño Naruto vas a estar más cachondo todavía. – rió.

 

Finalmente puso lubricante en su miembro y separó las nalgas de Sasuke, situando la punta de su pene en la entrada un poco más dilatada y preparada de Sasuke.

 

-¿Estás preparado para recibirme en tu interior? – preguntó con una sonrisa Naruto. Como respuesta, Sasuke acercó sus caderas al pene de Naruto.

 

Y así, éste comenzó a entrar.

 

Costaba un poco a causa de la virginidad de Sasuke, pero era totalmente placentero. Poco a poco fue profundizando en el recto del moreno hasta que sus huevos rozaron las nalgas de Sasuke. Ambos emitieron un gemido de placer. Naruto salió poco a poco y volvió a entrar, un poco más rápido. Salió por tercera vez y le embistió fuertemente, sacando un grito de placer absoluto de los labios de Sasuke. Naruto se fijó entonces en que el moreno sujetaba fuertemente las sábanas y que estaba mordiendo la almohada para evitar ruidos más fuertes.

 

-¿Te gusta? – preguntó, embistiendo lentamente de nuevo.

 

Sasuke iba a decir algo, pero una nueva embestida dura y fuerte le quitó las palabras de la boca y las intercambió por otro grito de placer imperioso. Naruto le estuvo embistiendo en esa posición un poco más hasta que se cansó de no sacar más que gemidos de Sasuke y le giró, quedando el moreno mirándole a la cara.

 

Sasuke estaba completamente sonrojado. Sus ojos estaban acuosos y parecía no poder respirar bien. Un hilo de saliva le caía del labio. Ante tal visión, Naruto se sintió un poco más seguro y empezó a embestirle a un ritmo más rápido, sacándole gemidos más fuertes.

 

-Ah, ah, ah, ah, ah. – No fallaba. Con cada embestida conseguía uno de esos deliciosos gritos. Sin darse cuenta, Naruto también se vio gimiendo al mismo ritmo que Sasuke.

 

Cuando ambos se habían acostumbrado a esa postura, el rubio se levantó y acercó a Sasuke hacia el final de la cama, quedando él de pie y Sasuke con el ano cercano al borde, preparado para ser penetrado de nuevo.

 

-Joder, eres un hiperactivo. – susurró sonriendo Sasuke. - ¿Es que no puedes estar en una misma postura durante más de dos minutos?

 

-Me gusta darte en distintas ocasiones. – contestó Naruto. Entonces, sin previo aviso, cogió a Sasuke de la cadera y siguió embistiéndole, provocando crujidos bastante fuertes en la cama. Sasuke estaba ya que no podía más y finalmente eyaculó ante un grito de placer.

 

Naruto, quién todavía no había eyaculado, le giró, quedando ahora Sasuke contra la sábana, y siguió embistiéndole.

 

-Na…Naruto… Due…le… - susurró el moreno, mostrando su miembro no erecto. Naruto sonrió y siguió embistiéndole. Sasuke estaba a punto de girarse para pegarle por el dolor que le estaba causando cuando Naruto acertó y chocó contra su próstata. Sasuke gritó de nuevo y su miembro se puso inmediatamente erecto de nuevo.

 

Naruto embestía fuertemente contra el cuerpo de Sasuke, quién, cansado, se limitaba a dejarse hacer sobre la cama, gimiendo por cada roce o toque del divino miembro que poseía su compañero. Sin saber como, descubrió que estaba babeando y su saliva yacía en la sábana, dónde también vio rastros de semen de su recién eyaculación.

 

-¿Decías? – preguntó burlón Naruto.

 

-Na…da…

 

Cuando finalmente las embestidas de Naruto empezaban a ser dolorosas a causa del roce con su irritada entrada, por fin vino el orgasmo. Y por partida doble. Naruto eyaculó por fin, en su interior. Al notar como un líquido muy caliente se abría paso en su interior, Sasuke eyaculó inmediatamente.

 

Naruto aprovechó entonces para estirarse encima de la cama a descansar.

 

-Eres un bestia… - susurró Sasuke, con una sonrisa cansada. Intentó moverse en la cama pero la sustancia blanca de Naruto se empezaba a escurrir por sus piernas. Naruto le ayudó a limpiarse después de descansar un poco y reponer fuerzas y ambos continuaron con otra ronda.

 

Esa noche fue muy larga.

 

A la mañana siguiente, bajaron a desayunar algo y encontraron una pequeña nota de Itachi.

 

Papá y Mamá están en el trabajo y yo me he ido a la universidad, así que estáis solos en casa. La próxima vez que se os ocurra tener sexo, pensad en los demás, quiénes queremos dormir. No seáis tan escandalosos.

 

Te quiere, Itachi.

 

PD: El lubricante está muy bien pero la próxima vez, usad también condón.

 

PD2: Creo que hoy partís en busca de nuevas aventuras, ¿verdad? Acordaos de mí y enviadme alguna postal.

 

PD3: Naruto, como le pase algo a Sasuke, te dejo sin esos preciosos cojones de zorro en celo que tienes.

 

Sasuke sonrió ante la nota (aunque a su compañero rubio no le hiciera ni puñetera gracia). Dejó el collar con la clave encima de la encimera y se fueron a vestir y a hacer las maletas. Cogieron un poco de dinero y se besaron antes de salir de la casa. Partieron en busca de nuevas aventuras.

Notas finales:

Hasta aquí. Espero que les haya gustado mi humilde oneshot, lo he intentado hacer lo mejor que he podido ^///^

¿Qué les ha parecido este Kiba loco/desquiciado? Ô.ÓU

Espero vuestras opiniones o comentarios en reviews, si no es molestia :)

¡Muchísimas gracias por leer!

PD: Es un oneshot, así que este es el único capi y éste es el final xD


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