Bajaba por la escalinatas de mi templo al templo de Acuario, el patriarca me encomendó llevarle unos planos que conservaba Degel, ir a la casa de otro santo no era mi costumbre por mi veneno, pero siendo una orden del sumo sacerdote de Athena no pude negarme.
Llego a la puerta del onceavo templo, me anuncio pero nadie me contesta, no me atrevo a pasar sin pedir permiso. Al parecer Degel se ha de encontrar en su biblioteca pues no responde a mi llamado y todos sabemos que cuando el santo del frio se mete a los adentros de su inmensa biblioteca no presta atención a nada. Me atrevo a indagar en su templo buscándolo, todo en la casa está en completo orden y limpio, típico de él.
Debi andar muy mentido en lo mío que no sentí cuando alguien posó su mano sobre mi hombre, haciendo que me sobresaltara y me apartara tomando una posición defensiva.
-. Albafica?.- pregunta con su tono frívolo Degel
-. Degel me asustaste.- llevo una a mi pecho para tranquilizarme.- estaba a punto de atacarte.- me doy cuenta que andamos algo cerca y me aparto.
-. Eres tu quien debió cuidarse de un ataque, tan distraído te encontraste que no percataste mi presencia, eras un blanco fácil.
Cerré por unos momentos mis ojos tenía razón, fácilmente me hubieran propinado un golpe, creo que me confié por el hecho de estar en el santuario.
-. Si no te molesta me gustaría saber a qué debo tan hermosa pero inusual presencia.- abro mis ojos algo expectante por lo escuchado, de ser otro me enojaría, sin embargo era el caballero dorado de acuario quien me lo dijo, con esa cara seria que no muestra expresión y con ese tono de voz álgido.
-. Discúlpame santo de acuario por mi falta de respeto. Vine porque el patriarca Sage me mandó a traer unos planes que se encuentran en tu jurisdicción.
No esperó mas y me condujo a su sala privada, lo seguí en silencio no sabiendo que decir pues yo no soy un ser social que digamos creo que eso compartimos Degel y yo, ninguno dijo nada hasta ahora.
-. Espera aquí Albafica no tardo, mientras toma asiento, y una taza de té..-dice mientras lo veo marchar
-. Una taza de té?.- digo susurrante, en frente de mi se encuentran unos sillones de buen gusto color blanco, una mesa de centro de cristal y una taza de té.- veo que ya veías mi visita.- pienso.
Unos minutos y aparece una silueta grácil y delicada como una rosa rosa digo para mí. Me levanto me extiende el brazo entregándome los pales enrollados, nos acercamos a la salida del templo, me volteo para despedirme y solo llego a alcanzar que el custodio del onceavo templo me toma con elegancia mi mano y jala para darme con delicadeza un beso en los labios mientras me toma por la cintura con sutileza.
Me dejo llevar por el momento aunque al principio me renegaba, puedo sentir los labios tersos de Acuario tan gráciles y delicados como…
-. …. Los pétalos de una rosa-rosa.- dice sobre mis labios rosáceos, completando mi pensamiento despertando de mi letargo para apartarme bruscamente, entre tanto siento como color inunda mis mejillas tiñéndolas del mismo color.- Toma eso como agradecimiento y simpatía de mi parte Albafica de Picis.- me sonríe con apreciación y ternura mientras toca mis mejillas coloradas y posa una mano por largos cabellos celestes sin apartar su vista de la mía, creo que será la única vez que vea al santo de Acuario sonreír de esa manera.
Me da un nuevo beso para enseguida caminar a su morada. Dejándome a mí con una sensación de dulzura y apreciación. Paso una mano por donde me acaricio encontrándome una hermosa rosa color rosa que nunca le vi ni sentí que me la pusiera.
En ese día Degel amplio el significado que yo tenía de esa hermosa flor.