Me sentía incomodo era la primera vez que iba a una fiesta con tanta gente y más en un barco, me recordaba cuando mi padre me llevaba a pasear alrededor del lago siempre me sonreía con aquel cariño y me acariciaba como un niño todo antes de su muerte claro está.
Solté un largo suspiro tratando de calmar mis nervios, los pasajeros comenzaron a abordar el barco Paraíso las mujeres con vestidos largos y elegantes mientras los hombres costosos esmoquin, uno de ellos me llamo la atención su cabello era corto de un intenso color negro, su piel blanca como la porcelana y sus ojos azules como el mar.
- Leo… vamos deja de soñar despierto pronto comenzara la fiesta y necesito que me ayudes para colocar las botellas de champan- me susurro mi mejor amigo Damián quien también había sido contratado, su cabello rubio resplandecía como el sol mientras su piel tostada invitaba a cualquiera a probarla, sus ojos grises como una tormenta daba esa sensación de calidez como a la vez de frialdad.
- Vale ya te ayudo – dije para luego comenzar a caminar dentro del barco, un suspiro se escapo de mis labios mientras entraba en la cocina, podía ver como los preparativos se estaba llevando a cabo solo faltaba zarpar para dar comienzo al discurso que presentaría el propietario.
- He ten estas copas de champan será perfecto cuando se efectué el brindis, espera con los demás en la puerta de entrada..- me dijo uno de los jefes mientras me pasaba una bandeja, camine en dirección a la entrada principal donde podía observar las diferentes actitudes de los invitados.
La luz se apago dejando solo el escenario iluminado, un hombre con porte y gran poder subió a la tarima dando la bienvenida a su “humilde” barco, comenzó hablar sobre la política y uno que otro dilema de los negocios que él llevaba a cabo su arrogancia no se tardo en aparecer mientras miraba por encima aquellos menos afortunados, al pasar el tiempo el discurso termino dando comienzo al esperado brindis, una hermosa mujer acompaño al propietario al parecer unos veinte años menor que él.
- Que buen champa no crees..- me susurro un señor a mi lado, su rostro deteriorado por la edad me asqueaba sin contar esa asquerosa mirada que no dejaba de mirar mi cuerpo.
- Umm.. creo que si..- dije cortante tratando de huir de esa molesta situación, observe como fruncía el ceño mientras me tomaba del brazo con algo de fuerza.
- Deberías respetar mas.. jovencito..- dijo mientras su mal aliento golpeaba mi cara, quise alejarme lo más posible de ese hombre lástima que aun que fuera mayor no significaba que su fuerza disminuiría.
- Valla señor ministro cómo va la fiesta..- murmuro el mismo hombre que observe en la entrada, enseguida fui hipnotizado por esos hermosos ojos azules.
- Ahh Alejandro.. bueno yo jejeje bien.. mejor que nunca..- dijo nervioso incluso se podía oler el miedo que desprendía, era como si la persona que tenía en frente era uno de los más influyentes y peligrosas del mundo- ohhh.. valla creo que me llama mi esposa nos vemos..- dijo veloz mente mientras comenzaba a caminar a un punto ciego.
- Gracias…- susurre débilmente, mientras trataba de irme a la cocina, más que todo porque sentía que me iba a desmayar y eso sería una falta a mi increíble reputación.
- Oye espera..- una orden que causo un horrible escalofrió- ¿Cómo te llamas?..- pregunto mientras me sonreía de medio lado.
- Le..o..- dije tartamudeando nervioso por esa mirada tan inexpresiva y que parecía ocultar algo.
- Ten nos vemos en mi camarote dentro de dos horas no faltes..- murmuro pero parecía más bien una orden, lo mire desaparecer entre la multitud mientras mis pensamientos me consumían.
Me fui a la cocina tomando cada bandeja de comida para llevarla hacia la multitud, no podía parar de pensar en lo que recién había pasado al igual si debía o no asistir después de todo yo no lo conocía, y si solo se quería aprovechar de mi tal vez si solo voy le digo que no soy de esos, pero y si me despiden bueno tampoco es que voy a ir para que me coja solo por conservar un trabajo que solo durara 4 días, tal vez debería ignorarlo y hacerme de que se me iso tarde.
Como termine frente a su camarote, bien me iré y le diré cuando lo vea que fui y no lo encontré por eso decidí no quedarme a esperar, pero que buena idea se me ha ocurrido, dios pero si parezco colegiala enamorada pero que me pasa bien decidido me iré, comencé a alejarme del lugar cuando una mano se poso con fuerza sobre mi hombre izquierdo.
- Ya te vas.. pero que poco paciente eres..- dijo en tono burlón mientras me ofrecía una copa, lo mire dudoso pensando en que podría hacer.
- Lo siento pero ando un poco ocupado solo vine a rechazar su oferta me retiro..- murmure mientras trataba de huir de esa fría mirada que me daba.
- Jooo.. vamos solo acompáñame a tomar unos dos tragos y después te podrás ir..- me dijo mientras me entregaba la copa, me sentí raro contando el hecho de que soy yo la que las reparto.
- No me gusta beber..- insistí teniendo un ligero presentimiento como si algo fuero a suceder, una sonrisa descarada a pareció en su rostro mientras me acorralaba contra la pared.
- Siempre hay una primera vez para todo..- mascullo rosando con la yema de sus dedos mi labios, alzo la copa obligándome a beber, el liquido recorrió mi garganta dejando un sabor extraño que no supe definir.
- No me gusta..- me atreví a decir sintiéndome de manera confusa, mis piernas temblaron para luego sentir como sus manos me tomaban con fuerza.
- Ohh.. valla parece que te sientes mal acompáñame a mi camarote te daré algo..- mascullo mientras me arrastraba con él, quería alejarme solo podía sentir miedo a su lado era como una advertencia y mi cuerpo no reaccionaba.
- Suelta…- no termine de hablar, ya que las puertas del camarote se abrieron con brusquedad, fui lanzado con fuerza a la cama mientras el cerraba la puerta tras de sí con una sonrisa que no pude definir.
- Tienes sueño verdad..- mascullo mientras acariciaba mi rostro- eres hermoso para ser hombre..- declaro para seguido pasar sus manos por mi pecho, la vista la tenia borrosa al igual que mi mente que se comenzaba a nublar.
- Q..ue..ha..ces..- dije con voz apenas audible, sintiendo como su lengua recorría mi cuello con suma lujuria.
- Pronto lo sabrás..- logre escuchar antes de ser consumido por un abismo lleno de oscuridad.
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