Vasta con mirarte para que empiece a arder mi corazón, para que tu fuego me llene el cuerpo de pura pasión. ¿Qué se supone que deba hacer? No puedo evitar sentir esa electricidad y sensación tan adictiva cuando acaricias mi cuerpo. Esas sensaciones tan placenteras que solo ciento contigo.
-mmmgh… ¡Ah!-gimió el chico rubio mientras era penetrado por el de cabello negro.
-ghn… eres tan estrecho-dijo con voz ronca el morocho mientras comenzaba un leve vaivén.
No podía evitarlo, simplemente una mirada tuya me hacia caer en tus redes y no podía evitar ceder ante ti. Siempre acababa complaciéndote. No podía evitarlo.
-¡m-más!-grito inconcientemente el rubio.
El otro simplemente sonrío y le complació, aumentando la velocidad y la profundidad, haciendo que el otro gimiera con más fuerza.
A pesar de que me lastimaba saber que el único que sentía amor por el otro entre los dos era yo, que para ti esto simplemente era sexo y nada más.
El ambiente estaba caliente, sus cuerpos estaban sudorosos y las embestidas se hacían cada vez mas profundas, frenéticas, fuertes y rápidas. Pronto llegarían al clímax.
-m-me ven…Ah!-intento decir Tamaki, pero su orgasmo le llego, viniéndose entre los dos
Kyoya ya no pudo mas tampoco, esa entrada le apretaba tan deliciosamente que termino viniéndose también, dentro de su… amigo. Los dos respiraban frenéticamente, intentaban regular su respiración. Poco a poco el azabache salio del rubio, y con algo de indiferencia ante tal acto, ambos de vistieron y arreglaron. Salieron de aquel pequeño cuarto y cada uno se fue por su lado.
Las clases y las actividades del club ya habían terminado y todo se encontraba en un sepulcral silencio, que ninguno de los dos se molesto en romper de nuevo. Mientras Kyoya se marchaba por su lado, bastante feliz y complacido, Tamaki se iba por el suyo, dolido y triste. Se debatía internamente, no quería, quería, y al mismo tiempo no. De un momento a otro el rubio acelero el paso, hasta correr. Siempre era lo mismo, huía del lugar de los hechos y al día siguiente se trataban como si nada hubiera pasado jamás, y después de el Host Club lo mismo. Se sentía usado. Se subió a su limosina y se fue a su casa.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Todos en el Host estaban preocupados, incluso las clientas, todos miraban de reojo a su señor, que había estado sentado en la ventana, mirando através de ella, a un punto de la nada en el cielo. Tenía un rostro y mirada melancólica, que hacia que se viera más serio y hermoso ante la vista de todos. Aun que Kyoya intentaba ignorarlo, pegando la vista al computador que tenía enfrente, no podía negar que esa imagen le atraía y preocupaba a la vez.
-Anda, Haruhi, sabes que tú eres su favorita-insisto Hikaru.
-Cierto, Cierto-apoyo Kaoru
-anda, Haru-chan-suplico Honey con carita de borrego.
-soy débil…-susurro la chica con una gotita estilo anime en la nuca mirando la carita que le ponía Honey.
A paso lento y silencioso, la castaña se acerco a su “Oto-san”, que estaba tan ensimismado en sus pensamientos que ni cuenta se había dado de su “hija”. Cuando estuvo suficiente cerca de el pensó en una forma de levantarle el animo. A su pesar, opto por “esa” “maravillosa” idea.
-Oto-san…-llamo la chica con voz afeminada y dulce.
-¿Qué pasa Haruhi?-pregunto sin mucho interés el King, sin prestarle mucha atención.
Todos se quedaron estáticos. Cualquiera habría asegurado que ante esa clase de llamado, el Tono hubiera saltado sobre su hija, dándole un abrazo asfixiante y rebosando de felicidad. Pero no fue así.
-esto sin duda es mas grave de lo que pensamos-susurraron los Hitachiin
-¿Qué fue lo que le abra pasado al tono?-pregunto Honey.
Ante eso, Kyoya solo lo miro de reojo, el tampoco sabia que era lo que pasaba exactamente. Haruhie lo miro, todavía algo sorprendida, pero con un extraño y rápido entendimiento.
-Oto-san, no te preocupes-dijo bajando la voz-todo se arreglara con Oka-san-susurro en su oído con una voz llena de cariño y comprensión silenciosa y misteriosa, por supuesto ella ya sabia, pero dejaría que ellos solo se las arreglaran.
Algo avergonzado por ser, de alguna extraña e inexplicable forma, descubierto y dolido, por que sabia que eso no podía ser.
-¿Seria por lo de ayer? no, no puede ser, por que desde hace tiempo que ya estábamos en lo mismo-razonaba en sus pensamientos el Rey de las sombras, algo preocupado-¿Y si de verdad es mi culpa?-en ese momento sintió una opresión en el pecho, su rubio le paso por enfrente sin pronunciar palabra, ni voltearlo a ver, ¿Pero por que?
Desde ese momento nadie vio de nuevo al rubio mientras duro el club, todos estaban muchísimo mas preocupados que antes, ¿Qué rayos le pasaba al Tono? Y aun que hubieran querido quedarse a esperarlo, todos tuvieron que irse a casa.
Cuando finalmente es club estuvo vacío, lenta y silenciosamente, el mitad Frances regreso a el, yendo directamente al piano, tenia ganas de tocar, de desahogarse. Había pasado toda la tarde reflexionando, pensando seriamente.
¿Por qué es que seguía así? Si tanto le dolía, ¿Por qué no paraba esto? Ah si, era demasiado idiota. Empezó a tocar: Moonlight Sonata. Desafiando al ritmo, la toco mas lento de cómo debería, intentando impregnar sus sentimientos en las notas.
Se sentía gran melancolía en el ambiente y en lo que tocaba.
¿Por qué hacia eso? ¿Por qué teníamos sexo? ¿Acaso el sabe lo que yo siento? ¿Lo ignora? ¿Por que? ¿Qué acaso no de da cuenta de que me hace daño? Bueno, yo tampoco debería quejarme, ya que yo sedo siempre. Pero… ¿Será que solo yo siento esto? ¿Acaso solo soy un entretenimiento? ¿Seré masoquista? No somos novios, nada, solo “mejores amigos”, es más, ni cuando tenemos sexo me a… me ah besado… Sintió como su corazón le dolía ante estos pensamientos ¿El me…amara?... Yo no se... ¿Debería decirle de eso?
Comenzó a llorar, estaba casi seguro que la respuesta a esa pregunta era no. Sus silenciosas lágrimas resbalaban por sus mejillas algo sonrosadas, pero no evitaban que siguiera tocando. Kyoya lo observaba desde las sombras, había regresado por que había olvidado unos papeles, y se sorprendió al escuchar aquella melodía. Había seguido al sonido hasta encontrarlo a el. Le dolía ver a su rubio así, pero ¿Qué se supone que aria si ni siquiera sabia por que estaba así? Se acerco lentamente a el, abrazándolo por la espalda, interrumpiendo aquella melodía. Quería reconfortarle, que supiera que el estaba hay para el… Las lágrimas del ojiazul se intensificaron, sentía un enorme nudo en la garganta, que le dolía tanto como el corazón. ¿Qué se supone que hacia Kyoya hay? ¿No se había ido ya? ¿Por qué lo abrazaba?
Se separo bruscamente del abrazo, mientras se apartaba de el y del piano, pegando la espalda a la pared y mirándole con cautela, recelo, miedo, curiosidad, dolor, tristeza y algo más. El azabache se sorprendió ante aquel movimiento del rubio, ¿Por qué hacia eso?
-¿No te habías ido ya?-pregunto, intentado indiferencia.
-Se me olvidaron unos papeles-le respondió el otro intentando acercarse
-solo eso…-susurro el King mirando al suelo.
-Tamaki, ¿Qué es lo que te pasa?-le pregunto acercándose a el mientras lo tomaba del mentón y lo obligo a mirarle a los ojos, sorprendiéndose ante la mirada dolida, triste y vidriosa del otro.
-¿Qué que me pasa? ¿Y a ti que te importa?-respondió de mala manera.
-Sabes que tu puedes decirme lo que sea, soy tu…-antes de completar la frase fue interrumpido por Tamaki.
-¡¿Tu mejor amigo?!-dijo con furia-¡Solo soy eso! ¿Verdad?-sintió como se le quebraba la voz y las lagrimas, que habían parado por un momento, volvían a salir de sus ojos, Kyoya lo miraba de una forma incomprensible para el-No, espera, también soy tu juguete, ¿No es cierto?-dijo con un notable dolor e ironía en la voz-ja, ja, ja-comenzó a reír pausada e irónicamente.
-No, tú no eres mi juguete-contesto el otro, con una mirada seria, que congelo al Tono un momento.
-¿A no? entonces, dime, ¿Por qué tenemos sexo depuse de clases? ¿Eh? No creo que sea por amor, ¿No? por que solo solos “amigos”-replico el mitad japonés con dolor, ironía y sarcasmo en la voz.
-Tamaki yo…-quiso intentar decir, pero fue interrumpido.
-¿Tu que? ¿No lo volverás a hacer? por favor, admitamos que no tienes a nadie mas con que descargar tu lujuria, ¿No? no podrás evitar hacerlo de nuevo, no puedes evitar usar a tu juguete favorito, Kyoya…
Antes de que siguiera diciendo una “Sarta de Estupideces” según el Rey de las Sombras, este lo jalo hacia el y lo abrazo con fuerza. Pero no era un abrazo tosco y enojado, si no que era una fuerza llena de ternura, amor y cariño, que dejo descolocado al otro.
-Escúchame bien y no me interrumpas-empezó a decir el de anteojos-yo TE AMO Tamaki, es por eso que hacia eso contigo-el otro iba a interrumpir, pero continuo-la primera vez que lo hicimos, pensé que te habías dado cuenta de los sentimientos que tenia hacia ti, no sabes que feliz era por eso-con una mano empezó a tratar de limpiar las lagrimas que caían cada vez mas rápido por las mejillas de su amado-me dolía verte triste, sin saber que yo era el causante de esa tristeza, y eh de decir que hay veces en las que solo las acciones no son suficientes para decirte cuanto te amo-y dicho esto le beso.
Era un beso tierno, lento, cariñoso, tierno, lleno de amor. En un principio el de ojos azules intento separarse pero, inevitablemente, callo de nuevo, correspondió lentamente al beso.
La escena simplemente era hermosa de ver. Haruhie los miraba atentamente através de la pantalla del portátil que le había regalado Hikaru con Internet incluido. Había instalado cámaras, regaladas por Kaoru, no quería perderse los hermosos momentos de sus padres. Sonrío con ternura y cerro su portátil, debía dejarles a solas, además de que era tarde y ya vería después el video.