Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor Verdadero por Aiko_Amane

[Reviews - 70]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bueno un nuevo FF!

Espero que os guste y que disfruteis ^.^

Notas del capitulo:

Primer capi!

A disfrutar!

Era un día de clase como otro cualquiera, no tenía ganas de ir y tener que ver al pelo grasiento en la clase de pociones ni tener que lidiar con ningún alumno de Slytherin pero era mi obligación acabar los estudios. Después de vencer al Lord Oscuro, no pudimos volver a dar clases pues el comienzo de la guerra vino rápidamente sin ningún aviso por lo que tuvimos que empezar el año siguiente y aquí estábamos. Las cosas no habían cambiado mucho por aquí, bueno aparte de que ya no me tengo que preocupar de que algún loco con complejo de Dios y un poco (mucho) egocéntrico me quisiera matar, las peleas y los favoritismos seguían siendo igual que siempre. Tras la muerte de Dumbledore, Minerva Mcgonagall tomo la dirección del colegio pero aún continuó siendo la jefa de la casa Gryffindor y aunque eran dos ocupaciones muy difíciles y aún más con los problemas que le dábamos tenía la ayuda del retrato de Dumbledore que se encontraba colgado en su oficina, seguía teniendo esa mirada suave y esa sonrisa cariñosa que era tan característica de él por no hablar de sus caramelos de limón que ahora que no le hacían daño a su salud, los comía día, tarde y noche. Luego de la guerra quedé muy debilitado, tanto que me pasé dos meses en San Mungo de los cuales casi medio mes estuve en coma hasta que mi magia volvió y pude recuperarme con normalidad ya que esta había restaurado la mayoría de las heridas al volver. Cuando estuve completamente sano me dieron el alta pronto volví a pensar si era verdad que estuviera completamente recuperado o si todavía seguía teniendo algún golpe en la cabeza pues en la puerta, el hombre que se encontraba allí para llevarme a mi casa era ni más ni menos que Sirius Black. Creí que era una ilusión o hasta que me había vuelto loco pero cuando me abrazó y sentí su calidez y esa tranquilidad que siempre me daba cuando necesitaba consuelo supe que de alguna manera que escapaba a mi inteligencia que estaba vivo. Resultó que en la pelea en el ministerio, cuando Bellatrix le lanzó la maldición asesina él había conseguido conjurar un protego pero eso no evitó que trastabillara hacia atrás debido a la velocidad con que le había rebotado el hechizo, llegando a casi caer por el velo de la muerte pero antes de que eso pasara Voldemort se lo había llevado haciendo que apareciera en su mansión y encerrándolo en las mazmorras para que yo creyera que había muerto y así cuando actuara por la ira y la venganza poder manejarme mejor. Lo habían encontrado cuando los aurores registraron la mansión en busca de los mortíferos restantes. Muchos de ellos están en Azkaban pagando su sentencia, otros murieron peleando en la guerra y los que quedaron libres se descubrió que era espías que había enviado Dumbeldore para conocer los planes del Lord. Como fue el caso de Snape o incluso de los Malfoy.

Desde que se descubrió que Lucius Malfoy era un espía de la luz quedó inmediatamente libre de cargos de traición al igual que los Zabini, los Parkinson y muchas de las familias que estuvieron involucrados con ellos y claro que se consideró una gran ayuda por parte de Narcissa Malfoy el que le mintiera a Voldemort sobre mi muerte dándome la oportunidad de acabar con él horas más tarde. Pero aun después de todo eso seguían siendo los mismos Malfoys de siempre, egocéntricos, narcisistas y con un complejo de superioridad más grande que su propia mansión.

Me levanté y me estiré, notaba todos los músculos tensos aunque no me extrañaba ayer habíamos tenido un duro entrenamiento de Quidicht, me dirigí directamente hacia el baño, por el camino me di cuenta que ninguno de mis compañeros con los que compartía habitación se habían despertado aunque no era nada nuevo pues siempre nos gustaba aprovechar el tiempo lo máximo posible cuando se trataba de dormir. Cerré la puerta al entrar y me quité mi pijama azul, vi que extrañamente me quedaba grande pero pensé que eran cosas mías por lo que no le di importancia y entré a la ducha. Encendí el agua caliente y la fría por igual y me metí debajo de la regadera y levanté mi cara disfrutando del momento, el agua caía sobre mi cuerpo con un efecto relajante inmediato, bajaba por mi cara mojando por el camino mi larga melena, luego por mi cuello y clavícula, resbalando por mis senos hasta llegar como una suave caricia hacia mi cintura y lueg…

…¿senos?... ¿larga melena?... ¿pero qué?

Abrí mis ojos pero no me atrevía a mirar hacia abajo, pasé mi mano por mi vientre esperando notar los duros abdominales que había ganado debido al Quidicht pero lo único que noté fue un vientre plano, así que con todo mi valor Gryffindor miré hacia abajo y al segundo me arrepentí.

-¡¡¡AAAHHHHHHHH!!!- un grito agudo salió de mi garganta y corrí para mirarme al espejo sin importarme mi desnudez.

Reflejada en el espejo se encontraba una chica, miré detrás de mí estúpidamente esperando, rezando, necesitando que de verdad estuviera ahí y que lo que yo sabía no fuera verdad, pues esa chica definitivamente era yo. Volví mi vista al espejo y me inspeccione bien. Mi tez seguía con su moreno de siempre pero ahora tenía un brillo que me hacía destacar aunque eso no era lo único que lo hacía, mi pelo había dejado de ser un nido de ratas y ahora caía suavemente por mi espalda en una negra y brillante cascada hasta llegar por encima de mi cintura, unos pequeños mechones adornaban mi cara y un rebelde flequillo caía hacia un lado de mi frente con la intención de ocultar mi ojo. Mis ojos eran distintos pues al estar bordeados por unas largas, oscuras y espesas pestañas y enmarcadas por unas finas y bien delineadas cejas hacía que el verde claro de mis ojos, ya de por sí raro, destacara más todavía. Mi nariz se había hecho más pequeña y un poco más fina y mis labios que aunque delgados no dejaban de ser sensuales. Mi estatura, gracias a Merlín, era la misma de siempre pues después de haber tomado pociones proteicas y demás había recuperado le estatura que hubiera tenido de haber crecido en un ambiente “normal” y ahora media 1.80, mi estómago plano estaba acorde con mis finas curvas de reloj de arena y mis piernas eran dignas de una modelo pues eran largas, bien definidas y delicadas. Era el sueño húmedo de cualquier hombre. Y eso me tendría que hacer sentir bien salvo por el pequeño detalle de que la chica en el espejo no era yo, bueno si lo era pero no tendría que ser así. Lo que más me asustó fue que al subir mi mirada descubrí que no lo había visto todo porque mis ojos se detuvieron en mi pecho donde se encontraban dos enormes y redondas…Mi ojos se abrieron como platos al llegar a una conclusión y sin más tardar llevé mi manos a mi entrepierna y…

-¡¡¡AAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH!!!. NO ESTÁA!!! NOOO!!!- grite  con mi aguda y aunque estaba elevando mi voz seguía siendo dulce.

-¡¡¿Harry, que te pasa?!!, ¿Qué tien….- Ron que en ese momento había entrado corriendo debido a mis gritos se quedó sin habla y paralizado mirando…mirando mis pechos así que rápidamente crucé mis piernas y me cubrí mis senos con mis brazos.

-¡Ron, has el favor de apartar la vista!- dije un poco nervioso.

-Eh?... Oh, si.. perdón… yo… Harry?- me miro, esta vez a los ojos, confundido.

-Si, soy yo…- pero otra voz me interrumpió y no pude más que maldecir a mi suerte porque en ese momento entraron los demás de mis compañeros.

Y ahí estábamos yo, desnudo…da…do, oh! lo que sea, y Ron, Neville, Seamus y Dean con los ojos abiertos como platos y mirándome de forma…¿lasciva?. Pillé mi bata y me la puse por encima cerrándola y cubriéndome completa antes de virarme hacia ellos y mirarlos enfadados

-¿Se puede saber quién me ha hecho esta bromita?- les dije pues esto tenía que haber sido una broma de alguno de ellos.

-¿Bromita?, espera un momento ¿se puede saber quién eres tú y que haces en los dormitorios de los chicos?- preguntó un Neville sonrojado.

-Pues a mí no me importa- dijo Seamus que todavía no me quitaba ojo de encima ni tapada y eso hacía que me sonrojara.

-¡¡¡Seamus!!!- dijeron los tres restantes con voz de reproche.

-¿Qué?- dijo este con voz y cara de inocencia, la única cosa que no tenía

-Si –volví a hablar- primero, si, una broma porque esto tuvo que hacerlo uno de ustedes, segundo, soy Harry y tercero estoy aquí obviamente porque es mi habitación y ahora me va a decir quién me ha hecho esto?- pregunte cada vez más furiosa…so.

-Entonces si eres tú, Harry- dijo Ron volviendo a hablar- es increíble pero te puedo asegurar que nosotros no hemos tenido nada que ver.

-¿Y entonces que pasó?- pregunté.

-¿Tal vez algún Slytherin?- Dijo Seamus apagando su modo pervertido y volviendo al modo amigo.

-No lo creo, aunque hemos discutido, no ha pasado a mayores, solo hemos tenido eso, palabras.- y eso era verdad, aunque gritábamos mucho nunca nos lanzábamos hechizos o llegábamos a los puños. – Y tampoco hemos tenido clases que impliquen crean una poción o hechizo para cambiar de género a las personas-. Y en ese momento vi como Dean, que había estado callado en todo momento se ponía pálido y se notaba debido a su tez oscura.-¿Dean, sabes algo?- pregunté utilizando mis armas de mujer…quiero decir de Slytherin.

-¿Y-yo...?- preguntó tartamudeando.

-Si, tú.- puse una sonrisa en mi cara y me fui acercando poco a poco mientras que por el rabillo del ojo vi como los demás se iban alejando mientras el color desaparecía de su cara.

-Bu-bueno, puede que tenga algo que ver pero te juro que fue sin querer, Harry, yo no quería…

-¿No querías qué, Dean?

-Bueno, ayer como castigo por el accidente con el caldero de Neville, Snape me obligó hacer una poción que hacía no sé qué y creo que tú te la bebiste por error anoche en vez de tu poción revitalizante.

-¿Y dónde está el antídoto?- pregunte esperanzado

-Pues, no sé yo solo hice la poción…

-Noo, esto no me puede estar pasando, esto tiene que ser una pesadilla- dije dando vueltas por la habitación sin poder estarme quieto.

-¿Bueno… – Neville se aclaró la garganta- porque no primero terminas lo que estabas haciendo mientras nosotros buscamos a Hermione y le pedimos ayuda?- dijo intentando no mirarme pero yo había visto su sonrojo y entonces me acordé de que me estaba paseando por una habitación solamente con una bata mientras que debajo me encontraba desnuda delante de cuatro chicos y aunque eran mis amigos yo seguía siendo una chica.

-Sí, será mejor que me vista- me di rápidamente la vuelta para irme al baño pero podía sentir las miradas fijas en mi cosa que hizo que me estremeciera. La única ropa que tenía era el uniforme masculino así que sin más remedio me lo puse y aunque de largo me quedaba bien de ancho era enorme. Cogí el cepillo y lo deslice lentamente por mi melena y vi que era extrañamente suave y relajante, además no era muy difícil de peinar puesto que ya estaba casi del todo seco. Cuando salí estaban todos de nuevo junto a una Hermione vestida con el uniforme mirándome.

-Así que es verdad, eres una chica- y sin poder aguantarlo empezó a soltar risitas intentando no reírse a carcajadas.

-Yo no le veo la gracia, Hermione, no sé qué ha pasado y necesito tu ayuda, no puedo ir por el castillo así.

-Tienes razón, Harry. Lo siento- dijo ella limpiándose las lágrimas que se le habían escapado de los ojos. –Primero tenemos que ir a hablar con la directora y saber si ella nos puedes ayudar y si eso no funcionara no tendríamos más remedio que ir a hablar con Severus.

-Preferiría que no llegáramos a eso, cuanta menos gente me vea así será mejor.

Nos encaminamos al despacho de Minerva, yo en el centro rodeado por Ron, Dean, Seamus, Neville y Hermione que encaminaba la marcha, todos nos miraban curiosos intentando  averiguar quién era la persona que estaba en el medio, ¡¡ Ja !!, si supieran que era yo me encantaría ver la cara que se les queda. Llegamos hasta la estatua de la gárgola lo que indicaba la entrada al despacho y luego de decir la contraseña llegamos hasta la puerta y tocamos.

-Adelante- nos dijo Minerva.

Entramos y nada más poner un pie dentro los ojos de Minerva se posaron en mí y levantó una de sus cejar en una pregunta silenciosa.

-Directora, necesitamos su ayuda- le dijo Hermione.

-¿Sobre qué necesitan mi ayuda?- le respondió esta pero sin apartar la mirada de mí.

-Es Harry, Directora, ha tenido un… pequeño problema y necesitamos que nos dé una solución- enseguida rompió el contacto conmigo y miró a Hermione.

-¿Dónde está?¿Que la ha pasado?- preguntó enseguida y poniéndose de pie inmediatamente. Yo armándome del valor Gryffindor me adelanté y me coloqué frente a la mesa.

-Estoy aquí y lo que ha pasado es que ahora soy una chica- Mcgonagall volvió a fijar su mirada en mi pero esta vez estaba sorprendida.

-¿Pe…pero qué?

-Es culpa mía- la interrumpió Dean- El profesor Snape como castigo me hizo hacer una posición que todavía no hemos dado por lo cual no se cual es ni sus efectos, cundo termine de hacerla la puse en la estantería con las demás y creo que el profesor se la dio a Harry por equivocación en vez de una revitalizante.

- Mira que ponerla con las otras cuando no sabes lo que era- rio Seamus

- Fue sin querer yo…- empezaron a discutir hasta que la directora se cansó.

-¡Silencio! Hablaré con Severus ahora mismo y que haga el antídoto. Hermione, ayuda al señor Potter a vestirse acorde a su…género y vayan a clases ya os comunicaré cuando haya noticias.

-Pero directora ¿Quién diré que soy o que pasó?- dije preocupado.

- Diremos la verdad, que tuviste un pequeño percance en clase de pociones y por eso cambiaste. Lo siento Harry, no podemos decir que eres un familiar tuyo porque todo el mundo sabe que eres el último de la estirpe Potter y tampoco de los demás pues no te pareces a ninguno.

-Lo entiendo- y lo hacía pues era totalmente la verdad, todos conocían a mis amigos y sabían que tanto los Granger, los Finnegan y los Longbottom solo habían tenido un único hijo sin más familia, los Weasleys pálidos y pelirrojos  además de que eran conocidos como para integrar un nuevo miembro de repente y pues de Dean ni hablemos.

Salimos del despacho hacia las mazmorras al cuarto de las chicas, bueno Hermione y yo porque le había cerrado la puerta en las narices a los chicos cuando intentaron entrar.

-Bien, toma, ponte esto- dijo tendiéndome, rato después de buscar por lo cajones, uno de sus uniformes. Lo cogí reticente y me fijé que eran una falda a cuadros roja y dorada con la blusa blanca característica y el polo con el escudo de Gryffindor en la parte superior izquierdo y entre todo eso un…

-No me pienso poner esa cosa, Herm- dije poniendo los ojos como platos y un pequeño rubor se extendió por mis mejillas.

-¿El qué?- fijo su vista en el mismo lugar que yo y dijo- Oh! Vamos Harry, ahora eres una chica, tendrás que usar un sostén.

-Pero yo…

-No te preocupes yo te ayudaré a ponértelo si es lo que te molesta- me interrumpió.

Tenía vergüenza de desnudarme delante de Hermione pero éramos chicas, al menos yo por ahora, por lo que poniendo la ropa encima de la cama empecé a quitarme lo que llevaba puesta para cambiarme. Mientras estaba en ello mantenía mi mirada fija en la ventana pues no me atrevía a echarme un vistazo, que no vi que Hermione me miraba hasta que me quite la camisa.

-¡Vaya! Creo que vas a necesitar ehm…un sostén más grande- enseguida apuntó su varita hacia el aumentando el tamaño del sostén- Bien, creo que ahora sí, lo primero que tienes que hacer es meter las manos por cada uno de los tiros y luego amoldas cada óvalo de la prenda en tus pechos y para terminar te lo abrochas con esta tranca en la espalda- mientras me lo explicaba lo iba haciendo, cuando terminó lo tenía colocado lo que hacía a mis pechos más voluminosos cosa que me hacía sentir raro e inquieto. Me terminé de colocar el resto del uniforme y me miré en el espejo. La ropa me quedaba como un guante, la falda aunque un poco más corta debido a mi alta estatura me llegaba un poco más abajo de la mitad del muslo, la blusa y el polo se adaptaban fantásticamente a mis curvas. Lo único que tuvimos que agrandar fue la ropa interior y los zapatos.

- Bueno ya está, ahora deberíamos ir a desayunar o se acabara la hora- pero antes de salir por la puerta, Hermione me agarró del brazo y me senté en un taburete delante de su tocador.

- No hemos acabado, hoy es tu gran “debut” por así decirlo y tienes que estar hermosa.

- ¿Se puede saber porque me quieres hacer esto a mi si ni siquiera lo haces para ti?

- Por qué no quiero que a Ron se le suba el libido a la cabeza tan pronto quiero dejarlo con la boca abierta algún día y que sepa lo que tiene a su lado.

- Je, eres mala ¿eh?- dije con una sonrisa apareciendo en mi rostro.

- A veces y ahora estate quieto.

Me quedé inmóvil y dejé que Hermione hiciera su “magia”. Notaba los pequeños tirones para luego sentir las brochas y algo frío, que supuse que era maquillaje, aplicado a mi cara.

- Bueno ya está- dijo con tono satisfecho.

Abrí mis ojos y era, metafóricamente hablando, otra. Hermione había peinado mi larga y oscura cabellera haciéndola más lisa de lo que era. Desde la altura de mis ojos, a cada lado de mi cara, salían dos pequeñas trenzas espigas que se unían entre sí en la parte posterior y bajaban por mi espalda, en mi frente el flequillo estaba peinado hacia el lado izquierdo pero caía delicadamente ocultando una parte de mi ojo. El medio recogido era simplemente hermoso. Y el maquillaje era, aunque sencillo, impresionante. Había delineado mis ojos en una estilada raya negra terminando a lo largo de mi ceja dándole a mis ojos un tono profundo, sombra de ojos dorada un poco difuminada extendiéndose por mis dos párpados, me daba un toque cálido destacando y aclarando mi mirada, mis pestañas, alargadas por un poco de rímel los enmascaraba, brillante y transparente gloss decoraba mis carnosos labios y para terminar un leve rubor natural cubrió mis mejillas.

-Wouu!!- no me salía otra palabra y aunque llevara maquillaje y al principio me molestaba pero luego de ver el trabajo terminado me alegraba  que Hermione no me hubiera hecho caso, aunque la mayoría seguro que se me quedaba mirando pero a mi solo me importaba una persona y me fijaría y él el primero.

- Ni que lo digas, esto supera mis expectativas, ¡Es genial!- dijo dando saltitos de alegría.

- Si, aunque me sigo preguntando si he hecho bien en ponerme todo esto, sabes que no me gusta llamar la atención, ¡Y ahora todo el mundo me va a mirar!- dije aumentando mi nerviosismo.

- Y uno en especial- me pareció que dijo Hermione pero no la pude escuchar muy bien

-¿Dijiste algo?

- Eeeh… nada, venga vámonos que llegaremos tarde.

Salimos apresurados hacia el comedor y a medida que me iba acercando iba caminando más seguro de mí mismo. Ahora solo me podría importar el cómo podría volver a ser como antes lo que dijeran los demás tendría que esperar. Justo cuando iba a entrar y afrontar lo hechos alguien me llamó.

-Señor Potter- Me viré y ahí estaba la directora- he hablado con Severus y creo que no tengo buenas noticias.

-¿Qué ha dicho, Directora?- pregunto Hermione pues luego de oír eso me había quedado mudo.

- Esa poción no tiene antídoto- y ahí mi mundo se volvió a caer en pedazos.

-¡¡¿Qué?!! ¡¡Como que no tiene antídoto, eso es imposible!!- grite sin importarme que los del comedor empezaran a salir y se quedaran viendo el espectáculo.

-Eso es lo que he dicho, esa poción no tiene antídoto. Hemos buscado en todos los libros posibles tanto Severus como yo y no hemos encontrado nada. Pero no se preocupe seguiré buscando y ya vuestro profesor esta intentando crear un antídoto, solo es cuestión de tiempo.

-¡¡¡Como que cuestión de tiempo pero yo…!!

- Baje la voz señor Potter, estamos haciendo todo lo que podemos.

Y en ese momento exclamaciones de sorpresa se escucharon alrededor nuestro y me di cuenta que Mcgonagall había dicho mi nombre delante de todos y ahora lo sabían. Todos tenían los ojos abiertos como platos y la boca no se quedaba atrás, miradas incrédulas y de sorpresas predominaban pero también había miradas de lujuria y si no poco a poco se iban cambiando a esta última. Me olvidé de los demás y me puse a buscar la que yo esperaba, busqué y busqué hasta que la encontré. Ahí, detrás de mí mirándome con esos ojos de plata liquida que me derretían, su boca abierta por la sorpresa, su respiración agitada, su mirada hambrienta la cual me daba esperanza, se encontraba Draco Malfoy en primera fila examinándome de arriba abajo cosa que hizo que mis mejillas se pusieran como la luz de un semáforo. Lo miré a los ojos y le di mi mejor sonrisa cosa que hizo que se atragantara. Sabía el efecto que tenía en él ahora y lo iba a aprovechar, después de tres años de amarlo en secreto esta era mi oportunidad.

¡Prepárate Draco Malfoy, porque serás mío!

Notas finales:

Espero que os haya gustado.

Espero sus Reviews a ver que os parece ^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).