Sostenía su mano firme entre las mías, no quería soltarlo, sentía que si lo hacía me lo arrebatarían de repente, su rostro pálido, un tono morado adornaba el rededor de sus ojos, su cabello estaba opaco, frágil y quebradizo, ya no me miraba no hablaba ni siquiera sonreía…
Pasaba día y noche con él, no podía dejarlo solo quería estar hasta el último segundo que durara su respiración.
. . .
El recuerdo de cómo le conocí y lo que pasamos juntos se me vino de repente a la cabeza.
Era La noche buena de hace dos años atrás, hacia frio pero era curioso que no estuviera nevando, todos los años lo hacía aun así estaba oscuro y corría una fría brisa, aquel gran parque estaba solo alumbrado por algunos postes de luz esparcidos por el lugar, me mantenía sentado en la banca de una pequeña plaza, estaba solo disfrutando de la tranquilidad de aquellas horas, había un chico, baja estatura, cabello rubio estaba mirándome algo tímido, temblaba levemente por el poco abrigo que llevaba encima, notó que también lo observaba y volteo su vista algo avergonzado.
Me sonreí a mí mismo y me acerque a él sentándome a su lado.
-buenas noches-le salude amable.
-buenas noches- hablo en un tono bajo algo tembloroso por el frío.
-¿Porque estas solo a estas horas? y… ¿en esta fecha?-le mire con calma.
-pues… lo mismo que hace usted...-hablo en tono bajo- disfrutando de la tranquilidad.
-ten-le ofrecí mi abrigo- se nota que estas congelándote-le sonreí amable-
-no… no tiene porque… molestarse-trato de evitarlo-
-insisto nuevamente manteniendo aquella sonrisa-tienes frio... Yo estoy bien...
-p-pero… -alzo su vista hacía mí, en ella pude notar una profunda tristeza, no había brillo alguno en aquellos ojos-
-anda no te preocupes… tómala…-se la extendí-
Finalmente termino accediendo, tomo el abrigo y se lo puso encima encogiéndose un poco de hombros, sonriendo leve esta vez dejando de temblar.
-¿mejor?-le pregunte mirándolo sonriente-
-si... Gracias…-sonrió volviendo a alzar su vista-
-¿cómo te llamas?-le pregunte desviando mi mirada al cielo.
-ryo… -respondió en tono bajo-y ¿usted?
-yo me llamo Hiroshi y… olvida el usted -reí levemente-
-claro –sonrió asintiendo un poco, devolviendo esta vez su mirada al suelo-
-te parece si, ¿te invito un café?-lo mire sonriendo-
-¿Eh?..-me miro algo sorprendido por mi repentina invitación-
-solo un café… -reí levemente- para abrigar el cuerpo…
-si -respondió algo dudoso asintiendo nuevamente.
-conozco un lugar por aquí cerca donde abren incluso para año nuevo-reí levemente.
Me levante y le extendí la mano para que hiciera lo mismo, dudoso la tomo alzándose para quedar de pie, caminábamos en silencio… pero no un silencio incomodo sino uno agradable, por fin divise el lugar a lo lejos, y si, efectivamente se encontraba abierto.
Llegamos abrí con calma aquella gran puerta de cristal dejándole pasar primero entrando justo tras él, buscamos un lugar para disfrutar de aquella velada escogiendo finalmente uno junto a aquel gran ventanal, pedí un pastel para acompañar aquellas dos tazas de café, le ofrecí una a ryo quien esta vez no dudo aceptar, junto con un trozo del pastel, reí divertido ante la mirada asesina que ryo le dirigía a las fresas sobre el pastel, las quite y comí una a una, solo entonces sonrió ampliamente.
Aquella velada pasó entre conversaciones y más que nada preguntas que él me hacía, al principio parecía bastante tímido pero luego me invadió con preguntas para saber más sobre mí. A lo lejos oímos una leve música proveniente del exterior, anunciando las 12 de la noche, por fin la navidad había llegado y acompañada de esta comenzaron a caer pequeños copos de nieve, ryo miraba fascinado todo el espectáculo desde la ventana del lugar.
Luces en las casas, la música leve que resonaba agradable y los pequeños copos de nieve pintando de blanco el lugar lentamente, acompañados además de aquella sonrisa dibujada en los labios de mi acompañante, me quede observándolo por algunos minutos, se veía animado, feliz, todo lo contrario a como lo encontré, al parecer se había olvidado por completo de su café y su trozo de pastel aun sin terminar, solo miraba atreves de la ventana, sonriendo.
Decidimos salir del lugar, pude notar como aquella sonrisa se ensanchaba más al sentir aquellos fríos pero delicados botones de nieve chocar contra su rostro y manos, miraba al cielo fascinado, cerro sus ojos disfrutando de la fría lluvia blanca aun con el rostro levantado, nuevamente no pude evitar mirarlo, estos caían sobre su rostros transformándose en pequeñas gotitas al contacto con su cálida piel, me acerque a él y suavemente las seque con mi dedo, rápidamente un leve tono rosa adorno sus mejillas y abrió aquellos ojos que me miraban con un nuevo brillo que alcance a percibir antes de que desviara la mirada avergonzado.
Solo sonreí enternecido por aquella imagen que me dejaba apreciar, no sé cuantos segundos, minutos pasaron y lo tenía abrazándome fuerte, al principio me sorprendo aquella reacción pero lentamente fui correspondiendo a su cálido abrazo.
El tiempo avanzaba y rápidamente nos vimos cubiertos de una blanca y fría manta. Al notarlo, ryo se separó de mí pidiendo disculpas insistentes agachando cabeza.
-perdón… hiroshi, perdón –nuevamente repetía avergonzado-
-no tienes porqué disculparte tanto –solo pude sonreír ante aquella imagen que me brindaba en esos momentos-
Finalmente alzo su mirada, manteniendo una apenas visible sonrisa, sus mejillas se mantenían de un color rojizo.
-Ya es algo tarde, puedo acompañarte a casa si quieres –me ofrecí mirándole con la misma calma que había mantenido-
-a… ¿a casa? –su mirada se agrando por algunos segundo tornándose su voz esta vez, nerviosa- no…no se preocupe, puedo volver solo –alzo su rostro, sonriéndome forzado cerrando los ojos, sus facciones temblaban levemente-
Note en aquella expresión un profundo sentimiento, el mismo que me conmovió borrando aquella sonrisa que había traído sobre los labios aquella noche solo pude poner una mano sobre su cabeza, ante aquel simple contacto un par de lágrimas rodaron por sus mejillas, en aquel momento aquella persona se quebró frente a mis ojos y pude notarlo, note sus reacciones aunque intento ocultarlas, su cuerpo temblaba al igual que lo hacían sus labios manteniendo aquella forzada sonrisa, sus cejas se arquearon levemente intentando parece firme, yo mismo pude comprender que aquella persona simplemente…
Estaba sola.
Solo extendí mi mano hacía el, dudándolo observo mi rostro por algunos minutos luego bajando la mirada la tomo suavemente,
“Aquella fue la primera puerta que nos mostró un futuro incierto pero de igual manera bastante hermoso,”
Pasaron los meses, aquella pequeña persona se había convertido en mi más preciada posesión, aquella pequeña persona era lo que en este momento me importaba más, aquel pequeño ser era quien todas las mañanas se encargaba de hacerme sonreír ampliamente y mantener aquella alegría aun estando en el trabajo, que era algo bastante tedioso, era el por quien yo vivía ahora, él era mi mundo y yo aquel sol que le abrigaba..
Era mi todo.
. . .
-Hiro…
Aquel tono con el cual me nombraba sonaba apagado, su voz aquel día no era la misma, incluso aquel brillo que había nacido en su mirada al momento de conocernos ya no estaba nuevamente, su maravillosa sonrisa se había apagado para mí aquel día.
Hay algo… que no te he dicho…