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Ilusión por VampireSaga

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Notas del capitulo:

Antes que nada, ¡HOLA Y GRACIAS!, parece ser que este Fic ha tenido una buena aceptación, lo que me hace seguirlo, aviso de una vez que actualizaré cada dos día, puesto que aún estoy escribiendo el desenlace de ‘La tempestad del mar’. Espero les siga gustando y bueno, espero leerlas/los pronto.


 

Shun quedó de una sola pieza al escuchar aquello, fue como un balde de agua helada cayendo lentamente, su sonrisa bobalicona se fue borrando y sus lágrimas estaban al borde de salir, sintió miedo, escalofríos, un terror inimaginable como si le arrancaran el corazón, sintiendo que se quedaba sin vida poco a poco. Shun quedó atónito, su madre iba llegando así que la noticia le hizo sonreír, Pandora se acercó al menor, mientras la madre abrazaba a su hijo mayor.

-Mucho gusto Shun, eres tan lindo como Ikki dijo –sonrío viéndole pero Pandora había notado que el chiquillo tenía un semblante demasiado distinto. -¿Estás bien? –a ella le preocupo, Ikki, su madre, todos estaban sobre el peli verde.

Shun bajo la mirada y sus pasos lo guiaron a la salida, cuando su madre pregunto, el chiquillo solo dijo que necesitaba comprar algo para celebrar. No quiso que nadie le acompañara, salió de la casa, corrió entre las calles con los ojos cristalizados por las lágrimas. Sus piernas iban a quebrarse cuando sintió que ya no podía controlarse, se detuvo de golpe y se tiró al suelo, incapaz de maldecir, su hermano ya se había alejado una vez, pero ahora, este simple hecho lo haría alejarse para siempre.

-¿Shun? –susurró el compañero del menor. Apenas alzo la mirada confirmo que se trataba del rubio.

-Hyoga –Dijo casi llorando, medio incorporándose y sin detener su llanto.

-¿Qué haces…?-Su pregunta se quedó en el suspenso cuando el menor se lanzó abrazándole.

-Ikki se va a casar, no me había dicho nada, se va a casar, Hyoga…-Se hundió en el pecho del mayor llorando todo lo que podía.

-Pero… ¿Qué de malo hay en eso Shun? –El rubio trato de acomodar al peli verde en sus brazos, le parecía como un chiquillo de cinco años.

-Que se va ir para siempre, que ya no va a volver, que…-Su llanto no le dejo continuar. –Que lo amo y dejo de amarme, que mi hermano jamás se dio cuenta que…

-¿Tu hermano te gusta? –Hyoga sacudió su cabeza, tan solo de pensarlo se le hizo algo demasiado enfermizo. Aunque Shun había hecho una pausa porque por momentos perdía el aire, el rubio no quiso sacar conclusiones, hasta que de nuevo el menor se abrazó a su cuello y se quedó llorando, mojando al rubio.

-Lo amo Hyoga, yo lo amo –Pronunciaba con desesperación, mientras Hyoga sentía acalambradas las piernas, trato de incorporarse con todo y Shun, se recargo en la pared, mientras el otro no dejaba de llorar y el rubio solo le daba palmaditas mientras seguía tomando aquella bebida que había comprado cerca de la tienda. Sin darse cuenta el agarre del peli verde fue perdiendo fuerzas, fue consciente de ello cuando casi se cae, pero logro atraparlo, resultaba que Shun estaba casi dormido, eso siempre le pasaba cuando lloraba demasiado.

El rubio no supo que hacer, se le quedó viendo, su rostro estaba medio hinchado debido al llanto, trato de ponerlo en su espalda y lo llevó a su casa, donde la madre del rubio le esperaba, tan solo le explico que era un buen amigo que pasaba una mala racha y se había puesto algo mal, que no sabía dónde vivía, sabía que era cerca pero no en que casa. La madre de Hyoga accedió a que el menor se quedara a dormir, apenas lo recostó y le cobijo, mando a su hijo de nuevo a la tienda para comprar algo para la cena. Ahí estaba el rubio caminando entre el frío de las desoladas calles, preguntándose si esa clase de amor existía, porque era increíble, le resultaba anormal aquello, lo mismo cuando dos hombres se amaban o dos mujeres, ese tipo de amor no lo comprendía.

-Antes de irme, quisiera preguntar, ¿ha visto por aquí a un chiquillo bajito, pálido, de cabellos verdes? –Preguntaba un tipo mal encarado, que terminaba de recibir su cambio después de comprar unos cigarrillos, apenas se los habían dado, se había puesto uno en los labios, de pronto salió de aquellos pensamientos, pensó que la descripción coincidía con la de su compañero.

-¿Se llama Shun? –Preguntó Hyoga al mayor, mientras terminaba de pagar.

-Así es ¿le conoces?, ¿lo has visto?

-Es mi amigo, lo encontré llorando hace rato, se ha quedado dormido mientras lo hacía y le he llevado a casa, donde mi madre lo cuida. –Hyoga tomo sus bolsas y salió de la tienda.

-Soy su hermano, ¿podrías devolvérmelo? –A lo que el rubio sonrío.

-Claro, claro –aquello de ‘devolver’ le había hecho gracia.

 Observaba que clase de hombre era aquel, mucho más alto, mucho más moreno y cada vez encontraba diferencias entre él y Shun. El color de su cabello, sus ojos, su hermano daba miedo, sin dudas Hyoga no quería tener más hermanos o algo, seguro que salían más guapos y el quedaría como el patito feo. Ikki espero en la sala junto con la madre del rubio, en lo que este subía a despertar al peli verde.

-Shun…Shun –Susurraba Hyoga moviendo el cuerpo del chiquillo quien solo emitía ligeros sonidos al respecto.

-¿Mmm? –despertó tallándose los ojos, le ardían y apenas podía abrirlos, sentía demasiado sueño ahora.

-Ikki ha venido por ti, deberías ir con él, te llevará a casa –Trato de decirle con calma, ahora que entendía que pasaba con el peli verde.

-¿Ikki? .-Abrió los ojos de golpe, pero la habitación del rubio le hizo soltar una carcajada -¿No qué no tenías hermanos? –preguntó sentándose en la cama.

-¿Por qué lo dices?

-Por la habitación –Hyoga no entendía.

-¿Qué tiene de malo?

-Está llena de patos, de peluches y hasta las sabanas… parece un cuarto de bebe.

-Es mi habitación –dijo el rubio con la vergüenza en el rostro.

-¡Ah!, yo... lo siento…

-Tranquilo Shun, mi mamá es la que lo decoro, porque dice que parezco un pato o algo así me decía de cariño.

-¿Te convertirás en cisne como el del cuento? –Volvió a acostarse, sintiéndose adormilado, hasta cerrar los parpados. –Me gustan los cisnes, aunque los patos… los patos, son…son, amarillos y… -No logro completar la frase, por ultimo Hyoga termino llamando a Ikki para que llevase a su hermano.

Ikki subió por Shun, viendo la habitación con un color azul y llena de patos de peluche y demás, incluso había una repisa llena de patos blancos con el pico amarillo o amarillos en la totalidad y había papel tapiz que parecía de bebe. Y se quedó viendo a Hyoga al sacar a Shun.

-No es mi culpa, mi madre ha decorado. –Pero Ikki no dijo nada.

El peli azul se llevó a su hermano, no estaban demasiado lejos, pidió disculpas por las molestias que había ocasionado y después de llegar a casa junto a una madre preocupada y una prometida casi culpable por la reacción del menor, acostaron a Shun, lo cobijaron, Ikki se quedó a su lado un rato, surco su rostro con sus yemas ásperas, producto de su trabajo, la piel de su pequeño hermano era tan suave como el de una chica, lastimosamente le recordaba un tanto a Esmeralda. Pero lo que no terminaría de entender era la reacción de su hermano pequeño con la noticia.

-Piensa que te irás para siempre, deberías venir a menudo, no lo dejes solo, ya bastante tuvo con tu padre y conmigo –Su madre se arrodillo ante Ikki, como pidiéndole perdón pero este no se inmuto.

-Pandora y yo tenemos planeado comprar aquella casa que tanto le gusta a Shun. Incluso tú, si lo deseas podrías venirte con nosotros. –Levanto a su madre de ahí y dejo descansar al pequeño.

{El corazón no muere cuando deja de latir;
el corazón muere cuando los latidos no tienen sentido}

Era un sábado por la mañana, los rayos del sol entraban en la ventana, moviendo y ondeando las cortinas de aquella modesta y sencilla habitación, la soledad se podía notar hasta en las paredes, la tristeza hacía que todo el color se agotara hasta dejar lo más bonito en un color gris, no recordaba su edad, ni siquiera si podía llorar, solo estaba tumbado en una esquina de su habitación viendo la vida pasar, una y otra vez, con la fotografía en manos de la muchacha, rubia, hermosa, simpática, la recordaba siempre, cada día, nadie podía molestarle, ni siquiera hablarle, su cruda indiferencia ahuyentaba a su familia. Y por ese mismo tiempo su padre se había marchado, de la nada, solo una llamada en al cual dejaba claro que estaba harto de todo, como si el mundo no lo estuviera, todos los estaban, muchos odiaban la vida, su existencia, pero muy pocos se daban por vencidos antes de ser tachados por cobardes. Ikki había decidido meditar un tiempo con su tristeza, ese sentimiento que le dejo hundido, había dejado la escuela, a los amigos, las sonrisas tontas, no veía el sentido de seguir vivo, no tenía porque o quien vivir, nadie estaba cerca para darle las fuerzas que necesitaba, al menos eso había creído, Esmeralda había sido su amor incondicional, la única en su vida a pesar de que tuvo demasiadas oportunidades con diferentes mujeres, pero él solo amaba a una y pensaba que amaría para siempre a esa mujer. Poco a poco se fue alejando, solo una vez se acercó a abrazar a su hermano quien era tan pequeño para comprender las cosas, apenas tenía siete años o algo así, solo sabía de juegos, se sonrisas y de que tenía a alguien a quien amaba aunque no le correspondía, su hermano mayor. Cuando él se fue, su mundo se volvió frío, solo, pero aun así era dulce, sonreía, deseaba verlo, le escribía sin saber a dónde, lo llamaba aunque no le respondía. ¿Ahora que Ikki era feliz, le iba a arrebatar todo eso, como lo hizo Esmeralda?

-¡¡IKKI!! –Gritó Shun entre sueños, es porque recordaba aquello, su mente le estaba dando un sermón justo ahora. El chiquillo se levantó de su cama y fue a lavarse el rostro como los dientes, viendo que estaba aún algo hinchado, ojeroso y sucio, mejor fue a ducharse, se tardó en cambiarse y demás, hasta que por los pasillos de la casa vio una silueta similar. -¿Hyoga?

-Ah, Shun… ¡Buenos días! –Miró el reloj de pared que indicaban las once y media de la mañana.

-Ah… ¿buenos días?...-Parpadeó -¿Qué haces en mi casa?

-Bueno he venido porque ayer estabas muy mal, ¿no lo recuerdas?, tuve que llevarte a dormir en mi casa y…

-¡LOS PATITOS!, si, lo recuerdo –dijo sonrojado –Lo siento mucho.

-Tranquilo, he venido a ver como estabas y bueno tú madre y hermana mayor me invitaron a comer.

-¿Hermana?

-¿No así le dicen los japoneses a las esposas de sus hermanos?

-Ah, sí, lo siento… es que aún no son esposos, por eso –Sonrío.

-Shun, quiero salir a caminar contigo más tarde y hablar de algo. –Le dijo con una sonrisa mientras Pandora salía de la cocina y abrazaba al menor.

-Lo siento mucho Shun…pero para compensarte te hice algunos postres –lo guio hasta la cocina, donde había de todo un poco, galletas, pastelillos, todo olía bien y el peli verde de la nada beso la mejilla de su ‘hermana’, más tarde llegó Seika, Saori y  Seiya a la fiesta. No muy tarde, llegaron Shiryu y Shunrei acompañados de Fler, Hagen, Mime, Sigfrid, Hilda y otros amigos de Ikki, entre los que destacaban Kanon y Saga, profesores de casi todos los que estaban ahí.

-Deberías llevar mujeres para la fiesta de despedida de Ikki –Murmuró Kanon, pero a lo lejos el novio de este le veía feo,

-¿Mujeres? –Murmuró el novio, Radamanthys.

-Bueno, digo, para conseguirle novia a mi hermano Saga…-paso duro al verle y darle una explicación.

-Sí, claro, como no…-Se lo termino llevando a lo que los otros solo reían.

-Veinticinco años Ikki y ¿ensero piensas en casarte? –Dijo Aioria

-Lo sé, quizás suene a locura, pero Pandora me ha cautivado

-Es hermosa –Dijo de nuevo el rubio novio de Kanon, todos se quedaron viéndole.

-Pensé que solo tenías ojos para Kanon –Murmuró Shiryu

-¡¡Eso mismo pensé yo!! –Gritó el peli azul quien estaba amarrado al tronco de un árbol.

Entre risas y demás distracciones, Shun se preguntaba de qué quería hablarle Hyoga, quien por cierto estaba con Fler y otras chicas que habían asistido, eran un ‘galán’ y no precisamente por ser guapo, si no por ser el nuevo y el extranjero. El peli verde solo sonrió pensando que le haría bien tener novia.

-¿Shun? –Murmuró June con timidez.

-Oh, June, que bien que viniste, ¿quieres algo de beber?

-No, solo me preguntaba si puedo hablar a solas contigo.

-Por supuesto –Dijo el peli verde acompañando a la rubia a un lugar alejado de todos, detrás de la casa casi no había gente entonces Shun miro a la chica -¿Qué pasa June? –ella se acercó y beso al chiquillo, era ese su primer beso con alguien ajeno, más aun con una chica, se quedó de piedra, observando como el viento meneaba los rubios cabellos de su ‘amiga’.  

-¿Shun? –Hyoga quien tenía tiempo buscándolo, se quedó presenciando dicho acto.

 


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