- Lo siento Deidara, ya no podemos estar juntos. No quiero que me vean con un bastardo homosexual, te desprecio. Soy un Uchiha, no basura. Aléjate de mi y no me busques. Adiós….
Veía como se alejaba, como lentamente desaparecía de su vista y de su vida. Nada tenia sentido, estaba en shock. Jamás hubiera creído posible escuchar esas palabras de la persona que hacia tan solo 3 días le había jurado amor eterno y solo hacia una noche le había regalado el mejor momento de su vida…
- No… espera. Itachi espera!!!!- quiso gritar pero no pudo. El nudo en su garganta le impidió hablar, tan solo le salio un balbuceo inentendible. Las lágrimas corrían veloces hacia el piso, nublándole la vista, impidiéndole ver como Itachi se perdía en la lejanía. Quiso correr, seguirlo…. No tuvo excito, las piernas no le respondían. Su mente le decía una cosa, su cuerpo no le dejaba y así tristemente se quedo viendo como aquella persona que tanto amaba terminaba de desaparecer dejándolo vacío….
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No podía creerlo… en verdad había dicho aquello? De verdad había sucedido? Había tirado todo su amor por la borda? Imposible… tenia que ser un sueño... un mal sueño… una pesadilla… alguien, quizás alguna fuerza sobrenatural había visto sus miedos, sus temores y le estaba jugando en contra, pero porque? Si el realmente lo amaba…. Paro en seco, quiso volver sobre sus pasos a buscar a su adoración pero algo se lo impidió… miedo? Si…. Era miedo, tenia miedo de lo que le dijera Deidara y como no temer después que lo llamo basura y le dijo que lo despreciaba? No podía aspirar a que el otro lo recibiera con los brazos abiertos como si no hubiera pasado nada. Había algún motivo por el cual dijo eso? Estaba seguro que algo había, pero que era? No recordaba nada, solo tenia una imagen en su cabeza… la imagen de un par de ojos hermosos que perdían brillo, de un par que de un segundo al otro eran ciegos, unos ojos que ya no tenían nada que ver, morían… morían al saber que la cosa mas valiosa que poseen se perdía…. Derrota, eso fue lo que vio en Deidara. No podía hacer nada, el daño estaba hecho. Se sentía escoria… no, ni a eso llegaba. Se sentía como una enfermedad, algo que nadie quiere ni desea, que no sirve de nada. Que había pasado con su orgullo? Él… el gran Uchiha Itachi, orgulloso capaz de llevarse el mundo por delante, esa persona fría como el hielo, insensible a la vista de los demás… estaba llorando? Si… así lo delataban aquellas gotas de humedad que recorrían su perfecto rostro… no sabia a donde iba, se movía por inercia, sus pies lo llevaban.. a donde? No tenia idea pero no le importaba, quería alejarse de ahí, de aquella calle, de ese bar que tanto recuerdos le había dado… de Deidara… cabizbajo y sin mirar por donde iba cruzo la calle…
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Estaba apurado, llegaba tarde a su trabajo y ese día era el mas importante. Finalmente su jefe lo ascendía, solo tenia que presentar u proyecto ante el director y algunos de los miembros mas importantes de la empresa, si lo aprobaban seria jefe de redacción, sino seguiría en ese apestoso cubículo quien sabe por cuanto tiempo mas y eso el no lo soportaba. Quería el puesto de jefe por el bien de el y el de su familia. Necesitaba el dinero, tenia deudas y apenas para comer el y sus hermanos y lo peor de todo su padre…aquella persona que los abandono cuando ellos eran pequeños dejándolos a su madre y hermanos en la miseria, ahora aparecía nuevamente… para que? No estaba seguro, pero conociéndolo, no tardaría en enterarse, de eso estaba seguro…. Su celular empezó a vibrar, tenia la certeza que era su hermano que lo llamaba para desearle suerte. No quería atenderlo, estaba manejando y no haría locuras conduciendo tan rápido, pero el insistente aparato no dejaba de sacudirle el bolsillo del traje, desganado bajo la vista para atender la llamada. En ese momento perdió el control, el auto empezó a descarrilar, llego a levantar la mirada para frenar cuando un ruido extraño le llego. Lo que alcanzo a ver fue un hombre de cabellos negros y bastante largos que pasaba por encima del techo de su auto para aterrizar varios metros detrás de el. Desesperado piso el acelerador y se alejo haciendo que en la escapada las cubiertas rechinaran, dejando una estela de humo blanco, sin saber si el hombre que acababa de atropellar seguía vivo o si estaba muerto…